Monster Hunter Freedom Unite - Trucos y guías: Guía de supervivencia 8: La ciudad y otros peligros

Guía de supervivencia 8: La ciudad y otros peligros
(En esta guía quiero darle las gracias a mi amigo Pedri-agv por aportar ideas al post)
El fuerte seguía en construcción. Casi no se avanzaba porque la mayoría de las personas de la aldea, ya fueran científicos o agricultores, se presentaran en aquella batalla. Lanzando rocas desde lo alto o con ballestas de hueso. Y ahora todos estábamos malheridos. Y en especial, yo, que casi me valía más ir contra un Monoblos que quedarme en casa, porque, el cuerno tendría el tamaño justo para encajarme en el hueco de la barriga. No sabía si volvería a cazar alguna vez en mi vida, pero me consolaba que por lo menos había conseguido lo inconseguible: un pincho del dorso de un Lao Shan-Lung plateado. ¿Y os preguntáis que por que no le cortamos más ahora que está muerto?
Porque los Lao Shan-Lungs plateados, al morir, se marchitan al segundo, pero, en cambio si le arrancas los materiales vivos, son los materiales más impresionantes que un Wyverian podría tener en sus manos. Si forjaba una espada con ese pincho no me haría falta ser buen cazador porque se morirían solos al ver el afilado de ese arma. Atravesaría a un Lao Shan-Lung metálico (Ya se que es imposible pero…)
En ese momento pensaba que podría quedar a dormir toda mi vida en la cama descansando después de mi gran hazaña, pero, un grito se oyó fuera. No dudé en mirar que pasaba, así que, miré por la ventana y de repente noté unas ganas increíbles de coger la espina y clavármela treinta veces más…
Un Kushala Daora de color metálico amenazaba con atacar a la vendedora y unas fuerzas salieron de la nada. Fui corriendo a la caja de objetos y cogí el arma que estaba encima de todo, y salté por la ventana. El Kushala Daora iba a lanzar un torbellino contra el pero le lancé una piedra para llamar su atención, que le acertó en todo el ojo. Se giró hacia mí y di gracias al que inventó que los cazadores duermen con armadura porque me dio un zarpazo mortal. Me tomé una poción máxima y me dispuse a atacar. Cuando levanté el arma para descargarla con todas  mis fuerzas contra su cuerpo noté que era poco pesada y cuando le dí, rebotó como una pelota. Había cogido el Kris de hueso…
Qué dilema… ¿Volver a casa y coger otro arma pero exponerme a que me la destroce y perder todas mis armas, armaduras y materiales? ¿O pelear con un Kris de Hueso contra un Kushala Daora?
La verdad, es que le tenía mucho apego a mis materiales y armas, así que decidí morir junto a un Kris de Hueso… 
La parte más débil de un Kushala Daora es la cabeza, pero con un afilado naranja no tenía nada que hacer… Pero me centré en contraatacar después de uno de sus ataques de ventisca y darle en la boca cuando la abre. No pensaba llegar muy lejos, sólo quería que de el dolor se escapara a otro lugar. 
Pero uno de sus desafortunados torbellinos llegó contra una de las casas y la destrozó por completo. 	Varios cazadores salieron a ayudar. Me relevaron y pude ir a por otro arma. Katana Negra Mk. III (o algo así creo) que tenía el afilado blanco. También cogí el pincho del Lao Shan-Lung y le até una nota que ponía que me hiciera un arma y se lo lancé al herrero cuando me dirigía hacia el Kushala. Conseguimos retenerlo un tiempo sin que hubiera daños materiales, pero, elevó el vuelo y lanzó un chorro de viento por su boca. Lo arrasó todo. Las casas quedaron sin tejado, los cazadores salieron disparados, pero yo quedé en pié, aunque mi arma también salió disparada. Cuando vajó me monté en su cuello y le empecé a clavar uno de mis pequeños cuchillos desgarradores en la cara. Entonces alzó el vuelo y empezó a dar volteretas. Estuve a punto de soltarme del cuchillo, pero, mientras lo tuviera agarrado no tendría nada que temer… Bueno… nada nada… no, porque se dirigía a la ciudad y se divisaban, no uno, sino DOS SHENS GAORENS acercándose al fuerte de la ciudad. 
El Kushala Daora bajó el vuelo y se dirigió hacia el cuerno de la concha del Shen Gaoren. Me temía que estaba decidido a un acto medio suicida. Y estaba en lo cierto porque no cambió de trayectoria, y aproveché mi oportunidad de matarlo. Desactivé el cuchillo desgarrador en el último momento y me estampé contra la concha, pero el Kushala Daora no corrió la misma suerte, sinó el cuerno de la concha le atravesó la cabeza, dejando caer el cuerpo decapitado del Kushala Daora al suelo. Y con el impacto del Kushala, el Shen Gaoren cayó hacia atrás, tirando también a su compañero. Unos gritos de apoyo y alegría se oyeron en la distancia… Por lo menos no estaba sólo. Una fila de ballesteros y otra de espadachines custodiaba la última resistencia de la ciudad. Me agarré a un hueco que había en la concha para no espatarrarme contra el suelo (a los cazadores no nos quita vida caer desde grandes altura, pero sí nos duele) y después me bajé de la concha y corrí hacia donde estaban los demás. Cuando estaba llegando, los espadachines corrieron en dirección hacia los Shens Gaorens, liderados por mi compañero ¿?¿?¿?. Una vez llegué al fuerte, uno de los ballesteros me dejó su ballesta y se fue a por otra. Y pensé ¿Nunca podré descansar?
La espera se hizo demasiado larga. Empezó a llover. Después de unos minutos de lluvia se escuchó el grito. Empezamos a disparar. La mitad de los disparos no impactaban en los enemigos porque aún estaban muy lejos pero había cazadores de un rango muy alto, con ballestas lo suficientemente equipadas como para duplicar esa distancia y no desviarse ni un milímetro. La ballesta que tenía no era la gran ballesta pero por lo menos llegaba. Tenía equipado un silenciador. Disparamos y disparamos. Esta batalla ya estaba decidida, pero nadie sabía quien iba a ganar. Legaron los Gaorens a la pequeña muralla y decidí que si seguía disparando la muralla iba a ceder. Le devolví la ballesta y activé el matadragones, que le dio a los dos Shens Gaorens y les obligó a caer. Allí, los espadachines los machacaron. Si seguíamos así la victoria sería nuestra. Pero un globo llegó con la Jefa de la Aldea. Me mandó subir y me explicó lo que estaba pasando, el porqué de aquella rebelión de dos Gaorens…
Hace mucho tiempo, las razas de los reptiles fueron evolucionando hasta convertirse en Wyverns. Pero no pasó eso con los dragones. Los dragones siempre fueron y serán dragones. Suelen ser difíciles de matar pero los dragones gigantes son unos de los dragones más antiguos de la historia. Son casi inmortales. Uno de los primeros dragones ancianos fue la última visión de Olmof. Al matarlo, los dragones ancianos se sintierons acosados, puesto que ninguno es tan fuerte como él. Y entonces, no es que se coordinen para atacar a un mismo tiempo, sino que lo que les pasa es que se vuelven medio locos. Y por eso el Kushala en la aldea y los dos Gaorens en la ciudad.
Pero, no podía creer que la anciana me visitara personalmente y me sacara de aquella batalla sólo por eso. Y tenía razón, porque me llevó al fuerte. Allí estaban dos Lao Shan-Lungs. Eso era imposible.
¿Todos los cazadores estaban contra los gaorens, y pretendía que yo acabara con dos Lao Shan-Lungs?
Pero sacó un arma de una bolsa que llevava. Era una espada grande hecha con un objeto inconfundible: El pincho dorsal de un Lao Shan-Lung.
Me bajó a la fortaleza…
La probé…
Atravesé la roca…
Mis esperanzas se recobraron. Salí y bajé. Y o sólo delante de dos Lao Shan-Lungs… Era demasiado… Pero lo conseguiría… Por mi aldea…
Corrí a ponerme debajo de su cabeza y se le perforé la piel hasta que le salió la espada por la mandíbula de abajo a la boca. La saqué y se la clavé en el cuello, pero se tumbó y salí disparado. Fué la pelea más difícil de mi vida. Llegaron hasta el fuerte en ruinas, y allí me subí a una torre que acabaran de construir y la corte, haciendo que cayera encima del y lo maté… Ya sólo quedaba uno, pero estaba intacto y estábamos muy cerca de la aldea. Le di con todas mis fuerzas todo el rato pero consiguió llegar. Estaba allí, delante de la aldea Pokke. Toda ella parecía enana en comparación con él. Se elevó en el aire y empezó a gritar… Justo lo que hacen siempre antes de dar un barrigazo. Destrozaría toda la aldea. Así que no lo pensé más. Saqué mis cuchillos desgarradores y fui escalando por él mientras gritaba. Lo hacía por la aldea. Cuando llegué arriba estaba a punto de tirarse y entonces salté y le clavé la espada debajo de la mandíbula y fui bajando con todas mis fuerzas. Pero cuando digo todas, digo todas… al llegar abajo no podía conmigo, pero pude ver cómo el Lao Shan-Lung moría, separándosele las dos partes de su cuerpo a partir de donde le cortara y todo se volvió negro… pero de esta vez no volví a ver nada.
EDITADO EL 26-08-2010 / 18:30 (EDITADO 1 VEZ)