Pokémon X / Pokémon Y: Sed de Venganza. Capítulo 25: Pasados amargos.

El capítulo 25, dedicado a @Charmander05 . Madre mía, diría que es el más largo hasta la fecha.

Espero que guste a los que aún leéis esta historia mía que está a punto de cumplir un año desde el capítulo 1. ¿Mira que soy, lento, eh?   

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Personajes:
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@Kratxos es Kratxos.

@Atsuya-goenji el de la izquierda

 
@InfernapeOscuro

@Gregriii es Greg

 
@Renro17

@Quino2000 es Gato Gris Obeso

 
@DannyxDism

@DDani

@TheRulesJ es Magnus

 
@Keenetrial es Lelouch 

@ExM24 es Ex


@Umbreon77 es Ílien/Lord Umbre


@Dark-of-nigth333 es Hilda

@Fanboy97 es David

@Sasha101 es Sacha

@Gallade2001 es Darck Silon


@Raysharp es Conde Rayn Sharp

@Pokerus00 es Pok 007

@Javolkomvier es Javolkomvier

@KaitoRevenge es Kaito

@Mariecolo es Mario/Mariecolo

@Bloodpain es Bloodpain

@XMiguelwikix es Miki


@Ayanesg es Sira


@Helderx es Helderx

@PoluxArmin es Polux

@Charmander05 es Miquel Ángel

@Kratxos es Kratxos

@Gleeok es Gleeok.

@Josep1996 es Josep.

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Capítulo
[spoiler]
- No… me gus-gusta demasiado la sangre…- murmuró Anónimo.
Estaba sentado en una incómoda silla de la cocina del gigantesco barco. Enfrente suyo, Pok iba de aquí para allá escogiendo los mejores componentes para el pica-pica. Ni se había molestado en lavarse la sangre del cuerpo.
- A nadie le gusta, chico. Mancha demasiado y es poco higiénica. Pero mira, se lo tenían merecido, por traidores- le contestó sin mirarlo.
- ¿No crees que t-te ha-has pasado… un poco?- le preguntó, asustado y mareado.
- Ni mucho menos. En SIFT, hay reglas y normas. Si formas parté de él, debes estar concienzado de lo que pueda sucederte. Por eso siempre hay que leerse la letra pequeña- carcajeó al decirlo, y esparció un surtido de frutos secos en un bol. Tenacitas, su Pinsir, le ayudó a cortar la fruta con sus imponentes tenazas.
Anónimo se removió en la silla. No sabía si preguntar lo que tenía en la lengua, esperando a salir. Podría traerle malas consecuencias.
- ¿Eres un loco?- soltó al fin, soprendiéndose de su repentina valentía.
La cara de Pok se ensombreció. Dejó lo que estaba haciendo y miró a ninguna parte.
Con pasos lentos, se dirigió hacia Anónimo y se sentó junto a él.
- Soy un loco, sí. Pero no siempre lo fui- calló un momento- verás, cuando era científico consagrado, hice el descrubrimiento del siglo. Joder, esto ya se lo he explicado a lo que ahora son cadáveres, me repito más que el ajo. Bah, que más da. El caso es que mi descubrimiento no fue bien aceptado. Intenté por todos los medios protegerlo de las sucias manos de aquellos que querían borrarlo de la faz del mundo, y, sin poder evitarlo, maté-.
Anónimo tragó saliva y miró al suelo.
- Era mi futuro, el trabajo de una vida. Fue entonces cuando descubrí lo asquerosa y mugriente que es nuestra sociedad, aquella que nos dicta pasito a pasito lo que tenemos y qué no tenemos que hacer, como robots programados. Me detuvieron, claro está, e ingresé (no por voluntad propia, como podrás imaginarte) en un manicomio. El peor que puedas imaginarte-.
Suspiró.
- Vi, experimenté y viví cosas que me cambiaron completamente. Mi odio se agravó, perdí cualquier escrúpulo, olvidé qué es el bien, qué es el mal. Y me convertí en lo que ahora tienes delante. ¿Te das cuenta? Me encierran pensando que soy un loco y son ellos los que me hacen perder la cordura. Es de risa, ¿no crees?-.
Rió sin alegría, y Anónimo medio sonrió. Se compadecía de Pok, pero sabía que en esos momentos, de humano tenía más bien poco.
- Más tarde, alguien me sacó de esa prisión llamada infierno. Lelouch… Me ofreció un puesto de trabajo estable y yo, a cambio, hice funcionar la memoria y reconstruí mi descubrimiento, pero ahora con un objetivo muy distinto. Le debo mucho a Lelouch. Gracias a su dureza pero también su empatía, logró que no enloqueciera del todo. Sólo un cincuenta por ciento- acabó de contar.
- Bueno, yo no le conozco personalmente. ¿Es un buen tipo?- preguntó Anónimo.
Pok pensó la respuesta.
- No, no lo es. Pero sus acciones siempre estan pensadas para lograr un bien común. No sé que pretende realmente con Proyecto7, pero me muero por presenciarlo. Anda, muchacho, coge la comida y vuelve con Javolkomvier. Ese incrédulo no se da cuenta de que su preso es tan fuerte como él, tanto en cuerpo como en mente- se levantó con pesadez de la silla, y Anónimo con una vigorosidad inusitada.
- Gracias. Hasta después, creo.

Sira levantó con esfuerzo a Nate, pasándole su brazo alrededor de su femenino cuello.
- ¿Puedes andar? Debemos alejarnos de aquí, y buscar la manera de curarte- le explicó, preocupada por el penoso estado de su reencontrado hermano.
- ¿Por quién… me tomas? Puedo con esto… y con mucho más- le respondió el otro con esfuerzo mientras intentaba no ser una carga.
- Anda calla, Nate. Siempre has sido un fanfarrón-.
Con esfuerzo, se internaron en el frondoso bosque. Sira encontró un buen escondrijo en una cueva bien ocultada. Estiró a Nate con cuidado en la fría roca.
Sacó tres pokéballs y de ellas salieron Espeon, Ariados y Absol.
- Absol, cuida de Nate hasta que vuelva. Voy a buscar el tratamiento necesario para salvarle la vida. Si alguien se acerca con intenciones negativas… acaba con él- ordenó Sira.
Absol asintió con un rugido amistoso.
- Sira… ve con cuidado. No quiero volver a perderte- le pidió Nate.
- Todo lo que necesito está en este bosque. Con la ayuda de Ariados y Espeon volveré en un abrir y cerrar de ojos- le dijo con voz decidida.
- ¿Y si te encuentran los de SIFT? No tardaran en venir a buscarnos, ya lo sabes-.
- Si tengo el placer de encontrarme alguno, te juro que no seré yo la que salga perjudicada. Ahora, deja de comerte el coco y descansa. Absol estará contigo- dicho esto, se esfumó, seguida de sus pokémon.
Nate se miró el lugar dónde instantes antes había estado su hermana con una sensación de nostalgia. La felicidad por fin volvía a su vida.
- Oye… Absol. ¿Puedes contarme cómo os han ido estos años?-.

Sira se movió con rapidez.
- Bien, Ariados, demuéstrame lo bien que te desenvuelves en tu entorno. Debemos encontrar salvia, bulbo lunar, panacea terrárea, agua pura de bosque y hojas de arce desecadas. Espeon, tu le ayudarás con tu psicosinesi- los dos pokémon se pusieron manos a la obra.
- No podemos tardar mucho-.

Rayn Sharp seguía a trancas y barrancas el Cruste de Diegoxl. Finalmente, lo encontaron.
- La que se va a liar. Quienquiera que le haya hecho esto estará mejor en la otra vida- murmuró para sí.
ErPare, el Bagon, saltó con fuerza y destruyó las ataduras pegajosas. Rayn Sharp capturó a Diegoxl al vuelo con la ayuda de Crustle. El gordo se incorporó.
- Ha sido Sira. Es una traidora. Debe morir. ¡Ya!- estaba fuera de sí.
- Si hombre, todo lo que tu quieras, ¿pero acaso sabes dónde ha ido?- le preguntó Rayn Sharp. Estaba acostumbrado al carácter difícil de Diegoxl.
- No será difícil encontrarla. Al ingresar en SIFT, a todos nos implantan un microchip para controlar nuestra posición. Lo único que necesitamos es mobilizar a una tropa pequeña e ir en su búsqueda. Reúne a diez hombres. Que entre ellos haya jinetes Aerodactyl. Será más cómodo perseguirla por aire-.
- Está bien, pero te acompaño. No me gustan los desertores. Pongámonos en marcha- Rayn Sharp se dispuso a mobilizarse.
- ¿Por cierto, ha recibido Lelouch mi nota?- le preguntó Diegoxl.
- Se la he dado a Silon. Parecía que estuviera en la luna del Mt. Moon, es decir, anémico total-.

Silon apartó las grandes puertas de la ya conocida sala de control. Justo a tiempo; Lelouch se disponía a salir para hacer alguna cosa, evidentemente importante.
- Mi comandante, se ha descubierto el lugar de reunión de la BDI- le entregó la nota.
Lelouch la leyó en un instante y medio sonrió.
- Bien, que media SIFT se movilice allí. La otra mitad se queda aquí conmigo- ordenó con altivez.
- ¿No viene?- preguntó Silon.
- Asuntos más importantes requieren mi atención en estos instantes- finalizó, y seguidamente, se marchó.
Silon se quedó pensativo unos instantes. No paraban de pasar cosas raras. Primero, Xemnas. Después, los Inhumanos. ¿Ahora, el plan inicial estaba cambiando? ¿Por qué motivo? ¿Qué más desconocía aún? ¿Dónde se había metido el cabronazo de Darkrai?
Paró de hacerse preguntas para evitar el dolor de cabeza. Al final cogería migrañas.
- Preparémonos pues, lo de esta noche no se olvidará jamás.

Los gritos de los Inhumanos resonaban con el eco del túnel del Magnetotrén con gran fuerza.
Greg, extasiado y con ojos de loco, destruía Inhumanos con sus propias manos sin parar de repetir:
- ¡Más, más, MÁS PODER!-.
Extrañamente, los restos de los Inhumanos se arremolinaban en el aire como por arte de magia y posteriormente, se adherían en el cuerpo del Greg, pasando a formar parte de él.
- ¡Esto es mejor que un puto orgasmo!-.
Algo a su alrededor cambió. Notó la mente pesada. Con gran furia, se dio cuenta de que estaba abandonado el cuerpo del joven sin remedio.
Greg se precipitó hacia el suelo, pero Gato Gris, Mario y un recuperado Renro lo evitaron. Encima, flotaba Mega Alakazam, y Hitmonlee estaba distrayendo a los pocos inhumanos que quedaban.
- ¡Marchémonos de aquí cuando antes, rápido!- gritó Renro, y el grupo huyó del lugar.
La massa uniforme ahora parecía como más… sólida. Se removió con movimientos espasmódicos en el aire.
- ¡Mierda, maldita sea! Pero esto no me detendrá-.


- ¿Oye, tienes família?-.
- ¿A qué viene ésa pregunta, si se puede saber?- contestó con otra pregunta Helderx.
- Bueno, viendo en el estado lamentable de los dos y, ahora que me estoy dando cuenta de que los de SIFT poseéis algún mínimo de… humanidad, pues siento curiosidad, nada más- contestó Ex.
Helderx acarició al herido Swellow y un escalofrío de tristeza invadió su cuerpo.
- Tengo… tenía… mierda. Tengo, pero no al completo-.
Ex mantuvo un respetuoso silencio.
- Mi mujer… maldita sea, mi amor, mi dulce joven, abandonó el mundo hace ya cuatro años. Aún la recuerdo como el día de ayer. Cálida, preciosa, afectuosa, lista y decidida, y además… una gran madre- las lágrimas afloraron de nuevo en Helderx. Era la segunda vez que lloraba desde hacía cuatro años.
- Me prometí, por mis dos hijos, que nunca lloraría su muerte. Debían saber que uno debe seguir adelante, que las adversidades se superan… Yo sólo quiero un mundo dónde mis hijos puedan vivir a salvo- su voz estaba rota.
Ex se lo miró con gran pena.
- Sé que yo nunca he vivido lo que tú has tenido que soportar. Seguramente no sea consciente de tu dolor, aunque te diga lo contrario. Pero, Helderx; siempre hay esperanza. Yo no conocí a mis padres. Pero a cambio, recibí la mejor família que uno podría desear- Sephiroth, Mandibuzz y Dark Soul lo arroparon con ternura- y no solo ellos. La BDI me enseñó lo que significa ser querido. Por eso, por tu difunta mujer y por tus hijos que tienen un padre del que aprender, debes vivir con esperanza. Al final, la felicidad nos encuentra. Y tú no eres una excepción, recuérdalo-.
Helderx recibió esas palabras llenas de significado con gran fuerza. ¿Lo que sentía era arrepentimiento?
- Y para lograrlo, no es necesario intentar cambiar el mundo. Simplemente, construirte el tuyo propio-.


En un pasado cercano, Hilda, Bloodpain y el incorporado Gleeok buscaban el arma con determinación.
- Suerte que dije que no quería involucrarme en algo relacionado con el fin del mundo- dijo Gleeok, postrando su mano en su frente.
- Lo siento de veras, pero te necesitamos- le dijo Blood desde su Dragonite.
- ¿Y decís que venís de un futuro muy cercano? ¿Gracias al Celebi este?- señaló al pequeño que volaba con ellos.
- Oye, un poco de respeto. Soy un pokémon legendario- le dijo enfadado.
- Y yo soy el Papa de Roma- le replicó, divertido.
- Así es. Gracias a Celebi nos salvamos del cataclismo, el mismo que debemos evitar. ¿Puedes encontrar el arma?-.
- Sin problemas, me pondré manos a la obra. Talonflame, vuela alto, amigo mío- pájaro y entrenador se elevaron a gran altitud. 
Gleeok observó todo cuanto abarcaba su visión y lo guardó dentro de su mente, la cual era tan extraordiraria que le permitía ver cosas que a cualquier ser humano pasan desapercibidas.
- ¿Blood, no crees que le pides demasiado?- le preguntó Hilda, con la mirada clavada en el extraño muchacho, que ahora había cerrado los ojos con una expresión de máxima concentración.
- No. Verás, Gleeok es una de esas personas que nacen con un don, y no uno cualquiera. La mente de Gleeok es su gran baza. Los humanos normales sólo utilizamos el 10% de la mente. Gleeok utiliza el 70%- le explicó Bloodpain, con una gran sonrisa.
- ¡Madre mía, increíble!- exclamó Hilda, sorprendida- ¿Pero cómo puede ser posible?
- Eso es uno de los misterios de la vida. Mira, ya vuelve…- Gleeok descendió y se acercó a ellos.
- Lo he encontrado. Es algo extraordinario, de una complejidad inmensa. Será difícil pararlo- les explicó. Unas gotitas de sudor se divertían en su frente.
- ¿Cuánto tiempo nos queda?- preguntó Hilda.
Todos miraron a Celebi.
- Compraos un malito reloj. Veinte minutos-.
- Aprisa- murmuró Bloodpain.
Volaron con gran rapidez, siguiendo a Gleeok y Talonflame. Sin previo aviso, el pájaro de tonos rosados se precipito hacia el suelo.
- ¿Pero dónde va?- preguntó Hilda, con preocupación.
- ¡Seguidme, no pareis!-.
Pareció que iban a estamparse contra el suelo rocoso. Con gran sorpresa, Gleeok entró en un gran agujero oculto entre dos grandes pedruscos.
- ¡Un conducto subterráneo!- gritó Bloodpain a sus espaldas, y Gleeok sonrió.
El serpenteante conducto los condujo a un paisaje bastante diferente. El verde era más abundante.
- En ése cráter de allí- les indicó Gleeok. Momentos después, se encontraban frente al arma.
- Ha sido alucinante. ¿Cómo has podido ver todo esto?- le preguntó Hilda, al desmontar del Dragonite.
- Bueno, es cuestión de saber buscar, no, más bien de cómo saber buscar… Es complicado- le respondió. Se giró y contempló el arma.
- Así que esto es el causante de todo mal…-.
- Así es- respondió Blood, expectante.
- Bien…- Gleeok extendió su brazo. Tocó el arma con la palma de su mano.
Vio un cúmulo de cosas entrelazadas, confusas y rápidas. Cuando la apartó, jadeaba.
- Es un arma, como bien decís… Pero no sólo eso- murmuró.
- ¿Qué quieres decir?- preguntó Hilda.

En lo alto de la Torre Duodraco, dónde siempre solpa un fuerte viento gélido de gran pureza, dónde sólo los héroes pueden dignarse a pisar sus antiguas estructuras, estaba Lelouch. 
El jefe de SIFT miró cuánto abarcaba el paisaje que tenía delante. Se sentía cansado.
A su derecha, había un altar. En el altar, dos orbes, uno blanco, el otro negro, pruebas feacientes de las antiguas leyendas de Teselia.
Lo miró. Era algo que siempre le había fascinado.
Se dirigió hasta el borde mismo de la torre y cerró los ojos. Seguidamente, levantó los brazos.
- Que las almas errantes se reúnan con su pastor. Es hora de poner un poco de orden- con esas palabras, una luz blanquecina lo rodeó, y más tarde, se dirigió en el cielo.
Lo que se disponía a hacer podía acabar con él. Pero debía hacerlo. A cualquier coste.

Miquel se precipitó junto a Bulbasaur y Squirtle en el mortal agujero. Lanzó un lanzallamas y la luz reveló una especie de madrigera-hormiguero de Inhumanos. Había muchísimos, y todos se fijaron en él.
- ¡Destruyamos el foco del lugar!- corrió entre brazos furiosos, fuertes piernas, por encima de carnívoras cabezas. Tenía claro el objetivo. Hacer explotar el lugar, y con él, todos esos monstruos.
- ¡No paréis! ¡Lo conseguiremos, ya lo veréis!-.
- ¡Bab, babasar!- bulbasaur extendió su látigo cepa y, cogiéndose en salientes a modo de tirachina, se impulsó con fuerza. Squirte previamente se había puesto encima y mantenía a raya a los Inhumanos durante el vuelo.
Más adelante, el Charmander sonrió con grandes dientes y saltó al vacío.

Kratxos superó la fuerte tormenta arenosa y se encontró envuelto en un combate no deseado. Un grupo de Inhumanos intentaban matar a otro humano. Era de estatura media, pelo negro, piel medianamente morena y de ojos castaños.
Se movía con soltura junto a su imponente Haxorus. Juntos, mantenían a raya los monstruos, pero eran demasiados.
Kratxos se llevó una mano a la cintura y sacó una lanza aparentemente rota. De un solo movimiento, acabó con los Inhumanos.
El muchacho lo observó con asombro, pero su mirada se volvió fría.
- ¿Quién eres?- le espeteó.
- Un humano, como tú. Mi nombre es Kratxos- le respondió.
- Me suena. Yo soy Josep. Adiós-.
- ¿Dónde pretendes ir? ¿No te has dado cuenta de que algo no funciona en estos momentos?- le dijo Kratxos.
Josep se detuvo.
- Sé cuidar de mi mismo, no me hace falta ayuda alguna-.
- Pues bien que te ha venido la mía hace nada-.
- Bah, has tenido suerte. Nada más-.
- Ya veo que eres difícil, ¿eh?-.
- Sí, eso me dicen-.

Infernape notó una reverberación en el espacio. Miró al cielo. Algo estaba cambiando.
- ¿Ya empieza?-.

- ¡Será idiota! ¡Lo van a matar!- gritó Mirto, que intentaba entrar en el agujero del hospital, pero los Inhumanos se lo impedían.
- Viejo, el que morirá serás tu si no vas con cuidado- dijo David al salvarle la vida.
Mirto refunfuñó.
Una luz blanquecina se extendió en el cielo.
- ¿Primero ceniza y ahora esto?- preguntó sarcásticamente Magnus al verlo.
- ¡Magnus, mira tu cuerpo!- gritó Miki.
El cuerpo de Magnus se estaba desvaneciendo.
- ¡Miraos vosotros! ¡Menudo día!- les contestó.
Todos desaparecieron.

Un Inhumano alcanzó a Sacha y el viejo Red, cerrándoles el paso. Parecía ligeramente diferente a los otros.
- ¿Y ahora qué, Red?-.
- Sa…cha…- gruñó el Inhumano.
Y para su sopresa, Sacha y Red desaparecieron.

Miquel se sintió deslumbrado. Abrió los ojos y lo que presenció le produjo extraños sentimientos a la vez.
Se encontraba en una sala circular hecha de mármol puro, con fuentes de plata en todo el perímetro de la circumferencia. Los techos abobedados eran altos como el infinito, y en vez de estar aguantados por paredes, flotaban. El paisaje era un mar de nubes viajando en un océano de lo que era el mundo conocido.
Miquel se fijó que que había más humanos además de él. Pudo distingir a Mirto, David, Magnus y Miki, y otros eran desconocidos. Todos sin excepción, parecían inconscientes.
Y entonces se percató de su presencia, cosa extraña que hubiese tardado tanto. Con un murmuro, solo pudo pronunciar el nombre.
- Arceus…-.

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EDITADO EL 07-03-2015 / 15:55 (EDITADO 1 VEZ)