El asedio de Madrid (1936-39) - Política, historia y ciencia

España 1936, el bando nacional se encuentra a las afueras de Madrid, en un intento de acabar un fracasado golpe de estado ahora convertido en Guerra Civil, de forma rápida. La capital española sufrirá un asedio de casi cuatro años (1936-1939), convirtiéndose en uno de los primeros campos de batalla moderno en una región urbana. El asedio de Madrid (1936-39)

[b]El comienzo de la Guerra, contendientes y situación.[/b] Las grandes tensiones que se daban en el seno del pueblo de la República Española y entre las diferentes facciones políticas había radicalizado el ambiente. Desde las protestas altas de tono hasta pequeños conflictos abiertos entre el gobierno y ciudadanía. El gobierno republicano informado por parte de los servicios secretos de que en el seno militar se estaba fraguando un golpe de estado decide disolver el ejercito, licenciar a los reclutas y altos mandos y mandárlos a casa, para de esta forma intentar evitarlo.

Guardia de Asalto trasnportando a los detenidos en la Revolución de Asturias de 1934 Muchos historiadores considerarán que esto será un paso en falso y erróneo para el gobierno, ya que perderá un tiempo precioso en los primeros días y meses del conflicto abierto, ahora llamado Guerra Civil. El gobierno deberá de constituir un nuevo ejercito, desde el reclutamiento hasta la construcción de una cadena de mando, en estos momentos tomaran una importancia relevante los sindicatos y otros grupos políticos que tomaran el control militarmente, poniéndose como único elemento defensivo ante el avance rápido del ejercito nacional. Muchas veces estos grupos de milicianos se convertirán en la única ley del lugar, llegando incluso a juzgar ellos mismos a ciudadanos acusados de delitos sin conocimiento por parte del gobierno de la República, ahora mismo navegando en el caos absoluto, comportándose en muchos casos según reporteros internacionales como grupos de mercenarios inexpertos hinchados de orgullo por una pronta resolución y segura victoria de la guerra, que destilaban una altanería, que a veces acababan convirtiéndose en matones de barrio.

Milicianos del CNT, junto a las fuerzas de seguridad republicana en Barcelona La milicia republicana distaba en un primer momento de ser una unidad disciplinada que se pudiera oponer al ejercito experimentado del norte de África y no solamente esto, sino que muchas veces caerán en discusiones internas que minará más el esfuerzo de guerra republicano, como por ejemplo cuando el sector comunista solamente permitió la conducción de los nuevos carros de combate soviéticos a camioneros afines al partido comunista, desdeñando de esta forma la experiencia o las habilidades de otros futuros tanquistas. Conforme el frente avanzará de forma negativa al bando republicano todas las luchas internas se suavizaran en busca de la propia supervivencia y a favor de buscar la victoria ante un conflicto que los arrastraba hacia la costa de levante.

Tanques T-26 capturados a los Republicanos en la localidad de Yuncos (A unos pocos Kilómetros de Madrid). Los mejores tanques traidos por los soviéticos, en la Guerra Civil será frecuente que el material capturado pase de un bando a otro y se utilice, especialmente blindados y piezas de artillería. La disolución del ejercito de la República no aportará nada ante la sublevación del ejercito. Nunca fue planeado como una guerra civil, sino como un movimiento militar fugaz que fuera capaz de arrebatar el poder mientras los diferentes pueblos se sumaban a los golpistas como consecuencia del descontento y de los años turbulentos políticos y sociales. Conforme el llamamiento a las armas no fue secundada por toda la población, el movimiento militar se transformaría en una guerra convencional que la propaganda le daría un aire sacro bautizándola como Cruzada de Liberación, una lucha dirigida contra aquellos que rechazaban y amenazaban la iglesia o los valores tradicionales del país que querían construir.

Pintura de Saenz de Tejada, donde ilustra ese misticismo cruzado en el bando nacional A diferencia de la República el bando nacional partía con ventaja al mantener los cuadros y la organización del ejercito que el gobierno electo había intentado disolver. Sus fuerzas de combate se basaban en las tropas experimentadas del norte de África, especialmente las de choque como la Legión que se había ganado una reputación como soldados curtidos e imparables contra posiciones buenamente defendidas y las tropas moras por su ferocidad y su experiencia que tenían en las colonias del norte de África a consecuencia de la inestabilidad. Para aumentar la participación de la población norteafricana se hizo una campaña de reclutamiento ofreciendo salarios elevados y mejoras de índole social y política. El simple rumor en las filas republicanas de que sus enemigo que se encontraban al otro lado del campo eran soldados de la Legión o la infantería mora provocaba malestar y nerviosismo, mezclándolo con la poca experiencia de combate del miliciano, a la mínima presión por parte del ejercito nacional los republicanos rompían la línea y se retiraban. Los primeros meses se puede decir que apenas tuvieron oposición las tropas sublevadas, hasta el ataque a Madrid que fueron detenidos, a partir de ese momento la moral de las tropas republicanas aumentaría acabando con la leyenda de unidades imparables y comenzaría a luchar más firmemente contra su enemigo.

El primer choque contra un muro para el bando nacional fue Madrid [b]Madrid, 1936[/b] En noviembre de ese mismo año comienza el castigo de la artillería nacional sobre Madrid. Unas semanas después de lo previsto, cuando el ejercito nacional decide desviarse hacia Toledo, para rescatar las tropas del General Moscardó atrapadas en el asedio del alcázar, en verdad no era un campo relevante para la guerra, pero si un empuje para la propaganda del régimen. Esto le dio unas semanas a los madrileños de mejorar sus trincheras.

Fachada del Alcazar de Toledo. Asedio llevado a cabo por la milicia, con apoyo de material traído desde Madrid, su inexperiencia acabó reflejado en la fachada de la fortaleza y los resultados obtenidos. El gobierno republicano ante la cercanía del frente había huido de la ciudad, dejándola a sus suerte. Los asesores soviéticos se habían quedado en la capital se lamentaban en sus cartas que la URSS no hubiera participado directamente al igual que Alemania e Italia y que se necesitaría mucho más para volcar la balanza a su favor. Se enseñó a los milicianos y a los restos del ejercito republicano, a construir defensas de profundidad, instalar nidos de ametralladoras parapetadas y en lugares de máxima eficacia, aprovechar los edificios como pequeños fortines o como sacar ventaja a las calles de recodo (Calles con una curva cerrada) para instalar parapetos y ametralladoras.

Fuente de Cibeles siendo fortificada para evitar posibles daños por las bombas nacionales. El ayuntamiento de Madrid levó a cabo un programa para salvar miles de obras de arte de la Guerra. Se preparaba el escenario contra reloj, en un ambiente en un principio desde casi la anarquía, el poder lo tenían aquellas personas que tuvieran un fusil en sus manos, algunos lo verían como firmes defensores, otros con temor ante comportamientos incívicos donde algunos se aprovechaban de su posición y otros con puro terror, escondiéndose por miedo a ser asesinados por sus ideas o por que alguien quería cobrarse alguna deuda pendiente del pasado. Poca población se atrevía a acoger y esconder a clérigos o personas de ser sospechosas de colaboradores aún no confirmados. Todos aquellos que simpatizaban con el bando nacional, habían huido, se escondían en la ciudad, vivían en las embajadas extranjeras después de haber pagado una cantidad millonaria para poder refugiarse dentro y huir de cualquier represalia.

Madrid fortificada en un dia común. La policía como la Guardia de Asalto, ya había sido disuelta antes del comienzo de la guerra, lo que muchos de estos policías habían ingresado en batallones milicianos o en el recién constituido ejercito de la República Española para evitar las sospechas de colaboracionismo y de esta forma demostrar su lealtad.

Guardia de Asalto en Barcelona repeliendo el ataque sublevado. En estos primeros momentos del asedio a Madrid, todavía sin haberse posicionado el régimen a las afueras de la ciudad, donde impera la ley del que tiene un arma es el que juzga, comienzan las denominadas ``Sacas´´ de Madrid, donde diferentes milicianos cometieron fusilamientos y asesinatos muchos de ellos sin ningún tipo de juicio y gran parte de las veces sin conocimiento del gobierno democrático, en ese momento inexistente en la ciudad y huyendo hacia la costa levantina. Se sacaron presos y se buscaron partidarios contrarios muchas veces no confirmados que habían sido denunciado por un vecino anónimo, por sospechas, por venganza o simplemente el denunciante lo hacía para intentar demostrar su lealtad hacia los republicanos y evitar de esta forma cualquier acusación. Esta situación en lo referente a los fusilamientos dentro de Madrid descendieron drásticamente, cuando el General Miaja adoptó el poder y la defensa de Madrid, consiguiendo poner orden dentro de la ciudad, aquellos que cometieran atrocidades dentro de su jurisdicción y fueran detenidos se enfrentarían a la justicia militar. Ante la buena respuesta de este General, fue nombrado jefe de la Junta de la Defensa de Madrid.

[b]El primer asalto[/b] El Bando Nacional, había tenido un avance imparable en la Guerra Civil Española, dando mucha confianza a los golpistas y esperanzas de una pronta finalización de la guerra. El cuartel general franquista pensaba que la toma de Madrid provocaría que toda la República se derrumbara rápidamente y dejara paso al nuevo gobierno. La principal fuerza se establecería al suroeste de la capital venida de Toledo. Todas las veces que Madrid había sido escenario bélico las operaciones se habían producido al norte, incluso la vez que fue tomada por Napoleón, quedando al suroeste el rio, el mayor problema estratégico. Franco estaba lleno de confianza y había que tomar la capital rápidamente para concluir la guerra ¿Porque debería de ser diferente ahora en el avance militar? Esta seguridad se convertirá en la estaca que atará al suelo al ejercito sublevado durante varios años y una gran propaganda para el Bando Republicano para continuar la lucha, el ejemplo de que se puede parar al enemigo, ofrecer resistencia y la esperanza de bascular la guerra en su favor.

Edificio de Telefónica en Madrid siendo impactado por un proyectil del bando nacional, ya que en su alturas se encontraba un puesto de observación de la república. El 15 de Noviembre el General Varela lanza la primera ofensiva sobre la capital, desbaratando la ofensiva Republicana propuesta para el mismo día, pero fracasará estrepitosamente cuando los blindados nacionales, los Panzers I quedan atrapados en la orilla farragosa del Manzanares, siendo blanco fácil de los republicanos, siendo algunos abandonados y otros arrastrados por otros carros bajo el fuego enemigo. Los puentes resistirán la toma por parte de una resistencia heroíca Republicana, frente a tropas más experimentadas y curtidas como eran los Legionarios y las Tropas del Norte de África. Las pocas unidades que consigan romper la defensa lo haran cruzando el rio sin apoyo blindado en la Ciudad Universitaria, convirtiéndose en una lucha sangrienta, edificio por edificio, donde podían quedar bolsas de resistencia en determinados pisos o edificios de detrás de la línea enemiga.

Tanque Panzer IA dado por los alemanes al bando nacional. El cañón es una modificación española, desmontando la suya y añadiendo una ametralladora Breda de 20mm La resistencia será tan tenaz que el Padre Urra en sus memorias dirá que escuchaba explosiones en la parte superior del hospital clínico, y al instante se escuchaba como caían a plomo los cuerpos de los republicanos al estrellarse contra los suelos. Iniesta Cano, capitán de la IV Bandera, describirá la confusión dentro de la ciudad universitaria, incluso llegaría el momento que los combatientes de ambos bandos estaban tan desastrados en sus uniformes, hechos jirones que no se llegaba a distinguir el enemigo de los propios, en muchas ocasiones se debía de perder tiempo marcando el terreno conquistado con pancartas, banderas o parapetos para marcar las posiciones.

Trincheras republicanas en la ciudad universitaria de Madrid. Dentro de los edificios ocurría tal virulencia en los combates, que las salas podían convertirse de zonas impugnables a ratoneras para sus habitantes, los soldados habían puesto de moda la táctica del picotazo, que consistía en abrir un agujero a través de un tabique o el suelo con un pico o una maza, para instantes después lanzar un explosivo a través de el a la habitación contigua.

Combates en la ciudad universitaria Finalmente, la ofensiva nacional será un fracaso, ante estos resultados el General Franco deberá de abandonar la idea de tomar la Capital rápidamente y continuar con la guerra en otro lado. Diferentes generales republicanos lanzaran ofensivas a lo largo del frente para mitigar la presión en Madrid. A partir de 1937 la ciudad empezará a tener problemas de abastecimiento, el mercado negro proliferará hasta que en 1939, con la moral baja a consecuencia del desarrollo de la guerra, decide rendirse a las fuerzas nacionales.

Desenterrando la Estatua de Neptuno por parte del Bando Nacional en Madrid, después de haber tomado la ciudad rendida. Comenzaba a partir de este instante, la destrucción de cualquier símbolo de la República y a construirse monumentos y nuevas obras glorificando a los vencedores por toda Madrid. Por ejemplo la Gran Vía, pasó a denominarse Avenida Jose Antonio Primo de Ribera. Muchos de los combatientes dejaron sus armas y se marcharon a sus casas creyendo que acabada la guerra el bando nacional no tomaría ninguna clase de represión contra ellos, craso error, Madrid correría el mismo destino que las zonas de ocupación nacional, persecución política y fusilamientos sumarios, y rápidamente la desaparición de todos esos símbolos y monumentos que recordaran a la República. Era una Guerra Civil, la prioridad no es la conquista o la toma de recursos, sino acallar voces discordantes con el sistema que se intenta establecer.