Análisis de Xenoblade Chronicles 2. Épica J-RPG

Xenoblade regresa donde se siente más cómodo: las historias emotivas, las leyendas atemporales, los escenarios de ensoñación… Esta nueva entrega es el intento de Monolith Soft por volver a un pasado J-RPG que nunca debió olvidarse, pero que al mismo tiempo se equipa con las nuevas tecnologías. Aquí el análisis de otro de los grandes de Nintendo Switch.

Hubo una época en que el J-RPG era uno de los géneros más fuertes de la industria del videojuego. Costaba toser a las grandes producciones que llegaban de Japón. Xenoblade Chronicles 2 recuerda a esa época, en que embarcarte en una de dichas aventuras te garantizaba una gran historia, personajes para el recuerdo, diseños vanguardistas, una duración apoteósica y -con un poquito de suerte- innovaciones que te dejaban con la boca abierta.

Muy pocos confiaban en que el videojuego acabara saliendo este año en Nintendo Switch, pero viendo el título es fácil darse cuenta de que Monolith Soft no partía desde cero. El desarrollo es un intento por aprovechar el trabajo previo en términos de tecnología, manteniendo la increíble escala de Xenoblade Chronicles X, así como sus elevados valores de producción. Por tanto, tenemos un juego en que la exploración es clave indiscutible, pero también los combates tan únicos de esta serie, así como su abrumador inventario o complejas opciones de progresión.

La novedad es un giro en el planteamiento. Pasamos de diseños de tono realista a otros con un marcado estilo anime. La narrativa adquiere mayor relevancia, recuperando las raíces de la saga Xeno. Pero la clave la tenemos en que se han escuchado las críticas al anterior título, uno apoteósico, pero que se perdía en su grandeza. Muchos esfuerzos se han dirigido hacia construir un videojuego que se entienda mejor y que no hiciese de la frustración una mecánica de juego. Se ha conseguido… en parte. Seguimos estando ante un J-RPG difícil, extenso, complicado y que sigue poniendo barreras a la experiencia. Ya no resulta tan inmisericorde, pero adolece de fallos de diseño importantes.

Vídeo Análisis


Una superproducción J-RPG

Hay datos que ayudan a entender el tipo de producción que estamos tratando. No es habitual ver al CEO de una compañía en el proceso de desarrollo, pero parece que Tetsuya Takahashi quería tomar un rol más activo, en este caso con el guión, y hemos de dar una buena noticia: gracias a ello, el título pasa narrativamente por encima a su más inmediato predecesor. Se nota la experiencia de este autor, el cual trabajó en grandes clásicos como FFIV o Chrono Trigger. La trama tiene de todo: drama, humor, amistad, valor, ira, violencia… Hay secuencias que son para enmarcar, que contribuyen decididamente a que Xenoblade Chronicles 2 goce de un gran interés narrativo, de principio a fin.


A medida que progresamos, vamos descubriendo nuevas mecánicas, como la posibilidad de enviar patrullas de blades para que cumplan misiones específicas, las cuales nos dan dinero y experiencia a cambio.


Los personajes se vuelven entrañables y acabas conectando con ellos. Resultan creíbles, debido a que añaden matices sólo posibles con la nueva dirección de arte aplicada, uno de los grandes aciertos de la producción. Aunque fuese criticado, el estilo anime permite una mayor caracterización y dramatización, dando alas a un argumento profundo y que sabe dar golpes de timón con talento. Es más, nos encontramos ante un brillante ejemplo de cómo mundo abierto y narrativa pueden darse la mano, algo que no es asunto banal considerando la cantidad de títulos que lo han intentado sin éxito.

Y eso que el argumento no deja de estar estereotipado. Chico conoce a chica en una historia de salvación de la humanidad donde no faltan malos muy malos, ni aliados con apariencia animal. Entre medias, los titanes, gigantes criaturas ancestrales que conforman -de hecho- los distintos escenarios que visitamos. Todo en un sistema de progresión lineal entre zonas, pero con posterior libertad para ir y volver sobre nuestros pasos, recorriendo el mundo a nuestro antojo (uso de viaje rápido incluido). Al final, son un mínimo de 60 horas de periplo, que además de exploración y combates, se nutren de un importante número de secuencias y diálogos. Todo con unos decentes -aunque no especialmente trabajados- subtítulos en castellano.


Los personajes se vuelven entrañables y acabas conectando con ellos

Puede que lo siguiente no os sorprenda, pero hay que decirlo: la exploración lo es todo en el juego. Sigue un planteamiento idéntico al de Xenoblade Chronicles X, con un vasto entorno a descubrir, y esa dicotomía belleza-peligro que tanto brilló en el pasado. Si te entretienes mirando un paisaje, puede que no te des cuenta de que hay delante un monstruo de nivel 80 dispuesto a fulminarte de un golpe. Darse una vuelta por el mundo es una de las experiencias más placenteras que hemos vivido en los últimos años en un videojuego. La variedad de paisajes se suma a la complejidad arquitectónica de las ciudades que visitamos, en las cuales se desarrolla buena parte de la experiencia jugable, con todo tipo de tiendas y numerosos personajes con los que conversar.

Las ciudades suponen uno de los elementos más satisfactorios en términos de exploración. Son enormes, y suponen el punto de descanso ideal para abastecernos y hacer progresar a los personajes.


La escala es sencillamente épica: un desfile de montañas, valles y construcciones a varias alturas que hacen que la exploración se convierta en un auténtico desafío. Aquí es donde entra una de las novedades, una guía que nos indica la dirección y distancia a nuestra próxima misión (según la que tengamos como activa). Si llegáis nuevos, os chocará leer esto, pero es que el anterior juego te soltaba a tu suerte y te decía: apáñatelas como puedas. Monolith Soft se vuelve misericorde y acaba con una de las más frecuentes frustraciones: no saber el siguiente punto hacia el que ir. Es un añadido crucial para un título de esta complejidad y dimensiones.

Se nota un mayor interés de los desarrolladores por explicar las mecánicas de juego. Las primeras horas están cargadas de tutoriales, aunque debemos advertiros que prestéis mucha atención, porque posteriormente no se pueden consultar. Hemos echado de menos un manual dentro del menú de pausa, así como un bestiario, descripciones del inventario o documentos sobre historia y personajes. La razón está en que el jugador se queda huérfano cuando, en una misión principal, no es capaz de encontrar un determinado objeto o enemigo. Y entonces llega la frustración, y después la desesperación, y más tarde el peligro de que acabemos apagando la consola y nunca lleguemos a la pantalla de créditos.


Para expertos del género

Xenoblade Chronicles X contaba ya con estos preocupantes episodios, que aunque acaben haciendo el juego más difícil, lo consigue de forma artificial, sin responder a un correcto diseño de jugabilidad. La dificultad debe venir por un reto que forme parte de las reglas del juego, no por la falta de explicación de dichas reglas. En cualquier caso, aunque se trate de un error grave, hemos de ser justos y decir que no es suficiente para echar por la borda el trabajo realizado. Pero eso sí… debéis tenerlo muy en cuenta. Xenoblade Chronicles 2 mejora la accesibilidad, pero sigue apuntando al veterano de los J-RPG, a ese jugador amante de los clásicos que no le importa atascarse minutos, horas, días…

Cada personaje y blade posee su propio árbol de poderes a desbloquear, algo que nos permite personalizar ligeramente la experiencia en base a nuestro estilo de juego.


Es importante considerar que es un juego hecho para tomárselo con calma. Lo disfrutarán más los que gusten de leerse conversaciones infinitas y no temen estar entrando continuamente en el menú de pausa para activar el viaje rápido o mejorar a sus personajes. Se dirige a aquellos que no les molesta demasiado leerse cada una de las descripciones del árbol de habilidades, para luego tratar de desbloquearlas. Está destinado a los que les guste "farmear" para subir de nivel, o mandar a sus patrullas de blades a misiones automáticas en las que puede que tengan que esperar horas hasta que vuelvan. También a los que simplemente les guste eso de acumular dinero para comprar armamento e ir así a tope de estadísticas. Después de todo, es la vida del clásico usuario J-RPG.

Es un juego hecho para tomárselo con calma

Las batallas mantienen la esencia del anterior videojuego, aunque se hacen más físicos, con un foco total en los ataques cuerpo a cuerpo. Se trata de un sistema combativo apoyado en el ataque automático. Nuestra única función -nada sencilla- es gestionar el uso de habilidades y ataques especiales a medida que se van recargando, muy al estilo de los más populares MMORPG. A estos efectos, cada personaje puede llevar hasta tres blades (asistentes), cada uno de los cuales activa un grupo de técnicas específico, más centrado en la ofensiva, la curación, etc. Son necesarias varias horas para comprenderlo todo, algo que da pistas sobre la profundidad existente.


Durante los combates podemos alternar entre el uso de blades (esquina inferior izquierda), algo que modifica el patrón de artes en la parte derecha de la pantalla.


El esquema funciona. No es táctica por turnos, tampoco acción directa… sino que se sitúa en un espacio intermedio. Influye tu habilidad y rapidez a la hora de activar técnicas, pero si un rival tiene nivel 60, y tú vas con un modesto nivel 20… prepárate para morir. Eso sí, si te lo montas bien, puedes superar a alguien que esté unos pocos niveles por encima, sobre todo si sabes sacar partido de los eventos "quick time" al emprender ciertas habilidades. Aunque existe otra opción para resultar victoriosos: buscarte un buen blade. Esta figura es indispensable para entender Xenoblade Chronicles 2. Se trata de asistentes no controlables, pero que disponen de sus propias opciones de progresión y equipamiento. Incluso se nos permite crear blades de varios tipos -más o menos poderosos- a partir de los cristales que vamos encontrando.

Otra vez, el videojuego no ofrece demasiadas explicaciones, con lo cual todo depende de la experimentación del jugador. Por suerte, las misiones se pueden entender con la descripción que incorporan, tanto las principales como las secundarias. Además, son interesantes y numerosas. Hasta las más nimias poseen un hilo conductor, una pequeña narrativa que puede desembocar en otras pequeñas misiones, con tareas que van desde la recolección de materiales hasta salvar a un grupo asediado por enemigos en tierra de nadie. En este sentido, el videojuego no parece acabar nunca. Siempre hay algún rincón o tesoro sin descubrir.


Portento técnico

Todo esto lo hace posible la increíble tecnología que ya usó en su día Xenoblade Chronicles X. El motor es grandioso, y permite la gestión de localizaciones gigantescas sin tiempos de carga entre zonas, ni tan siquiera cuando entras a ciudades o edificios. El gran éxito del videojuego reside en permitir esta grandeza y combinarla con un excelente gusto artístico a la hora de generar escenarios de ensueño. Hay situaciones en que pétalos de flor vuelan de un lado para otro, o en que la lluvia hace aparición para generar momentos visuales preciosos, ya sea durante la noche, en un bello atardecer, o a plena luz del día (se puede modificar la hora desde el menú de pausa).


La opción de viaje rápido está perfectamente implementada. Una vez descubramos un nuevo lugar, quedará registrado para que volvamos a él en cualquier momento y de forma inmediata.


Por desgracia, los milagros no existen, y Nintendo Switch adolece de la alta carga poligonal y de texturas. Cuando cambias de zona, queda patente lo mucho que le cuesta a la consola terminar de cargarlo todo. El "frame rate" también va justito (muchas veces por debajo de 30 imágenes por segundo), y aunque las ralentizaciones no son problemáticas, sí que se nota que el hardware sufre. Dicho esto, el modo televisor se erige como la mejor opción para disfrutar del juego, por definición y calidad. Sin embargo, el modo portátil no es mala alternativa, siempre que se tenga en cuenta la sustancial disminución en el grado de detalle, con diseños mucho menos definidos.

Desde luego, considerando lo ambicioso que es visualmente, todo está justificado. Los diseños de Monolith Soft siempre han destacado por su epicidad, y creemos que en Xenoblade Chronicles 2 se ha ido un paso más allá. Descubrir una nueva ciudad o entorno te llena como jugador. Es un magnífico descubrimiento, un auténtico regalo. También lo es escuchar las melodías que nos acompañan durante el viaje, porque -haciendo honor a otras entregas- nos encontramos ante una banda sonora simplemente espectacular.


Su banda sonora es simplemente espectacular

Existen cuatro compositores, con Yasunori Mitsuda (Xenogears) como coordinador. Lo interesante es que sus estilos quedan cohesionados, yendo desde ritmos de piano pausados y emotivos, hasta locuras rockeras ideales para los momentos de batalla. El repertorio es lo suficientemente variado como para no caer en la repetición sonora, y menos cuando las melodías de exploración poseen dos versiones: una más animada para el día y otra más calmada para la noche.


La música aparece con fuerza en las secuencias de introducción, poniéndose de acuerdo con situaciones y voces de personajes (en inglés, pero con japonés incluido mediante descarga gratuita). La narrativa resultante es potente, con gran capacidad para emocionar. Y al final es eso con lo que te quedas: con los fantásticos momentos vividos, que hay unos cuantos… Por eso hablamos de un J-RPG de los que ya no quedan. Es una superproducción que trata de sacar lo mejor de ilustradores, guionistas, programadores… sacando pecho, sabiendo que lo que han hecho es algo de proporciones bíblicas.

Por eso, da mucha lástima que no se hayan sabido limar sus asperezas. Xenoblade Chronicles 2 venía avisado por su predecesor, pero la accesibilidad (que no nivel de reto) sigue siendo su punto más problemático, lo que nos impide hablar de un juego de rol totalmente recomendable… aunque sea uno de los mejores exponentes del género durante los últimos años. Da rabia decir esto, pero Monolith Soft ha estado más cerca de la gloria que nunca., ya que lo tenía todo a su alcance, tanto por escala como por narrativa y diseño. En cualquier caso, contribuye a hacer aún más grande el primer año de Nintendo Switch… y vaya año.

Excelente

Épica J-RPG

Xenoblade Chronicles 2

Por: El equipo de 3DJuegos
Recomendado

Xenoblade Chronicles 2 es una bestia como videojuego, con entornos épicos, una historia emotiva, personajes carismáticos, belleza audiovisual y una tremenda complejidad J-RPG. Como su más inmediato predecesor, hace de la frustración una mecánica, pero no sabe llevarla con acierto, dejando sin explicar dinámicas de juego importantes. Por ello, no es un título de rol que se pueda recomendar ciegamente, aunque sí uno de los mejores que hemos recibido en los últimos tiempos… y por supuesto uno de los grandes juegos del año para Switch.

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  • Gran cantidad de opciones de progresión e inventario: es un juego complejo
  • Escala épica, con un enorme énfasis en la exploración de entornos
  • Dinámicas de batalla interesantes, en especial por el uso de blades
  • Historia que puede mirar de frente a los mejores J-RPG
  • El diseño de escenarios es ejemplar, un mundo de fantasía en tu consola
  • Estilo anime acertado, que dota a personajes de carisma y sentimientos
  • Gran banda sonora, aspecto más sobresaliente del título
  • Frustraciones frecuentes, derivadas de un deficiente diseño de juego
  • El rendimiento técnico flojea, en especial en modo portátil
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés / japonés
Duración: 60-70 horas (mínimo)

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