Análisis de Binary Domain

Análisis de Binary Domain
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El creador de Yakuza nos ofrece su visión del shooter de corte más occidental y cuaja con Binary Domain un estimable juego de acción. No hay nada particularmente brillante en este título basado en coberturas y en referencias que hemos visto mil y una veces pero que, en definitiva, nos ofrece la siempre interesante óptica nipona sobre un género tan occidental como éste.

Desde el comienzo Binary Domain se ha dibujado en el horizonte como un interesante soplo de aire fresco en el panorama shooter. La poco habitual incidencia de los estudios japoneses en este género convierte al producto en algo del todo atípico, y si a esto sumamos la presencia al frente del desarrollo del prestigioso creativo Toshihiro (Yakuza) Nagoshi, tenemos entre manos un lanzamiento que ha levantado importante expectación.

¿Está justificada esta popularidad? Relativamente. Binary Domain no es un mal juego en absoluto, pero no pasa de lo moderadamente apreciable y en ningún momento da la sensación de poder convertirse en un programa que trascienda más allá de ciertos circuitos de aficionados a la ciencia ficción. Falta mucho componente genuino en la creación de Nagoshi, que compone un buen juego de acción que no resulta particularmente destacable en ninguna de sus facetas pero sí bastante entretenido.

Dictadura en Código
El videojuego nos sitúa en el año 2080 en la futura versión de Tokio, y nos pone en el pellejo del sargento Dan Marshall, perteneciente a un escuadrón que trata de infiltrarse en los edificios de una importante corporación. ¿A qué se dedica esa multinacional? A la fabricación en serie de humanoides que están introduciéndose paulatinamente entre la sociedad humana sin hacerse notar. La humanidad comienza a sentirse amenazada, y en respuesta a eso el equipo de operaciones especiales al que pertenecemos es enviado en una misión para solventar la papeleta.

El guión del videojuego tarda en desarrollarse quizá incluso demasiado, no obstante tiene cierta profundidad y algunos toques francamente sorprendentes, algo que es especialmente llamativo en un género tan rutinario como el shooter y que, sobre todo, resulta especialmente meritorio. Así su historia, sin ser nada del otro mundo, nos lleva en volandas hacia un tercio final de campaña individual que cuenta con algunos giros y golpes de efecto bastante interesantes.

Las cinemáticas, por si fuera poco, están ejecutadas con un gran sentido del buen gusto. Se nota que la mano de los creadores de las asombrosas CGIs de la serie Yakuza están detrás de las secuencias de vídeo de Binary Domain, algo de lo que se beneficia la forma de contar la historia que tanta importancia tiene en el videojuego.

Binary Domain ya está  aquí, y ofrece la visión que de los shooters occidentales se tiene desde oriente.
Binary Domain ya está aquí, y ofrece la visión que de los shooters occidentales se tiene desde oriente.

Eso sí, todo lo que resulta medianamente sorprendente en la narrativa de Binary Domain, lamentablemente, no viene acompañado de un ímpetu similar por lograr resultados frescos en la faceta jugable. Aquí cualquier usuario que sea habitual a los shooters en tercera persona se va a sentir totalmente como en casa, y es que el juego no ofrece absolutamente nada nuevo en cuanto a mecánicas que no hayamos visto ya una y mil veces en otras ofertas del género...

¿Dónde está el as en la manga del juego de SEGA en este sentido? En nuestros oponentes, los robots. Y es que la última creación del responsable de Yakuza se desmarca completamente de otros títulos con amenazas robóticas, y nos plantea una violentísima acción que parece totalmente impropia de unos enemigos sintéticos como los que debemos abatir. Contra todo pronóstico resulta visceral y sorprendente el machacar a las hordas de cibernéticos con nuestras armas de fuego, lo que, junto al argumental, acaba resultando el gran factor que redime al juego de su convencional planteamiento.

La historia de Binary Domain es uno de los puntos fuertes del videojuego.
La historia de Binary Domain es uno de los puntos fuertes del videojuego.

Hasta el Último Cartucho
Binary Domain respira Gears of War por los cuatro costados. Es difícil entender el desarrollo del género de la acción en tercera persona de los últimos años sin el referente de Epic Games, pero todavía lo es en mayor medida con títulos como el de SEGA, que beben tan directamente de la saga de Marcus Fenix y compañía.

La mecánica de coberturas es, de hecho, la piedra angular sobre la que se cimenta toda la experiencia jugable de este lanzamiento. Como es tradicional en el género podremos asomarnos para disparar, abrir fuego a ciegas sin exponernos, desplazarnos detrás de nuestros parapetos, etcétera... Hay algunas notables ausencias como el hecho de que no podemos doblar una esquina sin renunciar a estar a cubierto, pero en líneas generales todos los movimientos clásicos de este tipo de videojuegos están presentes.

El juego, sin lograr nada fuera de lo común, es bastante efectivo a la hora de brindarnos un buen puñado de horas de diversión. La campaña puede superarse en unas nueve horas, y por el camino Binary Domain es un no parar de disparos, tiroteos e inagotables secuencias de acción. Nagoshi y compañía han hecho todo lo posible por inyectar variedad a la fórmula, y por el camino pilotaremos algún mecha, seremos perseguidos por robots e incluso haremos surf sobre androides... No obstante, incluso con estos lapsos tan diferentes, el juego acaba pecando de repetitivo en algunas partes de la campaña, especialmente en su último tercio. Son esos momentos en los que el guión hace su trabajo, y es que hacia el final del modo historia el interés que se pierde por la reiterativa experiencia jugable es reemplazado por la enorme potencia que cobra lo argumental, atrapándonos con relativo ímpetu.

Por otra parte el verdadero elemento de redención de la experiencia jugable de Binary Domain en cuanto a salvarlo del suspenso en la faceta de la innovación es el de las órdenes sobre el equipo, algo en lo que insistieron mucho sus responsables durante el desarrollo. Podemos dar instrucciones a nuestros acompañantes tanto a través del micrófono en Xbox 360 y PlayStation 3, con una larga lista de comandos, como con el propio pad, aunque en este sentido los problemas de pulido con la voz provocan más errores de los que nos gustaría. La influencia de nuestras instrucciones sobre cómo se desarrollan los tiroteos acaba siendo engañosa, pero se enmascara de una forma realmente notable, y ofrece un sistema de familiaridad que se apoyará en la experiencia que nuestros acompañantes tengan con nosotros y en la confianza que les merezcamos: algo que hará que en los niveles más altos de confianza apoyen sin protestar hasta las órdenes más alocadas y que, en los más bajos, cuestionen todo lo que les decimos dejándonos prácticamente solos. El procedimiento es más interesante sobre el papel de lo que acaba resultando en la práctica por su tratamiento superficial e intrascendente.

La campaña individual del juego no es la más variada del mundo, pero trae algunas situaciones interesantes y diversas.
La campaña individual del juego no es la más variada del mundo, pero trae algunas situaciones interesantes y diversas.

El multijugador, por su parte, completa la experiencia con algunas alternativas competitivas bastante convencionales. Las variaciones clásicas de combate a muerte en solitario y por equipos, de captura de bandera, de toma de puntos de control... Todos ellos con nombres muy rimbombantes, pero con escasas novedades aunque con una interesante inyección de horas de entretenimiento de una más que aceptable calidad. Hay, además, un modo cooperativo para hasta cuatro usuarios al más puro estilo Horda de Gears of War, y en el que tendremos que retener las incansables oleadas de robots cada vez más y más poderosos.

Yo, Robot -Gráficos y Tecnología-
En el apartado visual, podemos hablar de unos resultados muy similares a los del resto de secciones de Binary Domain: esto es, notables, aunque quizá carentes de la personalidad o el carácter necesarios para trascender dentro del copioso género shooter.

Las referencias en el modelado de personajes y escenarios beben indefectiblemente de películas como Blade Runner o Yo, Robot, pero también de juegos anteriores del estudio como los de la saga Yakuza; aunque el juego sí ofrece fantásticos resultados en cuanto a ingenio a la hora de retratar la ciudad japonesa del futuro con impecables resultados. La carga poligonal, el nivel de detalle o la calidad de las texturas de todo lo que se muestra en pantalla no es lo suficientemente potente como para competir con los más grandes del género, no obstante sí hacen en general un trabajo más que notable a la hora de trasladarnos a su mundo.

El juego trae un sistema de mejora de personajes... Discreto y superficial, pero bienvenido en definitiva.
El juego trae un sistema de mejora de personajes... Discreto y superficial, pero bienvenido en definitiva.

Las secuencias cinemáticas, por el contrario, son realmente asombrosas, con una calidad a la altura de lo que los grandes estudios orientales suelen mostrar y con una dirección muy buena. En un shooter en el que lo que se nos cuenta tiene tanta importancia como en Binary Domain, ésta parece una inversión más que razonable y para nada efectista.
En lo tecnológico el juego también resulta compacto, aunque aquí ya hay algunos peros que impiden al programa alcanzar la calificación de notable alto que sí observamos en la vertiente más puramente gráfica. ¿A qué nos referimos? Algunas caídas esporádicas en la tasa de imágenes por segundo enturbian ligeramente el apartado general y, por otra parte, algunos pequeños problema de acabado como el de las instrucciones o algunas molestias de la mecánica de coberturas entorpecen su pleno disfrute.

En cuanto al audio el juego llega a nuestro país doblado a nuestro idioma, aunque sin unos resultados demasiado boyantes en este sentido. La banda sonora es de corte lógicamente electrónico, y a pesar de que resulta algo intrusiva hace su labor de una forma correcta. Los efectos de audio cumplen con solvencia.

Bueno

Sin sello

Binary Domain

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Recogiendo influencias de aquí y allá, Binary Domain saca partido cuajando un shooter interesante. No trascenderá, y desde luego, no está destinado a revolucionar el género; no obstante es un entretenimiento contundente y bastante divertido para los amantes de la ciencia ficción.

Comprar Binary Domain
Jugadores: 1-16
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en español
Duración:
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