FIFA 12 ya está aquí, también en Wii, manteniendo su propuesta de fútbol arcade y directo, con futbolistas caricaturizados y disparos que dejan su estela en el aire. Fútbol de calle y de estadio se cruzan en un título orientando a todas las edades, que supuso una alternativa al brillante fútbol de wiimote realizado por Konami pero que este año tiene que seguir luchando por el campeonato. ¿Habrán realizado sus entrenadores de EA los suficiente cambios como para conseguirlo?
Hace dos años, EA pensó para Wii una nueva fórmula de juego. Ya que no podían igualar la calidad de las versiones para 360 y PS3, el equipo de Kaz Makita (cabeza pensante del proyecto) decidió adoptar otro camino: el del fútbol arcade. Así nacería FIFA 10, un videojuego de estética desenfada, personajes caricaturizados y disparos con “slow motion” e incluso estelas, al más puro estilo Oliver y Benji.
Sin cambios en el "11" inicial
FIFA 11 corregiría parcialmente la perspectiva, quitando las ralentizaciones pero manteniendo aquella esencia más destinada a otro tipo de público, el de una máquina que este año recibe una nueva edición de la popular franquicia futbolera, eso sí, con muy pocos cambios. FIFA 12 conserva así el imponente número de 15.000 jugadores, 500 equipos y 30 ligas. Todo con sus respectivas licencias, un detalle que sabemos que muchos usuarios valorarán bien con respecto a la competencia.
Por suerte, no es el único atributo que tendrán los usuarios si deciden hacerse con el juego, puesto que se integra un nuevo menú principal, esta vez basado en lo que será nuestra propia ciudad deportiva. Podremos mejorarla, tanto ganando partidos como competiciones, y será algo que iremos vislumbrando poco a poco, como si de un Sim City se tratara, con nuevos edificios, construcciones y sistemas de transportes. La población también aumentará, como fiel reflejo de los éxitos de nuestro equipo.
Pero antes de que todo eso ocurra deberemos aprender a jugar, y en este sentido lo mejor siempre es el típico partido rápido -conocido aquí como Salta al Campo-, una modalidad que nos plantea partidos 11 contra 11. A este respecto, no cabe realizar apenas apreciaciones sobre los cambios introducidos, ya que la jugabilidad es calcada a la del año pasado. Las filigranas son las mismas y hasta los lanzamientos de falta se han conservado, con indicadores para establecer la potencia y el efecto del balón.
Tampoco se ha realizado esfuerzo alguno por introducir una nueva perspectiva de juego, pero al menos los sistemas de control -también idénticos- siguen funcionando igual de bien. Así, tenemos soporte para un tipo de manejo tradicional (gracias al controlador clásico de Wii y al binomio wiimote-nunchuk), aunque para los más ocasionales seguirá siendo más atractivo el esquema Todos Juegan, consistente en controlar solamente la dirección de los pases y disparos -apuntando al punto deseado-, siendo el movimiento de los futbolistas gestionado automáticamente por la máquina.
Nada nuevo, por tanto, sobre el horizonte, gozando otro año más de un espíritu de juego -más arcade que simulador- basado en sólo tres niveles de dificultad (se echa en falta alguno adicional). Aún así, el resultado podría convencer a los menos habituados al género, público al que han ido destinadas las últimas entregas del videojuego deportivo de EA para Wii.
Otro claro indicativo de ello es el regreso del fútbol de pachanga, introducido en pasadas ediciones. Si no queremos perder un segundo para comprobar su propuesta podemos escoger la modalidad Salta a la calle, que nos propone partidos rápidos de cinco contra cinco dentro de diversos paisajes: desde un típico balcón sevillano hasta los barrios de Trípoli. Sin faltas, fueras de juego o líneas de fuera de banda que valgan, aquí lo único que importa es meter el balón en ese hueco del escenario que conoceremos como portería. Y se nos olvidó decir que aquí vale todo. Tanto es así, que volveremos a gozar de potenciadores para tirar con efecto, protagonizar trallazos o hacer diminutos a los rivales.
Fútbol de estadio y de calle
Estas son, a grandes rasgos, las dos grandes propuestas de FIFA 12: fútbol profesional y de calle bajo dos modalidades ya preexistentes. Por un lado, el más serio, tenemos a Conviértete en técnico, que es algo así como el conocido modo manager, donde dirigimos a un equipo existente de segunda o primera división. Escoger patrocinador, aumentar nuestro prestigio ganando ligas, realizar fichajes o entrenar a nuestros jugadores (mejorando sus atributos) son sólo algunas de las interesantes posibilidades de esta modalidad.
Las mismas que las del año pasado, eso sí, con la salvedad de que ahora hay más opciones para optimizar nuestras instalaciones. De esta forma, cabe la posibilidad de comprar mejoras para entrenar (hará que los jugadores multipliquen su grado de progresión), para los médicos (los futbolistas se recuperarán antes) o la prensa (reportando mayores ingresos). No es algo que modifique substancialmente la experiencia, pero es un alivio saber que EA al menos se ha preocupado por mejorar algo.
Siguiendo con la segunda gran propuesta de FIFA 12, tenemos la desenfadada modalidad De la calle a los estadios, que nos invita a usar a un jugador existente o crear uno nuevo para llevarlo a la fama. En el aspecto de la personalización, apenas apreciamos cambios, pudiendo escoger nombre, estatura, cara, peinado, corpulencia, tono de piel, equipación... Todo con el objetivo de crear a nuestro propio futbolista, al cual manejaremos durante los partidos en todo momento (de una manera semejante a como se hace en “Conviérte en profesional”).
Y será importante rendir en cada encuentro, puesto que el juego nos dará puntos de acuerdo a nuestras acciones (como recuperar balones), pero también a los conocidos como “momentos de fama”, consistentes en cumplir objetivos por partido: realizar regates, completar pases, meter algún gol... Esto nos ayudará a conseguir puntos que mejoren nuestros atributos, cerrando un sistema de progresión interesante que nos hará progresar en técnicas como el pase, el control del balón o las entradas.
Una modalidad conocida con el nombre de Torneo (que incluye competiciones al estilo de la Liga BBVA o la Copa del Rey), así como la Copa Interurbana (desde la que hacer competir al equipo de nuestra urbe con el de ciudades ficticias del juego), completan el no demasiado extenso repertorio de opciones jugables de FIFA 12. Y lo decimos principalmente porque no tenemos modo online para jugar por Internet, así que habrá que conformarse con partidas de hasta cuatro usuarios en la misma consola.
Una carencia que, presuponemos, se debe a complicaciones tecnológicas, a la que se suma un escaso aprovechamiento del wiimote y el nunchuk, que sólo nos servirán para apuntar el lugar al que pasar, así como realizar alguna entrada a ras de suelo (previa sacudida del mando). No es algo que importe demasiado, ya que los videojuegos de fútbol ya tienen su sistema de control muy consolidado (el cual es difícilmente mejorable en la actualidad), pero lo que sí que hay que criticar es el hecho de que existan saltos de “frames”, y no poco abundantes.
Novedades en el banquillo
Teniendo en cuenta la baja tasa de polígonos que soporta el juego, resulta inexplicable que el título no vaya siempre fluido. Sería al menos algo comprensible si no costara identificar a los jugadores (cuyas texturas brillan por su ausencia), si los escenarios estuvieran más detallados (palidecen de simpleza algunos estadios como el Santiago Bernabeu) o si las animaciones no presentarán tantos saltos, en algunas ocasiones pareciendo hasta robóticas. Pero no ha sido así.
Siempre podremos sacar algún aspecto positivo, como que se aprecia un mayor trabajo en las repeticiones, que nos harán ver las mejores jugadas desde más ángulos, además de que se añade alguna que otra celebración. Habría sentado muy bien al resultado gráfico global que se hubiera añadido alguna vista más (puesto que seguimos gozando de sólo una), pero teniendo en cuenta que a nivel visual el juego no destaca, entendemos que EA no haya querido ofrecernos perspectivas más cercanas a la acción.
Sea como fuere, en FIFA 12 el apartado audiovisual no es siempre negativo. El sonido, de esta manera, se nos plantea como uno de los aspectos más cuidados, sobre todo en lo que se refiere a la banda sonora, la cual se contagia del espléndido trabajo realizado en 360 y PS3. Los comentaristas Manolo Lama y Paco González tampoco desmerecen, y se han enriquecido en esta edición; no demasiado, pero lo suficiente para que sigan resultando frescos y con un acertado sentido del humor.
Casi el mismo que el de las voces que escucharemos desde el banquillo. Aunque el sonido del golpeo del balón, de las entradas y los cánticos estén a un nivel poco más que aceptable, los gritos que recibiremos por parte del entrenador y los propios compañeros de equipo merecen punto y aparte. “¡Qué no pase!”, “¡Oh, madre mía!”, “¡Al centro!”, “¡Venga, que es tuyo!”, “¡Con cabeza!” o “¡Ni Casillas!” son sólo algunos ejemplos de los comentarios que escucharemos durante el encuentro, aportando un toque de distinción a una obra que tal vez debería haber apostado más por este enfoque desenfado si quería conseguir un mejor resultado.
Al final, obtenemos -salvo detalles- exactamente el mismo juego que el año pasado, lo cual no es para nada negativo, pero considerando que un videojuego como FIFA debe evolucionar con cada entrega, este año comprobamos que en Wii se ha quedado claramente estancado. Y ya se sabe que cuando una saga pierde su racha goleadora en una máquina, es hora de cambiar de táctica. Todavía queda un año para remontar...
La serie FIFA llega otro año a Wii con un fútbol desenfadado, arcade, entretenido y fácil de disfrutar, pero sin novedades con respecto a la edición anterior. Por ello, los poseedores de FIFA 11 deberán decidir si quieren pasarse a FIFA 12 sólo para actualizar plantillas y aprovecharse de algún que otro lavado de cara, gracias a un menú de juego ahora basado en una ciudad deportiva. Y es que, en el fondo, esta edición sigue siendo el mismo juego, también sin online y sin esa táctica que permita a la franquicia colocarse como rival del destacado PES, actualmente en su mejor estado de forma con el wiimote.
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