Análisis de Dead Space 3

Análisis de Dead Space 3
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Uno de los títulos más esperados de los primeros compases de 2013 es, con todo merecimiento, Dead Space 3. La polémica a sus espaldas ha sido descomunal por el aumento de la acción entrega tras entrega, pero ahora por fin nos dejamos de especulaciones y disfrutamos de la versión final de la nueva entrega. ¿Es mejor que los anteriores? ¿No ha sobrevivido a los cambios? Acompáñanos en el nuevo viaje de Isaac Clarke al lado oscuro de la galaxia.

La comunidad de aficionados a los videojuegos es un público difícil. Nadie lo niega. Si una saga adorada sufre cualquier cambio, por pequeño que sea, es examinado con lupa, y a menudo no sienta nada bien. Si, por el contrario, una franquicia se acomoda y no altera demasiado su fórmula también es criticada, aunque entonces acusada de continuista. ¿Cómo agradar al grueso de los usuarios? Con cambios graduales y sobre todo con la sensación de evolución que, precisamente, acompaña a la serie Dead Space.

A pesar de que siendo rigurosos ninguna entrega de la franquicia ha sido un survival horror, el primer capítulo es lo que más se acerca al estándar del género con su cóctel de acción, terror, rompecabezas y recursos limitados. Desde entonces hemos visto un viraje progresivo hacia un incremento de las cantidades de acción, y también a un revestimiento cada vez mayor de un barniz cinematográfico que le aporta a la serie un estilo de película de aventuras. Por distintos que parezcan todos esos elementos, lo cierto es que el combinado funciona y nos brinda un videojuego de acción y aventuras divertido, de mayor ritmo y con unos toques de terror realmente sobrecogedores.

Y eso que éste ha sido un título del que se ha cuestionado casi cualquier decisión tomada por Electronic Arts en cuanto a su concepto. Cierto que con algunas partes tampoco estamos nosotros de acuerdo como, por ejemplo, la unificación de todos los tipos de munición o algunas secciones esporádicas de tiroteo algo gratuitas; pero el cooperativo que sustituye al modo competitivo de la segunda parte no está nada mal, y en líneas generales hablamos de un lanzamiento muy redondo que no cambia tanto de la fórmula de la franquicia como algunos podían pensar.

Un Nuevo Horizonte
Dead Space 3 da comienzo de un modo trepidante, y casi no nos concede respiro alguno hasta que la campaña individual concluye tras 19 capítulos. El prólogo está ambientado dos siglos antes de los eventos que protagoniza el propio Clarke, y concede una dimensión casi eterna a los acontecimientos que vivimos en la serie. Ahí, a modo de tutorial, encarnaremos a un soldado anónimo que vive varios minutos de tribulaciones peleándose por recuperar una baliza escondida en las entrañas de una nave accidentada en el planeta Tau Volantis.

Una vez superado el breve prólogo, que contribuye algo más engordar y dotar de matices a la mitología Dead Space, retomamos el control sobre un Isaac Clarke que sobrevive como puede a una mediocre vida civil en la colonia lunar New Horizon. El hilo se pone en marcha justo después de los acontecimientos de la segunda parte, así que si bien es importante haberla jugado por los lazos directos, también es cierto que es fácil entender todo lo que propone el nuevo episodio en términos narrativos. Contaremos, como siempre, lo menos posible, y únicamente vamos a dejar claro que el papel de Ellie vuelve a ser fundamental a la hora de detonar los acontecimientos del juego, y que al empezar comenzaremos nuestra andadura casi coaccionados por las informaciones que sobre ella nos traen el Capitán Norton y John Carver, el co-protagonista de la campaña cooperativa.

A partir de ahí comienza el viaje del juego, uno que no nos llevará al planeta helado hasta bien entrada la historia. De hecho el título se concibe en mayor medida que los anteriores como una travesía, una que va algo más allá de llevarnos del punto A al B, y que si bien no nos permite participar de lo que se nos cuenta alterándolo, sí que nos da algunas opciones a la hora de afrontar determinadas partes con libertad para escoger el orden o incluso su cumplimiento en el caso de unas misiones secundarias que debutan. Pero todo eso es algo en lo que nos centraremos más adelante, cuando abordemos la faceta jugable, puesto que aquí sólo queremos dejar claro que la faceta del guión funciona.

Isaac Clarke vuelve a la carga. Su batalla contra los necromorfos está lejos de finalizar, y en esta ocasión va a ir un paso más allá.
Isaac Clarke vuelve a la carga. Su batalla contra los necromorfos está lejos de finalizar, y en esta ocasión va a ir un paso más allá.

Pero eso no nos impide decir que hay cosas que se nos han atragantado y que nos parecen gratuitas. El prólogo no es gran cosa, por ejemplo, y el primer capítulo que viene acto seguido tampoco es el mejor de los comienzos, sin embargo conforme la historia se va desgranando el efecto que se produce en el jugador es el de estar cada vez más y más interesado en lo que se nos cuenta y además la faceta jugable va mejorando con el hilo argumental. Isaac está claramente bajo el influjo de la efigie, y si bien eso no se explora tanto como nos gustaría en la campaña individual, sí recibe merecida atención en la vertiente cooperativa del modo historia.

Tanto Electronic Arts como Visceral Games prometieron que la aventura conjunta de Clarke y Carver encajaría bien en términos de guión, y en mayor o menor medida lo han conseguido. En algunos momentos la presencia de Carver en el juego acompañado parece forzada dentro de un planteamiento que obtiene sus mejores réditos en cuanto a claustrofobia y desazón cuando se disfruta en solitario, pero su incorporación al guión ya en los primeros compases del programa está bien encajada y en cuanto a aportar una segunda lectura de determinadas situaciones nos ha parecido en ocasiones bastante interesante. En esos momentos hay un contrapunto muy claro entre Clarke, afectado por la Efigie e inmunizado a las visiones por su poder, y un Carver que se debate entre la cordura y un grado de locura creciente en su interior. Dead Space 2 nos ofreció una campaña especialmente marcada por los instantes de enajenación absoluta del protagonista, capaces de ponernos los pelos de punta en más de una ocasión, pero la tercera entrega nos pone los pies en la tierra en mayor medida renunciando casi por completo a ese tipo de experiencias a no ser que nos pongamos en el pellejo de John en la campaña cooperativa.

¿Mejor? ¿Peor? Difícil decantarse. Siempre hemos vinculado a la saga con ese tipo de experiencias al borde del desvarío, y lo cierto es que adoramos su resultado en los dos primeros episodios, pero desde el rigor del guión y la evolución de su protagonista no era tan lógica su presencia. La maniobra de incluirla en la mente de Carver y de anclarla únicamente al cooperativo es una salida inteligente, aunque restrinja su disfrute a los aficionados dispuestos a probar este tipo de experiencias. Por otra parte la serie nunca se ha caracterizado por provocar un miedo intenso, pero sí por contar con una serie de sustos espectaculares y con una sensación de ansiedad derivada de la falta de munición y botiquines, unida al gran número de amenazas y al irracional aspecto de éstas. Algunas decisiones que describiremos más adelante contribuyen en Dead Space 3 a que los sentimientos no sean tan intensos, sin embargo el esquema sigue siendo el mismo y los resultados muy buenos.

Desde el punto de vista narrativo el juego vuelve a usar recursos como las pantallas de intercomunicación. Su activación repentina nos dará más de un susto.
Desde el punto de vista narrativo el juego vuelve a usar recursos como las pantallas de intercomunicación. Su activación repentina nos dará más de un susto.

Isaac Clarke: Cazador de Necromorfos
A pesar de la tendencia a rasgarse las vestiduras que estamos viviendo en la comunidad de jugadores en los últimos tiempos, Dead Space 3 no es tan distinto de sus predecesores como cabía esperar. Si los videojuegos fueran cine ni el Dead Space original sería el ritmo alejado de la acción de un survival horror que lo pudiera asemejar con la recta final de la primera película de "Alien", como se ha defendido desde muchas opiniones, ni el tercero sería la locura militar y frenética de disparos de "Aliens: El Regreso". Sí que hay cambios radicales en esta nueva entrega, muchos de hecho, pero desde luego ni tantos de tipo conceptual como parecía garantizar la ruidosa campaña promocional del título, ni tantos como también sugería la demo. De hecho está más lejos de la primera parte que de la segunda, y podríamos decir que es una suerte de Dead Space 2 hipervitaminado.

Y es que el punto de partida de la experiencia jugable vuelve a ser el mismo. Caminamos de un lugar a otro del mapa siguiendo el GPS del interfaz y bajo las órdenes de algún interlocutor, y resolvemos en el destino algún tipo de reparación mecánica o de activación de instrumentos y maquinaria. ¿Por el camino? Infinidad de monstruos y criaturas de pesadilla que tienen la irritante misión de ponernos las cosas muy difíciles. La fórmula se respeta a rajatabla en el juego, aunque se incluyen una serie de inyecciones de variedad muy interesantes que contribuyen a hacer el conjunto más accesible para el gran público.

Por ejemplo el juego vuelve a ser tan lineal como cabía esperar, pero en determinadas secciones se nos permite escoger el orden con el que llevar a cabo nuestras acciones. Por mencionar el caso, en el primer tercio del programa, el más abierto, existe la posibilidad de utilizar una nave con la que trasladarnos de un punto a otro del espacio para visitar distintos lugares. Es algo parecido al tranvía que recorría el Ishimura para dividir los niveles en la primera parte, pero en esta ocasión siendo nosotros quienes dictamos el destino al que queremos llegar y ambientándolo todo en el espacio. Esta decisión, sorprendente dentro de lo que es tradicional en un Dead Space, entronca con el hecho de que incluso hay misiones opcionales que podemos o no cumplir si lo deseamos. Algunas están formuladas de forma muy obvia dentro del desarrollo, pero hay otras que sólo encontraremos si rebuscamos un poco en el escenario: algo que entronca con el espíritu de exploración que hemos visto siempre en la franquicia. Las hay incluso exclusivas para el multijugador cooperativo y del todo inaccesibles en solitario.

Por lo demás el programa se maneja con mucha habilidad alternando esquemas, algo que nos saca del estilo monocorde de la primera parte. Clarke no va a pasar mucho tiempo sin hacer algo distinto, y los interminables paseos por pasillos angostos y oscuros están salpicados constantemente por salidas al espacio, por paseos por la superficie de Tau Volantis o por las siempre geniales secuencias de gravedad cero. El lector puede estar tranquilo si lo que te gustaba de la franquicia eran las larguísimas y tormentosas caminatas por pasajes futuristas, a oscuras, mientras escuchamos ruidos inenarrables y esperamos cruzando los dedos que no haya un nuevo encuentro con criaturas porque andamos justos de munición... Vamos a tener situaciones de ese tipo de sobras. De hecho si optas por los niveles más altos de dificultad las sensaciones van a ser tan intensas como siempre, aunque estén algo matizadas por decisiones como la de unificar la munición o por introducir tantos combates en entornos abiertos.

Las situaciones a las que tendremos que hacer frente nos traerán algunas sorpresas. En determinados momentos tendremos que simultanear agilidad y puntería.
Las situaciones a las que tendremos que hacer frente nos traerán algunas sorpresas. En determinados momentos tendremos que simultanear agilidad y puntería.

No diremos nunca que Dead Space 3 es peor juego por ello, pero quizá sí menos intenso y claustrofóbico en términos totales, y es sin duda algo que hay que recalcar. Las secuencias de salida al espacio exterior y de exploración de, por ejemplo, restos ruinosos de naves espaciales o estaciones orbitando son absolutamente geniales... pero no dan miedo, no oprimen y no nos ponen al límite como el resto del título. En ellas todo se maneja de forma idéntica a como se hace en gravedad cero, sólo que son tan grandes que nuestro contador de oxígeno nos jugará algunas malas pasadas si no estamos pendientes de dar con esos tubos de O2 que flotan y que nos salvarán el pellejo por los pelos en más de una ocasión.

¿Más partes que contribuyen a dar variedad? Las hay a montones, e incluyen pilotaje e incluso disparos a los mandos de una nave espacial, rompecabezas tan sencillos como siempre en los que utilizar nuestras habilidades cinéticas, secuencias para abrir fuego desde torretas ametralladoras (sic) e incluso partes de escalada de pendientes... Lo mejor para algunos usuarios, y peor para otros, es que el juego es más heterogéneo que los anteriores, menos rígido y agresivo en su fórmula, y más capaz de cambiar de vez en cuando la palabra "claustrofóbico" por la palabra "épico". Creemos que sólo los puristas más radicales del Dead Space original pueden sentir la sensación de deber desechar por completo un juego tan divertido como el que nos ocupa, y es que a pesar de que a nosotros tampoco nos han gustado algunas secciones como, por ejemplo, las de tiroteo entre el/los protagonista(s) y los fanáticos de la Uniología, condenar sólo por eso al olvido una aventura de acción con componentes de terror tan potente sería criminal.

Hay una cantidad generosa de rompecabezas. Ninguno tiene excesiva complicación, pero su presencia nos ayuda a salir de la rutina.
Hay una cantidad generosa de rompecabezas. Ninguno tiene excesiva complicación, pero su presencia nos ayuda a salir de la rutina.

Arsenal Renovado
Las armas siempre han sido parte fundamental en la saga Dead Space, aunque nunca hasta el grado de preponderancia que tienen en el nuevo episodio. Por un lado, como ya hemos comentado, han perdido la profundidad de los distintos tipos de munición, puesto que recordemos que en anteriores episodios cada una tenía sus propias balas y eso suponía una parte de micro-gestión muy importante, pero por otro debuta una mecánica de creación de nuestro propio arsenal que va a deparar muy interesantes resultados.

Prácticamente es una obligación tener que pasar por el uso de esta sencilla herramienta, puesto que las armas de salida son bastante básicas y no hay forma de obtener nuevas si no es fabricándolas nosotros mismos. El funcionamiento es exactamente como podría esperarse, con las necesarias paradas en las máquinas para adquirir mejoras, conseguir nuevos trajes y, por supuesto, elaborar nuestro propio armamento. Por el camino conseguiremos abundantes piezas que nos otorgarán un abanico de opciones bastante interesante en el que movernos, y que podremos ir ensamblando a nuestro gusto para obtener resultados.

Hay planos de diseños, hay piezas base, hay distintos tipos de cañones, hay añadidos para el fuego secundario... No hablamos de algo abrumador en cuanto a alternativas, pero sí de una mano de opciones generosa para customizar un arsenal que será fundamental y que definiremos con piezas y mejoras. La gestión de recursos vuelve a tener una importancia capital, con elementos como el tungsteno, la chatarra o los semiconductores resultando fundamentales para construir nuestros prototipos. Como siempre podemos encontrar muchas de las cosas que necesitamos por nosotros mismos, explorando o rebuscando entre los cuerpos de los enemigos caídos, sin embargo en Dead Space 3 también se presenta la alternativa del robot que los buscará por nosotros. Su uso será necesario en los niveles de dificultad más altos, y para ponerlo en marcha bastará con equiparlo, "soltarlo" y recogerlo unos minutos más tarde en nuestro próximo banco de mejoras con lo que haya encontrado.

La herramienta de creación de armas es una de las grandes novedades del programa.  Podremos personalizar y fabricar nuestro propio arsenal.
La herramienta de creación de armas es una de las grandes novedades del programa. Podremos personalizar y fabricar nuestro propio arsenal.

Sin embargo toda esta atención por la elaboración del arsenal no supone que se haya mejorado la habilidad de nuestro protagonista con éstas. Clarke, desde su nacimiento como héroe de la saga y como tantos otros personajes principales de juegos de terror, no es precisamente un dechado de virtudes con las armas, y eso es algo que no sufre cambio alguno en el nuevo episodio. No es un problema en las secciones de acción contra monstruos, no lo era antes ni tampoco lo es ahora, y siempre ha tenido su encanto la torpeza del ingeniero para manejarse en ciertas situaciones rodeado de criaturas de pesadilla. En cambio sí es un problema en las partes en las que luchamos contra los humanos, y es que ahí se nos exige un punto de agilidad que el protagonista no nos permite. Ahí tenemos que cubrirnos detrás de parapetos agachándonos, tenemos que esquivar granadas que nos lanzan y que aparecen representadas con un indicador, y tenemos también que hacer frente a unos enemigos que por primera vez abren fuego sobre nosotros de forma masiva y que tienen cierta destreza haciéndolo.

No son estos combates contra humanos la parte que más nos ha gustado del juego, desde luego. Sólo surgen de forma muy puntual y en ocasiones incluso se simultanean con los que nos enfrentan a los Necromorfos, sin embargo sin llegar a estorbar no ofrecen los mismos resultados que las otras partes del programa. No se trata únicamente de que no acaban de encajar desde el punto de vista conceptual, y eso que entroncan con la ayuda a dar variedad de tantas facetas que debutan, sino que tampoco están tan bien resueltas como nos gustarían. No hay demasiado componente táctico en estos tiroteos por los movimientos tan agresivos e incluso suicidas que los enemigos llevan a cabo, desaparece también la necesidad de disparar a las extremidades más allá del letal disparo a la cabeza y, en líneas generales, hay un cierto componente frenético para el que ni el propio Clarke parece capaz de estar a la altura en cuanto a movilidad.

Dos Héroes, Una Nueva Aventura
Y eso que tanto en esa faceta como en el resto nos va a hacer falta la agilidad, porque el juego vuelve a ser difícil. Opta por el nivel más fácil o incluso el medio y el juego será una bonita exhibición de escenarios variados y preciosistas, y también de escenas de acción sencillas y de las que se ha eliminado además cualquier tipo de microgestión por la abundancia de paquetes de munición y botiquines. Escoge en cambio los más difíciles y lo que tendrás entre manos será la verdadera experiencia Dead Space: claustrofóbica, opresiva y por momentos agobiante hasta el punto de reclamarnos incluso esas mismas pausas que el propio juego nos da en forma de salidas al espacio o secuencias de acción pura. Además, y para los amantes de los retos, al acabar el juego surgen tres modos de dificultad extra: Clásico, inspirado por el Dead Space original en términos de control por obligación cuando en el resto son opcionales, en el que entre otras cosas no hay posibilidad de fabricar armas desde cero y se requiere de los planos para construirlas. Supervivencia, por su parte, nos pone las cosas mucho más difíciles reduciendo hasta el mínimo los recursos para salir adelante, y limitándolos únicamente a los que encontremos en los enemigos. Imposible que lleva la dificultad una vez más hasta extremos tormentosos y, por último, uno Retro que altera el aspecto del juego con un simpático look pixelado y de colores degradados a modo de filtro.

El cooperativo ha sido uno de los aspectos más polémicos. Está ahí para ofrecer otra visión de la campaña, y sólo nos "afectará" si lo deseamos.
El cooperativo ha sido uno de los aspectos más polémicos. Está ahí para ofrecer otra visión de la campaña, y sólo nos "afectará" si lo deseamos.

Sin embargo la gran clave para prolongar la vida de Dead Space 3 en términos jugables una vez terminada la campaña en solitario, de más de 10 horas, es el cooperativo. La óptica para observar el juego desde esa modalidad debe ser completamente distinta, y es que supone el refinado de los componentes de terror para apostar por un tipo de experiencia diferente y más orientada al frenetismo.

No es la campaña completa la que está disponible aquí, puesto que al fin y al cabo pasaremos montones de momentos solos de forma obligada. Sin embargo la presencia de otra persona en el juego abre las puertas a varias zonas inaccesibles en solitario y presentes dentro de ese esquema de incremento de la libertad del que ya hemos hablado. Los cambios jugables son obvios en estas secciones, y es que se aumentan los números de enemigos y la dificultad de las situaciones para que el reto esté a la altura de lo que dos personas juntas pueden aportar. Más acción, menos tensión.

Hay cierta necesidad de colaborar para resolver algunos puzles y determinadas situaciones de combate, que están bien planteadas para obtener réditos de este formato, y en líneas generales el añadido es interesante. Nos ha gustado especialmente el hecho de experimentar la historia desde esta óptica, que si bien no es del todo novedosa sí aporta algunos matices relacionado con el modo en el que Carver ve las cosas.

En definitiva la presencia del cooperativo no aporta grandes cosas, pero tampoco lo hacía en la segunda parte la del competitivo que ha sido sustituido. Es un aporte agradable y pensamos que todo lo que sea de interés y sume al conjunto es bienvenido, especialmente en el caso de esta opción alternativa e intrigante, eso sí insistimos en que difiere bastante de lo que es la experiencia Dead Space habitual.

La diversidad de los escenarios es uno de los mejores titulares que nos deja Dead Space 3. La aventura gana mucho gracias a ese aspecto.
La diversidad de los escenarios es uno de los mejores titulares que nos deja Dead Space 3. La aventura gana mucho gracias a ese aspecto.

Tau Volantis: Una Nueva Pesadilla -Gráficos y Tecnología-
Desde el punto de vista visual, Dead Space 3 es un videojuego que exhibe los mismos rotundos resultados que sus dos predecesores. La serie siempre ha gozado de un fenomenal acabado estético, pero esta entrega quizá da un paso más allá en el aspecto artístico gracias a la variedad de los escenarios: un verdadero tour-de-force para sus diseñadores.

Lo nuevo de Visceral Games, como casi todos los productos del estudio de hecho, es uno de esos videojuegos que ponen al servicio de la experiencia jugable y la ambientación todo su apartado estético. Cada estancia angosta y claustrofóbica está diseñada con precisión de cirujano para sacar al ser precavido y asustado que llevamos dentro, y todas las secuencias en las que el juego se abre para demostrar su gigantesco prisma con enormes naves en ruinas e impresionantes escenarios naturales llevan la palabra grandioso escrita a fuego en su superficie. Es un juego de contrastes, minimalista en ocasiones y grandilocuente en otros momentos, y para nuestro gusto es ese eterno contraste el que tan buenos resultados ofrece de cara al jugador.

Los Necromorfos siguen siendo tan desagradables como siempre, y los nuevos "fichajes" para la especie están a la altura del resto de la saga en cuanto a su look ilógico y delirante. Algunos de los nuevos no nos han gustado ni en términos visuales ni jugables, el caso más flagrante es el de los Waster, que no ofrecen nada más allá de un aspecto y movimiento de zombies que a estas alturas nos parece un tanto gratuito en una serie tan imaginativa, pero hemos quedado contentos por el resto. Especialmente por unos combates contra jefes finales impresionantes desde cualquier punto de vista imaginable.

Desde el punto de vista estético, Dead Space 3 es una verdadera preciosidad. Se trata de uno de los juegos más variados y rotundos en lo artístico.
Desde el punto de vista estético, Dead Space 3 es una verdadera preciosidad. Se trata de uno de los juegos más variados y rotundos en lo artístico.

Lo artístico-gráfico, salvo algunas pequeñas pegas, roza el diez, pero ¿y todo lo que tiene que ver con la tecnología? Aquí el título también disfruta de un gran acabado, aunque algunas animaciones algo toscas y determinadas incongruencias del control vuelven a alejarlo de la perfección. Por lo demás gran fluidez y casi siempre brillantes físicas, muy vistosos efectos e incluso mejoras en aspectos como la sangre que, en su predecesor, presentaban un remate algo tosco e incluso pixelado. Mención especial para una iluminación que vuelve a ser reina de todo el bloque visual, y que nos regala esos magistrales juegos de luces y sombras que son responsables de la mitad de los momentos de intensidad máxima que nos brinda el videojuego.

Como punto negativo, una vez más debemos lamentar la falta de ambición de Visceral Games a la hora de aprovechar el potencial tecnológico del PC, con ciertas limitaciones que resultan incluso chocantes, como el bloqueo de la tasa de imágenes por segundo a 30 fps si activamos el VSYNC (limitación que se puede sortear modificando ciertos parámetros, eso sí). Y no es que Dead Space 3 luzca mal en compatibles, al contrario, pero está claro que tampoco es el título que podría haber llegado a ser con algo más de trabajo dedicado a esta plataforma.

Afortunadamente, el programa funciona a las mil maravillas en una amplia variedad de equipos, permitiendo configurar con gran libertad sus opciones gráficas para que cada usuario adapte el juego a las condiciones de su equipo. En este sentido, os recordamos que es necesario tener una cuenta de usuario en la plataforma Origin y estar conectados a Internet para disfrutar de la acción de Dead Space 3.

En cuanto al audio, ¿qué decir?, vuelve a ser el gran punto fuerte del programa. Hay pocos videojuegos de la actualidad que dependan tanto de un uso impecable del sonido para lograr resultados jugables como los pertenecientes al género del terror, y en ese sentido Dead Space 3 crece mucho gracias a la brillantez de sus efectos. Voces traducidas a nuestro idioma con un buen nivel interpretativo, FX de audio impactantes y una banda sonora tan sofisticada y efectiva como siempre cuajan un apartado de sobresaliente.

Muy Bueno

Sin sello

Dead Space 3

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Isaac Clarke y su odisea contra los Necromorfos sigue brindándonos emociones fuertes con un nuevo capítulo. Electronic Arts y Visceral Games cambian la fórmula de la conocida saga, aunque no de una forma tan severa como algunos temían. Sigue habiendo sustos e intensidad, pero también más secuencias épicas, momentos frenéticos y muchos más combates. No es el mejor episodio de la serie por algunas adiciones intrascedentes y otras más bien flojas, pero sí es un producto que mantiene sobradamente el estándar de calidad Dead Space.

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Jugadores: 1-2
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