Análisis de Animal Crossing Wild World

Análisis de Animal Crossing Wild World
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Era de suponer, uno de los mejores títulos de Gamecube tenía que llegar también a DS. ¿Cómo lo haría? ¡Tachán! Pues salvajemente y encima con sorprendentes mejoras como el modo Wifi. Vamos, una delicia.

Da gusto escribir sobre un juego como “Animal Crossing”. Su esencia y tierna atmósfera, transmiten algunas sensaciones que muy pocos juegos conocen y que deberían servir de ejemplo. Si ya conocías este juego en Gamecube, sabrás muy bien a que me refiero, y si no has tenido esa suerte, voy a intentar introducirte en el universo de este innovador y entrañable juego.

Una comunidad de divertidos animales
Definir “Animal Crossing” es tan sencillo, que cuando te enteras que la cosa va de crear un personaje con el que habitar un pueblo, para ir haciendo tareas tan cotidianas como trabajar, cuidar tu casa, pasear o conocer gente, te quedas un tanto perplejo, y rápidamente, vuelves a preguntar ¿pero qué es lo que hay que hacer? Y es que justo ahí, está la clave. No hay que hacer nada en espacial, sino entender que Animal Crossing, es especial.

Pero vayamos por partes y retomemos el asunto desde el inicio del juego. Todo empieza con un lluvioso viaje en taxi hacia el que será nuestro pueblo, hablando con el simpaticón del conductor mientras definimos el nombre y el sexo del que será nuestro personaje. Ya en el pueblo, no tardaremos en ponernos al tanto de nuestra penosa situación: estamos sin una sola “baya” (la moneda del lugar), sin casa y no conocemos a nadie. Sí, suena desalentador, pero también forma parte del encanto del juego, darnos algo de vidilla por nosotros mismos.

Nuestros primeros pasos nos llevarán a conocer a un mapache, muy amable y también muy calculador, llamado Tom Nook, que es el comerciante del pueblo y constructor de nuestra primera casa (un simple cuarto con una triste cama). Tom, nos pondrá al corriente de que le debemos la hipoteca de la casa y que para pagársela tendremos que trabajar para él. Hay que decirlo todo… en ese momento te sientes estafado, y es que este tipo más que un mapache parece una sanguijuela… Pero en fin, le echas valor y te diriges a hacer tus primeras tareas, como recoger frutas, buscar conchas, fósiles, accesorios… y lo mejor de todo ir conociendo a tus variopintos vecinos.

Los días pasan, la vida fluye
Después de llevar jugando un tiempo y casi sin que te des cuenta, el juego consigue sumergirte totalmente en su dulce mecánica. Realizas la mar de contento, tareas que si te las dijeran de antemano te sonarían casi ridículas para un videojuego. Desde la mencionada búsqueda y recogida de frutas y conchas, hasta realizar todo tipo de recados para quien nos lo pida, o “hazañas” más complicados como buscar tesoros o ir de pesca… Y es que éste es el verdadero encanto de Animal Crossing, el dejarte llevar en un mundo paralelo en el que los días se suceden a la par que en el real.

Sí, como suena. Cuando es de día en el juego será de día realmente, y lo mismo para la noche o para cualquier fecha señalada como Hallowen, el día de tu cumpleaños o incluso las estaciones o los días especiales que el juego haya definido, como el día del canto, o el día de los cumplidos por citar algunos. Es más, si en el juego sabes que un personaje viene los domingos a tu pueblo –pongamos Joan el vendedor de rábanos-, ya sabes que tienes que entrar ese día si quieres hacer tratos con él. Por supuesto, esto es extensible a un motón de cosas y más personajes, lo cual logra mantener siempre algún tipo de aliciente vivo, así como el factor sorpresa de no saber que nos vamos a encontrar cada día.

Otra parte muy importante de juego, la tiene todo el tipo de personalización que podemos otorgar. Podemos vestir a nuestro personaje de mil manera diferentes, cambiando de estilo tantas veces como nuestro ropero nos lo permita. Podemos decorar y amueblar nuestra casa (la cual cada vez será más grande) con todo tipo de muebles y estilos de lo más variopinto, pasando por el rústico, el moderno, el japonés o cualquier otro que seáis capaz de imaginar. Pero es que además, podemos ser partícipes del aspecto general del pueblo, cuidando la vegetación o ayudando a elaborar edificios como el museo. Pero sobre todo lo que podemos y vamos a fomentar, es la vida social, conociendo y hablando con los vecinos de nuestro pueblo o de otro de un amigo.

Vida online. Conoce otros pueblos
Junto a los vecinos más comunes y que al igual que nosotros tendrán su propia casita, con su estilo, sus manías y aficiones, hay otros muchos personajes clave, que o viven en el mismo pueblo o vienen de vez en cuando. De los afincados, junto con el mencionado Tom Nook encontraremos al alcalde, a las hermanas Mabel y Sable (las cuales nos permitirán crear nuestro diseños) o a Blathers, el encargado del museo, entre otros muchos, todos con su personalidad y cometido. En términos generales todos los animales poseen un magnífico grado de interacción: andan, pescan, entran y salen de sus casa, cambian su decoración y todo ello con un magnífico repertorio de expresiones de sorpresa, alegría, enfado o pena.

Pero donde crece (en lo que a relacionarse se refiere) Animal Crossing en su versión para DS, es en el modo Wifi. Éste nos va a permitir viajar a pueblos de otros amigos o bien recibirlos en el nuestro. Esto, aparte de crear una comunidad virtual de colegas y sentir el juego de una forma más viva, también nos va a permitir descubrir ciertas peculiaridades de otros lugares, tales como otra distribución arquitectónica del pueblo, o variedades de ciertos elementos como la fruta, que por cierto, nos la pagarán a precio de oro si traemos una clase diferente a la que en nuestro pueblo conocen. La forma de acceder a Wifi es tan simple como el tener el código de un amigo (Friend Code), o abrir las puertas de nuestro pueblo y esperar a que entre un visitante con el que hablar e intercambiar experiencias…

Estos animales tienen estilo
En mi opinión personal, siento que muchos jugadores mantienen una opinión muy encasillada hacia determinadas estéticas, -no sé si por costumbre o inercia- tachando de infantil o simplón el estilo gráfico de determinados juegos como Mario o más concretamente Animal Crossing. Pero si realmente intentas ver “más allá”, te das cuenta que probablemente la forma más correcta de abordar el aspecto de un juego como éste, es desde ese aire infantil que tiene, y es más, buscando el niño que se puede ser o el que todos llevamos dentro. Además, y ya más técnicamente hablando, los gráficos están muy bien realizados y diseñados, tienen un estilo propio que resulta de lo más “guay”. Todo se muevo con mucha suavidad y las texturas son excelentes, el sonido tampoco se queda aparte, estando especialmente bien unidas las sencillas pero muy efectivas músicas al estilo general del juego.

Como punto final, no quiero olvidar que el sistema de control con el lápiz de DS, va como anillo al dedo a este juego y mejora considerablemente alguna de la partes que resultaban algo tediosas de la versión de Gamecube. Quizás la pantalla superior no se use mucho, pero compagina de maravilla las situaciones, bien sea mostrando el cielo o permitiéndonos no perder la situación que desarrollamos mientras manipulamos los sencillos pero eficaces menús que pueblan este juego.

Magnífico

Obra maestra

Animal Crossing: Wild World

Por: El equipo de 3DJuegos
Obra maestra

Animal Crossing es una pequeña joya, una apuesta hacia la innovación y las ganas de querer hacer cosas diferentes. Si eres un jugador de gustos fijos, es probable que no te llegue a encandilar. Por el contrario si siempre estás dispuesto “a probar nuevos sabores”, un nuevo juego entrará a llenar un rinconcito de tu corazón.

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