Divertido, sorprendentemente adictivo y uno de los juegos más desafiantes del momento. Los creadores del genial Super Meat Boy vuelven a la carga con otro gran videojuego basado en los clásicos juegos de mazmorras que ningún aficionado debería perderse por nada del mundo.
Solo el equipo responsable del fantástico Super Meat Boy podía ser capaz de retorcer hasta los extremos más grotescos el famoso relato bíblico de Isaac para convertirlo en una asquerosa, aunque a su modo bastante atractiva, aventura de acción basada en los clásicos juegos de mazmorras como por ejemplo el The Legend of Zelda original o el ya lejano Rogue. Un título que sin ser revolucionario ha conseguido atraparnos, nuevamente, en una experiencia jugable tremendamente apasionante y divertida. ¿Pero qué tiene de especial? Simple y llanamente, que estamos ante un título impecable que sabe plantearnos variados retos constantemente, incitándonos a repetir una y otra vez cada partida con tal de llegar al final. Y una vez completada la aventura, tentarnos a seguir haciéndolo para probar que nadie puede con nosotros.
La ira de Isaac
En un mundo de pesadilla retorcido hasta lo indecible, rodeado de grotescas mutaciones de nuestro propio ser y hasta arriba de heces, orina y pústulas sanguinolentas, el pobre Isaac se ha visto inmerso en una cruenta lucha por su vida por culpa de la demencia de su madre, que impulsada por un supuesto mensaje divino, ha decidido matar a su hijo. Pero éste, pese a las lágrimas que bañan su rostro, está decidido a salvar el pellejo y nadie podrá impedírselo. Y así da comienzo esta aventura de acción con ligeros elementos del género rol, en la que vamos a tener que recorrer media docena de mazmorras que se generarán aleatoriamente, hasta dar con la guarida de nuestra odiosa madre a la que tendremos que dar un escarmiento.
Una misión que, como comprobaremos enseguida, no va a ser nada sencilla, ya que estamos ante un título de la vieja escuela que nos va a poner a prueba constantemente. Principalmente, porque el componente de aleatoriedad no se limita únicamente al diseño de las mazmorras, que no dejan de ser una sucesión de salas con leves elementos diferenciadores, sino que los enemigos que nos encontraremos en estas habitaciones, los tesoros que hallaremos, e incluso los jefes de final de fase van a ser siempre distintos. Por tanto, de nada servirá aprender de memoria el diseño de estos escenarios, puesto que nunca vas a saber qué te espera detrás de cada puerta. Una sensación de angustia muy bien conseguida dada la dureza de los enemigos contra los que nos mediremos, y la facilidad con la que nuestros corazones de salud van a descender.
Por fortuna, Isaac podrá servirse de una gran cantidad de objetos especiales que le permitirán mejorar sus aptitudes de forma permanente, ya sea incrementando su velocidad, nivel de salud, potencia de ataque con diversos tipos de munición, o el alcance de estos por citar algunos ejemplos. Así como aprovecharse de unas habilidades únicas que deberemos activar tras recargarlas, para realizar movimientos que podrán decidir a nuestro favor las contiendas. En este caso hablamos de la posibilidad de soltar una súper bomba, lanzar potentes rayos con nuestra boca, o paralizar a los enemigos temporalmente al presentarles una visión tan grotesca que hasta a nosotros nos da miedo recordar.
A estas opciones, que como decimos resultan muy variadas, debemos añadir las cartas y píldoras que actuarán como objetos consumibles y gracias a los cuales restableceremos completamente nuestra salud, invocaremos corazones especiales, sufriremos diarreas con las que generaremos explosivos…. Lo divertido, a la vez que terrible, es que únicamente conoceremos las propiedades de estos objetos una vez los hayamos probado, lo que significa que vamos a tener que sufrir más de un susto, como que nuestra salud se quede bajo mínimos, para poder defendernos posteriormente y con mayor eficacia de los enemigos. Y lo mismo podemos decir de los objetos especiales del mundo oscuro, que nos concederán importantes mejoras a muy alto precio, por ejemplo incrementar nuestra potencia de fuego de forma brutal dejándonos con un único corazón de vida, más varios especiales que no se pueden restablecer.
Y es esta capacidad de sorprendernos constantemente con nuevos desafíos la que nos ha maravillado. A nivel jugable este The Binding of Isaac puede parecer muy simple, pero a la hora de la verdad, o somos rápidos y efectivos aprovechándonos de los objetos y habilidades con los que contamos, o morimos en un santiamén. Y como cada partida es única, las opciones y las formas de jugar van a ser siempre distintas. Además, existe un cierto componente estratégico al obligarnos a decidir si invertimos alguna de las pocas llaves para abrir cofres o determinadas puertas, invertimos dinero comprando objetos (a veces solo hay monedas para uno), o si nos jugamos nuestros ahorros en juegos del azar por si la fortuna nos sonríe con alguno de los mejores objetos.
Pero está claro que un juego de estas características no es nada sin los monstruos que nos esperan en las profundidades de sus mazmorras, y en este caso, el nuevo trabajo de Edmund McMillen y su equipo es impresionante. Desde pequeñas moscas a enormes babosas pasando por seres deformes o cabezas escupe fuego; la retahíla de monstruosidades con la que nos encontraremos, cada una especializada en un estilo de combate distinto, resulta sorprendente, con enfrentamientos increíbles contra versiones de Isaac corrompidas por alguno de los siete pecados capitales, y un enorme plantel de enemigos finales que supondrán los duelos más duros y emocionantes del juego.
Unos enfrentamientos que ganan muchísimo a nivel visual gracias al fantástico trabajo llevado a cabo en el diseño de todos y cada uno de los enemigos, que no solo destacarán por su obscenidad y repugnancia, sino por poseer una personalidad a años luz de muchas superproducciones del mundo del cine o los videojuegos. Igualmente, nos encanta ver cómo Isaac va cambiando de apariencia conforme obtiene mejoras, ya sea con cuernos demoníacos sobre la testa, unos morros de color rojo a juego con sus zapatos de tacón, enormes gafas, máscaras… ¡hasta deformaciones! Por supuesto, técnicamente hablando estamos ante un título muy discreto, pero cuando tienes ante ti un apartado artístico tan trabajado y único, al que para colmo acompaña una muy buena banda sonora, sólo puedes sentarte y disfrutar.
Lo importante, a fin de cuentas, es que estamos ante un videojuego que nos puede mantener horas y horas enganchados, intentando completar una aventura tan desafiante como adictiva. En nuestro caso, hemos tardado cerca de dos horas para completar la aventura por primera vez, ya que al morir te toca empezar de nuevo; pero ahora estamos probando a completarla de nuevo encarnando a otros personajes con estadísticas distintas (salud, velocidad y daño), mientras tratamos de conseguir todos los objetos coleccionables. En definitiva, hay juego para rato.
Si Super Meat Boy se convirtió en un imprescindible dentro del género de los plataformas, The Binding of Isaac ha hecho lo propio con los juegos de mazmorras. Difícil, muy adictivo y con una personalidad a prueba de bombas, por tan solo 4,99 euros no deberías dejar escapar la oportunidad de hacerte con esta maravilla jugable.
