Devastador y con una sed de sangre insaciable, el poderoso Crom está dispuesto ha convertir Xbox Live Arcade en una auténtica carnicería. Violento, con intensos y frenéticos combates a espada y una historia de venganza como telón de fondo, Bloodforge golpea con fuerza en 360. ¿Será suficiente para ganarse el respeto de los fans de la acción?
Es salvaje, inmisericorde y una auténtica máquina de matar. El brutal guerrero Crom lo tenía todo para convertirse en uno de los grandes del género de la acción hack‘n slash, pero desgraciadamente, Climax Entertainment no ha sabido llevar a buen puerto las ideas que han dado forma a Bloodforge. Es un juego con garra, mucha intensidad y un estilo visual muy atractivo, pero falla en lo más importante, y eso lastra mucho el resultado final.
La ira de Crom
Bloodforge es un juego de grandes contrastes. Uno que es capaz de sorprender en determinados aspectos… y rápidamente decepcionar en otros tantos. Si hablamos de su historia, por ejemplo, esta resulta demasiado convencional tanto en lo argumental como en su desarrollo, porque es el mismo cuento que ya hemos visto en mil y un juegos distintos. Pero en cambio, su diseño artístico, muy deudor de las novelas gráficas de autores como Frank Miller (300, Ronin, Sin City etc.), resulta tremendamente llamativo por el gran contraste existente entre la viveza e intensidad de los litros de sangre que salpicarán la pantalla, con los tonos apagados que reinan en el resto del juego.
El diseño de los enemigos y de algunos de los jefazos contra los que nos mediremos también resulta muy llamativo, con una estética céltico-salvaje que le sienta realmente bien. Pero en este caso, creemos que la paleta de colores no ha estado del todo bien escogida por algo muy sencillo: a veces cuesta muchísimo visualizar los movimientos de los enemigos, que por sus ropajes oscuros darán lugar a muchos equívocos. Más si usamos algunas de las habilidades especiales de Crom, que oscurecerán todavía más la pantalla dejándonos unas vistas demasiado caóticas.
Siguiendo con esta línea de contrastes, en lo jugable Bloodforge destaca especialmente por la intensidad y la brutalidad de sus batallas, que nos han sorprendido muy gratamente. Sin embargo, hemos echado en falta una mayor complejidad en estos combates, que muy pronto se tornarán algo rutinarios al enfrentarnos una y otra vez, prácticamente sin descanso, al mismo tipo de enemigos. Un problema que se ve agravado por la escasa variedad de combos que podremos ejecutar. Porque aun contando con tres armas distintas que mejorarán progresivamente, al final la lucha no varia en exceso.
Vale, de acuerdo, el martillo golpea más fuerte a costa de ser más lento y las garras son rápidas pero poco dañinas; pero aun con esas, las diferencias son nimias, así que al final dará igual que luchemos con una u otra arma porque machaquemos a los enemigos de la misma forma. Y esto es algo que nos entristece, porque también en los combates contra los jefazos se ha desaprovechado una oportunidad de oro para dotar de mayor variedad al desarrollo de la acción.
En este sentido, es inevitable no pensar en lo distinto que habría sido todo con una mayor variedad de ataques, armas mejor diferenciadas entre sí y, sobre todo, con la inclusión de algún que otro movimiento de bloqueo y contrataque que complementara al discreto sistema de evasión por el que se ha apostado, que es el de rodar por el suelo siempre que veamos que un enemigo va a ejecutar un ataque –como decíamos, a vece es difícil ver esto-. Detalles que al final marcan la diferencia.
Y es que Bloodforge se queda corto con demasiada rapidez. Sobre la base, ofrece las suficientes opciones como para que la acción no decaiga en ningún momento, y sin embargo, ocurre todo lo contrario. No ya solo por lo limitado del sistema de combate, sino también, porque no se han aprovechado como deberían ni las habilidades especiales de Crom, que usará con el poder del maná, ni su estado de frenesí homicida conocido como Berserker, que tampoco marca la diferencia. Y como esto es lo único que ofrece, al dejar de lado la exploración de grandes entornos o la resolución de sencillos rompecabezas, lo negativo se hace todavía más evidente.
Eso sin mentar los problemas ocasionados por el irregular sistema de cámaras. Un fallo imperdonable que entorpecerá la acción en más ocasiones de las deseadas, provocando una sensación de frustración a la que difícilmente se puede combatir. Porque sí, no nos cansaremos de repetir que Bloodforge es un juego de acción muy intenso y divertido, pero no es de recibo que a estas alturas nos encontremos con este tipo de problemas. Y la falta de recursos no es una excusa, porque este es un fallo que afecta directamente a la jugabilidad.
Ante este panorama ¿qué nos queda? Pues básicamente, intentar obtener la mejor puntuación posible al final de cada nivel –las tablas online son muy originales y nos permiten incluso retar a los amigos-, porque por todo lo demás hay muy pocos alicientes que inviten a rejugar a esta aventura que se puede completar en unas cuatro o cinco horas, siempre dependiendo de la destreza del jugador.
Una auténtica pena porque el trabajo a nivel artístico resulta más que bueno, con un inteligente uso del Unreal Engine 3 que ha permitido crear unas batallas tan salvajes y viscerales como emocionantes–las ejecuciones son espectaculares-. También la variedad de localizaciones está muy conseguida, aunque la linealidad de los niveles y lo poco detallados que están le restan cierto atractivo al conjunto. En cuanto al sonido, la música y los efectos sonoros cumplen de forma acertada, aunque sin sorprender. Las voces, en inglés –los textos traducidos al castellano-, tampoco están nada mal y no desentonan con el resto de apartados.
Con demasiados altibajos, Bloodforge es un triste intento fallido por crear un potente juego de acción hack ‘n’ slash en formato descargable. Claramente, le ha faltado personalidad en lo jugable y una mayor ambición a la hora de plasmar unas ideas que sobre el papel tenían mejor pinta. Los problemas de cámara y lo repetitivo de la acción tampoco ayudan mucho a mejorar el resultado, aunque es verdad que una vez inicias la partida, es difícil despegarse del mando sin culminar antes la venganza de Crom.
