Análisis de Alone in the Dark 2008

Análisis de Alone in the Dark 2008
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La quinta entrega de la legendaria saga Alone in the Dark llega por fin a las tiendas tras un dilatado desarrollo trufado de innumerables retrasos. Atari y Eden Studios dan a luz un título muy alejado en espíritu y en términos de calidad de la portentosa primera parte de 1992, pero que resulta un entretenimiento de acción y puzzles muy interesante.

En 1992 Infogrames lanzaba Alone in the Dark, un sobrecogedor título de terror que suponía uno de los primeros grandes videojuegos en triunfar empleando gráficos poligonales. Dotado de una sensacional y cautivadora historia, el juego se desarrollaba en una mansión y sus aledaños, y creaba una desazonadora sensación de angustia y claustrofobia pese a sus lógicas limitaciones tecnológicas.

En 2005 se hacía oficial -primero para PlayStation 3, y más tarde para el resto de plataformas-, Alone in the Dark: Near Death Investigation, el título que nos ocupa, quinto episodio de las terroríficas series. Un nuevo intento por parte de Atari de retomar con buen pie la franquicia tras los fracasos del anterior videojuego, The New Nightmare -2001-, y de la nefasta película de Uwe Boll estrenada en 2005.

En Alone in the Dark seremos, de nuevo, Edward Carnby. Esta vez nuestras pesquisas se desarrollarán en Nueva York, en una misteriosa trama que oculta la invocación de una peligrosa criatura.
En Alone in the Dark seremos, de nuevo, Edward Carnby. Esta vez nuestras pesquisas se desarrollarán en Nueva York, en una misteriosa trama que oculta la invocación de una peligrosa criatura.

Ahora, en 2008, llega esa anunciada última entrega, que finalmente ha quedado escuetamente titulada como Alone in the Dark. De la mano de Atari en la distribución y de Eden Studios en la realización, reputados desarrolladores del último y notable Test Drive. El resultado, sin embargo, queda algo alejado de las expectativas, pues pese a que estamos ante un juego de acción muy correcto en líneas generales, el conjunto es menos redondo de lo que cabía esperar.

New York, New York
En el nuevo Alone in the Dark encarnaremos de nuevo a un personaje llamado Edward Carnby. El héroe, como no, será amnésico y únicamente conforme avance la aventura iremos desmantelando los secretos que esconde su identidad, y qué relación le enlaza con el homónimo investigador de principios de siglo al que dimos vida en la primera entrega de la saga.

El juego comienza yendo directamente al grano, poniéndonos en una situación límite sin más preámbulos, y desde entonces, y como en el mejor cine de Hollywood, las situaciones van in-crescendo en el fenomenal carrusel de explosiones, derrumbamientos e incendios que supone el primer tercio del juego. A partir de ahí el juego cambia totalmente su tono volviéndose mucho más sombrío, incluso en ocasiones rozando lo intimista, en un estilo que le acerca más al género pero que resulta mucho menos espectacular en su conjunto.

La única oferta jugable de Alone in the Dark es su campaña individual. Parece lógico que el ritmo y el tono del videojuego hacían desaconsejable optar por un multijugador.
La única oferta jugable de Alone in the Dark es su campaña individual. Parece lógico que el ritmo y el tono del videojuego hacían desaconsejable optar por un multijugador.

No obstante hay que señalar también que la saga ya se ha desmarcado por completo de las fantásticas raíces que en su primer episodio emparejaban a las series con la obra del novelista H.P. Lovecraft. No ya porque la ambientación lógicamente se ha modificado de forma notable, sino también por el estilo de las criaturas, que abandonan definitivamente la estética grotescamente imposible del literato para abrazar las fuentes más comerciales y dominantes que parecen inspirar el bestiario de este videojuego. El resultado es que los enemigos no dan miedo, ni por situaciones ni por aspecto; el título da algún susto muy esporádico, pero más por fuertes golpes de sonido que por una sensación general de terror.

Caos Controlado
Alone in the Dark se divide en dos partes bien diferenciadas: La primera que podría pertenecer perfectamente a películas de catástrofes como El Coloso en Llamas, y la segunda centrada en el más tradicional horror de un Central Park tomado por criaturas de pesadilla.

El cambio que se produce entre los dos bloques es tan espectacular que incluso se traduce en modificaciones del interfaz, pues la segunda zona cuenta con importantes dosis de libre albedrío en contraposición con los guiados pasillos de la primera, y se hace necesario una PDA que incorpora un minimapa totalmente imprescindible.

La primera parte compuesta únicamente por las zonas del rascacielos donde comenzamos la aventura supone dos de los ocho capítulos y se puede superar fácilmente en algo menos de hora y media. La segunda, no obstante, es mucho más larga, completa y satisfactoria, emplazándonos a superar los seis capítulos restantes, tarea que nos supondrá entre 6 y 8 horas más, dependiendo de nuestras habilidades.

Sin embargo la libertad de la que se hace gala en la mayor parte de Alone in the Dark es en realidad más ficticia que real, y es que los objetivos están muy claramente delimitados, quedando la exploración muy poco recompensada.

Edward Carnby no estará solo, y es que contará con compañía femenina. La belleza de la coprotagonista dará lugar a una inevitable subtrama romántica.
Edward Carnby no estará solo, y es que contará con compañía femenina. La belleza de la coprotagonista dará lugar a una inevitable subtrama romántica.

Ese parece ser en todo momento uno de los mayor problemas de Alone in the Dark, la de las buenas ideas sin pulir lo suficiente. Hay, de hecho, muchos momentos en que Alone in the Dark parece a punto de explotar ese filón argumental que podría atesorar por localizaciones y ambientación, pero el despegue lamentablemente no llega a producirse. Así memorables escenas como la primera vez que vemos Central Park desde las alturas a través de las grietas de un edificio, o cuando escapamos a bordo de un taxi de una espectacular marea de destrucción que arrasa las calles neoyorquinas, se pierden en la sobreabundancia de momentos derivativos y excesivamente genéricos de los que se compone el resto del juego.

Usa la Cabeza… Y las Manos
Los largos primeros minutos del videojuego servirán, en un tono muy relajado, para hacernos con los complejos controles del título, resolviendo rompecabezas sencillos y enfrentándonos a criaturas no demasiado desafiantes.

La infinidad de acciones disponibles se dividen con habilidad a lo largo del pad, quedando cada uno de sus controles ocupado por una o más acciones de gran importancia. Así en líneas generales contaremos con la clásica distribución del movimiento del personaje, el salto, el disparo o la capacidad de recoger objetos del suelo y lanzarlos.

“Anteriormente en Alone in the Dark”. El juego homenajea a las series de televisión, y presenta un curioso montaje al cargar partida que nos refresca los acontecimientos vividos hasta el momento.
“Anteriormente en Alone in the Dark”. El juego homenajea a las series de televisión, y presenta un curioso montaje al cargar partida que nos refresca los acontecimientos vividos hasta el momento.

De entre lo que se sale de lo normal es el empleo de la cruceta y de la palanca derecha. La primera servirá para acceder al inventario que, en una disposición muy original, nos ofrece una vista cenital de los elementos con los que cargamos, viéndolos colgados del abrigo de Edward. Otros movimientos de la cruceta liberarán los favoritos –para equipar rápidamente diferentes combinaciones de armas que hayamos predefinido, como pistola-linterna, etc.-, y el minijuego de la curación, una curiosa forma de profundizar en los habituales mecanismos de reparación de energía, permitiéndonos aplicar los medicamentos nosotros mismos sobre nuestras heridas.

Por último queda la citada palanca derecha, gracias a la cual desplazaremos un objeto que hipotéticamente tengamos en las manos en la dirección hacia la que apuntemos. El empleo de este stick para esa función limita por lo tanto el uso de la cámara, que queda reducida a pequeños y toscos giros cuando no llevamos nada equipado. Al igual que el minijuego de la curación estamos ante una adición muy agradable en términos de innovación, que sin embargo también falla por su tosca ejecución y lo reiterativo de su empleo.

Alone in the Dark disfruta de una interesante inclusión que nos permite avanzar o retroceder la historia a nuestro antojo. Así, si nos atascamos en alguna parte, podemos adelantar hasta el siguiente bloque de la campaña.
Alone in the Dark disfruta de una interesante inclusión que nos permite avanzar o retroceder la historia a nuestro antojo. Así, si nos atascamos en alguna parte, podemos adelantar hasta el siguiente bloque de la campaña.

Así si, por ejemplo, queremos golpear a un enemigo con una silla podemos ladearla hacia la izquierda para golpear hacia la derecha, o echarla hacia atrás por encima de nuestra cabeza para golpear con ella al enemigo de forma vertical. Todo esto suena fenomenal sobre el papel, pero como decimos el acabado no es tan brillante como debería, y acaba deviniendo en unos combates mucho más imprecisos de lo debido.

Caminando por la Cuerda Floja
Acción, aventura y puzzles, esa es básicamente la receta del plato que Alone in the Dark pone sobre la mesa.

El juego se desarrolla con la opción de recurrir a la cámara en primera o en tercera persona en cualquier momento. La adecuación de ambas a las circunstancias marcará cuando deberemos optar por cada una. Se hace especialmente recomendable la subjetiva, pues es la que permite ser más precisos con el protagonista, sin embargo es mucho menos vistosa, y nada práctica para las escenas de plataformas.

La acción, a su vez, se divide en el empleo de armas de fuego y de objetos contundentes. Lo ideal será guardar la munición de nuestra pistola para los enemigos más duros, y emplear los elementos del escenario para golpear a nuestros rivales “comunes”. Como ya hemos comentado con anterioridad el sistema es menos preciso de lo necesario, y algunas peleas que deberían durar unos instantes se prolongan de forma insufrible durante varios minutos.

Alone in the Dark no cuenta con la opción de escoger la dificultad. La campaña debe ser superada en el nivel por defecto, un modo más que razonable en términos de oposición enemiga.
Alone in the Dark no cuenta con la opción de escoger la dificultad. La campaña debe ser superada en el nivel por defecto, un modo más que razonable en términos de oposición enemiga.

Nada que objetar, en cambio, al apuntado de las armas, que responde adecuadamente a lo que cabría esperar de él. Algunos enemigos más pequeños incluyen en nuestro interfaz la labor del autoapuntado, que le resta mérito a nuestras ejecuciones pero que se presenta imprescindible en los momentos de máxima tensión.

La irregularidad también es el santo y seña de los rompecabezas, y es que hay algunos geniales y otros de abrumadora simpleza. A esto hay que añadir que a menudo el juego nos explica pormenorizadamente que tenemos que hacer en mitad de la resolución del puzzle, cargándose por completo la atmósfera y el mérito de completarlos.

No obstante hay que destacar su variedad y lo acertado de la disposición de algunos. Especialmente logrado está el que nos emplaza a hacer un puente a un coche en el que tratar de escapar de unos garajes atestados de criaturas asesinas que todavía no están apercibidas de nuestra presencia. Al inquietante sonido de los jadeos de los zombies a nuestro alrededor hay que sumar la tensión del minijuego que, en caso de errar, puede incluso hacer sonar el claxon del vehículo atrayendo la atención del enemigo hacia nosotros con fatales consecuencias.

Parece complicado encontrar un Survival Horror que disfrute de una cámara en condiciones. Tampoco es el caso de Alone in the Dark, que sufre de una perspectiva con algún que otro problema.
Parece complicado encontrar un Survival Horror que disfrute de una cámara en condiciones. Tampoco es el caso de Alone in the Dark, que sufre de una perspectiva con algún que otro problema.

Las partes de las plataformas completan el conjunto, con un control muy impreciso. Será habitual caer por precipicios por la pésima situación y perspectiva que a menudo ofrece la cámara. Tampoco ayuda en exceso la imposibilidad de graduar nuestro paso, y es que en el videojuego sólo podemos correr o caminar, sin puntos medios, lo que se tornará crítico cuando nos desplacemos por el borde de un precipicio.

Caos en Central Park -Terror de Nueva Generación-
Alone in the Dark es un claro caso de luces y sombras en sus apartados tecnológicos y visuales. Hay multitud de elementos fantásticos que, esperemos, sean implementados en el futuro para otros proyectos; pero también hay otros factores realmente anacrónicos, que nos dan un apartado algo más irregular de lo que debiera.

Entre lo bueno destaca el empleo de la gran cantidad de objetos interactivos que se pueden encontrar en los escenarios. Lamentablemente en las situaciones de tensión hacernos con algo tan voluminoso como un extintor puede ser una tarea tan dificultosa que nos ponga al borde del ataque de nervios, y eso se debe fundamentalmente a la incorrecta implementación del sistema que nos permite recoger los objetos del suelo.

El efecto del fuego sobre los elementos es de lo mejor que se puede ver en Alone in the Dark, y es que su utilización para iluminar el camino, dotar de llamas a nuestros objetos contundentes y su forma de extenderse por el escenario es realmente impactante.

Algunos de los enemigos sólo morirán definitivamente si les prendemos fuego, así que prepárate para tener a mano una buena fogata, o el rival revivirá en el peor momento.
Algunos de los enemigos sólo morirán definitivamente si les prendemos fuego, así que prepárate para tener a mano una buena fogata, o el rival revivirá en el peor momento.

Por otra parte el aspecto de los personajes es bueno, su carga poligonal adecuada y su expresividad está razonablemente lograda, aunque sus animaciones dejan bastante que desear. Especialmente la de su protagonista y sus transiciones carrera-paso lento, que no ofrecen la calidad que parece augurar su cuidado trabajo de modelado.

La tasa de imágenes por segundo es razonablemente estable, salvo algunos momentos críticos en los que cae de forma notoria. También se observan severos problemas de antialiasing y algunos molestos defectos de sincronía vertical, especialmente con el uso de la linterna. Las texturas son, por lo general, muy pobres; y hemos encontrado algunos Bugs de programación de importancia, pero el funcionamiento en base a capítulos del juego, y la posibilidad de avanzar y retroceder facilita el que éstos no sean traumáticos.

Por último cabe señalar que el doblaje es correcto, pero sin florituras de ningún tipo. Voces acorde con el aspecto de los personajes, y nivel dramático adecuado. Sin embargo la sincronización del sonido con el movimiento de las bocas le resta algunos enteros a su acabado. La banda sonora se mueve con acierto entre lo épico y lo intimista, aunque abusa de la repetición de determinados cortes.

Interesante

Sin sello

Alone in the Dark 2008

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Alone in The Dark es un buen juego de acción y puzzles, salpicado de sensacionales ideas y con mucha innovación en su concepto. Lamentablemente la ejecución de estas propuestas desmerece el conjunto final, y depara unos puzzles excesivamente sencillos y unos combates imprecisos, dando al traste con lo que podría haber sido un sobresaliente videojuego. Esta era la oportunidad perfecta para la resurrección de Alone in the Dark; el resultado, sin embargo, es bueno pero alejado a lo que esperábamos de la resurrección de esta franquicia.

Comprar Alone in the Dark 2008
Jugadores: 1
Idioma: Textos en castellano, voces en castellano y manual en castellano
Duración:
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