Tanto se ha hecho de rogar que ahora que al fin tenemos en nuestras manos la versión final de Starbound cuesta creer que sea cierto. Pero lo es, y bien alto se puede decir que la espera ha merecido la pena. Viaja a las estrellas y combate contra terribles monstruos en esta colosal aventura de acción y rol que, además, te permite crear tus propias armas, vehículos ¡y hasta ciudades! con una libertad asombrosa. Este es el análisis de uno de los grandes videojuegos del año.
Cualquiera que eche una partida a Starbound tendrá de inmediato montones de historias que contar a sus amigos. Es la grandeza de este videojuego. Rara vez deja de sorprender con nuevas y locas aventuras que es imposible no compartir con otros. Son divertidas, también épicas, apasionantes y por momentos, incluso, propias de un juego de terror. Cómo olvidar aquella batalla contra un ejército de pingüinos equipados con ametralladoras; o la lucha contra esa criatura monstruosa que encontramos en las profundidades de la tierra y cuya calavera forma parte, ahora, de nuestra sala de trofeos. O qué decir de la colonización planetaria, la construcción de grandes ciudades, la invención de nuevas armas, vehículos, recetas culinarias… y hasta una línea de ropa con la que presumir ante cualquiera.
La gran virtud del videojuego creado por Chucklefish es que cuando creías haberlo visto todo ¡BAM!, de repente un nuevo desafío se planta ante ti: un nuevo mundo por explorar, más monstruos contra los que pelear, nuevos misterios que resolver, más opciones para crear y construir lo que te venga en gana y, en definitiva, más de todo. Que de eso se trata. Presentado en sus orígenes como el sucesor espiritual del popular Terraria con el que, ciertamente, comparte muchos elementos en común, Starbound lleva su acción a un nivel mucho mayor, pues nos da plena libertad para explorar los confines del universo a bordo de una destartalada nave espacial. ¿Listos para contar vuestra propia historia? Seguro que es digna de asombro.
Rumbo a las estrellas
Si te estás preguntando qué puedes hacer en Starbound la respuesta rápida sería ¡de todo!, pues este videojuego no parece tener límites. Dibuja ante ti un gran lienzo en blanco sobre el que puedes trabajar con plena libertad haciendo lo que te venga en gana: desde excavar y excavar hasta alcanzar el núcleo de un mundo desconocido, a construir suntuosas mansiones, modernos centros de investigación, o hasta laberínticas mazmorras con decenas de pasadizos para despistar a las visitas indeseadas. Picarás piedra, talarás árboles, cazarás animales, recolectarás alimentos y, en definitiva, recogerás toda clase de recursos y materias primas con las que posteriormente diseñarás nuevas armas, vehículos, trampas, piezas de construcción, herramientas de trabajo y hasta equipo especial con el que sobrevivir a las inclemencias del tiempo.
Starbound es un videojuego colosal, no parece tener fin, pero en realidad sí lo tiene; hay una historia de fondo con misiones y objetivos muy concretos que nos llevarán a hacer frente a un mal ancestral que amenaza con destruir todo el universo. Podemos ir directamente a por ellas, completar una a una todas las misiones principales… o podemos también dejarnos llevar y disfrutar con calma de la acción cumpliendo tareas secundarias, o simplemente pasando el rato en cualquiera de los cientos de mundos que se generan siempre de forma aleatoria. Vosotros mandáis; vosotros escribís vuestra propia historia y eso es lo que más nos gusta del videojuego.
Si te estás preguntando qué puedes hacer en Starbound la respuesta rápida sería ¡de todo!
Hagas lo que hagas te lo vas a pasar en grande porque siempre hay nuevos desafíos a los que hacer frente, nuevas tonterías con las que entretenerse ya sea construyendo edificios imposibles, reclutando tripulantes para nuestra nave espacial, que también podremos mejorar, o simplemente explorando nuevos horizontes. No es poca cosa. Hay tal variedad de planetas, y tantos misterios por resolver, que pasarán horas antes de que desaparezca por completo esa sensación de fascinación que os llevará a seguir adelante con una pasión inusitada. Cada mundo que visitas, cada encuentro con una nueva criatura es una experiencia única, memorable, que llega a emocionar.
El diseño de las misiones principales es también digno de elogio. Son divertidas, variadas, desafiantes y en algunos casos, incluso, muy originales. Nos viene a la mente la lucha contra un ejército de primates súper inteligentes que… bueno, mejor lo descubrís por vosotros mismos. La cuestión es que Chucklefish ha hecho bien los deberes rompiendo, en muchos casos, la monotonía propia de esta clase de aventuras sandbox planteando retos que se salen de lo común. Y ahí entran en juego los jefazos. Son puro espectáculo; por momentos nos han recordado a los míticos enemigos finales de juegos como Mega Man, lo que dice mucho en favor de Starbound. Hay que aprender sus rutinas de ataque, esquivar de forma constante sus embestidas, apuntar bien al punto débil… y así una y otra vez en una serie de batallas realmente épicas.
Lástima que las sensaciones con el combate, fuera de estos enfrentamientos, sean menos positivas. A nuestra disposición contamos con un arsenal de armas absolutamente espectacular: tenemos desde espadas, hachas y lanzas a pistolas, fusiles, rayos láser y hasta explosivos; por no hablar de otras herramientas más originales que incluyen habilidades especiales como el teletransporte por citar solo una de tantas. La cuestión es que por el diseño de escenarios, normalmente peleas en superficies muy irregulares o en túneles donde es difícil moverse con soltura, y debido a cierta imprecisión en los controles, las peleas contra los monstruos menores pueden resultar algo frustrantes en momentos puntuales. No están mal, tampoco queremos dar a entender eso pues cada criatura se comporta de una forma distinta y ante ellas, hay que pelear siguiendo cierta estrategia, no vale el ir a lo loco.
Igualmente echamos en falta una interfaz de usuario más intuitiva. A veces la gestión del inventario puede ser un auténtico dolor de muelas y eso, en los momentos de máxima tensión, puede salirnos caro pues la acción no se pausa; los enemigos aprovecharán la mínima para atacarnos. En este sentido, Chucklefish tampoco hace mucho por explicar con todo lujo de detalles las muchas posibilidades de juego de Starbound. Sí, hay una especie de tutorial y sí, durante las primeras misiones te llevan de la mano para que aprendas los entresijos básicos. ¡Pero no de forma suficiente! Aquellos que no estén familiarizados con esta clase de videojuegos sufrirán más de la cuenta tratando de aprender cómo fabricar nuevas armas, cómo convertir ciertas materias primas en objetos de mayor valor o, en general, cómo sobrevivir a los muchos peligros que acechan en las sombras. Al final, por fuerza y tirando de Wikis, aprenderás; pero no hacía falta poner las cosas difíciles. El videojuego ya lo es por sí mismo.
El miedo a lo desconocido, a no saber qué criaturas aguardan en la penumbra, te motiva a buscar mejores armas y equipo. Y es una experiencia fantástica
Ocurre algo similar con las misiones. A veces su descripción es tan vaga que no tienes del todo claro qué debes hacer. Te mandan buscar unos artefactos, pero no indican dónde se encuentran más allá de "bajo tierra". A nosotros nos dio por excavar, por picar piedra hasta alcanzar una zona tan peligrosa que morimos al instante. No estábamos preparados y peor aún, ¡no hacía falta descender tanto! Que es verdad que esta clase de desastres son la gracia de Starbound. El miedo a lo desconocido, a no saber qué criaturas aguardan en la penumbra, te motiva a buscar mejores armas y equipo defensivo con el que protegerte de tales peligros. Y es una experiencia fantástica.
La sensación de progresión, de saber que paso a paso eres mejor, que tienes poder incluso para colonizar un mundo entero, es impagable. Cuando creamos trajes especiales para sobrevivir al frío intenso o al calor extremo de las profundidades de la tierra, o mejor aún, cuando dimos forma a un traje con el que respirar bajo el mar, nos sentimos como dioses. Ante nosotros se abrían nuevos horizontes, nuevas aventuras que vivir y compartir con los amigos. Que esa es otra. Aunque en solitario es una experiencia divertida, cuando de verdad se disfruta de Starbound es cuando se disfruta de su multijugador. Es otra historia. Las batallas son más emocionantes, también más divertidas; y qué decir de la construcción. Nada hay como ver a varios jugadores colaborando en la construcción de una gran fortaleza que sería la envidia de cualquiera.
Aquí es inevitable no pararse a hablar del apartado gráfico de Starbound, que apuesta por un estilo pixel art de gran calidad que sorprende, sobre todo, por la enorme variedad de mundos en los que nos adentra. Los hay de todos tipos, y dentro de cada planeta, encontramos varios biomas con sus propias particularidades. Incluso al descender bajo la tierra encontramos ambientes de lo más dispares, algunos tan sorprendentes que mejor os dejamos que los descubráis por vosotros mismos. El que todo prácticamente todo el contenido se genere de forma aleatoria resta algo de vistosidad al conjunto, no llega al nivel de preciosismo de otros juegos de estética retro, pero en líneas generales el trabajo del artista Finn Brice, que en el pasado trabajó también en Terraria, es bastante bueno. Lo mismo podría decirse de la banda sonora. Es fantástica; ofrece una gran variedad de melodías que se adaptan de forma precisa a la acción. Hay temas pausados, con cierto aire nostálgico, y otros más cañeros, ideales para recrear las peleas contra jefazos. Tan buena es la música compuesta por Curtis Scheweitzer, que sin daros cuenta en más de una ocasión os veréis tarareando algunos de sus temas.
Como apunte final, conviene dejar claro que el videojuego se ha estrenado en inglés, pero la comunidad de aficionados trabaja en una traducción al español
Le dedicarás decenas, incluso cientos de horas, y aún seguirá sorprendiéndote. Starbound es un videojuego colosal; una emocionante aventura de acción y rol que no se conforma solo con darte plena libertad para que actúes como desees, para que construyas edificios imposibles, crees armas infalibles o cocines los platos más sabrosos del mundo; también sorprende con una notable variedad de misiones principales que te llevarán a recorrer la galaxia haciendo frente a un sinfín de aventuras que son tan divertidas como originales. Ya sea en solitario o junto a varios amigos, hay pocos motivos para no lanzarse a la aventura. ¡El viaje será inolvidable!
- Es un videojuego descomunal. Puedes hacer de todo con total libertad
- Las misiones principales y los combates contra los jefazos
- Gran variedad de mundos por explorar y cientos de recetas por aprender
- El sistema de combate no se siente del todo cómodo
- Se echa de menos un tutorial más profundo que explique mejor cómo funciona todo
- La historia que cuenta no es muy original. Las misiones secundarias son algo pobres
