Ya son muchos los juegos realmente originales y difícilmente catalogables que han llegado en los últimos meses a PSN. Y el último en hacerlo es The Unfinished Swan, una aventura que desafía todas las normas establecidas dentro de este género.
Cada vez son más las obras únicas y originales que llegan a PSN, el servicio online de Sony. En este caso es PS3 la consola que recibe otra producción única, que sigue el sendero marcado por otras aventuras recientes como Datura o el excelente Journey. The Unfinished Swan es el nombre de la nueva creación de Giant Sparrow y Sony Santa Monica, aventura que no se parece a nada que hayáis probado en esta consola.
Emoción en blanco y negro
La historia que da pie a la aventura es realmente atractiva y tierna. De esta forma encarnamos el papel de un niño huérfano (Monroe) cuya fallecida madre le deja en herencia uno de sus lienzos inacabados más queridos: el de un cisne. Sin embargo, una noche dicho cisne se desvanece por completo del lienzo y, a su vez, aparece en el cuarto del chaval una puerta que le transporta a un mundo surrealista y asombroso.
Como veis se trata de una línea argumental tan sencilla como atractiva, y más cuando nos aventuramos a explorar el curioso mundo que se esconde detrás de esta aventura. Sin querer desvelar nada realmente importante, podemos deciros que el final de la misma es bastante emotiva (sobre todo para aquellos jugadores veteranos), al tiempo que durante la misma hemos podido atisbar ciertos guiños y homenajes a títulos como el citado Journey y obras literarias como El Principito.
La mecánica de juego es tan simple de explicar como difícil de plasmar en un juego. Y no por ningún tema técnico en absoluto, sino porque hay que tener mucha fe en una producción tan extraña y poco comercial como lo es esta para asumir todos los riesgos que esto conlleva. Pero eso es precisamente lo que ha hecho el equipo de Giant Sparrow.
Tinta vehemente
El primero de los capítulos de los que consta la aventura se muestra totalmente en blanco. ¿Y esto qué quiere decir exactamente? Pues eso mismo: que si no pulsamos ningún botón, lo único que aparece en el televisor es un tamiz blanco impoluto. Sin embargo nuestro pequeño protagonista, que nunca se muestra en pantalla dado que la perspectiva que utiliza el título es en primera persona, va ataviado con un pincel mágico que le permite ir impregnando los decorados de tinta negra o agua, según el caso. Y gracias a esto es posible ir discerniendo diversas estructuras y, lo más importante, abrirnos camino a través de la incertidumbre.
Para ayudarnos un tanto a orientarnos contamos con la ayuda de diversas señales que se van dando cita en diversas zonas de los fondos y que suelen tener un tinte anaranjado. Así huellas de pato, coronas, globos y demás elementos nos indican en la lejanía el camino que debemos seguir, de manera que no nos encontremos totalmente perdidos.
Esta es la jugabilidad que nos propone The Unfinished Swan… al comienzo, durante el primero de los cuatro capítulos que componen la aventura. Sin embargo a partir de la segunda hora de juego aproximadamente vamos descubriendo nuevos factores que enriquecen el desarrollo. De entrada los entornos vacíos y totalmente monocromos van desapareciendo, ganando terreno estructuras básicas pero perfectamente visualizables que, además, poseen varios elementos con los que es preciso interactuar. ¿Y para qué? Pues para ir solucionando los diversos puzles que van obstaculizando nuestro avance.
Enredaderas a las que es necesario regar para que se amarren a muros, mecanismos que abren puertas y demás rompecabezas nos esperan, puzles a los que se une la recolección indiscriminada de globos que son la llave para adquirir juguetes para el protagonista. Un extra más que añade algo más de duración a una aventura que eso sí, no os llevará unas tres o cuatro horas superar si no nos quedamos atascados en ninguno de sus enigmas.
Esta simpleza en el desarrollo lleva consigo un control realmente asequible y sencillo, en el que sólo debemos limitarnos a desplazar al protagonista, lanzar tinta con un botón y saltar con otro. Poco más. Y dichas acciones podemos llevarlas a cabo tanto con el mando tradicional como con PS Move, periférico que se adapta bien a este tipo de tesituras.
Y aquí llega lo peliagudo: ¿es suficiente dicha propuesta para hacer amena la aventura? ¿Merece la pena la experiencia? Pues eso depende total y absolutamente de cada jugador. Y no es por no mojarnos (abajo tenéis la nota que le hemos otorgado al juego, con sus correspondientes parciales), sino que puede haber opiniones para todos los gustos. Habrá quienes encuentren la idea sencillamente fascinante, habrá otros a los que les llame la atención su estética en blanco y negro, a otros usuarios el ritmo pausado al que se desarrolla la aventura les relajará bastante… e inevitablemente, un grupo determinado de jugadores encontrará esta experiencia aburrida, así de fácil.
Y algo similar ocurre con su aspecto audiovisual. Y es que el minimalismo impera en lo gráfico y en lo sonoro, pudiendo atisbar decorados bastante bellos con una carga de detalle discreta y melodías que simplemente amenizan cada estancia. Pero claro, aquí lo importante no es la tecnología en sí sino su línea artística, siendo uno de esos juegos inmediatamente reconocibles y dotados de una gran personalidad.
En suma nos hallamos ante un juego muy innovador, atractivo y único en muchos aspectos, características que pueden ser tanto alabadas por una parte de los usuarios como no muy bien recibidas por otros.
Lejos de tratarse de una aventura común, The Unfinished Swan nos propone un viaje realmente único y sugerente, si bien su peculiar mecánica de juego puede no satisfacer a los usuarios menos "sentimentales". Una breve e intensa experiencia.
