La esperadísima tercera parte del mejor juego bélico ha llegado por fin a Xbox 360. Su deslumbrante apartado gráfico, y su desgarrador realismo le convierten en uno de los lanzamientos más interesantes de estas navidades. El barro, la sangre y los casquillos… La guerra es Call of Duty 3.
La subdivisión de Activision, Treyarch, ha sido la encargada de desarrollar la tercera entrega de Call of Duty, dejando de lado a Infinity Ward, creadores de la serie. El nuevo estudio encargado ya tenía cierta experiencia, ya que habían creado Big Red One, la segunda entrega de la saga para PlayStation 2, y el trabajo realizado en esta tercera parte es sobresaliente.
Su proceso de creación no ha estado exento de polémica, y es que cuando se confirmó su salida, también se aseguró que el juego finalmente no aparecería para compatibles, y que su presencia se limitaría a las consolas, tanto las Next-Gen como las actuales. Una decisión discutible para una saga que vio la luz en PC, y que provocó numerosas protestas.
El caos de la guerra
La jugabilidad permanece idéntica con respecto a entregas anteriores. El juego se divide en campañas, cuatro en esta ocasión, en las que dirigiremos a soldados de diferentes países. Cada campaña tiene un par de misiones divididas en checkpoints para poder grabar nuestros progresos.
Al igual que en los juegos anteriores la apuesta primordial es la de sentirse integrado en la guerra, y hacer que todo se desarrolle con un gran sentido de pertenencia a un grupo de soldados. A esto contribuye el hecho de que todas las unidades dirigidas por la inteligencia artificial hacen su labor, todos disparan y todos abaten los enemigos; además no podremos caminar en solitario como en otros juegos y hacer frente a los nazis a pecho descubierto, deberemos buscar cobertura constantemente y apoyarnos en nuestros compañeros de batallón en todo momento.
Hay algunas novedades en este Call of Duty 3, pero son menores, y podemos hablar más bien de un producto virtualmente idéntico a los anteriores. Para empezar uno de los cambios más relevantes es la desaparición del siempre espectacular frente ruso. Las batallas de Stalingrado en entornos nevados dejan paso en esta ocasión a los soldados polacos y canadienses.
También se ha optado por añadir combates cuerpo a cuerpo con los enemigos en ocasiones muy concretas. Estas pequeñas luchas se resuelven rápidamente con el empleo de los gatillos, un factor que le da al juego un aspecto más cinematográfico, y está lo suficientemente espaciado para no acabar cansando. El aspecto negativo es que frena un poco el desarrollo frenético de la acción, y que la cierta pobreza de los modelos de los nazis queda plenamente patente cuando la cámara se acerca tanto.
El modo multijugador tampoco ha sufrido demasiados cambios, el más relevante es el de la inclusión de vehículos, que aporta un matiz más veloz a la acción. Por lo demás el genial multiplayer ofrece lo mismo que en ediciones anteriores pero con nuevos mapas, con hasta 24 jugadores simultáneos y con un renovado aspecto gráfico. Si el modo Live de Call of Duty 2 fue un éxito espectacular de participación, el de la tercera entrega es incluso mejor. Los modos son los clásicos, capturar la bandera, guerras de equipos, toma de puntos de control… Además incluye hasta nueve mapas nuevos y la promesa de incrementar esta cifra en breve con descargas en el bazar de Xbox Live.
Lo único que se le puede achacar al título es que no podamos saltar las escenas cinemáticas aunque ya las hayamos visto, y referente al aspecto jugable, su breve duración, algo menor incluso que el de las entregas anteriores. Este hecho sólo se compensa por el gran factor de rejugabilidad del que goza el juego, debido a las enormes diferencias que encontramos entre unos niveles de dificultad y otros, y en el estupendo modo multijugador.
¿Call of Duty? Toda una experiencia
En cuanto a los gráficos, parece que por fin Call Of Duty 3 saca el máximo partido de las posibilidades reales de Xbox 360. El aspecto del juego es notablemente superior al de la segunda entrega. Los modelos de los personajes aliados son espectaculares, y podemos observar con todo lujo de detalles cualquier elemento de su uniforme, incluidos los pliegues de la tela; así como aspectos de su cara como ojeras, bolsas en los ojos o manchas. Una auténtica delicia visual. Las animaciones han sido muy cuidadas, y todos los movimientos de los personajes se desarrollan con gran fluidez.
Los diferentes efectos de disparos y explosiones son para quitarse el sombrero. Especialmente reseñable es el humo, que si ya en Call of Duty 2 presentaba un realismo apabullante, en esta tercera edición ha sido todavía más cuidado.
También merece mencionarse el espectacular efecto de desenfoque cuando apuntamos con un arma, así como las físicas muy mejoradas con respecto a su antecesor. Espectacular y de un realismo escalofriante.
El juego ha adoptado una vertiente más adulta en todo lo que se refiere al tratamiento de la imagen, estamos hablando de un programa más oscuro y más sucio en lo visual. El barro y la lluvia serán habituales en muchos niveles, y estos efectos están muy cuidados. Además se ha optado para esta entrega por unos colores más apagados y mucho menos saturados, que le dan al título un aspecto tremendamente realista y maduro. Es especialmente recomendable, como todos los títulos de Xbox 360, su visionado en televisiones de alta definición, donde se puede percibir todo el mimo que desde Treyarch se ha puesto en este título.
El juego se mueve con una tasa de imágenes por segundo muy alta durante casi todo su desarrollo, aunque en algunos momentos concretos se nota que no va todo lo fluido que debiera.
Los avances en lo gráfico no son pues algo meramente accesorio. Este progreso tecnológico contribuye de sobre manera a la ambientación, que ha sido siempre el punto fuerte de la serie.
Gritos de guerra
¿Qué decir del sonido? Pues que como ya nos tienen acostumbrados es sobresaliente, nos hará sentirnos como en un campo de batalla real. Resulta especialmente recomendable jugarlo con un sistema 5.1, pues el sonido de las balas silbando a nuestro alrededor se convierte de este modo en una experiencia inolvidable.
Por otro lado la música es tan majestuosa y épica como en títulos anteriores de la serie, y el juego llega traducido y doblado a nuestro país con un excelente nivel. Por sacar algún defecto quizá la variedad de frases es algo escasa, y puede que acabemos cansados de oír a nuestros compañeros gritarles a los alemanes que parecen enfadados o que no le acertarían a un elefante a un metro de distancia.
El juego es, por lo tanto, una opción perfecta para los aficionados a los shooters bélicos. La corta duración de la campaña se compensa totalmente con su inabarcable multijugador, y el juego es tan intenso que seguramente, una vez finalizado, querremos volver a terminarlo en otro nivel de dificultad. Algunos fallos menores de la inteligencia artificial, como los enemigos que en ocasiones parecen dormidos, o los aliados que suelen obstaculizar el camino en pasillos angostos, no suponen ningún factor serio que estropee la experiencia jugable.
Call of Duty 3 supera ampliamente lo visto en su segunda entrega, en especial en lo gráfico; y además aporta algunas novedades jugables muy interesantes, tanto en su modo campaña como sobre todo en su multijugador. Si tras Call of Duty 2 te quedaste con ganas de más, este nuevo título es la experiencia más intensa que ofrece Xbox 360 hasta la fecha.
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