Un buen título de conducción no podía faltar a la cita de lanzamiento de PlayStation 3 en Europa. En esta ocasión nos trasladamos a los cálidos desiertos de la reserva india de Monument Valley, un lugar que durante unos días, se encuentra tomado por los pilotos más astutos amantes del motor y la locura. ¿Te apuntas?
Con permiso de Formula One Championship y Ridge Racer 7, MotorStorm se convirtió desde su primera aparición en una de las principales expresiones del género de conducción en la flagrante PlayStation 3. Su definición, suavidad, efectos visuales, conducción combinada con el sensor de movimiento de Sixasis, y por qué negarlo, espectacularidad, han hecho de él uno de los juego más atractivos de conducción arcade, dentro del catálogo de lanzamiento de PS3. ¿Motivos? Sigamos leyendo.
Motor Show Festival
Evolution Studios lo tuvo claro desde el primer momento, vamos a montar un show del motor al que ningún forofo de la velocidad y noches sin fin, le gustaría perderse. Se lo han tomado en serio, y MotorStorm cumple este sueño con creces.
Como si de un macro evento en el mismo corazón del desierto de Arizona se tratara, MotorStorm nos invita a participar en una serie de pruebas de conducción salvajes, en el que tienen cabida siete tipos de vehículos: motos, quads o ATV, coches de rally, buggies, rancheras, vehículos 4x4 y camiones.
Las competiciones en las que podremos participar se resumen en dos categorías: mixtas y específicas. Mientras que en las específicas sólo participarán vehículos de la misma clase, en las mixtas es donde MotorStorm saca pecho y muestra su locura con retos impensables entre una buena mezcla de vehículos. Motos con camiones, coches con quads… irreal y exagerado, pero retante y muy espectacular.
El método elegido para participar o ganar acceso a estas pruebas responde al proceso más antiguo del mundo, pagar un ticket de entrada, sólo que para entrar en algunas de ellas debemos reunir algunos requisitos previos, básicamente contar con puntos obtenidos por haber ganado en otros eventos. Cada ticket representa un evento, y puede englobar a varias carreras o pruebas. Conforme más eventos ganemos, más tickets y más pruebas, pudiendo acceder entre medias a nuevos vehículos. Un planteamiento sencillo y directo, a la antigua usanza arcade que tantos éxitos ha proporcionado, y cuyas redes se extiende a lo largo de todo el juego, desde el modelo de conducción, a la rivalidad de los pilotos rivales, colisiones y ostentosos saltos.
Desfiladeros, cañones y mala uva
Con las manos en el volante -o manillar según vehículo-, MotorStorm cuenta con un esquema de conducción que podríamos resumir en asequible, divertido y a la vez exigente.
Cada tipo de vehículo cuenta con sus propios parámetros –mayor derrape, giros más lentos, aceleración, etc.-, y adaptarte a ellos sacándoles partido requiere de cierto esfuerzo. No es que sea difícil, pero los rivales no son precisamente hermanitas de la caridad, y dan mucha guerra. Vete olvidando de las típicas carreras en las que si conduces a la perfección vas abriendo brecha con los rivales, aquí corren como diablos, y no es fácil precisamente mantener el liderato. A la mínima ¡zas!, te adelantan, y no uno, sino varios.
Por otra parte el sentimiento arcade también está presente al reverso, en el caso de que no conduzcamos como fieras, ya que su conducción es en cierto modo “adaptable” y no será sumamente espinoso meterte en la “pomada” de la carrera. Otra cosa es adelantarles, ya que no dudarán en cerrarnos el paso, tocarnos lateralmente o sacarnos de la pista si nos descuidamos. Una Inteligencia Artificial que hace que cada carrera sea trepidante y única, con unas reacciones sorprendentes por parte de los pilotos rivales.
Y es que en MotorStorm no predomina precisamente el juego “limpio”, y no lo digo por las constantes oleadas de polvo, piedras y barro que acompañan a cada carrera –por cierto, excelentes- sino porque en MotorStorm todo está pensado de cara a la galería, al espectáculo, al no va más. Vuelcos, saltos imposibles y constantes, caídas por eternos desfiladeros, continuas colisiones, turbos… un espectáculo que impresiona sobremanera, especialmente en las primeras partidas que echas al juego.
Para proporcionar un grado de realismo en estos constantes impactos y conducción agresiva, la física havok trabaja de lo lindo, complementándose de maravilla con el resto de elementos del juego.
Un paraíso en el desierto
Si la propuesta jugable de MotorStorm pasa por reproducir un festival de conducción arcade y exagerado, su apuesta gráfica sigue la misma línea de festival, sólo que visual.
Soberbios, este es el mejor calificativo que podríamos dar al apartado visual del juego. MotorStorm cuenta con unos de los mejores efectos de luz que hemos podido observar en un juego de conducción últimamente, variables y acordes con el tiempo del día, especialmente con la posición del sol. Bellos desiertos anaranjados al atardecer, azules intensos en cielos despejados, tonos rojizos, pruebas nocturnas…
El resto de elementos que componen los circuitos no se quedan atrás, con detalladas montañas que se abren y cierran formando peligrosos desfiladeros, tramos extraordinariamente abiertos, continuas nubes de polvo y barro, cambios de vegetación, terreno que se va deformando por el paso de los vehículos… Un apartado muy sólido y hermoso, cuyo único punto flaco recae en que su ambientación, aunque extraordinaria, puede terminar haciéndose ligeramente repetitiva por su no especialmente amplio número de pistas. También es verdad, que está confirmada la aparición de extras por descarga en la PlayStation Network, y no sólo de pistas, sino de vehículos.
Precisamente estos, los vehículos, presentan un acabado brillante, y sacan a relucir el gran número de polígonos con que cuentan gracias a sus numerosas curvaturas, abolladuras, o en los mismos conductores. Texturas muy trabajadas que se manchan, explosiones variables al calentarse en exceso, intimidatorias y expresivas reacciones de los pilotos al adelantarles o chocar con ellos –especialmente de los motoristas-, piezas que saltan…
Dentro de los siete tipos de vehículos disponibles, encontramos ligeras variaciones de modelo, aunque la mayoría responde a meros cambios estéticos de color y pegatinas. Todos ellos cuentan con diferencias considerables que afectan a su conducción, y que han de ser dominados en su totalidad para completar el juego, un requisito que en cierto modo, si bien obliga al jugador a variar y descubrir nuevas posibilidades, puede entorpecer la gran sensación de velocidad y control que se adquiere con algunos modelos en concreto.
Música para vibrar
Para poner la guinda al Festival, cerca de 20 temas licenciados de grupos reales como Nirvana, Primal Scream o Slipknot entre otros, sonarán durante las carreras en combinación con un sólido repertorio de efectos sonoros muy apropiados a cada motor, colisiones y derrapes, que transmiten de maravilla la brillante sensación de velocidad y riesgo que atesora MotorStorm. Lamentablemente no cuenta con soporte para multijugador a pantalla partida, aunque para contrarrestar, podemos competir contra otros 12 pilotos humanos en su modo online.
MotorStorm es un fiel representante de cómo un título de conducción arcade debe plasmarse en una consola de nueva generación. Técnicamente espectacular, soberbio gráficamente, y realmente intenso en términos de conducción y jugabilidad. No llega a ser perfecto, pero sin duda supone un claro exponente de la dirección que seguirán este tipo de juegos en esta nueva generación.
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