Análisis de Wii Music

Análisis de Wii Music
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Miyamoto vuelve a dar la nota… aunque esta vez de una manera musical. No contento con obligarnos a subirnos a una báscula, el gurú japonés pone en nuestra mano un wiimote polivalente con el que controlar hasta 60 instrumentos diferentes. Todo el sentimiento y la magia de la música en un videojuego donde lo importante no es cuanto conozcas a las notas, sino lo bien o lo mal que quieras llevarte con ellas.

Aunque a algunos les cueste aún creerlo, existe un antes y un después del nacimiento de Wii, no sólo en la historia de Nintendo, sino en la de los videojuegos en general. Desde el fenómeno PlayStation ninguna máquina había conseguido popularizar el videojuego de una manera tan espectacular, mucho menos si tenemos en cuenta el gran papel de los de Kyoto a la hora de promover el, a veces tan injustamente criticado, juego ocasional.

El planteamiento de Wii podría responder al de una moda pasajera, nada es descartable, pero si Shigeru Miyamoto se ha apuntado a ella, mucho nos tememos que el resto de la industria deberá de ir detrás.

En efecto, el gurú natural de Sonobe (Kyoto) hace ya tiempo que avisaba de sus intenciones y de esa máxima que siempre le ha venido rondando la cabeza: no seguir tendencias, sino crearlas. Seguramente nunca sabremos si el cambio en la cúpula de Nintendo –el ambicioso Hiroshi Yamauchi por el prudente Satoru Iwata– tuvo algo que ver, pero lo que es una verdad incontestable es que a Miyamoto ya no sólo se le conoce por haber creado a personajes como Mario, sino también por haberse convertido en un diseñador basado en las experiencias.

La nueva experiencia de Miyamoto
Experiencias con perros (Nintendogs), experiencias en el deporte (Wii Sports), experiencias sobre una báscula (Wii Fit)… ¿Cuál será la próxima experiencia que el diseñador refleje en un videojuego? De momento sus superiores ya se han encargado de que mantenga sus ideas guardadas bajo llave, aunque su último título fuera ya un secreto a voces o, más bien, a notas musicales que llevan escritas en el diario del japonés desde que Wii saliera al mercado.

Wii Music, como sus propios responsables afirman, no es una obra que haya costado mucho tiempo de desarrollo. Por tanto, ¿por qué no ha aparecido antes y, sobre todo, por qué 3DJuegos hace una introducción tan larga sobre él? Dos preguntas para una sola respuesta: porque lo último de Miyamoto y de su equipo de trabajo es muy difícil entenderlo en un contexto diferente al actual, donde el videojuego se adentra en una nueva definición.

Wii Music es una experiencia libre que no requiere de conocimientos especiales sobre música. Solamente tú, el wiimote y mucho ritmo. ¿Estás dispuesto a dar la nota musical?
Wii Music es una experiencia libre que no requiere de conocimientos especiales sobre música. Solamente tú, el wiimote y mucho ritmo. ¿Estás dispuesto a dar la nota musical?

Tanto es así que la crítica internacional duda precisamente si Wii Music se puede considerar realmente como un videojuego. Su 6 de media en Metacritic, después de haber pasado por revistas de reconocido prestigio, es desconcertante, casi tanto como la manera en que los usuarios deben de situarse ante este tipo de novedades.

Expresividad musical al alcance de todos
Desde nuestro punto de vista, considerando que el auge del videojuego casual es una de las mejores cosas que le ha ocurrido al sector en los últimos años, y teniendo en cuenta que Wii Music es una de las expresiones más fuertes de esta tendencia, lo último que ha salido de las oficinas de Kyoto nos ha parecido una magistral manera de retransmitir las emociones que sólo una forma de expresión como la música es capaz de hacer sentir.

Al contrario de videojuegos como SingStar, Rockband o Guitar Hero, la última obra de Miyamoto no nos propone solamente interpretar una cantidad de temas –en concreto, cincuenta– preestablecidos, sino crear y divertirnos cambiando todo aquello que se nos ocurra, haciendo música y procurando que nos sintamos como unos auténticos músicos a pesar de que no tengamos ni idea de lo que es un bemol o un sostenido.

La filosofía de Wii Music es, en este sentido, coincidente con la de la máquina que lo soporta. Cualquiera puede crear sus propios arreglos y modificar, por ejemplo, el pausado y alegre ritmo del himno de la alegría (Beethoven) por otro mucho más roquero y desenfadado. Las posibilidades son ciertamente infinitas y, como decimos, no se requiere experiencia ni, mucho menos, una gran habilidad.

60 instrumentos en un solo DVD
Esto es posible gracias a un conjunto de factores, aunque el más importante tiene nombre y apellido: wiimote y nunchuk. Los 60 instrumentos presentes en el título (arpa, vibráfono, tambores, campanillas, timbales, banjo, contrabajo, trompeta, saxofón, flauta, acordeón, gaita, tuba, violonchello, bombo, taiko, congas, maracas. pandereta, campanas, castañuelas, platos de DJ…) es posible controlarlos a través de este binomio de una manera casi natural, imitando su colocación y movimiento en el espacio para simular a una guitarra, a un piano, a un violín o incluso a una armónica. Podría parecer algo exagerado, pero si el usuario imagina que sujeta el instrumento entre las manos, ya tendrá la mayor parte del trabajo hecho.

Algunos instrumentos poseen dinámicas de funcionamiento semejantes, aunque eso no quita nada de mérito al trabajo de recreación llevado a cabo por Nintendo, el cual sólo podría haberse visto superado si el Wii Motion Plus hubiera realizado una aparición con esta obra. Habría sido muy de agradecer, sobre todo teniendo en cuenta que estamos ante un simulador musical en el que la precisión ocupa un importante lugar.

Cada instrumento dispone de un funcionamiento diferente, simplificado a través del movimiento del wiimote, del nunchuk e, incluso, de la utilización de la Wii Balance Board (en el caso de la batería).
Cada instrumento dispone de un funcionamiento diferente, simplificado a través del movimiento del wiimote, del nunchuk e, incluso, de la utilización de la Wii Balance Board (en el caso de la batería).

Para comprobarlo, nada mejor que pasearse por las cuatro modalidades de juego que incorpora Wii Music: una para improvisar, una para aprender, otra para minijuegos y una última en la que deleitarnos con la escucha y visualización de nuestras creaciones. Unas dan más libertad que otras, pero lo cierto es que cada una cumple bastante bien su función para que en cada momento y lugar podamos escoger lo que más nos apetezca hacer.

Estudia, improvisa y crea tu propio estilo
Por ejemplo, si en un determinado momento lo que deseamos es que el profe Sebastián nos instruya, el Modo Clases será la mejor opción a seguir. Desde aquí, nuestro tutor de nacionalidad italiana, a través de un gran ánimo y sentido del humor, nos acompañará hasta que aprendamos las técnicas básicas y no tan básicas para desenvolvernos con maestría en Wii Music. Podremos empezar siguiendo ritmos simples y realizando arreglos en base a los instrumentos más comunes, aunque será posible terminar aprendiendo a construir nuestras propias versiones del repertorio de melodías que incluye el videojuego.

De hecho, si ya sabemos todo sobre el título y queremos lucirnos un poco, sólo nos quedará ir al Modo Improvisación, juntarnos con otros tres jugadores y protagonizar una banda con un bajo, un percusionista, un cantante… Cada músico tiene su función, siendo posible que el usuario solitario también pueda divertirse usando los “bots” que Wii Music pone a su disposición. Así, el jugador sólo tiene que preocuparse de la parte que le haya tocado, quedando la guitarra, la batería, la trompeta o el instrumento del que se trate a cargo de los susodichos “bots”.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que cada actuación realizada se graba, de manera que se abre la posibilidad de reutilizarla (esta vez como “bot”) la siguiente vez que volvamos a interpretar el tema. Pero hay aún una sorpresa más grande, y es que podemos modificar el tempo y aplicar cerca de doce estilos diferentes (rock, pop, marcha, jazz, clásico, hawaiano, reggae, latino, tango, japonés y electrónico) a las 50 canciones presentes en Wii Music.

Tu primer “single”
El resultado no es difícil de imaginar: una videoteca repleta de composiciones que poco o nada se parecen a las originales. Para contemplarlas, nada mejor que el Modo Vídeos, un lugar donde visualizar los videoclips que, por defecto –y siempre que no nos neguemos– Wii Music guarda en base a nuestras interpretaciones. No existen grandes posibilidades a la hora de editar el vídeo (limitado por los diez escenarios disponibles), pero sí cuando se trata de crear una caja para el CD.

60 instrumentos, 50 canciones, 10 escenarios y todos los Miis que quieras. Estos son los protagonistas principales de Wii Music, un videojuego donde se hace posible formar bandas musicales de hasta cuatro jugadores.
60 instrumentos, 50 canciones, 10 escenarios y todos los Miis que quieras. Estos son los protagonistas principales de Wii Music, un videojuego donde se hace posible formar bandas musicales de hasta cuatro jugadores.

Uno de los aspectos más atractivos que se nos dan cuando decidimos guardar nuestra actuación consiste precisamente en confeccionar un estuche. Para ello disponemos de un sencillísimo pero potente editor con una serie de fondos y marcos preestablecidos, los cuales –dependiendo del gusto del autor– quedarán más o menos bien con la figura de nuestros Miis. Podría parecer una opción intrascendente, pero este leve toque de personalización convierte a los “singles” en productos atractivos para ser enviados a amigos que posean el videojuego.

Es una pena que el poder de la música en Wii Music tenga un alcance online tan limitado, pero tal vez, para contrarrestar estas carencias, podríamos citar a una serie de minijuegos que, si no hubieran sido concebidos como tales, podrían pasar perfectamente por ser modos de juego en sí mismos.

¡Música, maestro!
Nos referimos principalmente a Mii Director, que no es ni más ni menos que la materialización jugable de aquella escena del E3 2006 en la que Miyamoto dirigía a una banda de Miis que tocaban el tema principal de Zelda. Ahora nosotros podremos imitarle, gracias a un wiimote que se convierte en batuta y gracias también a otros cuatro temas adicionales que, aunque interesantes, se quedan algo cortos. Aún así, un gran minijuego, especialmente recomendable para los seguidores del kokiri de gorro verde, que podrán variar el tempo y crear mil y una variaciones sobre su tema preferido.

Más simple y menos elaborado es el segundo de los minijuegos ofertados. Sinfonía de campanas sigue una estructura de juego parecida a un Dance Dance Revolution (DDR), sólo que los movimientos con los pies se sustituyen por la sacudida de dos campanas, las que manejamos con el wiimote y el nunchuk. Todo consiste en seguir el ritmo, en no equivocarse y en obtener el máximo de puntos posible.

Por último, y no por ello menos interesante, nos encontramos con Tono perfecto, que es algo así como una manera divertida y entretenida de poner a prueba nuestros oídos. Distinguir tonos graves de agudos, ordenar voces para que formen una melodía o encontrar la nota disonante son algunas de las pequeñas pruebas de este minijuego que, como los dos citados anteriormente, puede ser practicado hasta por un conjunto de cuatro jugadores simultáneos. Sin duda, una buena manera de crear pequeñas “partys” improvisadas.

Miyamoto vuelve a dar la nota… musical
Por tanto, Wii Music podemos decir que no es precisamente corto, aunque se hace prácticamente imposible discernir el número total de horas que alberga. Todo depende del entusiasmo del usuario que se acerque al título y de la cantidad de horas que quiera dedicar al producto, las cuales podrán incluso sumar algún que otro entero al total si es que se posee una Wii Balance Board.

Los Miis no sólo tocan los instrumentos que les pongamos entre las manos, sino que también giran, saltan y gritan cuando así se lo ordenamos a través de la cruceta digital del wiimote. Todo con tal de seguir el ritmo.
Los Miis no sólo tocan los instrumentos que les pongamos entre las manos, sino que también giran, saltan y gritan cuando así se lo ordenamos a través de la cruceta digital del wiimote. Todo con tal de seguir el ritmo.

El motivo está en que Nintendo ha decidido usar el periférico para controlar los pedales de una batería que va a ocupar toda la pantalla del televisor. Bombos, cajas, “toms”, platillos… todo está perfectamente simulado para que también cultivemos la rama musical de los bateristas en un videojuego que, a la limpieza expositiva de menús procedente de Wii Fit, suma la simpleza visual de obras como Wii Sport.

Colorido y amigable son dos de los adjetivos que mejor describen a un apartado gráfico que se encuentra superado por un trabajo sonoro tan pulido como exigía un título tan musical como el presente. La labor de programación en este sentido se refleja en cada acierto que realicemos sobre las partituras establecidas, cambiando los tonos automáticamente en ese proceso de intuitividad que hace tan grande a Wii Music.

Sus cerca de 50 composiciones –todas ellas claramente populares– también ayudan bastante (El lago de los cisnes, El Danubio azul, Carmen, Campanita del lugar, Do-Re-Mi, Sakura Sakura, La bamba, Troika, La cucaracha, Material Girl, Chariots of Fire, Mute City, Animal Crossing…), así como el sonido de cada instrumento e incluso las simpáticas voces del profe Sebastián. Pero, ante todo, prima la puesta en común de todas estas virtudes para dar al usuario final un producto que, aunque desconcertante en su forma como videojuego, apoya lo que una vez dijo el compositor Stravinski: “No basta con oír la música”, sino que hay que sentirla, experimentarla, conocerla y divertirse con ella. Nosotros creemos sinceramente que Wii Music es una herramienta muy válida para conseguir dicho fin, independientemente de que sea o no un videojuego.

Muy Bueno

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Wii Music

Por: El equipo de 3DJuegos
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La experiencia de Miyamoto vuelve a hacerse realidad en una obra donde lo menos importante es discutir si nos encontramos o no ante un videojuego. Wii Music transmite sensaciones, crea diversión y nos ayuda a entender mejor el significado de la música mientras que creamos nuestras propias melodías tanto solos como acompañados. Es un título que debe de ser entendido dentro de la corriente en la que se inserta, constituyendo de hecho uno de los puntos más álgidos de Nintendo dentro del mercado ocasional.

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Jugadores: 1-4
Idioma: Textos en castellano y manual en castellano
Duración:
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