Se habla de culto al motor con mucha ligereza en esto de los videojuegos, pero basta mirar a la serie Forza Motorsport y sus últimos episodios para darse cuenta que vivimos una época dorada para el género. El quinto episodio desembarca en Xbox One con su fastuosa elegancia visual y su realista visión de la velocidad para seguir honrando la simulación de conducción.
El niño mimado de Xbox prácticamente desde el lanzamiento del primer hardware de Microsoft tiene un nuevo retoño, y como no podía ser de otro modo éste viene a acompañar el tan esperado estreno de la nueva videoconsola de los de Redmond. Los chicos de Turn 10 vuelven a sacar, una vez más, lo mejor de sí mismos y nos ofrecen otro gran trabajo con el que honrar a un género de velocidad al que han llevado a las cotas más altas durante la generación pasada.
Si Xbox 360 contó con algunos de los mejores títulos de velocidad de todos los tiempos gracias a este equipo norteamericano, la plataforma que comienza ahora su andadura tiene todos los visos de seguir asombrando también en el futuro si hacemos caso del buen pie con el que ha comenzado la serie en este ciclo de máquinas. Un título fantástico, que saca partido del nuevo hardware tanto en lo visual como en lo tecnológico y que, más allá de lo meramente cosmético, vuelve a dejarnos asombrados con una traslación poderosísima de la conducción desde el mundo real a este espectacular culto al motor virtual que nos brindan.
Pasión por el Volante
Cuando se lleva muchos años en esto de los videojuegos es fácil identificar a un estudio apasionado en lo que hace, pero con gente como los responsables de la serie Forza Motorsport no hace falta ser ningún experto para darse cuenta. Nada más arrancar el videojuego comprobamos que la elegancia de los menús e interfaces tiene la línea de un deportivo, y que el extraordinario diseño artístico del programa va a ser una baza estética para que nos sintamos cómodos en sus ágiles entrañas ya desde el primer minuto de juego. Todo es intuitivo, quieren que nos sintamos cómodos y lo cierto es que el producto lo consigue sin esfuerzo.
Las mismas sensaciones se tienen con el volante en las manos, la verdadera prueba de fuego que tiene que pasar cualquier videojuego de este perfil. Ya las primeras carreras de introducción para que nos hagamos con el manejo son un verdadero placer en este sentido, y la curva de aprendizaje de todo lo que nos va a instruir el programa está tan cuidada como esperábamos. Si hemos disfrutado en su momento de Forza Motorsport 4 ya sabemos qué podemos esperar de la quinta entrega en términos de control, puesto que se sustenta principalmente en las bases que sentó el tercer juego y que se afianzaron en el cuarto.
Hay muchísimas adiciones que permite el hardware de Xbox One y que hacen progresar a la serie sobre lo que veíamos en Xbox 360, pero muchas de ellas son tan sutiles que son imperceptibles por separado para notarse únicamente cuando se conjuntan con otras para formar un todo. Por ejemplo la tan cacareada colaboración con una nueva marca de neumáticos que se ha traducido en el Calspan Physics Model, basado en la recolección de infinidad de datos de comportamiento de neumáticos que ahora sí se pueden implementar en la experiencia jugable es un buen ejemplo, sin embargo su presencia es sutil y no acaba por modificar en absoluto la ya icónica y veraz conducción algo pesada y caracterizada por un sobreviraje muy propio de la marca Forza.
Sin embargo hay cambios que van más allá del retoque sobre esos pilares, y son precisamente esos los que aportan a la experiencia un barniz de novedad más palpable. El principal y más llamativo, y también uno de los más promocionados, es el de la capacidad del título para sacar un extraordinario partido de los gatillos con vibración de Xbox One. Una primera aproximación puede dar la sensación de añadido puramente cosmético, sin embargo cuando comenzamos a profundizar nos damos cuenta de que todo lo que proporciona tiene mucho que ver con las sensaciones y con mejorar la comunicación vehículo-conductor.
El efecto, de hecho, la da la bienvenida a algo que en el pasado nunca había quedado tan patente, y es precisamente la sutileza de la conducción. Si somos de los que apretamos los gatillos para acelerar y frenar al máximo y sin ningún control vamos a sacarle poco partido a la funcionalidad, pero incluso ella misma anima al usuario a operar de otra forma, a ser más suaves y a optar por una conducción más realista. ¿Cómo? Nos explicamos. Los gatillos ahora, lejos de ser un elemento inerte, nos envían señales. Si lo empujamos al máximo bruscamente no lo vamos a percibir, pero si de verdad nos interesa la simulación será un verdadero placer el ver cómo accionando el freno o el acelerador con delicadeza el primero nos proporciona un valioso feedback sobre el agarre o, en el caso del segundo, opone resistencia en determinadas circunstancias no favorables. Si lo deseamos y nos interesa la simulación, las vibraciones de uno y otro botón nos informan de una forma muy clara de lo que está pasando y, además, complementando con mucha habilidad toda la información que ya de por sí exhibe la pantalla.
Configura tu Mundo
Sin embargo como el aficionado veterano ya sabrá y el novato irá intuyendo a estas alturas, la experiencia de Forza Motorsport no deja de lado a nadie. Tiene contenido de sobra para los hardcore de la velocidad, pero abraza también de forma afable a los que están empezando. Una de las claves es precisamente uno de los sellos de Turn 10, y nos referimos concretamente a la posibilidad de personalizar un número muy generoso de parámetros de conducción que el propio título etiqueta como ayudas.
Con esto no hablamos sólo de la dificultad, que funciona por su cuenta y que afecta exclusivamente a la IA, sino que hablamos de definir cómo va a responder nuestro coche a determinadas situaciones. La más aparatosa es la del trazado óptimo que, como ya viene siendo clásico, nos ayuda si lo deseamos a saber cómo debemos posicionarnos en la calzada y si estamos yendo a demasiada velocidad para afrontar una curva. Igual de útiles son los ajustes que tienen que ver con la presencia o no de ayudas en la frenada, en la dirección o en el control de estabilidad, entre otras cosas que han ido automatizándose con el tiempo en el mundillo de la velocidad. A nuestra elección quedará también si queremos cambio de marchas automático o manual (con o sin embrague) y si buscamos realismo en aspectos como el consumo de combustible, el desgaste de los neumáticos o incluso los daños mecánicos.
La clave está en que Forza Motorsport 5, como ya viene haciendo la velocidad en los últimos tiempos, nos premia por ponernos cosas a nosotros mismos difíciles, así que a mayor riesgo también mayor recompensa. Cuantas más ayudas de este tipo desactivemos mayores serán los bonus y premios por cada carrera que disputemos, y si al mismo tiempo subimos la dificultad general de los oponentes alcanzaremos unos porcentajes de multiplicación estratosféricos. Claro que desde el principio no podemos renunciar a todas estas cosas si no dominamos el estilo de simulación que propone la serie de Turn 10, ya que por muchos multiplicadores que incluyamos si quedamos los últimos los beneficios serán ínfimos, así que se nos invita a que el aficionado sea conformista y a ir aumentando el desafío progresivamente.
Si seguimos hablando de customización tenemos que hacerlo, como es obvio, de la vasta faceta que en este campo vuelve a presentar la serie un año más. Desde la Tienda de Mejoras podemos implementar, además de las clásicas modificaciones cosméticas y de color, cambios a nuestros bólidos que tengan que ver con su Motor, Plataforma y Manejo, Transmisión, Neumáticos y Llantas y Aspecto y Aerodinámica, además de la denominada Conversión que nos permite cambiar la naturaleza de nuestro bólido y que puede incluir cambios de motor o de transmisión, por poner dos ejemplos.
En el juego vamos a ganar créditos por ir superando pruebas y series que describiremos más adelante en el apartado correspondiente, pero el invertirlo no sólo en comprar nuevos coches sino en mejorar nuestro garaje de los que ya poseamos es fundamental para maximizar sus prestaciones y salir vencedores de las competiciones. La obsesión porque personalicemos la forma de rendir de nuestro bólido es tal desde Turn 10, que ponen toda clase de agradecidas comprobaciones y comparativas para saber cómo va a afectar a su funcionamiento la instalación o sustitución de tal o cual componente con, como también viene siendo tradicional, la posibilidad de contar con una Prueba de Conducción para probar en primera persona y en inocuas demostraciones no competitivas qué tal les sienta a nuestro envidiable catálogo de máquinas los cambios.
Universo de Alternativas
Es tradicional que los videojuegos deportivos y de velocidad estén cargados hasta arriba de modalidades jugables, y en este sentido la franquicia Forza siempre ha sido un extraordinario representante. El quinto volumen de la IP ofrece un amplio abanico de posibilidades para un mundo que, si lo deseamos, puede beneficiarse notablemente de unas consolas en las que la conectividad lleva ya algunos años siendo clave.
¿De qué hablamos? Drivatar ha sido la curiosa idea de los responsables del videojuego para sacar partido de todo ello y, de este modo, mejorar y pulir una inteligencia artificial en constante evolución. En un momento en el que se acusa a menudo a los lanzamientos de conducción de estar lastrados por una IA perezosa, una de las escasas innovaciones fuertes del producto que nos ocupa pasa por fusionar a nuestros enemigos virtuales con los seres humanos que pueblan las partidas.
Esto se produce con una sofisticada recogida de sus (nuestros) datos y patrones de conducta para mezclarlos con unos coches de adversarios que en realidad sí están dirigidos por la máquina, pero que se benefician de los tipos de conducción de quienes los portaron. Así pues no competiremos contra otros usuarios directamente a no ser que lo deseemos en el multijugador, pero gracias a esto si nos interesa podemos hacer que nuestras partidas off-line sean más interesantes gracias a esto exhibiendo actitudes agresivas, defensivas, conservadoras o arriesgadas entre muchos otros parámetros que quedan registrados en la nube.
Si, por el contrario, lo que nos interesa es la rivalidad humana tenemos en el multijugador una cita obligada y tan cuidada como siempre. Todas las funcionalidades y la riqueza de la interacción no sólo competitiva sino también social que ha venido siendo santo y seña de la IP está de vuelta una vez más. Turn 10 quiere un "mundo Forza Motorsport", y en este sentido su propuesta de mensajes, regalos, Forza TV y todo tipo de informaciones al alcance de la mano y a sólo un par de golpes de stick de distancia es toda una delicia. ¿Desde el punto de vista puramente competitivo? Pocas sorpresas en unas partidas para 16 jugadores que, según hemos podido comprobar en las partidas contra desarrolladores, rinden con la fluidez que esperábamos.
Sin embargo, y a pesar de que el impredecible comportamiento humano es siempre una bendición en este tipo de propuestas, sería una lástima renunciar a la vasta oferta de contenidos que ofrece el modo Carrera de Forza Motorsport 5. Con él tenemos acceso a un estimulante crecimiento como pilotos y como leyendas del mundillo virtual que propone el lanzamiento al mismo tiempo, con ocho grandes ligas divididas entre tres y siete series cada una y con sus propios eventos especiales. A todo ello hay que sumar detalles muy curiosos que debutan como el hecho de que cada coche que compremos tenga su propia Carrera específica dentro del perfil de campeonato al que pertenezca, con cuidadas presentaciones para los circuitos y cuidados y curiosos datos históricos presentados por el formidable equipo de Top Gear en una clase de interacción multimedia que hace que esta marca, en cuanto a documentación y posibilidades, juegue en otra liga.
Mi Coche, Mi Vida -Gráficos y Sonido-
Forza Motorsport 5 ha sido presentado en todo momento como una primera demostración no sólo jugable sino también visual de lo que iba a poder dar de sí la próxima generación de videoconsolas según Microsoft en sus primeros compases. Cabe esperar mucho de esta generación de máquinas que comienza, pero con una carta de presentación como la que ha puesto encima de la mesa Turn 10 sólo podemos soñar con lo que está por llegar.
Sus ampliamente promocionados 60 frames por segundo ayudan a conseguir una experiencia que se caracteriza por la fluidez y la sensación de velocidad, en ambos casos elementos muy importantes de un título de conducción y, también en ambos, metas sobradamente conseguidas por la obra que nos ocupa. A esto hay que sumar una extraordinaria resolución de 1080p, un estándar que esperemos se generalice durante este ciclo de máquinas y que ofrece unos resultados de auténtico impacto. Las pistas gozan de una distancia de dibujado excelente, y aunque hay algunas presencias importantes que definitivamente echamos en falta, su puesta en escena es pasmosa y cargada de infinidad de detalles que pueden parecer minúsculos o poco importantes, pero que ayudan a creerse lo que estamos viendo.
Los coches son el gran protagonista, con una recreación tan impecable que no exageramos nada si decimos que alcanza extremos de fotorealismo. Con razón sus responsables no han podido trasladar todos los coches de Forza 4 a este episodio, puesto que han sido rehechos para la ocasión y rediseñados para multiplicar exponencialmente su carga poligonal y la calidad de las texturas hasta límites estratosféricos. Poco más de doscientos vehículos componen su garaje, una cifra como decimos sensiblemente inferior a la vista en pasadas ediciones, pero ahora todos reproducidos con un obsceno nivel de detalle y con en la totalidad de los casos el ya emblemático Forzavista que nos da toda la información que podamos desear sobre un bólido de una forma elegante y plenamente interactiva. Una auténtica gozada para los amantes del motor, y mención especial para la recreación de los interiores.
En cuanto a efectos el videojuego tampoco se queda corto, destacando entre ellos una técnica de iluminación impresionante para el tratamiento de las superficies. Además la luz solar es fantástica, capaz incluso de cegarnos con una naturalidad abrumadora, y detalles como el reflejo del salpicadero en el cristal parabrisas si optamos por la impresionante vista de piloto, ayudan a meterse en el pellejo del conductor como pocas veces hemos podido vivir. Sin embargo la tecnología no se utiliza en la saga sólo para trasladar con fidelidad total lo visual, sino también para lograr una experiencia de conducción que está pendiente de mil y un detalles y de infinidad de parámetros, muchos de ellos imposibles en el anterior ciclo de hardware, para ser realista al máximo.
En cuanto al audio. ¿Qué decir? Uno de los puntos fuertes de la IP, y nuevamente un dispendio de medios para lograr sumergirnos como ninguna otra producción de velocidad. Cada motor está capturado con un sonido inmaculado y estruendoso, que se reproduce con todo lujo de detalles cualquier tipo de vista de cámara para que nos sintamos más cerca de la acción. La música es tan elegante y complementaria como esperábamos, y el título llega a nuestro país traducido y doblado al castellano para todas las narraciones e introducciones, que son generosas en duración y número, salvo las del equipo de Top Gear que están en versión original y subtituladas, pero que como siempre no tienen ningún desperdicio.
Velocidad, belleza y realismo. Turn 10 vuelve a regalarnos los sentidos con una fantástica entrega de la marca reina del género en estos momentos. Brutal salto gráfico y sutiles mejoras jugables de cara a un gran comienzo de ciclo en Xbox One. Forza Motorsport 5 es un estupendo testimonio de lo que puede lograrse en la próxima generación de videoconsolas en cuanto al género de la conducción.
Comprar Forza Motorsport 5- Simulación de velocidad que lleva ya años siendo difícilmente mejorable.
- Todo mimado de tal forma que denota una enorme pasión por la velocidad.
- Impresionante apartado visual y tecnológico.
- Acertada implementación de la vibración en los gatillos.
- Evolución jugable algo menor de lo que esperábamos para un salto generacional.
- Reducción en números de coches y pistas con respecto a episodios anteriores.
