Análisis de Final Fantasy XIV A Realm Reborn. Un universo de fantasía y gloria

Análisis de Final Fantasy XIV A Realm Reborn. Un universo de fantasía y gloria
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Eorzea abre sus puertas a los jugadores de PlayStation 4, que al fin pueden disfrutar de Final Fantasy XIV: A Realm Reborn. Uno de los mejores MMORPG que han pasado por nuestras manos en los últimos años y que, afortunadamente, se ha adaptado a las mil maravillas a la consola de nueva generación de Sony.

Del peor de los fracasos a la más absoluta gloria solo hay un paso. Y si no que se lo digan a Square Enix, a la que no le tembló el pulso lo más mínimo a la hora de reconstruir prácticamente desde cero un juego que, ni de lejos, cumplió con las expectativas de sus seguidores. Y el resultado fue Final Fantasy XIV: A Realm Reborn. Una grandísima aventura de rol en línea que meses atrás conquistó a los jugadores de PC y PlayStation 3, y ahora llega dispuesta a hacer lo mismo en PS4.

Cosa que tiene muy fácil. Porque hablamos de un potente MMORPG, sin ninguna duda uno de los mejores vistos en consola, que destaca sobremanera en aspectos fundamentales como su sistema de combate, realmente espectacular; la calidad y variedad de sus contenidos jugables, que nos mantendrán atrapados durante meses, así como por su vistoso apartado audiovisual, que obviamente se ha visto muy favorecido por el salto a PlayStation 4. Y es que esta versión poco o nada tiene que envidiar al original del PC, con el que comparte gran parte de sus virtudes. ¿Lo mejor? Que si sois de los que en su día ya comprasteis el juego en PS3, podéis dar el salto a la versión de nueva generación sin coste alguno.

Nota: Si ya lo leíste en su momento el análisis original de Final Fantasy XIV: A Realm Reborn para PC y PlayStation 3, puedes consultar directamente en la última sección, "Un Nuevo Amanecer… ahora en PS4" para conocer las novedades de esta versión.

Épica Fantasía Final

Bautizado acertadamente como A Realm Reborn, la historia de este nuevo Final Fantasy XIV nos sitúa cinco años después del cataclismo provocado por el temible dragón Bahamut, que con sus llamas arrasó prácticamente en su totalidad el mundo de Eorzea. La excusa perfecta para que el nuevo equipo de desarrollo tras el juego, liderado por el veterano y apasionado de los MMORPG Naoki Yoshida, haya reconstruido casi desde cero esta épica aventura de rol que aun a pesar de mantenerse fiel a los fundamentos básicos del género, logra desmarcarse de la competencia con un estilo muy personal que respeta, ante todo, las raíces de la serie en la que se basa.

Por tanto, ya de primeras, su argumento destaca como uno de los elementos más llamativos del programa, que en este sentido se muestra apasionante, grandilocuente, con un genuino elenco de villanos, y los suficientes giros argumentales como para mantenerse al nivel de los mejores Final Fantasy. Que ya es decir mucho.

Pero que esta apreciación no os lleve a engaño. A Realm Reborn se trata de un MMO con todas las de la ley, y esto implica enfrentarse a un sinfín de misiones rutinarias en las que tan pronto nos veremos recolectando flores, carne o cualquier otro objeto que se os pase por la cabeza, como aniquilando a decenas de enemigos en escenarios tan variados entre sí como bellos a nivel artístico. Lo habitual, vamos.

En este sentido, se agradece el esfuerzo por parte de Square Enix por dotar de cierto contexto argumental a estas tareas. Pero en líneas generales, el resultado no dista mucho de lo ya visto en otras tantas ocasiones, con un cierto abuso de mecánicas de juego altamente repetitivas que a la larga restan algo de atractivo al conjunto final. Obviamente, este tipo de misiones son ya una parte intrínseca en la mayoría de MMORPG, pero vistos los avances que se han realizado en algunos de los últimos referentes del género, esperábamos algo más del equipo comandado por Naoki Yoshida.

Elezeen, Lalafell, Hyur, Roegadyn y Miqo’te. Estas son las cinco razas que podemos seleccionar al inicio de la partida, cada una de ellas con sutiles diferencias.
Elezeen, Lalafell, Hyur, Roegadyn y Miqo’te. Estas son las cinco razas que podemos seleccionar al inicio de la partida, cada una de ellas con sutiles diferencias.

Afortunadamente, A Realm Reborn llega cargado de apasionantes mazmorras para grupos de cuatro y ocho jugadores en las que, ahí sí, Square Enix da lo mejor de sí misma. Tanto por diseño como por lo desafiante de los retos que plantean, con algunos enfrentamientos francamente memorables que sorprenden por su originalidad al obligarnos a usar de manera intensiva el entorno, o simplemente por su épica espectacularidad. Y es que no todos los días se tiene ocasión de combatir contra figuras tan reconocidas en el universo Final Fantasy como el temible Ifrit, Odín, Titán o Bahamut entre otros.

Personajes con gran importancia en el desarrollo de la trama de esta aventura online, que además también ahonda de manera excelente en el conflicto bélico contra las fuerzas del Imperio de Garlean; verdaderos villanos tras la cortina. Y es que, repetimos, a pesar de su carácter MMO este nuevo A Realm Reborn no se olvida de sus raíces. Destila esencia Final Fantasy por todos y cada uno de sus píxeles. Y esto es algo que nos encanta. Porque parece mentira, pero aun siendo un más de lo mismo en lo que se refiere al diseño de la gran mayoría de sus misiones, lo nuevo de Square Enix engancha; atrapa de una manera tan especial que resulta muy difícil dejar de jugar, de añadir nuevas aventuras al diario de batalla o de afrontar épicos enfrentamientos contra los peores villanos imaginables.

Aventuras por doquier

Si de algo puede presumir este renovado Final Fantasy XIV es de su abrumadora oferta jugable, que incluye cerca de una veintena de mazmorras para grupos de cuatro y ocho jugadores; decenas de misiones cooperativas conocidas como Guildhests, con desafíos de combate que nos pondrán en serios apuro; cientos de misiones individuales que nos descubrirán toda la magia y el encanto de Eorzea, e incluso las destacables misiones Levequest que popularizó el original, en las que habrá que superar un sinfín de batallas, escoltar a ciertos personajes a un lugar seguro, o interactuar con el entorno de forma más o menos original usando ciertos comandos de texto.

Todo ello para que subir de nivel sea una experiencia agradable, divertida y nada forzada. Porque si nos cansamos de realizar misiones secundarias siempre podemos recurrir a cualquiera de las otras alternativas. La decisión está en nuestra mano. Y ya os avisamos, insistimos, que hay opciones para aburrir. Porque por haber, hay hasta un diario de caza que nos invitará a explorar a conciencia el mundo de Eorzea con un único objetivo en mente: localizar y exterminar a un número determinado de monstruos para obtener suculentas recompensas. Objetivos que además variarán dependiendo del tipo de personaje que controlemos.

El Imperio de Garlean prepara su regreso a Eorzea; esta vez con la intención de no dejar títere con cabeza. ¡Y vienen bien preparados!
El Imperio de Garlean prepara su regreso a Eorzea; esta vez con la intención de no dejar títere con cabeza. ¡Y vienen bien preparados!

Y esto, que a simple vista parece una tontería, engancha de manera sorprendente por lo efectivo y directo de su planteamiento jugable. Por eso, y porque no es tan fácil como parece dar con las presas. Lo que despierta en este tipo de misiones un elemento retador que nos ha encantado. Y si aún no tenéis suficiente, A Realm Reborn también ofrece las tradicionales misiones de artesanía, que en este caso ofrecen un estilo jugable bastante más divertido y elaborado de lo que estamos acostumbrados en el género. Pescar, picar piedra, talar árboles… ¡hasta se ha recuperado el sistema de Materias de Final Fantasy VII!, permitiéndonos así potenciar los atributos especiales de ciertas armas y equipo defensivo.

Pero si hablamos de novedades, el título de Square Enix destaca por los llamados FATE, o lo que es lo mismo, los eventos aleatorios que tan populares se han hecho en estos últimos años, y que básicamente nos dan la oportunidad de superar una amplísima variedad de misiones de combate junto a cientos de jugadores sin necesidad de formar equipo con ellos. No al menos en los FATE más sencillos. Porque avanzada la aventura, os enfrentaréis a enemigos tan temibles que solo el trabajo en equipo dará resultados. Y no exageramos. Si no, que se lo digan al centenar de jugadores que vimos morir a manos del poderoso Odín en una de estas batallas. ¡Hablamos de cerca de cien jugadores! Así que imaginad su poder destructivo.

Héroes de Eorzea

Hasta aquí hemos tratado gran parte de los fundamentos jugables y narrativos de esta nueva versión de Final Fantasy XIV, pero todavía no hemos hablado de lo más importante: nuestros héroes. Y en este punto, el programa de Square Enix también cumple con nota gracias al amplio abanico de opciones que nos brinda. Tanto en lo estético, gracias al potente editor de personajes que incluye el programa, como en lo referente a su faceta puramente combativa, donde además resulta bastante novedoso en comparación con otros MMORPG del mercado. ¿La razón?

Aunque al inicio de la aventura se nos obliga a escoger entre una de las ocho clases de personaje disponibles, con opciones tan variopintas como arqueros, lanceros, magos, gladiadores, conjuradores o marauder por citar algunas; llegado el caso, podremos aprender y desarrollar todas y cada una de estas profesiones con un único personaje: nuestro aventurero. ¿Cómo es posible? Siguiendo el ejemplo del Final Fantasy XIV original, en A Realm Reborn nos bastará con cambiar el arma principal de nuestro héroe por otra distinta para modificar radicalmente, y en cuestión de segundos, su clase de personaje.

La variedad de localizaciones de Final Fantasy XIV solo es comparable al espectacular diseño artístico que atesora el juego.
La variedad de localizaciones de Final Fantasy XIV solo es comparable al espectacular diseño artístico que atesora el juego.

De este modo, si equipamos a un gladiador con un arco este pasará a convertirse en arquero, del mismo modo que si a este le ponemos en las manos un bastón mágico adoptará la senda de los poderosos taumaturgos. Sencillo ¿verdad? Pues este sistema de juego tiene más miga de la que aparenta a simple vista, ya que conforme aprendamos más y más profesiones, desbloquearemos ciertas habilidades especiales que podrán ser compartidas entre varias clases de personaje, ampliando así su efectividad en combate.

Y también contamos con las nueve especializaciones de clase que incluye Final Fantasy XIV, conocidas como Jobs, a las que solo accederemos desarrollando hasta cierto nivel varios de estos arquetipos de héroe. ¿Qué ventajas trae consigo esta opción? Lógicamente, el obtener ese punto de potencia extra para enfrentarse a los enemigos más poderosos. Pero también, el crear personajes mucho más especializados en el estilo de juego que nos interese, dándonos pie, por ejemplo, a que el clásico tanque muestre una actitud más agresiva en la piel de un Warrior, o una todavía más resistente y dura a los ataques enemigos encarnando a un Paladín.

Un añadido francamente interesante al que los usuarios más dedicados podrán sacar un gran partido explorando todas las posibilidades que brinda. No en vano, optar por este tipo de profesiones también tiene sus contras, por lo que no todo será tan sencillo como especializarse y verlas venir. Toda acción tiene su consecuencia. Cosa que nos gusta mucho, por cierto.

Algunas FATE solo se inician una vez al día y en ubicaciones completamente aleatorias, como es el caso del enfrentamiento contra Odín.
Algunas FATE solo se inician una vez al día y en ubicaciones completamente aleatorias, como es el caso del enfrentamiento contra Odín.

Y llegó la hora de combatir

Fiel al estilo del memorable Final Fantasy XII, A Realm Reborn ofrece un sistema de combate por turnos bastante dinámico que nos invita a afrontar las batallas de forma activa, siempre teniendo en cuenta los movimientos de los enemigos, que constantemente nos sorprenderán con una serie de ataques de área que solo esquivaremos si nos movemos con presteza alejándonos de su radio de acción. Algo ya visto en otros tantos MMORPG, pero no por ello menos destacable teniendo en cuenta lo bien que funciona en esta obra.

Porque otra cosa no, pero las batallas de este renovado Final Fantasy XIV resultan francamente divertidas, muy estratégicas e incluso épicas por momentos. Principalmente durante las refriegas contra los imponentes jefes finales a los que nos mediremos, y a los que solo derrotaremos con cabeza, combinando nuestras habilidades con las del resto de miembros de nuestro equipo. Todo ello bajo el tradicional esquema jugable conformado por la clásica trinidad Sanador-Tanque-Especialista en Daño, que a estas alturas es una garantía de éxito.

Nada innovador, es cierto, pero esto no necesariamente tiene porqué ser negativo. Menos todavía, repetimos, cuando el sistema de combate de A Realm Reborn funciona tan bien. Aunque eso sí. Hemos echado en falta un mayor número y variedad de habilidades especiales para nuestros héroes, ya que por momentos da la sensación de que el juego se ha quedado corto al respecto. Nos encanta que sea difícil, que nos obligue a prestar tantísima atención a nuestro entorno para no sufrir una derrota a manos de cualquiera de los cientos de monstruos que pueblan el mundo de Eorzea; pero al final, muy en el fondo, sentimos que este sistema de batallas daba para algo más. Porque sí, es dinámico y muy intenso, eso nadie lo puede negar; pero a la larga también algo repetitivo y justo de opciones.

Sensación que no varía ni tan siquiera con añadidos tan divertidos como los combates en equipo junto a nuestros queridos Chocobos –ideales para recorrer largas distancias a gran velocidad-, o los míticos Límites, que regresan a Final Fantasy XIV para deleitarnos con una serie de devastadores ataques especiales que solo ejecutaremos con el apoyo de nuestros aliados, con efectos muy dispares dependiendo del tipo de personaje que los active.

El combate en equipo es esencial para derrotar a los enemigos más poderosos, y los míticos Límites son una de nuestras mejores herramientas de trabajo.
El combate en equipo es esencial para derrotar a los enemigos más poderosos, y los míticos Límites son una de nuestras mejores herramientas de trabajo.

Un Nuevo Amanecer… ahora en PS4

El Final Fantasy XIV original ya destacó en su día por su impecable apartado artístico, y A Realm Reborn no es una excepción. Es más. Sorprendentemente supera todo lo visto en el original, ofreciendo un mundo de juego más grande, vivo y hermoso de lo que jamás hubiéramos imaginado. Hasta tal punto es así, que lo nuevo de Square Enix tiene muy pocos rivales en lo que se refiere a estas lides, gracias a un soberbio y espectacular diseño de escenarios y personajes que es como para quitarse el sombrero.

Y es que tan solo basta con dar un paseo por las grandes capitales de Eorzea, como Gridania, Ul’dah o Limsa Lominsa, para darse cuenta del enorme esfuerzo acometido por los artistas de Square Enix. Un equipo creativo que ha tomado como referencia lo visto en el título original, mejorándolo de forma sustancial a todos los niveles posibles. Y el resultado, salta a la vista, es inmejorable. Porque miréis donde miréis, allí encontraréis esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

Todo ello, además, con un diseño de escenarios inteligente y muy inspirador, que nos invita a que exploremos todos y cada uno de los parajes naturales que conforman este vasto e imponente mundo de juego. Un entorno al que se ha dotado de vida gracias a un renovado motor gráfico que destaca por lo espectacular de su iluminación global, sus cambios climáticos, las dimensiones de sus escenarios, o el modelado y nivel de detalle alcanzado en los personajes y criaturas. ¡Y las cinemáticas! Claro que sí; porque también en este punto A Realm Reborn se mantiene fiel a la esencia Final Fantasy, con un buen puñado de secuencias de vídeo que amenizarán nuestro viaje por Eorzea.

Obviamente, no todas las texturas ofrecen la definición y nivel de detalle deseado, del mismo modo que algunos elementos del entorno lejanos se dibujan bruscamente frente a nosotros; pero estos son detalles menores que en ningún caso ensombrecen un trabajo por otro lado excepcional. Trabajo que brilla con luz propia en PlayStation 4, donde el juego luce prácticamente idéntico a lo visto en compatibles. Tanto a nivel de texturizado, como en la fluidez en la tasa de imágenes por segundo, la iluminación, o los espectaculares efectos especiales de los que hace gala esta obra. En este punto, Square Enix permite a los jugadores incluso tocar la resolución del juego, que puede mostrarse a 1080p con alguna que otra ralentización -más de las que nos gustarían-, o a 720p sólidos como una roca.

Otro de los puntos fuertes de A Realm Reborn lo encontramos en su interfaz de usuario, que como ya ocurrió en su día con PS3, se ha adaptado a la perfección a la máquina de Sony. Y además lo ha hecho con interesantes novedades, como la posibilidad de usar el panel táctil del DualShock 4 para realizar ciertas funciones extra. En concreto, pulsándolo podremos acceder rápidamente a distintos menús, mientras que deslizando el dedo sobre él controlaremos un puntero de forma similara como lo haríamos con un ratón para así navegar por determinados menús de la interfaz.

Gracias a la opción Control Remoto podemos disfrutar de la acción del juego desde PS Vita. Una idea fantástica, aunque poco recomendable para las situaciones de juego más complejas.
Gracias a la opción Control Remoto podemos disfrutar de la acción del juego desde PS Vita. Una idea fantástica, aunque poco recomendable para las situaciones de juego más complejas.

En este sentido, el sistema de control con el mando responde muy bien a las necesidades del juego. Lo que tiene mérito dada la intensidad con la que se desarrolla la acción. ¿Cómo es posible esto? Pues lejos de simplificar la acción, Square Enix ha apostado por integrar ocho acciones básicas a cada uno de los dos gatillos del DualShock, permitiéndonos así acceder rápidamente a todas las habilidades de nuestro héroe en cuestión de segundos. Opción esta que se suma también a lo acertado del sistema de targeting para marcar objetivos con la cruceta. Pero si aun así no nos sentimos cómodos, también se nos da la oportunidad de conectar un teclado y ratón para disfrutar de una experiencia de juego idéntica a la del PC.

Por no hablar de que incluso se ha integrado la opción del Control Remoto con PS Vita, que básicamente nos da la posibilidad de jugar a este Final Fantasy XIV directamente desde la portátil. Una opción más curiosa que útil en términos prácticos, dado que ni el control ni las dimensiones de la pantalla facilitan en exceso esta tarea, pero que se agradece, ya que para disfrutar de partidas breves viene genial.

También en lo musical este renovado Final Fantasy XIV ofrece un acabado digno de mención gracias al trabajo del siempre genial Nobuo Uematsu -artífice de la música del original- y Masayoshi Soken, que ha realizado una labor encomiable poniendo sonido al mundo de Eorzea. Dicho lo cual, conviene destacar que prácticamente cada entorno de juego cuenta con su propia melodía asociada, todas ellas claramente diferenciadas entre sí, aunque es verdad que en ocasiones ciertas melodías se repiten en exceso.

A Realm Reborn incluye un sencillo buscador de misiones cooperativas que nos facilitará mucho la tarea de buscar a otros jugadores con los que compartir aventuras.
A Realm Reborn incluye un sencillo buscador de misiones cooperativas que nos facilitará mucho la tarea de buscar a otros jugadores con los que compartir aventuras.

Una Compañía de Héroes

Como la gran mayoría de aventuras de rol en línea, A Realm Reborn también incluye un buen puñado de mejoras destinadas a potenciar el juego en equipo, de entre las que destaca la posibilidad de crear nuestros propios clanes, conocidos como Free Company, con las opciones habituales en el género. Pero aparte, procedentes directamente desde el exitoso Final Fantasy XI, también nos encontramos con las comunidades Linkshells. ¿Qué son exactamente?

Ni más ni menos que un sencillo medio de comunicación entre jugadores, que pueden congregarse en este tipo de comunidades online simple y llanamente para charlar con otros usuarios. Por tanto, no tienen otra función más aparte de la de reunir bajo un mismo “techo” a un numeroso grupo de jugadores, que no tienen que estar necesariamente en un mismo clan. En este sentido, se nos da la posibilidad de estar dentro de ocho Linkshells distintas.

Final Fantasy XIV en PlayStation 4 también viene de serie con la modalidad de juego competitivo PvP, que enfrenta a dos equipos de cuatro jugadores cada uno en una serie de arenas de combate cerradas. Nada especialmente memorable, ya que incluso existen ciertos desequilibrios entre algunas clases de personajes, pero sí un buen divertimento que se suma a los muchos otros contenidos de A Realm Reborn. Título que durante los últimos meses no ha dejado de crecer, y eso se nota también en las nuevas aventuras adicionales que podemos encontrar en el título de PS4, con nuevos enfrentamientos contra Primals, versiones más difíciles de las mazmorras para grupos ya conocidas, o el primer tramo de la Torre de Cristal, o lo que sería el laberinto previo a la misma, pensada para equipos de 24 jugadores.

La versión para PS4 llega con nuevos contenidos, batallas PvP y un apartado gráfico muy similar al visto en el original de PC.
La versión para PS4 llega con nuevos contenidos, batallas PvP y un apartado gráfico muy similar al visto en el original de PC.

En este último caso, hay un detalle que no nos gusta, y es el hecho de que en estas partidas tan solo escogemos a ocho de nuestros compañeros, quedando el resto a la elección del propio juego. Aunque es un mal menor cuando luego de verdad disfrutas de estas épicas batallas que, en principio, no dejarán de crear con el paso de las próximas semanas gracias a la llegada de nuevas mazmorras, enemigos y aventuras por vivir.

Detalles, detalles y más detalles que nos hacen alabar el gran trabajo llevado a cabo por Square Enix, que ha sabido sobreponerse del duro varapalo que supuso el lanzamiento de Final Fantasy XIV, creando un título mucho más grande, divertido y mejor de lo que llegó a ser jamás el original. ¿Qué está en inglés y hay que pagar cuotas mensuales? Sí, está claro que son dos puntos a tener en cuenta. Pero en estos momentos, y con la enorme variedad de contenidos jugables que oferta a Realm Reborn, el pago de una mensualidad está más que justificado teniendo en cuenta la de horas y horas de diversión que proporciona el juego.

Excelente

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  • Artísticamente Final Fantasy XIV es de lo mejor del género.
  • Su argumento, que es digno de los mejores capítulos de la serie Final Fantasy.
  • Batallas épicas, muy divertidas y repletas de posibilidades de juego.
  • Gran personalización de personajes. Podemos crear al héroe que nos plazca.
  • El PvP todavía tiene mucho que mejorar..
  • Misiones poco originales.
Jugadores: Masivo online
Idioma: Textos en inglés y voces en inglés
Duración: Incalculable
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