Análisis de Samurai Warriors 2

Análisis de Samurai Warriors 2
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La saga Samurai Warriors se despide de PlayStation 2 con su segunda parte. Hasta 26 héroes del Japón feudal desafiarán a centenares de enemigos. Un nuevo machacabotones de los que tanto gustan al público oriental a cargo de una compañía especialista en ello, Koei, creadores de Dinasty Warriors.

Con el tiempo se ha creado todo un subgénero protagonizado por personajes de corte oriental enfrascados en multitudinarias batallas contra hordas de rivales. La consola de Sony ha sido uno de los principales baluartes de este tipo de juegos, y ha ofrecido propuestas de diversa calidad desde sus comienzos. Koei, responsable de la serie Dinasty Warriors, se ocupa de nuevo de la segunda parte de Samurai Warriors, un juego que respeta escrupulosamente las reglas establecidas para esta clase de lanzamientos, personajes duros y armados hasta los dientes con espadas y lanzas, historias ambientadas en el Japón feudal y una jugabilidad muy concreta basada en ser rápido con los botones del pad y realizar los combos más espectaculares.

Historia y jugabilidad
En Samurai Warriors 2 seguiremos las andanzas de un buen número de personajes con diferentes aspiraciones a lo largo de numerosos modos de juego. La historia se desarrolla en un Japón feudal a caballo entre la fantasía y los grandes ejércitos y castillos medievales. La historia no es especialmente relevante, y tampoco se le presta ninguna atención a lo largo del juego. El planteamiento en su modo de campaña es el de elegir a un personaje y desafiar a lo largo de 5 misiones a los ejércitos enemigos recorriendo los mapas de arriba abajo y cumpliendo los múltiples objetivos secundarios. Al principio sólo podremos elegir entre 7 héroes para el modo historia, pero con el paso del tiempo y empleando los otros tipos de juego se puede dirigir a más.

Las diferentes fases suelen llevar entre cuarenta minutos y una hora para completarlas, y cada personaje tiene hasta cinco, con lo cual la duración de las campañas es muy razonable. Por otro lado también dispone de los modos free, supervivencia y también Sugoroku, una desconcertante suerte de juego de la oca a la japonesa.

El modo free no merece mayores explicaciones, pues se trata de una especie de escaramuza en la que nos enfrentaremos a los enemigos sin objetivos ni límites de ningún tipo. El de supervivencia recuerda tremendamente al de Devil May Cry, en el que deberemos escalar planta a planta una torre gigantesca repleta de enemigos.

Los personajes siguen un cierto estilo RPG que ya vimos en su primera parte, ganando experiencia que aumentarán sus atributos y habilidades.
Los personajes siguen un cierto estilo RPG que ya vimos en su primera parte, ganando experiencia que aumentarán sus atributos y habilidades.

El empleo del mando y de los controles no es todo lo óptimo que cabría esperar, y el uso de los botones y palancas parece bastante desaprovechado. Los combos más espectaculares se realizan con la combinación de sólo un par de botones, y mientras que el resto también sirven para ataques, cómo el que activa una magia que podremos emplear cuando se rellene una barra en la parte inferior de la pantalla o el que sirve para cubrirse, parece una opción discutible y tremendamente limitada. Así mismo el empleo de la cámara tampoco es el mejor, y no acabaremos de sentirnos cómodos con ella en ningún momento pues tenderá a estabilizarse sola, y a ofrecernos una perspectiva ligeramente inclinada hacia delante que sólo nos permitirá ver lo que hay a apenas unos metros delante nuestro.

La inteligencia artificial de los enemigos es nefasta. En ocasiones podremos cruzar las líneas de los rivales sin que hagan siquiera amago de atacar; y, como en las películas de Steven Seagal, si estamos rodeados nos atacarán de uno en uno, mientras el resto esperan pacientemente su turno. La de los aliados no es mucho mejor, y si bien los héroes y el lugarteniente que nos acompañan tomarán la iniciativa a menudo y se lanzarán contra los ejércitos, la infantería rasa se queda estática y no se mueve ni ataca, por si fuera poco no hay modo de darles órdenes con lo cual su presencia es totalmente testimonial.

El único elemento que enriquece levemente la jugabilidad es la presencia de un cierto componente de rol con la elección del personaje y su posterior evolución y adquisición de habilidades. Además también contamos con una tienda en la que gastar lo que hayamos obtenido en las misiones en adquirir nuevas armas, golpes más efectivos, otro lugarteniente o una montura para poder luchar a caballo.

Tecnológicamente justo
En lo gráfico mucho que comentar. Parece que Koei, al igual que hizo con la última entrega de Dinasty Warriors, ha programado para PlayStation 2 y ha realizado un port idéntico para Xbox 360. Como ya conocemos desde hace meses la consola de Sony ya tocó el techo en lo tecnológico hace mucho tiempo. Los gráficos son pues correctos, y muestran lo justo para mover a tantas unidades con un nivel aceptable de imágenes por segundo. Las texturas tienen un nivel de detalle francamente pobre, los modelos están muy poco detallados y son de muy escasa variedad, y además encontramos severos problemas de popping (elementos que se dibujan en el horizonte más tarde de lo que deberían).

Aunque se han incluido algunos nuevos golpes especiales, el control es el mismo que ya usó el Samurai Warriors original.
Aunque se han incluido algunos nuevos golpes especiales, el control es el mismo que ya usó el Samurai Warriors original.

Por si esto fuera poco los escenarios donde transcurre el juego son todos muy similares, el reciclaje de texturas y elementos ha sido uno de los puntos fuertes de la fase de programación, y los encontraremos repetidos por doquier. Los mapeados son pues repetitivos, y visto uno vistos todos. Por otro lado la interactuación con ellos es nula, y, salvo los escasos objetos que veremos dispersados, y que se romperán con un par de golpes para dejarnos algún item, no se pueden saltar ni destruir. Tampoco hay un apartado de físicas digno de reseña y los defectos de clipping (objetos o personajes que se atraviesan unos a otros) son una constante. Por lo tanto Samurai Warriors 2 ofrece lo que PlayStation 2 le permite dar de si, unos gráficos cumplidores pero decepcionantes y una tecnología a día de hoy un tanto desfasada.

El conjunto sonoro resulta bastante flojo. La música es una suerte de “bacalao” (entendido como el peor sucedáneo de la música electrónica) con toques orientales y veloces bases rítmicas. A oídos de es este redactor un desastre del que sólo disfrutarán los amantes de Camela y otras producciones de gasolinera. Un pésimo doblaje al inglés y un abanico de efectos sonoros vacuo y repetitivo conforman un apartado sonoro igualmente olvidable.

Mediocre

Sin sello

Samurai Warriors 2

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Samurai Warriors 2 es pues una oportunidad perdida para redimir a un género habitualmente maltratado por la crítica. Pobre en líneas generales, falto de variedad, con un apartado gráfico voluntariamente empobrecido para poder funcionar correctamente en PlayStation 2, y una jugabilidad repetitiva y totalmente desfasada. En una consola con tal superpoblación de juegos de estas características, el título de Koei sólo supone un lanzamiento interesante para fanáticos del género.

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