Un universo generado proceduralmente. Una batalla global al lado de jugadores de todo el mundo. Una mecánica de misiones en la que somos nosotros quienes decidimos el próximo paso a dar. Un adictivo estilo jugable basado en el desbloqueo, y cross-buy, cross-play, cross-save y todos los cross que se te ocurran… Helldivers ya está aquí, y ha venido para quedarse.
Un shooter de perspectiva cenital en el espacio en el que aniquilar millones de alienígenas… Da cierta pereza, ¿verdad? Es una fórmula que hemos visto miles de veces en el pasado, y que a menudo se ha llevado a cabo con discretísimos resultados en términos de calidad. Sin embargo el caso de Helldivers ya desde la distancia del tiempo tenía pinta de ser muy, muy diferente y, efectivamente, con el juego ya en las manos hemos comprobado que lo que ha cuajado Arrowhead Game Studios merece toda nuestra atención.
En primer lugar, y ya desde su anuncio, el hecho de que viniera firmado por los creadores de Magicka ya era una tranquilizadora garantía de nivel, talento e inspiración. Sin embargo con el juego en nuestra consola también hemos podido comprobar que no han perdido su olfato para recoger géneros sobradamente conocidos, pasarlos por su tamiz y ofrecernos cosas muy interesantes con ellos. Es precisamente el caso del título que nos ocupa, distribuido por Sony y por lo tanto exclusivo de consolas PlayStation, y con un fuerte énfasis no sólo en la cooperación directa con otros jugadores, sino también en el hecho de que todos reman en la misma dirección. ¿Cómo funciona todo eso? Te lo contamos.
De Cabeza al Infierno
La clave de Helldivers no está en lo narrativo, y cuesta apenas unos segundos darse cuenta de ello. Sí, hay una cinemática de entrada bastante dilatada que nos pone en situación, pero el guión no tarda demasiado en convertirse en un mero pretexto para ejercer de combustible de la acción. Lo que sabemos es que el universo del juego está ambientado en el futuro, y que aquí nos plantea una SuperTierra en la que la democracia se ha convertido en algo turbio, oscuro e incluso con un punto totalitario. El programa destila en todo momento un tono algo sarcástico en clave de fábula que recuerda de alguna manera a la película Starship Troopers. El sentido de la crítica parece el mismo, y el lavado de cerebro de los ciudadanos y la omnipresencia de la propaganda pro-régimen desprende el mismo aroma.
La raza humana, sin embargo, vive en un perpetuo estado de amenaza por parte de tres razas enemigas que necesitan ser exterminadas. Claro… Eso es lo que nos cuenta el brazo propagandístico de la autoridad, algo que no tiene por qué ser cierto, y es que rápidamente observaremos cómo los protagonistas no se plantean nada. Sencillamente son ciudadanos que luchan por obligación, y repiten como robots consignas tan absurdas para gritar mientras se dispara un arma como "¡Por la democracia!". Como punto de partida es sensacional, aunque sus responsables no han querido ahondar lo más mínimo en ese contexto tan prometedor en clave de sátira y todo queda en agua de borrajas.
¿Por qué se pasa por alto algo que podía haber dado tantos réditos? Porque lo que interesa es la faceta puramente jugable. En un santiamén saltamos sobre el campo de batalla, y si nos engancha el sistema de progresión y desbloqueos de Helldivers puede que tardemos cierto tiempo en querer abandonarlo. Su fórmula jugable se pone en escena desde una perspectiva cenital muy de la vieja escuela, y como siempre en estos casos si bien debe quedar claro que la experiencia es muy divertida si la jugamos en solitario, lo cierto es que como ofrece la mayor cota de diversión es cuando hacemos uso de su cooperativo para hasta cuatro usuarios… Tanto en local como a través de internet. El título, además, tiene la particularidad de que todas sus versiones son compatibles entre sí, lo que supone que el juego cruzado entre las distintas plataformas de Sony estará a la orden del día y nos permitirá jugar al lado de nuestros amigos con una todavía poco usual amplitud de hardwares.
Lo potente del videojuego, y la forma de obtener su mayor disfrute, es la de acceder a la campaña masiva en la que los jugadores de todo el mundo combaten contra la inteligencia artificial uniendo fuerzas y volcando el tablero hacia su lado superando misiones. De hecho todo se gestiona desde la nave espacial en la que viaja el protagonista, y que sirve a modo de menú principal in-game. Podemos movernos por el puente del navío y acceder así a la zona de personalización, al mapa de misiones, al multijugador o a las bases de datos con los objetos que hemos recogido en nuestras aventuras y que nos permiten conocer más del universo que nos rodea. Lo que nos interesa ahora es el mencionado mapa, donde encontramos los sistemas, los planetas y las misiones a las que podemos acceder y en las que al mismo tiempo están combatiendo usuarios y usuarios.
Se escenifica aquí cómo marcha el conflicto contra las tres razas que se oponen a nosotros, los progresos que llevan a cabo el resto de jugadores de todo el mundo y también decidimos en la guerra de qué bando queremos participar en cada momento para rellenar la marca última de la victoria: La barra de Influencia de la Comunidad, que crecerá en mayor o menor medida en función de la dificultad de la localización en cuestión. Elegido todo esto y escogido el equipamiento, parte relacionada con la customización que abordaremos luego, saltamos al escenario de combate.
A las Armas
El esquema de control es similar a este tipo de propuestas, con el stick izquierdo destinado al manejo del personaje y el derecho al apuntado de nuestra arma. El resto de botones queda destinado a las habilidades especiales y a las distintas armas, algo fundamental para entender la variedad de posibilidades que nos deja el programa. De hecho algunas características de éste son las que ayudan a evitar que hablemos de un shooter descerebrado, y es que el carácter de colaboración obliga al trabajo en equipo y eso es fundamental, pero además el habitual y divertidísimo fuego amigo de las obras de Arrowhead Game Studios solicita por nuestra parte una gran precisión a la hora de disparar incluso en los momentos de mayor actividad en pantalla. Escogeremos antes de llegar al destino dónde queremos que sea el despliegue, y es que tendremos que llevar a cabo varios objetivos puesto que no se trata sencillamente de limpiar los escenarios a base de tiros.
Por ejemplo tendremos que activar instalaciones, despejar áreas, recoger objetos… Un largo etcétera de metas que nos empujan a ir de un lado a otro del escenario y que encajan en cuanto a un cierto punto genérico con el espíritu de generación procedural de los mapas. Lo bueno es que cuando llegamos al punto donde está el objetivo, a menudo se nos exige algo por nuestra parte para resolverlo. Por ejemplo si hay que poner en marcha un dispositivo tendremos que llevar a cabo un QuickTime Event, y deberemos ser rápidos y precisos puesto que a menudo estaremos rodeados de criaturas de los que nuestros acompañantes deberán defendernos. En 3DJuegos no estamos particularmente a favor de este tipo de mecánicas jugables, sin embargo cuando están tan bien implementadas como en Helldivers nos mostramos muy optimistas con su uso. El tema es que la coordinación de los botones debe ser rápida y exacta para cada cosa que hacemos, puesto que la penalización por equivocarse es alta y puede suponer una pérdida de tiempo que resulta vital.
Bajo esas condiciones de presión y en ocasiones nerviosismo máximo, cumplirlos es toda una experiencia. ¿Al final de cada misión y con todos los objetivos cumplidos? Toca llegar al punto de extracción, activar un nuevo QuickTime Event para solicitar la nave de recogida y esperar un período de tiempo que ronda el minuto y medio en clave de cuenta atrás hasta su llegada, y que en ocasiones resulta verdaderamente angustioso y divertidísimo. No será la única ocasión en la que tendremos que llevar a cabo este tipo de medida, y es que también es muy importante la asistencia orbital y se solicita de la misma manera. Lo que podemos pedir desde la superficie de cada planeta varía en función de lo que equipemos, pero acaba siendo uno de los puntos clave de la experiencia. Solicitamos lo que deseemos con la combinación adecuada, lógicamente no hace falta memorizarla puesto que se muestra en la parte inferior de la pantalla, y esperamos el tiempo de envío hasta que se despliegue.
Esto plantea un componente estratégico muy interesante, puesto que no sólo hay que escoger con mucho cuidado cuándo pedir las cosas para no estropear el ritmo de la partida y no acabar muertos, sino que también hay que estar pendiente de dónde va a caer puesto que podemos morir aplastados por el propio envío. ¿Qué sucede si morimos durante la partida? Si trabajamos cooperativamente podemos solicitar ayuda a nuestros compañeros, que pedirán nuestro nuevo despliegue, mientras que si lo hacemos en solitario tenemos un número determinado de vidas que podemos gastar antes de abortar la misión. Los bonus que podemos solicitar responden al nombre de estratagemas y son muy diversos e incluyen desde armas específicas hasta mechas, pasando por apoyo orbital en forma de ataques espaciales de gigantescas ametralladoras o cañones, aunque en la parte de la customización también hay elementos puramente cosméticos como capas, cascos o corazas. Por otra parte todos los elementos del arsenal son incrementables en cuanto a prestaciones gracias a los puntos que obtendremos con cada subida de nivel, y es que en Helldivers cada acción llevada a cabo cuenta.
El apartado audiovisual del título es, quizá, la parte más discreta de cuantas oferta el programa. Por un lado los gráficos hacen su trabajo sin estridencias, lo que supone que son más efectivos que efectistas, con una dirección artística que parece preocuparse más de beber de referencias a otros títulos como Destiny, Warhammer o Quake que de componer un universo propio. Por otra parte en lo tocante al audio el juego tiene algunas partituras interesantes que entroncan incluso con una fanfarria que evoca el tono satírico del programa, sin embargo la mayoría de temas se repiten. Los efectos de audio, por su parte, hacen su trabajo con corrección pero también sin grandes alardes, y el juego llega traducido y doblado con un aceptable nivel.
Si podemos definir de una forma Helldivers es diversión en estado puro. Su sinfín de posibilidades a la hora de disfrutarlo en cualquier consola de Sony y con cualquier amigo lo convierten en un auténtico todoterreno, y además cuenta con muchas horas de diversión y una estupenda mecánica de desbloqueos. En estos momentos hay pocas formas mejores de divertirnos con nuestros amigos al estilo de la vieja escuela.
Comprar HellDivers- Muy adictivo gracias a su sensación de progreso y a su componente cooperativo
- Ejemplo perfecto de cómo implementar bien QuickTime Events en la experiencia
- Momentos de intensidad y tensión máximas
- No saca ningún partido de su prometedor telón de fondo ni del tono sarcástico
- Demasiado derivativo en cuanto a misiones, objetivos o incluso estética
