Terror y sigilo se dan la mano en esta aventura de ciencia ficción que bebe de muchas fuentes, como System Shock 2 o Deus Ex, pero que está muy lejos de igualar su calidad. Solarix es un título con una premisa interesante pero terriblemente mal ejecutado.
Te despiertas aturdido en mitad de unas instalaciones científicas en un planeta inhóspito de una galaxia desconocida. Pronto descubres que una infección ha vuelto locos a la mayoría de personas que allí trabajaban, previa carnicería provocada por una inteligencia artificial desquiciada, y de repente te ves envuelto en una misión suicida en pos de encontrar la cura a esta enfermedad mientras salvas el pellejo, que no es poca cosa. Una historia mil y una vez repetida que se hace particularmente tediosa en esta aventura de sigilo y terror en primera persona que algunos venían comparando con clásicos de la envergadura de System Shock 2 o Deus Ex.
El problema de Solarix es que esta comparación le viene excesivamente grande. Hablamos de un videojuego sin personalidad, un título genérico a más no poder que sí, tiene algún que otro detalle que apunta muy buenas maneras, pero que en líneas generales está tremendamente lejos de alcanzar siquiera una mínima parte de la calidad que ofrecían las obras magnas de Irrational Game e Ion Storm. Falla en lo jugable con unas mecánicas de juego simplonas y aburridas, y también en lo narrativo con una historia que si bien no está nada mal, abusa en exceso de ciertos clichés y una ambientación muy pobretona que no le beneficia lo más mínimo.
Aliado de las sombras
Visto desde el punto de vista de una aventura de terror, Solarix es un juego terrorífico y no precisamente en un sentido positivo. Salvo en contadas ocasiones, no viviremos ninguna situación que nos haga sentir incómodos ante la presencia de unos enemigos que, de forma similar a la ambientación, son totalmente anodinos; no tienen gracia, ni sorprenden por su diseño ni mucho menos por su variedad, que es prácticamente nula. Para colmo, su comportamiento es frustrantemente errático. Tan pronto se muestran implacables detectando el más mínimo ruido a gran distancia, como rematadamente tontos al tenernos frente a ellos, cara a cara, y no percatarse de nuestra presencia.
En este sentido, Solarix es más una aventura de sigilo del estilo de Thief que un juego de terror como podría pensarse a primera vista. Lo esencial es mantenerse en las sombras y de cuclillas para no generar ruido alguno. Y eso haremos a lo largo de las seis horas que puede llevarnos completar esta obra que con demasiada prontitud muestra sus lacras, y en cambio le cuesta horrores hacer lo propio con las virtudes, que alguna tiene, pero bien escondidas entre unas mecánicas de juego aburridas, un apartado audiovisual de épocas pasadas y una narrativa nada sorprendente.
Las misiones que nos plantea Solarix son igualmente pobres, pues aunque las sensaciones iniciales son las de encontrarse ante una aventura que concede cierto grado de libertad para resolver los desafíos como queramos, al más puro estilo Deus Ex, nada hay más lejos de la realidad. Lineal como pocos, este es un videojuego en el que no existen más alternativas que las de andar escondidos en las sombras, disparando a algún que otro punto de luz, mientras caminamos agachados cerca de unos enemigos, insistimos, tan tontos como demencialmente precisos a la hora de detectarnos en situaciones imposibles.
Tampoco existe una gran variedad de puzles más allá del tipo "vé allí, coge una tarjeta de acceso y abre aquella puerta del fondo". Lo que repetiremos una, otra y otra vez sin que cambie mucho la acción. Lo que tampoco nos molestaría si por lo menos la narrativa fuera mejor o la ambientación tuviera su aquel. Pero no es el caso. La historia, aunque interesante, es un batiburrillo de clichés tantas veces visto en otros videojuegos que es difícil quedar prendado de ella. Hay una infección, una suerte de zombis pululando por ahí, y hasta una inteligencia artificial desquiciada muy del estilo de la mítica SHODAN en System Shock 2; pero Solarix aburre más que divierte. Y esto es mortal.
Como también lo es la escasez de armas, que a la postre tampoco tienen mucha utilidad por lo mal planteada que está la acción, y la de gadgets que emplearemos para sortear ciertos mecanismos de seguridad. Y si a esto le sumamos un sinfín de errores de diseño, una mala inteligencia artificial, una historia anodina y sin gracia y, en definitiva, una experiencia de juego pobre en demasía, se hace muy difícil recomendar la compra de un videojuego que apuntaba buenas maneras pero que se ha quedado lejísimos de alcanzar siquiera una puntuación digna.
Hay buenas ideas de fondo en Solarix, que no podía tener mejores referentes que System Shock o Deus Ex, pero lo cierto es que esta aventura de terror y sigilo está muy pero que muy lejos de la calidad de estos clásicos. Hablamos de un videojuego genérico a más no poder que falla en prácticamente todos sus apartados. No es divertido, no funciona especialmente bien, ni tampoco presenta una historia o ambientación digna de mención. Puede entreteneros las cinco o seis horas que tardaréis en completar la partida pero... ¿tendréis estómago para hacerlo?
- La historia tiene un pase. Hay ciertos momentos de tensión que merecen la pena
- Demasiado genérico en lo visual
- Poca variedad de enemigos, pocas alternativas de juego y poco de todo en general
- Errores graves en la inteligencia artificial de los rivales
- Solarix es un juego demasiado confuso en demasiadas ocasiones
