Ya tenemos aquí uno de los títulos menos conocidos y que menos han dado que hablar para PS Vita, Oreshika: Tainted Bloodlines. Y se trata de un juego que a pesar de ello presenta unas cualidades muy apetecibles para los seguidores de este tipo de aventuras JRPG.
Viendo sus lanzamientos, está claro que los JRPGs han cobrado un protagonismo capital en PS Vita, siendo posiblemente la portátil de Sony la consola que más títulos de este estilo alberga en su catálogo.
Precisamente Sony acaba de echar más madera a este género con la llegada de Oreshika: Tainted Bloodlines, título por el que nadie daba un duro hace meses sobre su llegada a Occidente pero que la compañía nipona se ha animado a distribuir. Y nos alegra, dado que a pesar de no ser el mejor exponente de su clase, desde luego se trata de uno de esos títulos a los que se disfruta mucho jugando, siendo además un título bastante original en muchas de sus facetas. Como curiosidad, sabed que se trata de la secuela de un videojuego de PSX de 1999 que jamás llegó a nuestro territorio, Ore no Shikabane, juego que presentó un planteamiento bastante similar al observado en esta obra de PS Vita pero cuyo apartado gráfico y demás elementos sí que se mostraban muy diferentes.
Kioto en ruinas
Como sucede en este tipo de aventuras, el argumento es uno de sus puntos más interesantes. Y además en este caso estamos ante una propuesta bastante sugerente y refrescante, que se aleja un tanto de los sucesos que suelen ser habituales y cliché en este tipo de producciones.
La trama nos lleva hasta la ciudad de Kioto en pleno siglo XII, concretamente en el año 1118, ciudad que se alzaba como la antigua capital de Japón (y que se mantuvo hasta el año 1868) como muchos ya sabéis. El caso es que en esa fecha la ciudad fue parcialmente destruida merced a varios acontecimientos desastrosos. ¿Y a quién culpó de esto el soberano Emperador? Pues debido a los consejos de un hechicero llamado Abe no Seimei, toda su ira se concentró en una familia de samuráis, la cual fue brutalmente masacrada… incluyendo mujeres y niños.
¡Pero no murieron! Al menos no del todo. Gracias a la intervención de ciertas deidades, algunos de sus miembros renacieron. Y ahí es precisamente donde entramos nosotros, ya que nuestra meta primordial consiste en convertirnos en los líderes de dicho clan resucitado y comenzar nuestro camino hacia la venganza. Sin ser la mejor historia jamás narrada para un videojuego, lo cierto es que dicho argumento tiene su miga y se sigue con bastante interés… sobre todo porque es abierto y además presenta un par de “condicionantes” adicionales.
¿De qué hablamos exactamente? Pues de dos maldiciones realmente curiosas y no muy halagüeñas que se ciernen sobre este clan: la Ephemerality y el Broken Lineage. Y es que a pesar de la ayuda divina, los miembros del mismo "gozan" de una esperanza de vida de dos años como mucho, ¡toma ya! Hablamos de la llamada Ephemerality. Eso por una parte. Pero por si no fuera ésta suficiente penitencia, sus miembros no pueden reproducirse (es decir, tener hijos) con humanos (Broken Lineage), por lo que únicamente pueden tener descendencia con dioses, espectros y otros seres no humanos.
En resumen, que a pesar de que nuestro objetivo principal en esta aventura consiste en dar caza al hechicero Abe no Seimei, también nos las tenemos que ingeniar para que nuestro clan prospere y no acabe desapareciendo, un reto bastante atractivo.
Una batalla monstruosa
Lo primero que debemos hacer es crear a nuestros protagonistas, algo que ya es tradición en este tipo de juegos. La interfaz que tenemos a nuestra disposición es bastante completa, pudiendo escoger desde el sexo de los mismos a sus principales rasgos físicos así como su clase. Tenemos ocho diferentes (arquero, invocador, bailarín, espadachín, karateca, etc.) a nuestra disposición, variando las habilidades y armas en relación a nuestra elección, algo muy típico en este tipo de obras y que aportan profundidad al conjunto.
Y una vez seleccionado esto, nos metemos en faena. El desarrollo del juego presenta los ingredientes típicos del género, muy clásicos además, si bien también descubrimos mucha herencia de aventuras tipo Dungeon Crawler y otros detalles jugables bastante originales de los que más tarde daremos buena cuenta. Pero como suele ocurrir con este tipo de obras, una de nuestras principales tareas consiste en pelear.
En esta ocasión nuestros enemigos suelen ser monstruos extraídos directamente de la mitología japonesa, bestias a las que debemos ir liquidando mediante una buena cantidad de personajes que podemos (¡y debemos!) ir reclutando. Podemos ver llegar a los rivales antes de que entremos en modo batalla y, cuando esto último sucede, descubrimos un buen sistema de turnos que nos permite efectuar una gran cantidad de acciones. La dinámica de estos combates no difiere en demasía de la habitual en estas producciones, aunque sí que se han contemplado algunas acciones menos tradicionales como los ataques combinados… y la muerte permanente.
Efectivamente y como sucede en algunos Dungeon Crawlers y juegos Rogue-like, cuando un personaje palma en el campo de batalla lo hace para siempre. Por eso debemos ir cuidando todo lo relacionado con la gestión de los miembros de nuestro grupo, desde su equipamiento a la comunicación con ellos o la descendencia de nuestro linaje. Precisamente esta función se convierte en algo vital en este caso, siendo muy importante el hecho de ir ampliando nuestra familia Samurái con la descendencia apropiada, vástagos que por cierto heredan desde el aspecto físico de sus padres a muchas de sus aptitudes (incluyendo las técnicas secretas). Este factor puede no terminar de satisfacer a todos los usuarios debido a su curiosa disposición, pero para muchos jugadores supondrá un toque interesante e incluso táctico a tener muy en cuenta.
Estas batallas se desarrollan en las clásicas mazmorras tan tradicionales dentro de su género, las cuales reflejan un diseño bastante laberíntico y en las que debemos adentrarnos para actuar lo más rápidamente posible.
Como curiosidad, es posible hacernos una foto de nuestro careto empleando la cámara de la consola para plantarla en el árbol genealógico de nuestra familia, detalle meramente secundario pero que denota el mimo con que ha sido diseñado el título.
Acuarelas niponas
El estilo artístico que propone esta producción de Japan Studio y Alfa System es una de las mejores cualidades que ostenta. Y es que se ha tratado de emplear una técnica gráfica que imita la acuarela, dotando al título de mucha personalidad y una riqueza cromática inusitada.
El resultado nos ha parecido realmente magnífico, siendo uno de esos títulos que si bien no explotan el hardware de la consola, sí que consiguen plasmar unos resultados tremendamente llamativos.
A esto también contribuye la buena disposición marcada por los protagonistas, que en muchos casos dan como resultado unos personajes tremendamente curiosos y muy originales, fruto del cruce que podemos llegar a efectuar entre los Samuráis y los dioses. Y para colmo, en el juego se dan cita una buena gama de monstruos y personajes propios del folclore típicamente nipón, algo que nos ha gustado especialmente comprobar. Todo esto hacen del título una producción inmediatamente reconocible y con carisma visual, que supone una alegría permanente para los sentidos.
El sonido no alcanza la misma brillantez, pero aun así goza de un nivel notable. La banda sonora nos obsequia con una gran cantidad de temas muy variados que se adaptan bien a cada situación que plantea la aventura. Los efectos de sonido son tan variados como contundentes cuando deben serlo, mientras que el doblaje (en japonés con subtítulos en inglés y otros idiomas, pero no español) está resuelto con acierto.
Estos valores audiovisuales terminan de dar forma a un JRPG más que notable, que ofrece una historia sugerente y dinámicas de juego ya exprimidas en muchos títulos precedentes pero que funcionan correctamente. Una aventura destacada dentro de su clase, aunque no es la mejor en ningún caso.
Sony ha tenido a bien distribuir en nuestro territorio un curioso JRPG que presenta una historia trabajada y una dinámica de juego bastante tradicional dentro del género. Y el resultado es un título lo suficientemente apetecible que, a pesar de que puede hacerse algo repetitivo a medio plazo, presenta las suficientes cualidades para hacer de él una producción más que estimable.
- La trama ligada a un clan Samurái caído y resucitado se sigue con interés
- Los combates por turnos gozan de un buen sistema de batalla, muy fluido
- Artísticamente es un título muy original y destacado, muy japonés
- El desarrollo puede hacerse algo monótono a partir de la primera mitad de la aventura
