¿Te gusta la acción frenética? ¿Y más en compañía de amigos? ¡Pues este es tu juego! Espectaculares tiroteos, emocionantes duelos con katana, y explosiones por doquier al ritmo de música cañera. En el análisis de Shadow Warrior 2 comprobarás que hay pocas cosas más divertidas que machacar a cientos de demonios junto a otros usuarios gracias a un divertido multijugador cooperativo que lo es todo en este videojuego de Flying Wild Hog. ¿Listo para la fiesta? ¡El caos te espera!
Se ha hecho de rogar más de lo que nos gustaría pero, ¡ya era hora!, Shadow Warrior 2 ha desatado al fin su loca acción en Xbox One y PS4 para alegría de los aficionados a los juegos de disparos más frenéticos y caóticos. Dos adjetivos que le vienen como anillo al dedo a este título desarrollado por el equipo de Flying Wild Hog, que han hecho un trabajo espléndido a la hora de renovar la loca acción en primera persona del videojuego original. Es curioso. Su esencia, el frenetismo y visceralidad de sus combates, es idéntica a la de aquel título que tanto sorprendió en el año 2013, pero a la vez, se siente por así decirlo distinto, cambiado; en mi opinión también, muy mejorado. Coge todos aquellos elementos que hicieron grande a su antecesor; la intensidad de sus tiroteos, las impresionantes luchas con katana, la fiereza de los enemigos siempre atacando en masa, y adapta esa loca acción, propia de la vieja escuela, a un entorno de juego más del estilo Diablo. Algo así como lo que en su día mostró el veterano Hellgate: London, pero mil veces más frenético y caótico… en el buen sentido. Era el camino lógico.
Ya el original incluía ciertos elementos propios de las aventuras de rol que en esta secuela se han visto potenciados de forma notable. No es solo que tengas a tu disposición muchas más opciones de personalización para configurar las habilidades especiales de Lo Wang, es que ahora también las armas responden como si de un videojuego de estas características se tratase. Las hay de todo tipo, ¡a montones!, con sus respectivas estadísticas de combate: daño crítico, velocidad de ataque y recarga, precisión, etc., que además pueden ser mejoradas con gran libertad usando los cientos de amuletos mágicos que encontraremos durante la partida. ¿Queréis flechas explosivas? Podéis hacerlo. ¿Una espada capaz de electrocutar a los monstruos? ¡Buena idea! Y ¿qué tal un lanzagranadas con bombas que generen nubes tóxicas?
Un loco armado hasta los dientes
Sois libres de configurar vuestro arsenal como gustéis, lo que incluye la opción de saltar al campo de batalla con diez armas blancas si así os sentís más cómodos… aunque no es lo más recomendable. Y no lo es porque en esta secuela hay que tener muy en cuenta las fortalezas y debilidades de los enemigos: podemos toparnos con monstruos resistentes o, incluso, inmunes al fuego, a los golpes físicos u otros elementos de la naturaleza; y luego otros que son vulnerables a estos mismos ataques. Frenético, sí, pero también más estratégico que el Shadow Warrior original, el juego nos lanza a un brutal campo de batalla en el que una y otra vez nos tocará cambiar la forma de pelear, alternando entre unas y otras armas para así vencer a los enemigos más poderosos.
Este frenetismo, la premura con la que el videojuego te lleva a actuar, es uno de los aspectos que más me gustan de Shadow Warrior 2, pero también forma parte de uno de sus principales defectos: el caos. Adoro la ola de muerte y destrucción que genera a tu alrededor en cuestión de segundos; las explosiones, los cuerpos estallando en mil pedazos, la sangre, los disparos, nubes de veneno… pero a veces ese caos puede ser excesivo. Sobre todo cuando se juntan varios enemigos, cada uno con sus fortalezas y debilidades, y ya no sabes a quién tenías que golpear con la espada de fuego, a quién disparar con la escopeta de hielo o lo que sea. Que no es algo grave; aunque cuando disfrutas de la acción en su máximo nivel de dificultad, sí puede ser algo frustrante. Más teniendo en cuenta que los enemigos se mueven a una velocidad endiablada, obligándote a esquivar y buscar coberturas a un nivel extremo.
Cada escenario tiene mil y un detalles con los que quedar boquiabiertos
No me veréis quejarme por ello. Es más; justo buscaba eso mismo. Acción de la vieja escuela; un juego de disparos desafiante, de los que te obligan a reaccionar al ataque de decenas de enemigos con una precisión milimétrica. En esta ocasión, además, en unos escenarios abiertos, descomunales, donde cientos, miles de monstruos aguardan impacientes darnos caza. Y este es otro detalle que, a su modo, mejora las sensaciones con el videojuego. No es solo cuestión de espacio es, sobre todo, el cómo se aprovecha. Los niveles ganan en verticalidad; tienes muchas más posiciones desde las que atacar y protegerte de unos enemigos que también saben sacar partido a los escenarios. Cierto es que a veces la inteligencia artificial tiene fallos, convirtiendo a los demonios en peleles que no saben muy bien qué hacer; pero por norma, sufriréis un auténtico infierno cuando varios monstruos os persigan campo a través, sorteando obstáculos con la misma agilidad con la que vosotros os movéis.
Pese a la apuesta por escenarios más amplios, casi como si de un mundo abierto se tratase, el diseño de niveles es realmente bueno. Sorprendente, diría yo, teniendo en cuenta las dimensiones de estos escenarios, en los que sería fácil perderse si no hubiera una guía visual que de forma constante marcase el camino. ¿Os molesta? No tenéis por qué seguirla. Es más. Salirse a veces de la ruta establecida puede llevaros a descubrir a un enemigo extremadamente poderoso custodiando un tesoro aún mayor, o a libraros incluso de algún que otro enfrentamiento indeseado. El sigilo es importante en un videojuego que, si bien mantiene intacto el diseño de sus campos de batalla cada vez que inicias una nueva misión, sí modifica la localización de los objetivos, monstruos y preciadas recompensas. Una buena forma de aumentar la rejugabilidad de un título que brilla, especialmente, con su espectacular multijugador cooperativo para cuatro personas.
Aunque en solitario nos encontramos ante una aventura de acción que nada tiene que envidiar al original, hacer frente a los demonios en compañía de tres amigos más es una experiencia inolvidable. La de risas que me he echado con los amigos durante las cerca de 12 horas que puede llevar completar la campaña principal de Shadow Warrior 2. Hay mucha estrategia en estos combates, sobre todo cuando afrontas la acción en su máximo nivel de dificultad, y el cómo se combinan las armas y habilidades especiales de cada héroe es puro espectáculo. ¿Te van las espadas? Júntate con alguien que te cubra desde la distancia y ya verás qué divertido. Además el videojuego ha mejorado de forma notable su sistema de control. Todo fluye de forma natural, sin combinaciones de botones engorrosas ni nada por el estilo. Es más dinámico; te puedes mover por los escenarios con mayor soltura -el doble salto es todo un acierto- mientras ejecutas las técnicas especiales de la espada con mayor rapidez, o usas la magia Chi accediendo a ella directamente a través de los botones del mando. En este sentido, he de confesar que me ha costado lidiar con la acción de Shadow Warrior sin el combo teclado y ratón, pero hay que reconocer que el equipo de Flying Wild Hog ha hecho un gran trabajo al respecto.
El argumento está marcado por el gamberro sentido del humor de Lo Wang
Hay tantas mejoras y avances en esta secuela que cuesta no ilusionarse con ella. Es un videojuego fantástico, no exento de fallos, pero tan divertido y adictivo, que enseguida relegas sus errores a un segundo plano en pos de disfrutar de su intensa y alocada acción. Se echa en falta una mayor variedad de misiones, al final tanto las principales como las secundarias plantean los mismos objetivos, y más combates contra jefazos, pues son tan espectaculares, que es imposible no querer más de ellos. El argumento, en la línea del original, está plagado de giros de guión acompañados del peculiar y gamberro sentido humor de Lo Wang. El tipo es un canalla, un macarra de mucho cuidado al que es fácil cogerle cariño aun cuando a veces sus chistes pueden resultar cargantes. ¿Qué tal la relación con Kamiko? Aunque cuesta olvidar a Hoji, el compañero de viaje en el anterior videojuego, lo cierto es que la nueva aliada -a la fuerza- funciona bien en la historia: las conversaciones con Wang son divertidas, a veces también dramáticas, y su trasfondo argumental es realmente interesante.
Lástima que la historia de Shadow Warrior 2 concluya de forma abrupta, dejándote con cara de tonto, cuando todo apuntaba a un desenlace épico y espectacular como mínimo. Tampoco es que esperase el gran argumento, pero estos pequeños detalles le restan algo de valor al conjunto final. Disfrutas de las misiones, de los diálogos y de la propia ambientación del videojuego que, en algunos momentos, se vuelve desternillante (las aventuras con el Paparazzi son brutales), pero a veces se queda corto. ¿Qué tal en lo visual? Es un espectáculo. Aun cuando el modelado de personajes no es la gran cosa, la visceralidad y frenetismo de las batallas, con tantos enemigos, explosiones y rayos multicolor surgiendo de aquí y para allá hacen de este un videojuego impactante.
Cada escenario tiene mil y un detalles con los que quedar boquiabiertos; los efectos de iluminación, la forma en la que el viento mece árboles y plantas; las casas y templos de origen oriental, los bosques frondosos, las cavernas y esa colosal ciudad con luces de neón que recuerda inevitablemente al espectacular Hard Reset. Una vez más, el equipo de Flying Wild Hog ha hecho un trabajo encomiable, aunque tanto en Xbox One como en PS4 su tasa de imágenes por segundo se ha bloqueado en 30FPS y aún así, de forma esporádica puedes sufrir alguna que otra ralentización que dificulta el pleno disfrute de las batallas. En cuanto al apartado sonoro, este tampoco es la gran cosa. La banda sonora está bien, tiene temas cañeros que casan bien con la acción, pero tampoco sorprenden en exceso. El doblaje al inglés no está nada mal, aunque hay quien no soporta la voz de Lo Wang. No es mi caso. A destacar también la traducción al español, que se agradece viendo la enorme cantidad de texto por leer, y las muchas estadísticas que hay que estudiar a la hora de mejorar las armas y habilidades especiales del héroe.
Shadow Warrior 2 es uno de esos videojuegos que en cuento pruebas ya no quieres soltar. Su acción es frenética, intensa y espectacular, mucho mejor que la del original, y además se ve favorecida por las nuevas y más amplias opciones de personalización, para que cada partida sea única. A veces los combates pueden ser caóticos por demás, pero es un problema que olvidas rápido en cuanto tres amigos más se suman a la batalla, ¡y comienza el show! ¿Te gusta la acción propia de la vieja escuela? Lo nuevo de Flying Wild Hog respeta ese legado a la vez que incorpora grandes novedades que son bien recibidas.
- Amplias opciones de mejora de armas y personaje
- Gran diseño de escenarios: son gigantes, muy variados y artísticamente bellos
- Acción frenética y visceral, ideal para los amantes de la vieja escuela
- Cooperativo multijugador. Una vez lo pruebas ya no quieres parar de jugar
- Las misiones pueden ser algo repetitivas. Se echan en falta más jefazos
- Las batallas pueden ser a veces demasiado caóticas
- Ralentizaciones en momentos puntuales de la acción
