Bienvenido a esta misteriosa casa donde los recuerdos y la culpa del pasado parecen carcomer a un pintor en horas bajas. Si la recorres, descubrirás que sus puertas llegan a sitios insospechados, pero nos adentramos en su linealidad para ver qué se esconde realmente al otro lado de la cerradura.
Para hablar de Layers of Fear es importante entender por qué una demo como PT alcanzó tanta popularidad, porque más que probablemente, Layers of Fear no hubiera visto la luz sin el cancelado Silent Hills. PT Lograba infundir miedo con una planteamiento tan básico como un pasillo, un elegante juego de puertas que no dan al mismo sitio y unos puzles que crearon hilos e hilos de teorías en Internet para ver cómo dar con la clave. Y lo más curioso de todo es que Silent Hills no se quedaría en eso, pero Layers of Fear ha recogido este pequeño legado para ofrecer una experiencia completa.
Una que se acerca más al Walking Simulator que al Survival Horror, todo hay que decirlo, donde la muerte no existe ni las balas tienen cabida y donde la exploración lo es todo. Pero si algo tiene de mérito este género en alza es que minimiza la jugabilidad para centrarse en contar una historia con un formato que no puede realizarse a base de mecánicas. De ahí han surgido obras y experimentos de calado como Gone Home, Dear Esther, The Stanley Parable, The Beginner’s Guide o el reciente Firewatch. Layers of Fear, sin embargo, centra su atención en el susto, en el "jump scare" de las circunstancias, más que en su narrativa, contada con notas y documentos de un estilo demasiado clásico, que no nos dejan dibujar profundamente la psique de sus protagonistas. Es una forma de contar la historia perfectamente válida, pero hay demasiada arbitrariedad a la hora de repartirlas por el escenario.
Y cuando a un título de estas características le rebajas la calidad de su historia para centrarse en ingeniosos scripts de una historia de terror, lo que te queda es un tren de la bruja. Un pasillo que recorrer en el que esperar el próximo susto. Si es lo que estás buscando, bienvenido a esta extraña mansión, donde recorreremos la vida y los recuerdos de un pintor y su trágica historia. Pero si lo que buscas es el horror más orgánico, aquel que no está tan orquestado y que se produce en una mezcla de miedo a lo desconocido, a lo que acecha detrás de la esquina, a la muerte que retrase tus pasos y al monstruo que no ves, aquí no encontrarás nada de eso.
Pinceladas de terror
Hay ciertos alicientes, afortunadamente. Momentos en los que una segunda partida nos hace descubrir que podemos tomar otro camino que desbloquea otra situación; o evitar una especie de "muerte" si realizamos la acción correcta. Son mínimos, pero están ahí. Pero más allá de esto, Layers of Fear se presenta como una experiencia lineal, una que no durará más de dos o tres horas según cuánto nos detengamos abriendo puertas y cajones. Y creednos: abrirás muchas puertas y cajones.
Donde más se luce Layers of Fear es, sin duda, en esos momentos programados. Puede que no nos pille por sorpresa ya el abrir una puerta y encontrar otra habitación distinta a la que hemos venido, o darse la vuelta para ver cómo ha cambiado el decorado. Incluso algunas situaciones son tan clásicas como la pelota que cae por unos escalones y la mecedora que se mueve sola; pero avanzado un poco más encontraremos otros momentos mucho más intensos que, aunque abusen del susto fácil y el sonido elevado, generan cierta tensión o, cuanto menos, incomodidad.
Se acerca más al Walking Simulator que al Survival Horror, donde la exploración lo es todo
Tampoco hay muchos puzles que nos pongan las cosas difíciles. Y salvo uno en los últimos compases, todos se centran en averiguar una combinación o un número concreto a base de explorar el escenario. Algo que tampoco nos presenta muchos inconvenientes y nos permitirá seguir avanzando. Por mucha inspiración que haya en el experimento de Kojima, aquí no verás situaciones rocambolescas que hacer en precisión milimétrica, ni pasos a seguir para hacer reír a un bebé. Los momentos que más problemas pueden llegar a dar es no ver un pequeño objeto en una habitación o mirar al lugar adecuado.
Técnicamente, pocas objeciones. Es impresionante ver la evolución que ha llevado el motor gráfico Unity en los últimos años y Layers of Fear es uno de sus claros exponentes, con un trabajo de iluminación fabuloso y unas texturas de gran calidad. Siendo interiores y en un desarrollo lineal, se pueden permitir más espectáculo, y en este sentido lo da. Quizá, el mayor defecto es la repetición de materiales e incluso algunas habitaciones cuando la casa empieza a ser laberíntica. Pero poco a poco, Bloober Team ha ido retocando más y más su trabajo desde el lanzamiento en Early Access, añadiendo más zonas que explorar, más eventos e incluso retocando algunos diálogos para darle algo más de sentido y consistencia a la trama.
Falta algo de inspiración y el hecho de centrarse en los sustos más que en el miedo puede pasarle algo de factura para aquellos que de verdad busquen una experiencia aterradora. Gustará más a aquellos jugadores que vengan del género del Walking Simulator, y que quieran disfrutar de una experiencia mucho más oscura sin tanto temor a enfrentarse (o esconderse) realmente con el mal cara a cara. Pero si te sentiste atraído por su atmósfera y su promesa de pasar un mal rato, probablemente no encuentres aquí la plena satisfacción de un clásico del terror.
Layers of Fear es un título bien ejecutado, que apuesta por la linealidad y por los sustos más que por el terror psicológico. Debido a este desarrollo y al hecho de que no existe realmente el castigo de la muerte, no hemos sentido tanto esa sensación de angustia que busca un aficionado al género. Pero su mayor tropiezo es una historia que podría haber dado más de sí a medida que se contaba, para disfrutar más de esta "casa del terror" más allá de pasar por ella.
- Técnicamente cumple bien su cometido
- El diseño artístico de algunas de las "situaciones" que ocurren está muy logrado
- Corto, con pocas opciones de rejugabilidad
- La historia podría haber profundizado más, ayudando a nuestra implicación
