Análisis de Friday the 13th. De vuelta a Crystal Lake

Análisis de Friday the 13th. De vuelta a Crystal Lake
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Viernes 13 es sinónimo de sangre, gore y, sobre todo, de Jason Voorhees. En este análisis de Friday the 13th The Game pasamos revista a esta propuesta multijugador donde siete alegres monitores de campamento deben sobrevivir a la peor noche de sus vidas. ¿Merece la pena pasar el mal rato? Te lo cuento con todo detalle, pero te adelanto que para disfrutarlo tendrás que pasar cosas por alto.

La cosa prometía. Cuando Friday the 13th The Game se presentó en Kickstarter el videojuego de Viernes 13 pensé fríamente que podíamos estar ante nosotros con la horma del zapato en cuanto a propiedades intelectuales que encajaran con el concepto de multijugador asimétrico. Fíjate bien. Jason es un asesino muy carismático, una oportunidad inmejorable para perfeccionar el concepto que presentó Dead by Daylight con un villano a la altura y en el que funcionara a la perfección el concepto de ser muy poderoso y de asesinar sin remisión a grupos de jugadores. Al fin y al cabo, llevábamos viendo al propio Jason haciendo eso durante una dilatadísima serie de películas que comenzó en 1980 de la mano de Sean S. Cunningham, y que no se ha detenido desde entonces con un reseteo cinematográfico en 2009 como último exponente.

Ni siquiera me chirrió aquella primera imagen en la que una chica de espaldas y medio desnuda esperaba irremisiblemente en las aguas de Crystal Lake su fatal destino a manos de uno de los asesinos más emblemáticos de la historia del cine. No me pareció gratuito sino todo lo contrario, era otro elemento que la franquicia había cultivado, unas cotas de erotismo que desde entonces no han faltado en el cine de terror y que parecen castigar con la muerte a todo aquel que tenga el más mínimo interés sexual.

Al final no se exploran temas tan específicos en el videojuego Friday the 13th The Game, y es que sus responsables han abogado por un acercamiento mucho más directo. No en vano esto es un multiplayer en el que Jason mata supervisores de campamento, siguiendo así las obsesivas y vengativas órdenes de su madre, pero hubiera funcionado igual de bien si hubiese asesinado a los alegres campistas o a cualquiera que se osara poner en medio. Al fin y al cabo, esto va de matar al personal o de tratar de sobrevivir, en función del bando en el que nos toque, y no voy a ocultar que no se sienten momentos de satisfacción en este juego de gato y ratón, no obstante casi siempre quedan opacados por los problemas técnicos, cierta monotonía y la necesidad de más variedad y número de contenidos.

Gameplay Comentado

La Familia Unida…

Si eres un aficionado al terror seguro que sabes de qué va Viernes 13, y si no en una sola frase podemos resumírtelo. Jason Voorhees es un asesino sobrenatural que masacra a todo aquel que se le pone por delante. Con esa premisa argumental hemos visto más de una decena de películas en las que inicialmente asesinaba a los encargados y supervisores de un campamento de verano (los motivos, aunque la película sea de 1980, nos los guardamos para no incurrir en spoilers). Pero que después iba trasladándose hacia contextos más y más delirantes que lo llevaron al espacio exterior o incluso a una sangrienta visita a Manhattan que nos mostraba a un ser que en la gran ciudad se sentía fuera de su mundo, y que, cual Paco Martínez Soria en versión homicida, solucionaba todos sus problemas a golpe de machete.

Se ha aprovechado bastante bien la licencia Viernes 13. Los escenarios, el propio Jason, la violencia...
Se ha aprovechado bastante bien la licencia Viernes 13. Los escenarios, el propio Jason, la violencia...


En realidad Friday the 13th The Game se olvida de todo lo argumental (así no extraña la decisión de no traducirlo a nuestro idioma ni siquiera en sus textos) apuesta por ir a los orígenes, y así se hace fuerte en tres mapas que podrían han sido extraídos directamente de las primeras cintas. Tanto es así que uno de ellos es el Crystal Lake original, el segundo es Packanack, extraído de su continuación que llegó a los cines al año siguiente, y el último es un Higgins Haven donde se ambientaba la tercera película. La promesa de Illfonic es, de hecho, la de ir añadiendo en el futuro más localizaciones, algo que le hace falta al juego como el comer, y así poco a poco iremos viendo incluso esas más absurdas que hemos mencionado antes para las últimas entregas de la serie cinematográfica, y que van a ofrecer sin duda variedad estética y jugable para enriquecer bastante más el videojuego.

De vuelta a Crystal Lake


En estos momentos lo que tenemos es un multijugador asimétrico relativamente limitado en cuanto a mapas y a sus propias posibilidades, un título donde siete jugadores en el papel de los vigilantes de campamento de verano se miden directamente a una amenaza para la que no están preparados: un Jason Voorhees que está absolutamente desatado. Así que cada una de las ocho personas que salta al escenario lo hace en un lugar aleatorio, y a partir de ahí comienza a trabajar para tratar de ganar la partida. Si nos toca en el papel de los jovencitos, por ejemplo, no basta con sobrevivir, hay que tratar de cumplir con objetivos. Cada mapa incluye una serie de ellos (por poner el caso, fugarse en coche, escapar con la policía…), pero incluso éstos se componen de tres o cuatro tareas. Para huir con las autoridades hace falta llamarlas antes, y para ello necesitamos reparar el teléfono con determinadas herramientas.

Son partidas de unos 20 minutos y de un estilo bastante directo

Al final la particularidad del juego, y donde están sus mejores ideas, reside en el factor de que la ubicación de los objetos cambia aleatoriamente. Es decir que para poner en marcha el vehículo, por ejemplo, hace falta repararlo con una batería y tener acceso a las llaves de contacto, y en cada partida estarán en un lugar. Ni siquiera eso nos garantiza el éxito, claro, puesto que en el caso del coche después hay que conducirlo, y nadie nos dice que Jason no vaya a detener nuestro progreso a golpe de hacha, ni tampoco que los torpes controles de los automóviles acaben provocando que choquemos con todos los elementos imaginables hasta que Jason alcance nuestra posición y haga justicia a aquella ley de Darwin sobre la desaparición de la especie más débil.

De vuelta a Crystal Lake


Sólo hay tres mapas, y el principal problema es que son demasiado parecidos entre sí. Es fácil cansarse a corto plazo.
Sólo hay tres mapas, y el principal problema es que son demasiado parecidos entre sí. Es fácil cansarse a corto plazo.


En el papel de Jason, que por posibilidades y estilo jugable es un caramelito, las cosas son muy distintas. Tenemos que acabar con todos los chavales, sin mayores complicaciones. Claro que tampoco está de más acordarse que los vigilantes del campamento tienen misiones y podemos sabotearlas. No se trata de ser sutil. Por ejemplo, la caja de comunicaciones que da acceso al teléfono no reacciona bien a los hachazos, de esta manera la tarea de hacerles la vida imposible a los otros siete jugadores es relativamente sencilla. La diferencia entre unos y otros estriba en que las habilidades de los humanos son relativamente básicas, mientras que el más conocido miembro de la familia Voorhees tiene toda clase de poderes sobrenaturales. La cosa a simple vista no parece justa. Los campistas pueden agacharse para caminar sin hacer ruido, esconderse bajo camas o dentro de armarios y manipular algunas armas que aturdirán durante unos instantes a Jason, mientras que el ominoso enemigo sobrenatural puede teletransportarse al segundo a cualquier lugar del escenario, puede acelerar su velocidad, agarrar a los otros jugadores para matarlos al instante o incluso detectar sus fuentes de calor…

Una verdadera locura que ha hecho saltar las alarmas de muchos aficionados que denuncian que eso es un grave desequilibrio. ¿Mi opinión? Como el resto de decisiones conceptuales de las que hace gala el juego, la idea funciona y encaja con el universo Viernes 13. La única forma de mantener la justicia de un multijugador asimétrico es hacer que el eslabón más débil en número sea mucho más poderoso cualitativamente. Y si bien es cierto que todo lo que Jason tiene en sus manos para ser un arma letal es tremendo, también es verdad que en las partidas que he disfrutado del juego ha habido un reparto más o menos equitativo entre quien ganaba y quien perdía. Dicho esto la situación provoca situaciones muy duras, claro, no es plato de buen gusto para nadie esperar un rato para encontrar partida, entrar finalmente en Higgins Haven, por ejemplo, y durar apenas cinco o seis minutos porque Jason se ha teletransportado por casualidad a nuestro lado. ¿Después? Sólo queda contemplar el resto de la partida sin poder hacer mucho más que moverse entre cámaras y gritar de desesperación cuando vemos la victoria de un colega a centímetros de distancia y, finalmente y sólo unos segundos después, lo que vemos es su cuerpo en la cuneta.

De vuelta a Crystal Lake


De Vuelta a Crystal Lake

La cosa es que el juego de gato y ratón es divertido y tiene algunos muelles y resortes muy adecuados para darnos sustos si somos supervivientes, y también algunas alegrías. Por ejemplo Jason es más lento que nosotros. Conforme avanza la partida y se van desbloqueando sus habilidades, poco a poco y en un goteo lento pero inexorable, se irá convirtiendo en una máquina de matar; pero de buenas a primeras no es demasiado rápido y es bastante poco eficiente. Ahí hay opciones incluso para que los monitores lo toreen un poco, o para que le tomen el pelo. Jason es tan poco ágil como sugiere su bestial aspecto, así que si bien los supervisores del campamento pueden arrojarse a través de ventanas o abrir y cerrar puertas con facilidad, él soluciona todos sus problemas a golpe de machete o hacha y, desde luego, no puede saltar o atravesar vidrios. Así pues, al comienzo es fácil que mientras nosotros nos entretenemos en abrir una puerta a golpes los supervivientes escapen a través de una ventana en la parte trasera, pero conforme va pasando el tiempo las risas van tornándose en gritos, y la situación se va revirtiendo.

De vuelta a Crystal Lake


Los problemas técnicos han estado presentes desde el lanzamiento. Solemos ser transigentes cuando son estéticos, pero aquí afectan a la jugabilidad.
Los problemas técnicos han estado presentes desde el lanzamiento. Solemos ser transigentes cuando son estéticos, pero aquí afectan a la jugabilidad.


Son partidas de unos 20 minutos y de un estilo que me ha parecido bastante directo. Con una propiedad intelectual de este calibre no esperaba un acercamiento demasiado táctico, y me agrada que todo sea tan arcade. Hay un punto muy agradable en definir cuándo vamos a correr huyendo despavoridos o cuándo trataremos de usar el sigilo para pasar desapercibidos, sin embargo a parte de eso y de colocar alguna trampa puntual o utilizar los recovecos del escenario para dar esquinazo no hay mucho más que hacer en el caso de los siete personajes, y algo parecido pasa con un Jason que también puede tender trampas y emboscadas pero cuya capacidad de planificación me parece algo escasa. Al final el hecho de que los vigilantes del campamento no puedan cargar más que con un arma es una decisión inteligente para forzarnos a escoger, y hay un número de armas no muy generoso pero con distintas funciones como herramientas cuerpo a cuerpo y otras a distancia… Además de que, si cargamos por ejemplo con una lata de gasolina para repostar el coche, no podemos llevar un arma al mismo tiempo, así que habrá que escoger. Por otra parte, los bonus de experiencia se van obteniendo por cada cosa que hagamos, pero también hay un plus que se obtiene al final de la partida, de modo que hay que esperar a que ésta concluya para poder obtener el máximo que podamos conseguir.

Tenemos un multijugador asimétrico relativamente limitado en cuanto a mapas y a sus posibilidades

Así pues, si morimos pronto o si conseguimos sobrevivir, tendremos que esperar un rato hasta que termine cada ronda, o si no salir del juego y perder parte de los bonus. Por el camino sí que es cierto que la solidaridad y el sentido de equipo que uno acaba experimentando por los compañeros funciona como incentivo para que, una vez muertos, decidamos echarles un vistazo a través de las distintas opciones que hay disponibles en cuanto a cámara de jugador y a las perspectivas que tenemos a mano para ver el campamento, no obstante si éstos no son amigos y conforme llevamos unas cuantas partidas, el tedio se apodera de nosotros. No hay tantas situaciones diferentes como para que lo que veamos sea variado y, si somos de los primeros en caer, fácilmente puede que tengamos que esperar 15 minutos o incluso más.

Pero los bonus de experiencia merecen la pena, desde luego. Una de las cosas más interesantes del videojuego gira alrededor del sistema de progresión en base a puntos de XP, y ahí se hace fuerte con algunos incentivos muy interesantes. Por ejemplo, los campistas pueden desbloquear atuendos para personalizar su aspecto conforme vamos ganando niveles, pero también podemos liberar algunas ventajas que, por ejemplo, nos den más posibilidades de evadirnos de determinadas situaciones o incluso de desasirnos de los letales abrazos de Jason. Algo parecido pasa con el villano, que también puede permitirnos hacernos con ejecuciones muy espectaculares a base de invertir puntos de experiencia, e ir equipándolas para acabar con los chavales de las formas más salvajes y grotescas que se nos ocurran.

De vuelta a Crystal Lake


Lo que no está tan bien es el desempeño gráfico y técnico del videojuego. Visualmente Friday The 13th hace los deberes y punto. No esperaba un espectáculo visual y desde luego no es necesario para su disfrute, aunque sí que podría haber bastante más trabajo en los modelados y animaciones de los personajes principales, especialmente en las faciales. Mejor está Jason Voorhees, que con la captura de movimientos llevada a cabo sobre Kane Hodder (el actor que le ha interpretado en la mayor parte de su carrera cinematográfica), cuenta con buenos movimientos. Algo mejor están los escenarios, con algún uso de luz artificial curioso pero sin tampoco grandes alardes lumínicos ya que, al fin y al cabo, todos los mapas se ambientan en la noche. Lo que está peor es lo que tiene que ver con el acabado general, que provoca numerosos bugs, incidencias con el clipping y problemas de todo tipo, amén de unas interferencias en el uso de los servidores que en los primeros días nos hicieron llevarnos las manos a la cabeza pero que ahora, sin estar perfectas, parecen al menos bastante más pulidas.

Mediocre

Sin sello
De vuelta a Crystal Lake

Friday the 13th

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

No es difícil discernir el potencial de Friday the 13th The Game, pero en su estado actual tampoco es difícil desesperarse. El videojuego de Illfonic tiene elementos interesantes y algunas muy buenas ideas, pero ahora mismo es áspero como una lija y, además, llega muy justo de contenidos y alternativas jugables. Con el tiempo crecerá, eso está claro, pero a día de hoy cuesta recomendarlo más allá del núcleo más duro de aficionados a Viernes 13 o a los juegos de supervivencia multijugador.

  • Algunas ideas están realmente bien y proponen cosas originales
  • El juego destila aroma a Viernes 13 por los cuatro costados
  • Jugado con amigos puede deparar relativa diversión
  • Pocos mapas, escasos personajes y posibilidades muy limitadas
  • Es fácil caer en la monotonía, puesto que no hay tantas cosas distintas que hacer
  • A nivel técnico es un disparate, y afecta a la jugabilidad
  • Algunas decisiones de concepto no ayudan a que el juego sea cómodo
Jugadores: 8 (7+1)
Idioma: Textos en inglés y voces en inglés
Duración: Incalculable
Ver requisitos del sistema
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