Los gusanos combatientes más famosos de todos los tiempos vuelven a dar guerra en la portátil de Sony, pero esta vez con las municiones recargadas al máximo para repartir en cualquier campo de batalla, incluido a través de la red de redes.
La saga que vio nacer el honorable Commodore Amiga allá por mediados de la década de los noventa se mantiene en el mismo auge que diez años atrás, y es que casi nada ha cambiado para estos peligrosos anélidos (si obviamos la saga Worms 3D).
Parece que tras ver lo bien que queda en una pantalla panorámica Worms, Team 17 ha decidido hacer las cosas bien de verdad. El primer Open Warfare resultó ser más un remake del Worms original que un renacimiento de la saga en 2D tras el excelente Worms 2 y sus revisiones Armageddon y World Party. ¿Qué quería decir esto? Muy sencillo, que se nos privaba de cualquier modo de juego nuevo (exceptuando el tutorial y un modo desafío, muy escaso a todas luces). Por otra parte, tenía una carencia bastante grande: el reducido número de armas comparado con los Worms anteriores. Aunque lo que es indudable y digno de mención, es que sí que tenía un buen número de virtudes y sobre todo un muy buen aprovechamiento de la portátil que se mantiene para esta segunda parte.
Pequeño territorio de batalla
La estrategia por turnos ha sido desde siempre un buen filón para hacer grandes juegos sin necesitar un gran apartado gráfico, y como no, esos fueron los comienzos del Worms, aunque con la peculiaridad de que en estos combates movías directamente a un gusano para hacer volar a otros tantos de manera explosiva y exagerada.
En cada turno (que puede ir desde 20 segundos hasta 60), se nos permite controlar a uno de nuestros gusanos, preparar nuestra estrategia y lanzar un arma o usar una herramienta, siempre intentando quedar cubiertos ante ataques enemigos. Una vez agotado, pasará al turno de un equipo rival, pudiendo haber como máximo cuatro equipos de cuatro gusanos cada uno, en una carnicería descabellada e hilarante.
La adaptación de Worms es una de las mejores que se ha realizado para PSP, tanto por la distribución de los botones como por su intuitivo control, resultando la gran resolución de la pantalla en formato panorámico, totalmente ideal para ver el escenario al completo.
El control del primer Open Warfare permanece inalterable para esta secuela. Es decir, moveremos a nuestro singular anélido con la cruceta, los saltos los realizaremos con el cuadrado, accederemos al menú desplegable de armas con el triángulo y seleccionaremos el retardo de explosión con triángulo. Dejando los gatillos y el analógico para mover la cámara y hacer zoom.
Gusanos estrategas
Por si hay alguien que no haya jugado en su vida a un Worms (cosa que dudo), se nos ofrece un completo tutorial y sala de pruebas donde aprender los rudimentos de la guerra entre gusanos, la utilización de cada arma, y lo más importante: el buen uso de las herramientas.
En general hay dos apartados que requerirán nuestra habilidad en la guerra entre estos gusanos, velocidad de movimiento y puntería. Lo primero es conseguir una buena ubicación en el escenario, y para ello además de arrastrar a nuestros gusanos y saltar, tendremos a nuestra disposición, y casi siempre de manera limitada, mochilas propulsoras, sogas (cuerda ninja) para engancharnos y balancearnos, paracaídas para evitar dañarnos al caer de gran altura, etc. También podremos usar las herramientas oscuras (llamadas así porque se relacionan con gente cobarde además de consumir nuestro turno antes de tiempo), entre las que se incluyen todas aquellas que pueden usarse para ocultarnos en la profundidad de la tierra, como las herramientas excavadoras (soplete y martillo neumático), el armazón y el teletransporte.
Una vez nuestro gusano ubicado en la posición deseada, tendremos que elegir que arma utilizaremos teniendo en cuenta la fuerza y dirección del viento, que afectará o no dependiendo del arma.
Estas armas no son de juguete
Esta vez el catálogo de armas es notablemente mayor que el de la primera parte, dándole más variedad y colorido al juego. Tendremos desde los clásicos Bola de dragón y Puño de fuego (son los clásicos Hadouken y Shoryuken de Street Fighter, onda vital y puñetazo respectivamente), bazuka, misil teledirigido, granadas variadas incluyendo la devastadora bomba plátano, mina, dinamita, oveja, escopeta, uzi y ataque aéreo. Pero también otras nuevas incursiones como el burro de hormigón, el boomerang, torreta ametralladora, súper oveja, destrozabúnker, granada divina y rayo fulminante.
Durante cada turno podremos utilizar una única arma antes de que el contador llegue a cero y tendremos que distribuirnos bien ese tiempo para no quedarnos “en bragas” ante el enemigo durante su turno. Cada arma tiene una forma de ser lanzada, por ejemplo para los misiles y granadas hemos de tener en cuenta que mientras más rato pulsemos el botón de lanzamiento, más fuerte irá, que tiende a caer siempre, y que el viento puede desviarlo. Otros sin embargo como la escopeta o la uzi, irán siempre en línea recta. Además, podremos utilizar un electroimán que atraerá o repelerá todo tipo de proyectiles.
Las armas más efectivas suelen ser, además de los ataques aéreos como el burro gigante, la dinamita y la mina, sólo que requerirán que nos acerquemos junto a nuestro enemigo y contando con sólo unos pocos segundos para huir. Recurriremos siempre a combinar este tipos de armas con la soga o con la mochila propulsora para dejar rápidamente la escena del crimen. Mientras más rara sea el arma, más daño creará, suele existir esta proporción en todos los Worms, y por supuesto este daño también se reflejará en el terreno.
¡Firmes, soldados!
Tras esta “breve” introducción sobre la mecánica del juego pasamos a ver la oferta de modos de juego que se nos presenta. El principal aliciente de Worms ha recaído siempre en su multijugador, que al ser por turnos permite ser jugado en una misma consola. Además incluye modos extras como la carrera de sogas, donde también por turnos, se enfrentarán un gusano por cada equipo para alcanzar una meta.
Igualmente, y para quitar el mal sabor del primer Open Warfare, podremos jugar a través de Internet en todos los modos de juego y sin perder un ápice de jugabilidad. Al menos no hemos detectado ningún tipo de lag o problemas en este modo. También podremos crear nuestra propia lista de amigos y asistir a salas de chats mientras preparamos una partida. Resulta tremendamente adictivo, aunque por razones de lanzamiento, aún no hay demasiada gente con quien jugar.
Por último y no menos importante se encuentra el modo a un jugador, donde nos curtiremos en batalla tras batalla en tres tipos de juego diferente. El principal es el modo campaña, que cual modo historia y acompañado de videos pre-renderizados, nos cuentan una historia (todo sin voces, sólo pequeños ruiditos subtitulados en español), en la que un valiente gusano recorre a lo largo de 30 pantallas, seis escenas bélicas famosas, que a su vez es el número de temas de escenarios de los que disponemos: Piratas, I Guerra Mundial, II Guerra Mundial, Guerra del desierto, Guerra Fría, y Guerra espacial.
Los otros dos tipos de juego son el modo Ataque rápido, que consiste en llegar de un punto a otro en un tiempo determinado usando la soga o la mochila propulsora, y el rompecabezas, en el que con un limitadísimo armamento tendremos que desempeñar una misión determinada. Cada vez que superemos una misión seremos recompensados con dinero que gastaremos más adelante en la tienda para desbloquear accesorios y nuevas pantallas. Es posible que en su modalidad para un jugador el título se haga algo corto, pero viendo el tipo de juego que es, resulta algo secundario.
Genuinos Worms
Worms: Open Warfare 2, al igual que los últimos Worms tridimensionales, permite un buen nivel de personalización de nuestro equipo al que, además de poder ponerles los nombre que queramos, podemos colocarle sombreros u otros accesorios, aplicarle el color que prefiramos, y escoger entre un enorme banco de sonidos el idioma o acento en el que queremos que hablen (incluyendo dos en español).
La personalización hará que distingamos mejor a nuestros gusanos, aunque al igual que en el primer Open Warfare, cuenta con un apartado gráfico bidimensional bastante detallado y bien adaptado. Por un lado contamos con un escenario siempre cargado de detalles y objetos que nos la harán pasar canutas para movernos, y por otro con unos gusanos protagonistas que, pese a lo diminuto de sus sprites, cuentan con una gran expresividad. Aunque si hay algo que ha mejorado la inmersión del juego son los fondos tridimensionales que nos amenizan la partida indicándonos además la dirección del viento en algunos de ellos.
También hay que notar que se ha reducido el tiempo de la IA, y esta vez los gusanos enemigos no se piensan tanto su estrategia, aunque sí que siguen siendo igual de endiabladamente exactos en sus tiros, especialmente en el nivel más alto de dificultad, donde su tremenda precisión aprovechando armas, terreno y viento, no dejará de asombrarnos.
Worms es sin duda uno de los mejores juegos de estrategia 2D de siempre, y este Open Warfare 2 es, a todas luces, un muy digno sucesor de la saga. Una gran oferta de modos de juego incluyendo el ansiado online, y un completo arsenal de armas, redondean un título simpático, divertido y con muchas posibilidades, que se siente muy a gusto en la pequeña de Sony.
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