Análisis de The Last Remnant

Análisis de The Last Remnant
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Llega a nuestro país The Last Remnant, el esperado y ambicioso proyecto de Square Enix. El resultado, sin embargo, dista mucho de lo esperado. Ni es tan revolucionario como se anunciaba, ni disfruta del mínimo tecnológico exigible para ofertar una jugabilidad fluida. Uno de los títulos más irregulares del año.

Square Enix anunciaba The Last Remnant a bombo y platillo el verano del año pasado. Su empleo de Unreal Engine 3.0, el prisma que iba a adoptar y las novedades para un sistema de combate inédito eran sus principales reclamos que, además, venían acompañados de un lanzamiento mundial simultáneo, una agradable novedad en las discriminatorias políticas de marketing de la compañía nipona.

El título, sin embargo, ha resultado mucho más estereotípico de lo deseable en casi cualquiera de sus aspectos. Presenta un universo rico y una imaginería visual bastante particular, pero acaba acusando una cierta dejadez en la mayoría de sus aspectos y dilata su duración por repetición de patrones más que por exploración de nuevos matices. No obstante lo peor es, sin duda, su apartado tecnológico, que acaba incluso lastrando la jugabilidad con su desastrosa tasa de imágenes por segundo, y sus interminables tiempos de carga.

Buscando a Irina
The Last Remnant comienza de la forma más convencional posible. Sin introducción, contexto o presentación alguna se nos planta en la perspectiva de Rush Sykes, el protagonista, que busca en el bosque a Irina, su hermana desaparecida.

En The Last Remnant podemos salvar partida siempre que lo deseemos. No obstante también hay que tener cuidado puesto que no hay checkpoints, y el único guardado será el que nosotros hagamos. Esto en batallas masivas acaba siendo un problema.
En The Last Remnant podemos salvar partida siempre que lo deseemos. No obstante también hay que tener cuidado puesto que no hay checkpoints, y el único guardado será el que nosotros hagamos. Esto en batallas masivas acaba siendo un problema.

Al presenciar una brutal batalla masiva, Rush acaba viéndose inmerso en un conflicto entre bandos que luchan por la posesión de los Remnants, una serie de artefactos mágicos que se han convertido en el pivote sobre el que gira este mundo de fantasía. Los bandos que apoyan y que están en contra de los Remnants se enfrentan entre sí, y la figura del Conqueror aparece para someter a todos los artefactos sea cual sea su poder.

El protagonismo de Rush pronto irá dando paso a la interesante amalgama de personajes que lo acompañan –bastante más que el poco carismático héroe-, y conoceremos a David, a Emma y, por supuesto, al mencionado Conqueror.

La campaña individual es la única oferta jugable de The Last Remnant, y se prolonga durante algo más de 50 horas. A pesar de que al principio cuesta bastante empatizar con el protagonista y sus secundarios, lo cierto es que a partir del segundo disco la cosa empieza a cambiar, deparando incluso algunas escenas espectaculares con batallas auténticamente masivas.

El fino hilado entre misiones principales y secundarias es uno de los mayores problemas de The Last Remnant. Falta cohesión, y el planteamiento de la mayoría es, cuanto menos, irregular.
El fino hilado entre misiones principales y secundarias es uno de los mayores problemas de The Last Remnant. Falta cohesión, y el planteamiento de la mayoría es, cuanto menos, irregular.

Por el camino conoceremos abundantes personajes, visitaremos ciudades y las inevitables mazmorras, mientras progresamos por la densa historia principal y a través de las abundantes misiones secundarias. Lamentablemente, como ya hemos señalado, a menudo no se transmite una sensación real de avance, y será habitual tener la sensación de que no estamos progresando más allá del más puro material de relleno.

Dando Órdenes
The Last Remnant es un juego de rol por turnos, donde tendremos a nuestra disposición varias unidades que formarán nuestro equipo y a las que daremos órdenes. Cada subgrupo se divide en lo que se llama “unidades”, compuestas por cinco personajes.

El mayor problema del videojuego en este campo es que damos órdenes muy genéricas en lugar de especificar como en otros títulos del género. Hay incluso una opción para dejar a los personajes que, literalmente, hagan “lo que les parezca”; lo que da una idea aproximada del concepto y la ligereza que presenta el videojuego en este campo.

El empleo de la cámara en las luchas es uno de los grandes aciertos del juego. Se trata de un estilo muy cinematográfico que se desplaza entre las diferentes unidades para ofrecernos un panorama frenético y acertado.
El empleo de la cámara en las luchas es uno de los grandes aciertos del juego. Se trata de un estilo muy cinematográfico que se desplaza entre las diferentes unidades para ofrecernos un panorama frenético y acertado.

De este modo no podemos aplicar ordenes específicas a personajes concretos, así pues si queremos curar a uno de nuestros hombres, no podremos primar su salud sobre los del resto de la unidad, debiendo restaurar a todos por igual. Lo mismo sucede en ataque, donde no podemos focalizar los ataques. Todo esto hace que nuestro control sobre lo que sucede en pantalla sea más bien escaso, y la sensación de las órdenes engañosa.

El sistema funciona razonablemente bien cuando tenemos a un buen puñado de soldados y personajes a nuestro mando, y debemos configurar los grupos de unidades para que estén equilibrados y hagan un buen trabajo empleando los mimbres con los que contemos. Sin embargo en la primera mitad de juego no tenemos a muchos hombres a nuestras órdenes, con lo cual el procedimiento de combates tan sencillos acabará dando lugar al tedio a corto-medio plazo.

Por otra parte cabe destacar que a pesar de lo aparatoso de los interfaces de pantalla, lo cierto es que las opciones en realidad no son demasiado profundas. Las masivas batallas que se producen en el segundo DVD son un ejemplo de que el concepto funciona correctamente en determinadas circunstancias, sin embargo para llegar hasta ellas hemos tenido que afrontar ya un buen puñado de horas de la campaña.

Uno de los aspectos más desconcertantes de The Last Remnant es el hecho de que no podemos personalizar los ítems o protecciones de los personajes. El único sobre el que tendremos control será el protagonista.
Uno de los aspectos más desconcertantes de The Last Remnant es el hecho de que no podemos personalizar los ítems o protecciones de los personajes. El único sobre el que tendremos control será el protagonista.

El fuerte, por lo tanto, acaba siendo la planificación de cada batalla, por encima casi del desarrollo de la misma. Aprenderemos aquí los pros y contras de cada formación, y descubriremos poco a poco –y no sin abundantes tropiezos-, como compensar las debilidades de un tipo de personaje con las fortalezas de otro.

Hay, asimismo, algunos quick time events que salpican los combates, y que de vez en cuando requieren algo de destreza por nuestra parte. Es una variedad agradable, que no sucede en demasía, pero que cuando aparece muestra un cierto gusto por alternar turnos con tiempo real de forma habilidosa.

Si tenemos paciencia y sabemos descubrir las ciertas virtudes que sin duda The Last Remnant esconde descubriremos un juego correcto, y que puede deparar algunos momentos interesantes. En el género de los JRPG siempre hay que tener paciencia, puesto que son títulos de un desarrollo muy pausado. Sin embargo el sentido del ritmo no es lo que más requiere de nosotros en lo nuevo de Square, es más bien el propio concepto del videojuego y, sobre todo, sus exasperantes aspectos técnicos.

Tecnológicamente Deficiente
El apartado visual de The Last Remnant era uno de los que más pasión levantaba en el proyecto, y había mucha ilusión por comprobar qué podía hacer un estudio de sobrada reputación gráfica como Square con un motor del potencial de Unreal Engine 3.0.

Las más espectaculares batallas del último tercio de juego deberán ser superadas prácticamente de forma seguida. Será imposible guardar partida entre medio, con el riesgo que ello conlleva.
Las más espectaculares batallas del último tercio de juego deberán ser superadas prácticamente de forma seguida. Será imposible guardar partida entre medio, con el riesgo que ello conlleva.

Sin embargo el resultado es increíblemente decepcionante, y pese a que en lo que respecta al diseño artístico el título es francamente notable, el conjunto desmerece muchísimo por la irregularidad de sus gráficos y, sobre todo, por su nefasto acabado en términos de imágenes por segundo.

El juego, por si fuera poco, tiene abundantes tiempos de carga que separan las escenas jugables de los combates o de las cinemáticas, etcétera. Los tiempos son larguísimos; y por si fuera poco al terminar no parecen haber hecho su trabajo correctamente, puesto que las texturas de ciertas partes del escenario o de los personajes todavía tardan algo más de tiempo en representarse en alta resolución.

Por otra parte hay algunos escenarios preciosos, con un nivel de detalle altísimo; pero estos se alternan directamente con otros vacíos e increíblemente descuidados, que parecen genéricos y de relleno. Esto es aplicable también a los movimientos de los personajes, algunas animaciones de combate son espectaculares pero las más corrientes, por ejemplo el protagonista andando, son realmente flojas.

El mayor problema tecnológico no es únicamente el bajísimo frame-rate, también son los tiempos de carga. Si instalamos The Last Remnant en el disco duro de la consola éstos mejorarán, pero aún así duran demasiado.
El mayor problema tecnológico no es únicamente el bajísimo frame-rate, también son los tiempos de carga. Si instalamos The Last Remnant en el disco duro de la consola éstos mejorarán, pero aún así duran demasiado.

En cuanto al apartado sonoro hay que señalar que el score musical cumple con mucha solvencia, y que el videojuego llega a nuestro país con la única traducción al español de los textos. El doblaje está en inglés, y su presencia es ciertamente escasa puesto que se prima la lectura por parte del jugador de grandes cajas de texto por encima del empleo de las voces de actores para narrarlos.

Discreto

Sin sello

The Last Remnant

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

El prometedor The Last Remnant acaba injustamente defenestrado por su desastroso acabado técnico y por sus poco precisos métodos de combate. Quien sea capaz de pasar por alto su caprichosa tasa de imágenes por segundo y sus tediosos tiempos de carga, encontrará un título algo repetitivo y alargado en exceso, pero rico en imaginería y con ocasionales destellos de brillantez.

Comprar The Last Remnant
Jugadores: 1
Idioma: Textos en castellano, voces en inglés y manual en castellano
Duración:
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