Muertos vivientes, escenarios de pesadilla y tres sociedades secretas gobernando nuestro mundo desde las sombras. En un mercado saturado donde cada vez resulta más difícil encontrar propuestas originales, los creadores de Age of Conan nos sorprenden con este destacable MMORPG sobrenatural que llega dispuesto a hacer historia. ¿Te la vas a perder?
Los Illuminati, Templarios y los Dragones. Tres sociedades secretas rigen nuestro mundo desde hace cientos de años. Cada una con sus propias motivaciones y métodos de trabajo, pero todas ellas con algo común. Las fuerzas sobrenaturales, de las que han extraído mucho del poder que han usado para controlar nuestras vidas, se han descontrolado. Y ahora, cuando ya no queda más sitio en el infierno, los muertos han empezado a caminar sobre la Tierra. Así que toca aunar fuerzas y hacer frente a un enemigo común.
Y con este punto de partida tan prometedor -y original en el caso de los MMORPG-, The Secret World ha logrado desmarcarse de la gran mayoría de juegos de rol multijugador masivos en línea, planteando una de las aventuras de acción y rol más emocionantes e inteligentes que recordamos. Ciertamente no está exenta de fallos, y hay algunos aspectos que podrían haberse resuelto mejor, pero es innegable que el género necesita más juegos como este. Y la razón es bien sencilla. Tiene personalidad propia.
Y la locura se apoderó del mundo
Edgar Allan Poe llegó a decir que a la muerte se le debe recibir de cara y con valor para luego invitarla a una copa. Pero visto lo visto en The Secret World, está claro que lo de la copa hay que descartarlo. Más que nada, por la brutalidad y ferocidad con la que nos atacarán las decenas de monstruos presentes en este juego, en el que se han reflejado prácticamente todas las pesadillas que nos han atormentado desde la infancia.
¿Casas encantadas? Las hay... y además con inquilinos muy siniestros. ¿Las puertas del infierno? Ahí las tienes, abiertas de par en par. ¿Parques de atracciones malditos? Claro, no podían faltar. Por haber hay hasta momias en Egipto y un viaje a Transilvania, donde hombres lobo y vampiros nos recibirán con las garras bien afiladas.
Funcom ha sabido trasladar las pesadillas surgidas de la mente de autores como Lovecraft a nuestro mundo actual, planteando un delirante viaje hacia lo desconocido en el que la magia, artes marciales y la última tecnología militar nos servirán para combatir a las fuerzas de las tinieblas. Y sí, The Secret World une en un mismo juego decenas y decenas de cuentos para no dormir, pero lo hace con muchísimo acierto. Tanto, que presenta una gran historia de terror coherente, cargada de suspense y con un hilo narrativo a la altura de las aventuras gráficas del estudio.
La presencia de tres sociedades secretas actuando desde las sombras también dota al juego de un elemento conspiratorio francamente interesante. Y es que no faltarán ni los hombres de negro. Pero claro, ¿por cuál de estas facciones nos decantamos? Simple y llanamente, por la que más llame nuestra atención a nivel filosófico/político. Básicamente, porque esta elección no modifica en exceso la experiencia de juego, más allá de un par de misiones exclusivas y ciertos retazos argumentales presentados de forma distinta.
En este sentido, hay que destacar que la guerra entre los soldados de estas tres facciones únicamente se disputará en las partidas PvP sobre campos de batalla concretos, y no sobre el mundo de juego. Una decisión que puede no gustar a los amantes de estas partidas competitivas, aunque dentro del marco argumental que plantea The Secret World tiene su lógica. No en vano, como decíamos, las tres sociedades secretas han decidido formar un frente común contra las fuerzas de las tinieblas; de ahí que podamos participar en misiones de grupo con miembros de otras facciones, pero no así formar Gremios con usuarios de otras sociedades secretas.
Investigadores de lo sobrenatural
Exterminar a un número determinado de criaturas, recolectar objetos, localizar y charlar con personas muy concretas... En líneas generales, The Secret World se siente y juega como cualquier otro MMORPG, y sin embargo, es distinto. Transmite algo diferente que le dota de una gran personalidad frente a sus rivales. Y ese algo es, ni más ni menos, que el acertadísimo diseño de las misiones.
La mayoría, como hemos descrito, plantean los mismos objetivos de siempre, aunque con una mayor carga argumental y un mejor ritmo de la acción. Dos aspectos que borran de un plumazo el habitual hastío con el que suelen afrontarse este tipo de objetivos, incitándonos a seguir explorando el mundo sobrenatural que nos rodea sólo para descubrir quién está tras el resurgir de los muertos, o qué oscuros dioses aguardan en el interior de una pirámide.
Lo nuevo de Funcom también va un paso más allá planteando nuevos tipos de misiones que le han sentado francamente bien. Tanto, que algunas de estas nos han parecido tan inteligentes y genuinas que perfectamente podrían haber pasado por las de una gran aventura gráfica. Y no es para menos. Porque las conocidas como misiones de investigación, conforman un desafío espectacular.
Seguir pistas a través de Internet, descifrar manuscritos traduciéndolos del árabe al hebreo, dar con las coordenadas de un objetivo gracias a un mensaje en morse... Cuando ya pensabas que nada más podía sorprenderte, The Secret World te plantea nuevos y geniales retos. Y es que Funcom ha sido muy valiente al plantear un tipo de misiones en las que prácticamente nunca se nos dice qué hacer ni hacia dónde ir.
Somos nosotros, auténticos investigadores de lo sobrenatural, quienes debemos dar con la solución a todos los enigmas que nos plantean. Y eso es, repetimos, verdaderamente genial por una simple razón: las respuestas están al alcance de cualquiera. Tanto, que los acertijos se han creado pensando en la vasta fuente de información que es Internet. ¿Necesitas cifrar un mensaje? Busca en Google páginas dedicadas a ello. ¿Sabes que una pista tiene relación con un pintor? Investiga la historia del artista en Wikipedia.
Son tantas y tantas las posibilidades que se abren ante nosotros, que incluso existen pistas falsas que pueden desviarnos del buen camino. Pero es precisamente esta enorme dificultad la que despierta en nosotros ese afán por investigar y resolver misterios. Hasta tal punto, que es imposible no sonreír al completar cada uno de estos desafíos.
Y por si no fuera suficiente, The Secret World también incluye misiones de sabotaje en las que nos sentiremos como auténticos espías, infiltrándonos en zonas enemigas o hackeando sus sistemas informáticos. En estos casos, además, podemos vivir situaciones de riesgo verdaderamente tensas, ya sea por avanzar a través de pasajes tan oscuros que sólo la luz de una linterna guiará nuestro paso, o por adentrarnos en oscuras pesadillas en las que nada es lo que parece.
Enfrentándose a la muerte
Sin clases predefinidas ni un sistema de niveles tradicional, The Secret World también se aleja de sus competidores con un sistema de progresión de habilidades muy versátil. No en vano, se nos da la oportunidad de convertirnos en el tipo de guerrero que deseemos sin prácticamente limitaciones de ningún tipo, aunque a fin de cuentas, al final terminaremos encarnando los roles habituales de tanque, sanador y especialista en daño.
Sin embargo, para llegar a este objetivo contaremos con una gran variedad de opciones de configuración. Tantas, que a nuestro alcance hay más de 500 habilidades -activas y pasivas- disponibles, que podemos combinar libremente con dos tipos de armas distintas a la vez. De este modo, podemos hacer que nuestro guerrero se dedique a labores de sanación, o que cambie su rol por el de un atacante nato con solo modificar la configuración de habilidades -siete activas y siete pasivas- y sus armas.
Esto dota a The Secret World de una versatilidad pocas veces vista en el género, aunque también es verdad que al principio puede resultar algo lioso moverse a través de su rueda de habilidades. Y es que el jugador debe estudiar detenidamente todas las opciones que brinda cada una de los nueve tipos de armas disponibles, teniendo en cuenta que todas ellas causan daño, sí, pero también pueden cumplir funciones de curación, apoyo y resistencia. Tareas que pueden mejorarse con los Skill Points, a los que debemos sumar los Puntos de Habilidades que nos darán acceso a la enorme variedad de habilidades propias de cada arma.
Por otro lado, el equipamiento también tendrá su importancia, ya que dependiendo de las funciones que queramos desempeñar, habrá que potenciar determinados aspectos por encima de otros. En este sentido, The Secret World nos permite guardar las configuraciones de batalla que hayamos diseñado para que el paso de una función a otra sea lo más rápido posible. ¿El problema? Que sentimos que a este sistema de combate no se le ha sacado todo el potencial que tenía.
Principalmente, porque al final terminaremos jugando con una configuración de habilidades básica inalterable durante prácticamente toda la aventura, lo que le resta cierto atractivo cuando te pasas horas y horas delante del PC ejecutando poco más de cinco ataques distintos. En este sentido, las batallas también son más estáticas de lo que cabría imaginar, a pesar de que el juego nos motiva a rodar por los suelos para esquivar algunos de los ataques especiales de los enemigos. Sin embargo, salvo en contadas ocasiones -principalmente los jefazos-, es algo que está muy desaprovechado.
Al menos, eso sí, las batallas destacan por su dureza. Algo que nos obligará a buscar el amparo de otros jugadores con los que podremos afrontar prácticamente cualquier misión del juego y, obligatoriamente, las divertidas mazmorras para grupos de cinco. Aventuras de gran dificultad que nos han sorprendido muy gratamente, igual que el título en general, por su diseño, ambientación e historia.
Sobre todo, porque estas misiones basan su atractivo en la lucha contra algunas de las criaturas más temibles y poderosas del juego, dejando muy de lado la habitual presencia de enemigos menores entre el punto de partida inicial y el objetivo final. Esto supone, por tanto, menos combates monótonos y más enfrentamientos contra grandes jefazos.
¿Lo malo? Que echamos en falta un mayor número de este tipo de misiones. Y es que The Secret World tiene contenidos para rato, pero siendo un título de pago, es inevitable pensar que en Funcom se han quedado algo cortos en la oferta jugable. Es cierto que lanzarán nuevos contenidos de forma mensual pero... ¿serán suficientes para mantenernos enganchados el tiempo suficiente? Ciertamente, la ausencia de raids para grandes grupos de usuarios con un mayor peso en el juego, y el discreto PvP del que hace gala, no ayudan a eso.
La guerra en las sombras -PVP-
Los Templarios, Illuminati y Dragones han dejado de lado momentáneamente sus diferencias; pero eso no significa que no estén en guerra. Es más. Siguen disputándose el control del mundo por la fuerza. Y es aquí donde entra en juego la vertiente PvP (jugador contra jugador) de The Secret World, aunque con un resultado bastante pobretón.
Sobre todo, porque existen muy pocas opciones de juego competitivo, limitando las batallas a un par de arenas de combate en las que lucharemos a muerte contra los dos equipos restantes, ya sea en duelos por el control de una zona del escenario muy concreto, o capturando y manteniendo bajo nuestro poder reliquias sagradas. Divertido, sí, pero también algo frustrante a la larga debido a ciertos desequilibrios entre los distintos tipos de personajes y, sobre todo, a la escasa oferta jugable que plantean. Por tanto, la sensación que nos queda es que se ha desaprovechado el potencial inherente a esta guerra entre sociedades secretas.
El mundo de las tinieblas
El diseño lúgubre de los entornos, las grotescas y temibles criaturas que nos esperan en las sombras, los cadáveres amontonados en las calles, bosques encantados... Sea cual sea tu mayor pesadilla, seguramente la encontrarás recreada con gran acierto en The Secret World. Y eso es algo que nos ha maravillado.
Para empezar, las tres grandes regiones por las que nos moveremos -Nueva Inglaterra, Egipto y Transilvania- son muy distintas entre sí a nivel visual y argumental, lo que denota el gran trabajo realizado por Funcom a la hora de documentarse sobre los mitos y cuentos de terror de cada región. Y aunque es verdad que algunas zonas están algo despobladas, el diseño de los escenarios está, en general, muy por encima de la media. Sobre todo, por esa perfecta fusión entre lo cotidiano y lo sobrenatural, que adquiere su máxima expresión en la región inicial de Nueva Inglaterra, completamente inspirada en los relatos de Lovecraft.
El diseño de las criaturas a las que nos enfrentaremos también es increíble, y demuestra una gran personalidad por parte de sus desarrolladores, que se han atrevido incluso a trasladar a la pantalla a monstruos tan populares como el hombre del saco. La calidad de las texturas, los efectos de luces y sombras, y el modelado en general rayan también a un altísimo nivel, si bien es cierto las animaciones en general son bastante robóticas y deslucen algo el acabado final del juego.
Por desgracia, este espectáculo audiovisual también cuenta con varios errores que es imposible pasar por alto. El principal en nuestro caso, es que las voces y textos se mantienen en inglés, lo que supone un gran hándicap para todos aquellos que no se desenvuelvan bien con el idioma. Sobre todo, porque el lenguaje empleado en el juego resulta bastante complejo; amén de que es necesario entender muchas de las cosas que se explican para resolver las misiones (están muy ligadas a los diálogos o a pistas escritas).
El motor gráfico resulta además bastante exigente, siendo necesario un equipo de gama alta para disfrutar de la acción con total fluidez y un nivel óptimo de detalle. Lógicamente, se puede jugar a The Secret World en equipos de gama media, pero claro, se pierde gran parte del atractivo visual de la obra. Y por desgracia, en este caso tampoco podemos olvidarnos de los errores que asolan el juego, ya sea con salidas al escritorio, la imposibilidad de subir en el rango de tu facción, o misiones que directamente no pueden completarse. Fallos que se han ido puliendo a lo largo de esta semana, aunque siguen siendo bastante numerosos.
El editor de personajes tampoco está a la altura de lo esperado, y menos cuando Age of Conan destacó, precisamente, por la gran libertad de personalización que brindaba. Y si a esto le sumamos una interfaz de usuario algo lioso, el resultado final, como decíamos, desluce bastante. Al menos, desde Funcom ya han anunciado que preparan el lanzamiento de un buscador de mazmorras que facilitará mucho la localización de grupos, pero son detalles que deberían haberse tenido en cuenta de cara al lanzamiento del juego, no después.
Por último, tampoco nos ha gustado que las distintas regiones del juego se muestren como zonas independientes entre sí. No por este detalle en concreto, sino más bien porque consideramos que el método de viaje a través de estas, usando para ello el mundo mitológico de Agartha, resulta engorroso y algo molesto -aunque visualmente atractivo-. Sobre todo por los elevados tiempos de carga que hay que soportar.
Funcom ha dado vida a un robusto diamante en bruto al que le ha faltado algo más para brillar junto a los más grandes del género. Tiene un enorme potencial, y por ambientación y diseño de misiones se merece todos los halagos del mundo, pero una vez más, los errores técnicos y cierta falta de contenidos jugables son un lastre importante. Pese a ello, sigue siendo una compra muy recomendable. Más que nada, porque es un título único en su especie, y solo por esa valentía, ya merece la pena.
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