La Next-Gen recibe su primera y merecida entrega de la siempre interesante saga Midnight Club. Rockstar demuestra, una vez más, su pasión desmedida por la velocidad, y nos acerca al fascinante y peligroso mundo de las carreras ilegales.
Cuando se habla de títulos de velocidad siempre hay que hacer una rápida diferenciación para que los usuarios sepan si estamos tratando con un videojuego de simulación o si, por el contrario, estamos ante uno arcade. Midnight Club se ha hecho con un merecido nombre en consolas debido a su radical pertenencia al segundo grupo, al de los arcades más puros.
No veíamos una nueva entrega desde el notable DUB Edition para Xbox, PlayStation 2 y PSP de 2005; con lo cual todos los amantes de las afamadas series de Rockstar sentían poderosa expectación por lo que nos depararía este nuevo episodio. El resultado es fantástico: Un arcade de mucha calidad con un apartado gráfico estupendo.
L.A. Drift
Como no sólo de GTA vive Rockstar, ni los aficionados, los chicos de su estudio en San Diego han llevado acabo un esfuerzo enorme por capturar una visión de la ciudad californiana de Los Angeles que sea tan divertida de jugar como espectacular de recorrer.
Resulta lógico pensar que es imposible trasladar una urbe de este tamaño de forma fotográfica a un videojuego y conseguir una experiencia divertida al mismo tiempo –la saga True Crime ya lo intentó con resultados catastróficos-. De modo que lo que Rockstar ha logrado es una ciudad a escala donde encontremos los lugares más emblemáticos, y donde se obvien las zonas más genéricas. Santa Mónica, Century City, Westwood, Beberly Hills, Hollywood y la Zona Centro, no faltarán a su cita con Midnight Club.
Recorreremos las calles de la ciudad con total libertad, buscando nuevas carreras que vencer, o rivales a los que desafiar. Éstas las podremos acometer dando vueltas o, simplemente, consultando nuestro navegador que, con una visión cenital, nos informa de lo que hay disponible en toda la ciudad. ¿A qué clase de pruebas podremos acceder? Concretamente a cinco. Carreras ordenadas que, como su propio nombre indica, son sencillas pruebas en las que deberemos pasar en orden por puntos de control hasta llegar a la meta. Carreras en Circuito que son similares a las anteriores, sólo que hay que dar varias vueltas a un circuito. Las Carrera Desordenadas, por otra parte, tan sólo indican los puntos de control y la meta, ofreciéndonos total libertad para superarlos en el orden que deseemos. Las contrarreloj no merecen mayor explicación mientras que, por último, las Carreras en Autopista nos emplazará a esquivar los coches mientas corremos contra otro oponente a través de una autopista.
No obstante estas cinco modalidades serán únicamente el centro jugable del título, pues según progresemos en la campaña también accederemos a desafíos y carreras especiales en las que, por ejemplo, podremos apostarnos el coche con otros oponentes, llevar vehículos a lugares concretos sin dañarlos o torneos con puntos.
Midnight Tuning
Al vencer en cualquiera de estos desafíos –corrientes o especiales-, conseguimos dinero y respeto. El primero servirá, como es lógico, para gastarlo en los talleres reparando nuestro vehículo o comprando nuevos coches; mientras que el respeto, por su parte, lo emplearemos para progresar en la aventura y desbloquear nuevas pruebas, además de coches y motocicletas.
En los mencionados talleres se nos brindará la posibilidad de gastar nuestro dinero en seis vertientes diferentes, aunque al principio dos de ellas estarán bloqueadas. En la parte más estética podremos escoger la pintura para nuestro medio de locomoción, además del estilo de los vinilos y los detalles del interior y del exterior de éste.
Las opciones son abundantes para la estética, y podremos personalizar desde el tipo de capó, la forma de los faros, el aspecto de las llantas, la dimensión de los neumáticos, hasta el tipo de asientos que lleva en su interior o la presencia de faldones en las puertas o lunas tintadas en las ventanillas.
Esta vertiente visual está ciertamente cuidada, pero la del rendimiento tampoco le anda a la zaga. Aquí podremos escoger entre varias opciones para el sistema de escape, la inducción, el embrague, la potencia del nitrous, el tipo de cambio de marchas, la presencia de barras antivuelco o las amortiguaciones entre otros factores.
Hay que recordar, de nuevo, que estamos ante un videojuego muy arcade, con lo cual las opciones de personalización nos parecen más que razonables para su estilo. No obstante quien espere encontrarse con la inagotable riqueza de matices de algún as de la simulación como, por ejemplo, un Forza Motorsport quedará muy decepcionado.
Derrapando con Estilo
El control de Midnight Club: Los Angeles es tan sencillo e intuitivo como cabía esperar de un título de estas características. Los gatillos se emplean para acelerar y frenar, mientras que el botón inferior del pad se emplea para el freno de mano. La palanca izquierda queda para manejar el coche mientras que la derecha se emplea para mover la cámara.
El resto de botones quedan distribuidos para otras facetas. Así el superior del pad lo usaremos siempre que queramos “guiñar” nuestros faros para retar a algún piloto que encontremos por el camino, mientras que los otros dos controles restantes servirán para accionar el nitroso y para las acciones especiales.
¿Qué se esconde tras esas dos palabras? Midnight Club ofrece toda clase de maniobras imposibles que llevaremos a cabo con nuestro vehículo según vayamos progresando en la aventura. Por un lado con el botón derecho del pad podremos inclinar el coche hasta ponerlo a dos ruedas, lo que será fundamental en algunos derrapes haciéndonos evitar colisiones. Por otro lado si estamos volando, por ejemplo, tras saltar en una rampa, lo emplearemos en conjunción con la palanca izquierda del mando para situar nuestro vehículo en disposición óptima para el aterrizaje.
No obstante progresivamente iremos desbloqueando otras habilidades como, por ejemplo, el AGR que nos abre camino entre los competidores apartando a cualquier oponente que tengamos delante. Funciona en base a una barra de energía que se carga al conducir sin chocar durante un determinado tiempo, y se acciona con el botón superior izquierdo.
Por citar otro de estos efectos podríamos mencionar la Zona, que hará que todo lo que nos rodee vaya más despacio, según el propio juego “simulando un subidón de adrenalina”.
Habrá que dominar a la perfección estos controles si queremos superar la campaña individual, pues ésta tiene una dificultad poco menos que desorbitada. Las pruebas se dividen en nuestro GPS según su complejidad por colores, pero lo cierto es que hay muy pocas que podamos considerar fáciles. El videojuego, por si fuera poco, no incluye ninguna posibilidad de escoger un nivel de dificultad, de modo que éste puede ser uno de los escasos puntos negativos del título a nivel jugable.
Si ya hemos exprimido todo lo que la campaña individual tiene que ofrecernos, o simplemente nos hemos cansado de su dificultad y necesitamos un descanso, Midnight Club: Los Angeles ofrece un multijugador a la altura de su campaña. Hasta 16 vehículos podrán enfrentarse aquí en diferentes modalidades, que incluyen las carreras más estándar con hasta seis variaciones de capturar la bandera. A pesar de que el lag no es ningún problema, si queda la sensación de que en las carreras más multitudinarias todo podría funcionar con algo más de fluidez.
Hollywoodland
En lo visual Midnight Club: Los Angeles es un título ciertamente poderoso, aunque al mismo tiempo hace gala de algunas carencias importantes. La ciudad está recreada con exquisito gusto, y el acabado de sus calles con transeúntes –en la versión que vimos en la feria de Leipzig todavía no estaban implementados- presenta un aspecto muy bueno.
El ciclo día-noche ofrece también un acabado sensacional, y la luz beneficia mucho el conjunto, haciéndonos olvidar la escasa calidad de muchas de las texturas de los escenarios.
Por otra parte los interfaces denotan un trabajo sensacional, con un GPS que sale literalmente de la vista de nuestro coche para ofrecer un plano cenital de la ciudad, y que vuelve a acercarse hasta la vista en tercera persona de nuestro coche al terminar. Los vehículos, sin embargo, si nos han defraudado ligeramente. No es que estén mal terminados, ni mucho menos, pero si esperábamos un nivel mucho mayor para un título de conducción de estas características. Por si fuera poco su gestión de los daños no es tan buena como en otros títulos recientes como la saga Burnout, por ejemplo, y se nos antoja algo escasa para un videojuego lanzado en pleno año 2008.
Midnight Club: Los Angeles, por lo demás, se mueve con mucha fluidez y no denota mayores problemas de popping o clipping, realizando además todas sus cargas al principio de la partida, permitiéndonos navegar con entera libertad por la ciudad sin cortapisas. La urbe californiana no tiene pega alguna en lo tecnológico salvo una escasa interacción con el escenario, la mayor parte de los elementos permanecen invariablemente rígidos aunque choquemos con ellos a velocidades enormes, y esto transmite una sensación de falta de realismo tremenda.
El videojuego llega a nuestro país con las voces en inglés y la traducción de los textos. El doblaje presenta un buen nivel en su versión original, y como no se trata de un lanzamiento donde la historia tenga mucho peso, se nos antoja un mal menor. Los efectos de sonido son impecables y la banda sonora trae consigo el tradicional sello de calidad made-in Rockstar, con abundantes temas licenciados entre los que se cuentan los de artistas de la talla de Nine Inch Nails, Chemical Brothers, Bloc Party o Tricky.
Midnight Club: Los Angeles es un arcade de velocidad de la vieja escuela: Difícil, espectacular, en ocasiones absurdo… Irritará a todos aquellos que busquen una simulación seria, pero hará las delicias de los que se divierten “simplemente” llevando sus motores al máximo.
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