Bienvenido al mundo pintado de Ariandel. La visión del nuevo DLC depende del prisma del aficionado de Dark Souls 3: si buscas momentos inspirados de la franquicia, bienvenido; si cazas objetos y hechizos nuevos, ponte cómodo; si has venido buscando una de las mejores batallas finales de todo el juego, adelante. Si lo que buscabas era un desafío a la altura del nombre, puede que no sea lo que buscas. Análisis de Dark Souls 3: Ashes of Ariandel.
Un nuevo desafío para el ser de ceniza. El objetivo es enseñar la llama, literalmente, a una pintura inesperada en la dilatada historia de Dark Souls, pero eso no va a ser un problema para el jugador, acostumbrado a prender con fuego e ira cada rincón de las obras de FromSoftware e Hidetaka Miyazaki. Me tomo las Cenizas de Ariandel como un trago de estus a saborear lentamente, puesto que con el presente DLC y el próximo que venga se pondrá fin a la franquicia, al menos como la entiende el maestro Miyazaki, y os garantizo, por todo lo que tiene y todo lo que esconde, que no hay mejor forma de tomarse la nueva descarga de contenido.
Como no podía ser de otra forma, Ariandel está impregnado de rincones magníficos e inspirados, incluso en una obra ya de por sí inspiradísima como Dark Souls 3. Sin spoilers, quiero quedarme con un momento concreto del nuevo capítulo: una turba de seres antropomórficos similares a polluelos malformados suben, penosamente, una ladera. Según el protagonista camina por la misma cuesta, un caballero corvian armado hasta el pico aparece a unos pocos metros de los seres que comenzaron la grotesca procesión hacia ninguna parte. Algunos de ellos, los que intentan escapar, muestran pavor en sus delirantes gestos, pero su deforme cuerpo no les permite correr como querrían ante la cercana muerte. ¿Vale la pena la vida que tienen en el frío de Ariandel? Ellos se resisten a terminar así. Sentir y ver el miedo de esos monstruos ante su penoso desenlace es mágico, y pocos artistas lo clavan como lo hace FromSoftware.
Estamos ante el escenario más abierto de toda la saga
La construcción de enemigos y situaciones por parte del equipo sigue siendo sorprendente. Cuando pensabas que lo habías visto todo en la mente rota y retorcida de Miyazaki y los suyos, un nuevo enemigo repugnante aparece en escena: unas moscas gigantes que te atrapan y te impregnan de un vómito lleno de sanguijuelas que te producen severas y molestas hemorragias durante unos minutos. No son muy fuertes o difíciles de matar, pero ya sabes, las moscas nunca atacan a la tortilla en solitario y, spoiler, para ellas tienes cara de tortilla. El otro lado de la moneda: los majestuosos lobos. No querrás acabar con ellos, pero no te quedará otra si quieres sobrevivir. Examina bien toda la zona de nieve, hay alguna sorpresa que, convencido estoy, acabarán siendo interesantes para el propio lore de la saga Souls.
La inacabable inspiración de FromSoftware
Y hablando de la nieve, si en algo destaca Ariandel sobre el resto de Dark Souls 3 es que estamos ante el escenario más abierto de toda la obra. Prácticamente ninguna otra localización de la tercera parte ofrece tantas posibilidades, con un enorme bosque nevado plagado de secretos y sorpresas. A partir del encuentro con la Hermana Friede en la catedral de Ariandel todo parece más lineal, pero aguarda una subida a una montaña plagada de enemigos más que interesante. Desgraciadamente hay un atajo que te permitirá eludir las amenazas fácilmente, pero la subida es épica. Eso sí, el contenido ni es excesivamente largo ni es muy complicado, por lo que a pesar de los momentos estupendos que tiene, podría no satisfacer a los más entusiastas. Pero hay tantos objetos, armaduras, armas y hechizos nuevos que puede justificar perfectamente la compra.
Con un poco de pericia, el nuevo paseo por la pintura inédita te puede alargar la experiencia de Dark Souls entre las dos y las cuatro horas. Por supuesto, perfectamente ampliables dependiendo del personaje y la construcción del mismo. Lo que está garantizado es que querrás pasar por Ariandel en cada partida nueva que comiences, y en su defecto, los nuevos desafíos en el PVP de Dark Souls 3 también pueden ser un motivo que acabe abriendo tu cartera para el DLC o el pase de temporada. Duelo, por ejemplo, permite al jugador enfrentarse a otro usuario sin frascos de estus en una batalla a muerte en la que la paciencia y la estrategia es vital para ensartar al enemigo en tu larga espada.
Dark Souls 3 está plagado de pequeñas grandes cosas en lo narrativo y jugable que acaban haciendo aún más grande el juego. Ariandel parece beber de la misma fuente. ¿La mejor zona? No, pero sí de las mejores. ¿La mejor batalla contra un jefe? De las tres mejores, pero la más sorprendente, sin duda, ya que es buena en todo: variedad, desarrollo y narración, con una escena que la precede mágica. Fallas si piensas en el nuevo DLC como una secuela del mundo pintado de Ariamis del primer Souls; nada que ver más allá de la sutileza de la propia trama, delicada y frágil, pero sincera y única.
- Escenario abierto, inédito y fresco en su desarrollo
- Tiene una de las mejores batallas finales de todo Dark Souls 3
- Un buen montón de objetos, armaduras, armas y hechizos nuevos
- Algo corto si comparamos con pasados DLC de la franquicia
- Acostumbrados a la dificultad de los contenidos extra, Ariandel no es un gran desafío
- Duelo, siendo interesante y exigente, tampoco inventa nada nuevo
