Espectacular, frenético, cinematográfico… La Conspiración Bourne confirma con su videojuego el implacable ritmo videoclipero de las películas. ¿El resto? Un notable entretenimiento, directo e impactante, de ajustada duración.
Lo cierto es que La Conspiración Bourne ya apuntaba maneras cuando tuvimos oportunidad de verlo en el reciente evento de Vivendi. Cualquier adaptación del cine a los videojuegos nos obligaba a ser muy cautelosos, sin embargo el trabajo de High Moon Studios parecía fantástico en términos de acabado y tremendamente respetuoso en los aspectos de fidelidad.
Y eso es básicamente lo que es La Conspiración Bourne. Un juego muy variado en cuanto al estilo de sus propuestas, y con un ritmo que no desfallece en ningún momento, emparejándolo con la desenfrenada acción de las películas. Sin embargo lo que le ha faltado para ser un título imprescindible es una mayor profundidad en todos los géneros a los que se acerca. Ni brilla en los combates, ni lo hace en los tiroteos, y una vez terminado no oferta grandes alternativas a la hora de rejugarlo aparte de coleccionar inocuos extras; pero el conjunto es convincente, es un entretenimiento “palomitero” muy agradable, y da la impresión de haber logrado exactamente lo que sus creadores deseaban de él.
¿Quién Soy? ¿A Dónde Voy?
El videojuego de Bourne se basa en el argumento de El Caso Bourne, primera de las tres películas que ha protagonizado el amnésico espía creado por el novelista Robert Ludlum. El videojuego profundiza en las escenas de acción, centrándose en éstas y llevándonos de la mano de un punto a otro de la película visitando sus lugares más emblemáticos y enfrentándonos a los enemigos más icónicos.
Lo mejor será no describir el argumento, pues éste está razonablemente bien narrado y contiene los giros y golpes de efecto que pudimos ver en la película, adornándolos con los clásicos viajes por multitud de localizaciones que toda buena película/videojuego de espionaje debe tener.
La Conspiración de Bourne sólo cuenta con campaña individual, renunciando por completo a cualquier clase de modo multijugador. Esto no es necesariamente un problema si el juego off-line es lo suficientemente divertido, como es el caso, aunque si que es cierto que se echa mucho de menos un factor rejugable que dote al juego de una vida útil más larga.
La campaña del lanzamiento se prolonga por algo más de 10 horas dependiendo de nuestras habilidades; y cuenta con tres modos de dificultad, siendo el primero muy poco recomendable por su extremada sencillez, y el más arduo razonablemente desafiante, por el perfeccionamiento de las técnicas de combate que exige.
Duro y a la Encía
La Conspiración Bourne es un juego de acción sin más pretensiones, y basa su jugabilidad en la combinación de escenas de combate cuerpo a cuerpo con los tiroteos empleando armas de fuego.
La sencillez es la clave del sistema, y acabar con los enemigos en los niveles de dificultad fácil y medio está en la mano de cualquier usuario incluso en su primera partida. Esto tiene su vertiente positiva pues dice mucho de lo intuitivo del control y lo fácil que es hacerse con él; sin embargo tiene un lado no tan bueno, y es que esta sencillez acaba derivando en que el procedimiento puede llegar a hacerse monótono, y el reto es escaso pues repitiendo una serie de mecanismos de cobertura-golpeo será sencillo superar la campaña sin mayores problemas.
El reparto de las acciones del combate cuerpo a cuerpo en el pad es correcto, empleando un botón para los bloqueos, otro para los ataques fuertes, otro más para los suaves y, por último, el de los golpeos especiales. Los combos se llevan a cabo alternando los diferentes botones en bloques de tres, y de nuestro acierto reproduciéndolos y dotándolos de variedad dependerá el que los enemigos puedan o no bloquearnos.
Con los diferentes golpeos iremos ganando adrenalina, y podremos emplearla disparándola contra uno o varios enemigos acabando con ellos con una sola maniobra. Si a esto unimos la presencia en las cercanías de algún elemento del escenario, obtenemos sobrecogedores impactos de los enemigos sobre lavabos, carteles publicitarios y un sin fin de objetos contundentes del mapeado.
El proceso también incluye algunas escenas de quicktime events, en las que en mitad de un combate deberemos accionar en el orden correcto y en el momento adecuado los botones del pad para evitar una llave enemiga o para esquivar el feroz ataque de un nuevo rival que se incorpora a la lucha. Este empleo de la adrenalina también se podrá volcar con armas de fuego, abatiendo a los rivales de un solo disparo.
La fluidez de los combates está dotada de un vigor y de una agresividad que pocas veces hemos visto en un título de estas características. La cámara se torna un amable compañero que busca siempre el mejor ángulo para la acción, y los movimientos de los golpeos resultan fantásticos, lo que unido al correcto apartado gráfico y visual –que describiremos más tarde- deparan unas luchas estilísticamente soberbias.
El Olor de la Pólvora
La otra vertiente poderosa de La Conspiración de Bourne es la de los tiroteos, que se alternan con igual presteza que los combates cuerpo a cuerpo. El resultado es algo más irregular que en sus parteneres desarmados, pero cumple con su función de aportar variedad, y resulta igualmente competente.
Estas escenas de acción se basan en un estilo de coberturas que bebe directamente de lo visto en otros títulos recientes como Gears of War o Uncharted: Drake´s Fortune. Sin embargo su acabado es algo más tosco, y acusa algunos pequeños defectos.
En primer lugar la respuesta de Bourne no siempre es tan precisa como cabría esperar de él a la hora de buscar un elemento tras el que parapetarse. Este comportamiento algo quisquilloso del protagonista puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, pues no hay nada más frustrante que desear cubrirse tras un objeto y ver como el héroe sigue impávido de pie recibiendo impactos de bala.
El manejo con las palancas está, por otro lado, muy bien logrado, y es relativamente fácil conseguir disparos en la cabeza o sobre objetos explosivos que acaben con el enemigo con una sola bala. Y es que si abrimos fuego sobre el cuerpo de los objetivos comprobaremos la desmesurada resistencia de la que los rivales hacen gala, un error fácilmente subsanable apuntando siempre a la cabeza.
Las coberturas se rompen bajo el fuego enemigo –o amigo-, y en general hay un cierto dinamismo en los tiroteos apoyado por una inteligencia artificial lamentable en las coberturas pero muy agresiva a la hora de buscar nuestros flancos.
De Película
Visualmente La Conspiración de Bourne llama mucho la atención, pero no lo hace por la calidad de sus gráficos o lo avanzado de su tecnología, sino por una planificación de cámaras que ayuda mucho a mejorar el aspecto de un juego, por lo demás, bastante discreto.
El modelado de los personajes es bueno, aunque no es ni mucho menos asombroso, mientras que las animaciones rayan a un nivel muy bueno, especialmente en lo que se refiere a los puñetazos y patadas del cuerpo a cuerpo.
Los entornos tienen un nivel de detalle razonablemente atractivo, aunque es fácil encontrar objetos con unas texturas muy pobres. Ocasionalmente además hay incomprensibles obstáculos, y es que a veces será frustrante ver como en mitad del tiroteo más aparatoso nos corta la retirada el bordillo de una acera de apenas quince centímetros.
Lo sonoro, por otra parte, es un apartado muchísimo más compacto y brillante que el visual, apoyado sin duda por un uso sensacional de la banda sonora de la película. Los efectos de sonido son verdaderamente prodigiosos reproduciendo con inusitada sonoridad los puñetazos y huesos rotos.
La Conspiración Bourne triunfa al traducir al idioma de los videojuegos el poderoso estilo visual de la película, y lo hace con un juego de acción francamente notable pero de ajustada duración. Con suficiente variedad como para no resultar nunca aburrido, el debut del agente secreto en consolas Next-Gen resultará especialmente interesante para los fans de la acción.
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