Análisis de Empire Total War

Análisis de Empire Total War
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Total War es a la estrategia en tiempo real lo que Maradona al fútbol o El Padrino al cine. Creative Assembly no falta a su cita con el género y nos aporta uno de los títulos más completos de la saga. Descubre en primicia nacional con 3DJuegos los secretos que oculta tras de sí el que es, sin ningún género de dudas, el exclusivo de Pc más importante del 2009.

¿Qué decir a estas alturas de Creative Assembly? Shogun: Total War los puso en el mapa en el año 2000 con una fantástica reinvención del clásico Centurion: Defender of Rome que había visto la luz diez años antes de la mano de Bits of Magic y Electronic Arts. Desde entonces han pulido su franquicia estratégica con videojuegos de una calidad impresionante, y con entregas tan emblemáticas como Medieval I y II y Rome, convirtiéndose en una ineludible referencia del género.

Encumbrados ya como una de las desarrolladoras de culto en Pc, su anuncio de Empire en agosto de 2007 no dejó indiferente a nadie. Las épicas series de estrategia viajarían en esta ocasión a la edad de los imperios abarcando el siglo XVIII, y permitiéndonos encarnar a una de las grandes potencias militares de la época.

El estudio británico vuelve a demostrar una vez más una inusual maestría en el género, que lo equipara a equipos de desarrollo tan importantes en la actualidad como Blizzard o Relic, y que lo encumbra a la altura de grandes compañías clásicas del género de la talla de los vetustos y ya desaparecidos Westwood. Empire: Total War no sólo es un gigantesco testimonio de una época fascinante y turbulenta a partes iguales, sino que también supone una nueva demostración de la supremacía definitiva de una plataforma, Pc, en un género en el que no conoce rival: La estrategia en tiempo real.

Guerra y Paz
La campaña individual es el grueso de Empire: Total War, y como todos los videojuegos de la saga será aquí donde invertiremos más tiempo. En este modo historia podremos encarnar a una de las 11 facciones que oferta el videojuego –Inglaterra, España, Francia, Austria, las Provincias Unidas, Prusia, Polonia-Lituania, el Imperio Otomano, Rusia, Suecia y la Confederación Amatha-, y afrontar sus diferentes objetivos y puntos de partida según la opción escogida.

Esta vertiente del título se divide en dos partes bien diferenciadas que el habitual de la saga conocerá sobradamente. La primera de ellas es la de los combates en tiempo real con la que se resuelven las batallas y que pueden ser simulados para obtener un “resultado rápido”, o que pueden ser disputadas por el propio jugador. Esta vertiente la explicaremos con detalle más adelante.

Uno de los aspectos más brillantes de toda la saga Total War es su rejugabilidad, y Empire no es una excepción. Cada facción tiene sus propias circunstancias y sus condiciones de victoria, con lo cual cada una es un videojuego en sí misma.
Uno de los aspectos más brillantes de toda la saga Total War es su rejugabilidad, y Empire no es una excepción. Cada facción tiene sus propias circunstancias y sus condiciones de victoria, con lo cual cada una es un videojuego en sí misma.

De momento nos quedaremos con la segunda y más importante, que es la del mapa estratégico bidimensional, que sirve para gestionar los recursos, las tropas y nuestras ciudades en un planteamiento tipo Risk. Aquí movemos nuestros ejércitos por turnos, y debemos mantener contenta a la población mientras simultáneamente tomamos parte de la diplomacia, la economía o el comercio.

La habilidad del jugador en esta faceta del título resultará concluyente, puesto que de tramitar con acierto los centenares de variantes que se ofertan en esta parte del juego obtendrá la victoria incluso en mayor medida que sobre el campo de batalla. Aquí pactaremos nuestras enemistades y amistades –estas últimas tan difíciles de trabar como siempre-, bloquearemos las rutas comerciales del enemigo, crearemos nuestros ejércitos y desplazaremos nuestros personajes –civiles y militares- para expandir nuestra hegemonía por Europa, América y parte del próximo Oriente.

Podría llevarnos páginas y páginas explicar con detalle cómo operar en esta parte, pero es un placer que dejaremos que descubra el neófito, de modo que a partir de ahora nos centraremos en las novedades que se incluyen para esta ocasión.

El usuario experimentado descubrirá con rapidez que se han eliminado de un plumazo la presencia de los diplomáticos, puesto que ahora todas las labores de relación con otros países se llevan a cabo a través de los menús. Sin embargo los agentes vuelven a cobrar especial relevancia, y una vez más contamos con espías, misioneros, eruditos y otras unidades especiales con las que sabotear instalaciones enemigas, extender la religión o potenciar la investigación.

El prestigio es un elemento vital en las condiciones de victoria de muchos países, y sirve para reflejar en puntos la reputación que tenemos entre el resto de naciones.
El prestigio es un elemento vital en las condiciones de victoria de muchos países, y sirve para reflejar en puntos la reputación que tenemos entre el resto de naciones.

Estas labores de apoyo son fundamentales para el devenir del videojuego, sin embargo los ejércitos acaban siendo el verdadero factor desequilibrante. El funcionamiento para su reclutamiento, movilidad y combate es idéntico al de entregas anteriores, aunque en esta ocasión hay algunas novedades. La principal es la de la aparición de los líderes militares como personajes que pueden ascender. Tradicionalmente en las series esta figura estaba asociada a las relaciones familiares, y los generales surgían de una estirpe dinástica relacionada con los primeros líderes que tuviéramos en la campaña. En esta ocasión podemos ascender a los brigadieres y capitanes a nuestro antojo mediante el botón de ascenso para convertirlos en generales y almirantes según nuestro criterio. Sin embargo deberemos tener mucho cuidado con los personajes que escojamos, puesto que en nuestra mano estará enaltecer o devaluar la jerarquía militar.

Para cerrar el apartado de la campaña en su vertiente del mapa estratégico debemos hacer referencia a tres elementos más que nos han llamado poderosamente la atención. En primer término hay que hablar del gobierno, un detalle totalmente novedoso que incluye esta entrega, y que profundiza notablemente en aspectos que en anteriores episodios de Total War tan sólo habían sido insinuados. En Empire podemos cambiar nuestro tipo de gobierno, aunque siempre habrá que hacerlo desde revoluciones planificadas o accidentales. Éstas se producen en la capital del imperio, y nos obligarán a decidir si deseamos un cambio en el gobierno tomando la capital por la fuerza, o si deseamos preservar el sistema actual acabando con las tropas revolucionarias. Además aparece también la figura de los ministros que nos aportarán diferentes bonificaciones y que podrán ser sustituidos por otros en caso de considerarlo oportuno.

En segundo lugar hay que destacar que las ciudades ya no son fortalezas inexpugnables dentro de las cuales se esconden todos los edificios valiosos de cada facción. En Empire muchas de las carísimas y avanzadas instalaciones que erijamos quedarán fuera de las murallas por razones de espacio, lo que significará que éstas podrán ser arrasadas por el enemigo sino las protegemos debidamente. Un nuevo lado táctico sobre el que reflexionar al construir nuestro imperio.

La diplomacia es ahora mucho más intuitiva y con más posibilidades. Sigue siendo tan complicado como siempre el negociar con la IA, pero en esta ocasión el abanico de opciones es más amplio.
La diplomacia es ahora mucho más intuitiva y con más posibilidades. Sigue siendo tan complicado como siempre el negociar con la IA, pero en esta ocasión el abanico de opciones es más amplio.

Por último debemos hablar de la faceta de la investigación y las tecnologías, otra de las que ha sufrido un profundo lavado de cara. Ya no debemos progresar torpemente entre unos edificios y otros con la mera construcción en forma de árbol de éstos, ahora es obligatorio estudiar los avances en bibliotecas, escuelas y universidades. En Empire todo se desarrollará en base a un cómodo panel de tecnologías que nos informará de cuántos turnos necesitamos para investigar una nueva, y que irá abriendo progresivamente el acceso a otras inéditas.

Orgullo y Gloria –Batallas en Tierra Firme-
Las batallas terrestres son uno de los aspectos que menos ha variado con respecto a lo que es tradicional en las series en su aspecto externo, pese a ello incorporan algunas novedades de calado que aportan un positivo soplo de aire fresco al conjunto.

En primer lugar, y como los aficionados a la saga Total War conocerán de sobra, hay que introducirlas destacando que las batallas se desarrollan en tiempo real, en contraposición al mencionado mapa estratégico de gestión en el que todo se desarrolla en base a los turnos. Aquí la faceta táctica es la más relevante, y el posicionamiento de las tropas y los tiempos de disparo y recarga acaban siendo los elementos más importantes. La esencia es la misma de siempre, puesto que podemos pausar o acelerar el tiempo para tomar nuestras decisiones; y elementos como la moral, la presencia cercana del general, o la ventaja táctica serán los aspectos fundamentales para inclinar la balanza a nuestro favor.

No obstante el elemento realmente diferenciador de Empire: Total War con respecto a sus predecesores es el de las armas de fuego. La pólvora había estado presente en algunos de los anteriores videojuegos de la franquicia, sin embargo nunca con la precisión, la importancia y el desafío que presenta en el nuevo título.

En última instancia se ha “caído” de la versión final la posibilidad de accionar manualmente el disparo de nuestras tropas, quedando esta opción reducida únicamente a las batallas navales, sin embargo esto no es un obstáculo para considerar a Empire el Total War que más posibilidades de control incorpora, y el que más sensación traslada a la hora de dirigir a nuestras unidades.

Nuestro manejo de las tropas en los asedios es ahora mucho más preciso. Queda meridianamente claro que en Creative Assembly se ha puesto un gran empeño en mejorar este campo.
Nuestro manejo de las tropas en los asedios es ahora mucho más preciso. Queda meridianamente claro que en Creative Assembly se ha puesto un gran empeño en mejorar este campo.

El primer elemento que contribuye a ello es la presencia de las coberturas. No es la primera vez que hay armas de proyectiles en un videojuego de la saga pero, como ya hemos comentado, en esta ocasión es donde más peso tienen a sus espaldas lo cual hace de encontrar un parapeto algo fundamental. Así podremos ocultarnos tras elementos del escenario para ganar un plus de defensa y, como ya es tradicional en las series, se obtendrá ventaja entre los árboles en las zonas frondosas de los bosques. La palma se la llevan, sin embargo, las construcciones; algunas de las cuales podremos ocupar con nuestras unidades de infantería. Aquí la ventaja se convierte en decisiva, y pese a que en los escenarios naturales hay menos elementos de este tipo de los que parecería realista, en muchas batallas obtendremos una supremacía letal gracias a ellos.

También en el aspecto defensivo brilla con luz propia el debut de las denominadas Defensas Desplegables. Determinadas unidades tienen la facultad especial de poder instalar en el campo de batalla métodos de resguardo, ya sea en el momento del despliegue o durante el propio combate. Así podremos cobijar a nuestros fusileros tras sacos terreros, o clavar obstáculos de madera para entorpecer el paso del enemigo.

Otra de las nuevas incorporaciones para Empire es la de la presencia de la Brújula de Maniobras, que nos permitirá precisar con exactitud de cirujano las maniobras de nuestras tropas. ¿Queremos girar un grado a la izquierda una brigada de fusileros? Empleamos la flecha horizontal hacia ese mismo lado para reajustar mínimamente las líneas sin tener que pasar por los bruscos movimientos de entregas anteriores. ¿Queremos incrementar el número de líneas de un pelotón sacrificando su anchura? Ya no hace falta hacerlo estirándolo toscamente con el ratón, ahora sólo se emplea un botón del interfaz. Podría parecer un detalle excesivo, pero teniendo en cuenta el enfermizo rigor que requieren algunos de los combates no es un factor descabellado.

En esta ocasión el mapa nos lleva a regiones tan dispares como América del Norte, la India y, por supuesto, Europa. Además también podremos acceder durante la campaña a pequeños focos de conflicto como el Canal de Mozambique, el lejano oriente o la costa este de Sudamérica.
En esta ocasión el mapa nos lleva a regiones tan dispares como América del Norte, la India y, por supuesto, Europa. Además también podremos acceder durante la campaña a pequeños focos de conflicto como el Canal de Mozambique, el lejano oriente o la costa este de Sudamérica.

Precisamente el interfaz de combate se muestra ahora como un elemento más cuidado, menos aparatoso y mejor aprovechado que en cualquiera de los Total War precedentes. Hay más elementos que nunca en la parte inferior de la pantalla durante los combates de Empire, sin embargo esto no es óbice para que el diseño sea exquisito y el tamaño minimalista, dejando lugar a la mayor parte de la pantalla para presenciar el espectáculo de la guerra total.

Emperador de los Mares –Combate Naval-
Uno de los aspectos que más llaman la atención de este Empire es la presencia de las batallas por mar, una asignatura pendiente que tenía la saga desde su primera entrega, y una necesidad para no dejar sujeto al siempre impredecible resultado automático una faceta tan relevante como la de los combates en los mares.

Quien en su momento jugara al razonablemente interesante Imperial Glory de Pyro estará medianamente al corriente no sólo del contexto histórico que ambos videojuegos comparten, sino también de una forma de plantear los combates marinos que seguramente ni Rome, ni Medieval, ni Shogun pudieron acometer en su momento por las circunstancias de sus épocas antiguas.

Aquí el sistema resulta de alguna manera familiar al del videojuego español, aunque en esta ocasión se amplían muchísimo los contenidos, las posibilidades y las variantes para convertirlo en una opción a tener en cuenta, y no en un mero relleno de “guiño hacia el público”.

El ritmo es obviamente lento. Lejos de comprometer la tradicional vertiente pseudorealista de la saga por potenciar un aspecto jugable rápido y directo, en Creative Assembly han optado por el camino de en medio, escogiendo unos buques que se mueven más rápido que los de la época, pero que lo hacen mucho más despacio que en Age of Empires III o en el propio Imperial Glory.

El posicionamiento acaba siendo fundamental en esta vertiente del juego, puesto que como resulta natural estos navíos sólo pueden disparar sus cañones a babor y a estribor. Así pues las batallas acaban convertidas en una carrera apasionante por ver quien sitúa mejor sus naves para arremeter al enemigo, y las carreras, abordajes y persecuciones sobre los mares acaban siendo apasionantes.

Pese a que podemos optar por dejar las maniobras de disparo y maniobra de nuestros barcos a la IA, el verdadero estratega encontrará el mayor placer en hacerlo todo por sí mismo. El videojuego nos permite manejar manualmente el navío y disparar andanadas completas de cañones a nuestra discreción.
Pese a que podemos optar por dejar las maniobras de disparo y maniobra de nuestros barcos a la IA, el verdadero estratega encontrará el mayor placer en hacerlo todo por sí mismo. El videojuego nos permite manejar manualmente el navío y disparar andanadas completas de cañones a nuestra discreción.

Decir que los combates navales son totalmente diferentes a los que acaecen sobre tierra firme no es una afirmación en absoluto gratuita, y es que el más experimentado de los jugadores en la saga Total War se sentirá desnudo ante el nuevo estilo jugable que destila esta faceta inédita en las series. En ocasiones resulta algo complicado conseguir una formación cuando estamos a los mandos de una flota, pero nadie dijo que mover buques de varias toneladas en un mar encrespado fuera sencillo en el siglo XVIII. Las opciones de control son aparentemente sencillas, y el jugador puede decidir las rutas de sus barcos, los enemigos a los que disparar, etcétera. Sin embargo deberá tomar buena nota de una serie de circunstancias decisivas a la hora de desequilibrar la balanza del conflicto en una u otra dirección.

Así habrá que tener en cuenta el viento y la dirección de éste para sacarle partido con nuestras velas, y sacarle partido extendiéndolas o recogiéndolas en el momento más preciso. Esto dependerá, sin embargo, del tipo de barco, puesto que la fuerza del viento afectará en mayor medida a un navío enorme que a uno más pequeño. Sin embargo son abundantes los detalles de realismo y precisión que el aficionado tiene ante sí, y que sólo el tiempo le ayudará a descubrir.

Las opciones de ataque son las que realmente le aportan a este Empire su verdadera fascinación en la vertiente naval, y de nuevo entroncan con las que ya pudimos ver en Imperial Glory. Los tipos de munición vuelven a ser tres, puesto que son los más emblemáticos de la época: Con las balas rasas practicaremos enormes daños en el casco, con la metralla causaremos sobre todo bajas en la tripulación, mientras que con las palanquetas arrasaremos velas y mástiles. La elección del tipo de munición, una vez más, acabará siendo determinante, y esto se debe a las decisiones estratégicas que el usuario tiene ante sí. Destruyendo velas podemos ralentizar el avance del buque enemigo dejándolo inmovilizado y convirtiéndolo en una presa fácil, centrando nuestra atención en el casco podemos tratar de hundirlo lo más rápidamente posible para que deje de ser una amenaza y, por último, acabando con su tripulación podemos facilitar un abordaje.

La presencia de algunas unidades exóticas aporta el toque variado a las batallas de Empire. Este factor resulta especialmente agradecido en la vertiente multijugador, aunque esta vez se ha optado porque los países disponibles sean únicamente los de la campaña.
La presencia de algunas unidades exóticas aporta el toque variado a las batallas de Empire. Este factor resulta especialmente agradecido en la vertiente multijugador, aunque esta vez se ha optado porque los países disponibles sean únicamente los de la campaña.

Precisamente la maniobra del abordaje es una de las más interesantes, aunque se encuentra quizá demasiado automatizada. Accediendo a ella el barco se situará de forma automática al lado del oponente y la tripulación tratará de tomarlo. Esto sólo puede darse de vez en cuando, debido a que requiere de circunstancias muy concretas que no siempre podremos provocar, pero cuando nos hacemos con un barco enemigo éste pasará a formar parte de nuestra flota con lo cual es un botín extraordinario.

Como se puede notar en el análisis hemos mencionado varias veces a Imperial Glory. En primer lugar porque fue un videojuego precursor en localizar en la estrategia en tiempo real una época tan fascinante como la de la edad de los imperios, y en segundo porque adoptó con valentía la fórmula de las batallas navales. Sin embargo es en su acabado, ritmo y manejo donde ambos títulos difieren notablemente, especialmente en los combates marinos, y es que donde el videojuego de Pyro fracasaba ofreciendo una experiencia monótona, aburrida y excesivamente complicada de manejar. El juego de Creative Assembly, sin embargo, opta por un camino más profundo en su fondo pero decididamente sencillo en la forma. Todo un acierto por parte del equipo británico.

Conflicto Armado –Multijugador-
No obstante si la campaña individual ha sido tradicionalmente el santo y seña de la saga, el multijugador vuelve a rayar a gran altura, y es que en Creative Assembly descubrieron ya con Rome que la posibilidad de jugar contra otros seres humanos enriquece muchísimo la experiencia.

En Empire podremos jugar 8 usuarios simultáneamente en batallas rápidas que acabarán teniendo reflejo en las estadísticas del jugador y su clasificación global, accesible desde el propio menú multijugador. Aquí podremos consultar nuestros records de victorias, derrotas, etcétera, y además examinar los logros que hemos conseguido por alcanzar hazañas concretas en estas batallas.

Cuatro modalidades son las que ofrece Empire en este campo. La más clásica es la de las Batallas de Tierra que tienen como único objetivo el de acabar totalmente con el enemigo en 14 mapas que pueden alojar partidas de 1vs1, 2vs2 o 4vs4 según su tamaño. Las Batallas Marítimas son una de las lógicas nuevas incorporaciones, y tienen un planteamiento similar sólo que en el mar, ofreciendo idéntico soporte para un jugador contra otro, dos contra dos o cuatro contra cuatro en cinco mapas.

Si bien Creative Assembly se toma ciertas licencias a la hora de sacrificar el realismo en pos de la jugabilidad, para la mayoría de elementos el respeto por la historia es exquisito. Los barcos, por ejemplo, están basados en planos del Museo Marítimo Británico.
Si bien Creative Assembly se toma ciertas licencias a la hora de sacrificar el realismo en pos de la jugabilidad, para la mayoría de elementos el respeto por la historia es exquisito. Los barcos, por ejemplo, están basados en planos del Museo Marítimo Británico.

Asedio, por otra parte, ofrece un delicioso entretenimiento de sólo un jugador contra otro en el que uno de los dos adopta el rol del defensor de la fortaleza, mientra que el otro es el agresor. Se trata de una de las mejores modalidades, y aporta la posibilidad de disfrutar de estas fastuosas escenas sustituyendo la tradicionalmente torpe IA de estas circunstancias por el desafío del astuto enemigo humano.

En última instancia damos con Escenario, tres batallas históricas que podremos disputar en compañía. La primera de ellas es Brandywine Creek de 1777 para 1vs1, y que enfrenta a norteamericanos con británicos. La segunda es la de Porto Novo de 1759, con soporte también para 1vs1 y que enfrenta de igual modo a británicos con franceses, esta vez en alta mar. La última de ellas es la de Lagos, también de 1759 y también en alta mar, aquí dos comandantes franceses se enfrentan a sólo uno inglés en la última de estas batallas históricas.

En definitiva un fascinante multijugador que alargará de sobremanera la ya de por sí descomunal vida útil de las vastas campañas individuales del título que nos ocupa.

La Edad de los Imperios –Gráficos y Tecnología-
La saga Total War siempre ha sido un exponente en su faceta gráfica, y Empire no es una excepción. En esta entrega contemplamos un fascinante espectáculo que eleva la tensión, la majestuosidad y el carácter épico de sus batallas hasta nuevos exponentes.

Especialmente brillante es su acabado visual si tenemos en cuenta el descomunal tamaño de sus mapas y la sobrecogedora cifra de tropas que puede llegar a darse cita en algunas batallas. Una fenomenal demostración de poder, mezcla de pirotecnia y de recursos, que inunda la pantalla de nuestro ordenador de humo, explosiones y cruentos combates.

Los tiempos de carga pueden ser largos en ocasiones, pero se hacen llevaderos con las memorables frases históricas de personajes de la talla de Sun Tzu, Cicerón, Federico II El Grande o Lord Nelson.
Los tiempos de carga pueden ser largos en ocasiones, pero se hacen llevaderos con las memorables frases históricas de personajes de la talla de Sun Tzu, Cicerón, Federico II El Grande o Lord Nelson.

Estamos ante un videojuego ciertamente exigente en la faceta tecnológica. Los requisitos puede que no sean los más altos de Pc, pero si que son muy respetables para tratarse de un videojuego de estrategia. Si tenemos la fortuna de cumplir sobradamente con estos requerimientos daremos con un título apabullante en su faceta gráfica, donde todos los elementos brillan con luz propia. En cambio si, por desgracia, andamos más justos en lo que a equipo se refiere el videojuego no distará en demasía de lo visto en Medieval II, y es que deberemos sacrificar muchas opciones visuales para poder moverlo con fluidez.

En uno de los equipos de pruebas de redacción AMD 4200+, 8800 GT y 2 Gb de Ram hemos podido obtener tasas de imágenes por segundo muy respetables y, sobre todo, estables, sacrificando moderadamente algunos de los elementos como las sombras o el alisado de dientes de sierra que, como es lógico, hemos comprobado que son los que más recursos consumen, y optando por una resolución de 1680x1050. Sin embargo el usuario tiene ante sí la posibilidad de gradar en cuatro rangos –Bajo, Medio, Alto y Ultra- diez parámetros como el detalle de texturas, unidades, barcos y edificios, la calidad de las sombras, y el acabado de agua, cielo, hierba o árboles entre otros. Así como activar o desactivar otros como la sincronía vertical, el efecto de fondo, etcétera.

Las batallas terrestres no difieren en demasía de lo visto en entregas anteriores a grandes rasgos, pero es el fenomenal trabajo tras los detalles de todos los elementos lo que lo hace un título tremendamente avanzado en este campo. La labor realizada con las unidades es muy superior, con un modelado y un nivel en ropa, rostros y armas verdaderamente abrumador para un juego de estas características. Idéntica conclusión se puede extraer de los decorados, donde las texturas en baja resolución de las construcciones de, por ejemplo, Medieval II dejan lugar a unos edificios fantásticos en esta ocasión. Los efectos de fuego y explosiones son muy realistas, el tratamiento de hierba y vegetación en general también, y el videojuego acaba resultando un conjunto mucho más espectacular de lo que parece sugerir la suma de sus partes.

En lo visual Empire es con sensible diferencia el mejor Total War hasta la fecha. El trabajo sobre entornos, iluminación y unidades es sencillamente sensacional.
En lo visual Empire es con sensible diferencia el mejor Total War hasta la fecha. El trabajo sobre entornos, iluminación y unidades es sencillamente sensacional.

Esto únicamente en referencia a las batallas terrestres, y es que las marítimas requieren de renglón aparte. El mar funciona estupendamente como fluido en constante movimiento, y éste encrespado por una tormenta presenta unos resultados estéticos impresionantes. Lo mismo se puede decir de los barcos, a los que acercándoles la cámara podemos ver con todo lujo de detalles como su cubierta rebosa vida por su tripulación hiperactiva y por el movimiento que el viento provoca en sus velas. No obstante el momento más apabullante que se puede presenciar en un combate naval es plantar la perspectiva a pocos metros de un navío enemigo y ver como éste recibe una andanada completa de nuestros proyectiles de cañón. Las astillas vuelan, las velas se retuercen y destrozan, y los mástiles y demás elementos caen con total realismo y se hunden en el mar.

El videojuego llega empacado en formato DVD con dos discos, y requiere en nuestro disco duro la friolera de 15 Gigas de espacio libre. Una cifra que parecerá desorbitada a muchos usuarios, pero que no se desmarca en demasía de Medieval II, que exigía una cantidad muy similar.

Como último aspecto a destacar de la faceta tecnológica del nuevo Total War, cabe señalar que el videojuego necesita de Steam para poder funcionar. Si no contamos con una cuenta podemos seguir los rápidos pasos que se ofertan en el menú de instalación para crear una, pero el empleo de Steam y la activación del programa a través de Internet serán requisitos imprescindibles para poder poner en funcionamiento el videojuego.

No gastaremos demasiadas líneas en retratar el aspecto sonoro puesto que se puede hacer en muy pocas palabras. Únicamente recalcar que el juego llega traducido y doblado a nuestro idioma con voces habituales de la saga y que, por otra parte, cuenta con uno de los mejores tratamientos de los efectos de sonido que hemos presenciado nunca en un título de estrategia en tiempo real, haciéndonos sentir de forma atronadora dentro de la propia batalla si contamos con un equipo de sonido apropiado gracias a su realismo. El score musical es tan formidable como la saga Total War nos tiene acostumbrados, la única pega en este campo es que el videojuego en su edición para coleccionistas no incluye la banda sonora como sí lo hizo Medieval II. Ojala todas las pegas de una banda sonora fueran de este cariz.

Hijos del Honor –Conclusiones-
Hemos tratado de dejar claro con este análisis que Empire no es únicamente una nueva entrega de la saga Total War en la que sus creadores se han acomodado y han empleado recursos antiguos. El nuevo videojuego de Creative Assembly no es ni mucho menos una revolución, pero demuestra una vez más que con su profunda atención al detalle es capaz de respetar entrega tras entrega la fórmula de su franquicia más emblemática sin resultar reiterativos o monocromáticos.

En pantalla las opciones gráficas de Empire: Total War. Se trata de un videojuego exigente en términos tecnológicos, pero la posibilidad de pormenorizar con detalle un gran abanico de opciones nos permitirá personalizar la experiencia.
En pantalla las opciones gráficas de Empire: Total War. Se trata de un videojuego exigente en términos tecnológicos, pero la posibilidad de pormenorizar con detalle un gran abanico de opciones nos permitirá personalizar la experiencia.

El modo Gran Campaña es una de las experiencias más largas, completas y fascinantes con las que puede dar el aficionado de la estrategia en la historia del género. Aquí no sólo se ofrece una mixtura perfecta entre combates en tiempo real y estrategia por turnos, sino que realmente se nos hace sentir que somos nosotros quienes tiramos de los hilos de nuestro imperio, teniendo capacidad de elección sobre cada uno de los elementos que lo conforman.

Hay que recordar también que la campaña individual no es la única oferta off-line del título, y es que aparte de poder disfrutar de las mismas batallas que oferta la sección multijugador al estilo escaramuza, también podemos acceder a Camino Hacia la Independencia. Lo que encontramos aquí es un delicioso prólogo en forma de cuatro capítulos donde la historia y el guión tienen una importancia fundamental, y donde viviremos momentos emblemáticos de la independencia norteamericana.

Por otra parte en los combates hay infinidad de incorporaciones ya relatadas anteriormente como las coberturas, las defensas desplegables, la mejora de la IA y algunos añadidos a los asedios como los ganchos y las cuerdas; pero la mayor novedad en este campo es, sin duda, la de las batallas navales. Un espectacular combate sobre los mares que requiere de tiempo y maestría para ser dominado con maestría, y que tiene un tempo mucho más lento que los combates de tierra. Tanto los unos como los otros son gestionables por la IA, y podemos obtener el resultado directamente sin necesidad de disputarlo. Probablemente este sea el destino de los combates navales para el usuario menos paciente puesto que, como decimos, su ritmo es más lento y sesudo.

No obstante no todo es perfecto en Empire, por sacar algún defecto ciertamente pequeño, debemos señalar que el trazado de rutas en los asedios sigue siendo algo torpe. Ha mejorado notablemente la IA también en este campo, aunque en más ocasiones de las deseables sigue siendo complicado hacer que nuestras tropas recorran una ciudad enemiga exactamente como lo deseemos.

La cantidad de facciones –incluidas las no jugables- que hay en Empire hace de algunos espacios entre turno y turno una interminable retahíla de movimientos de otros países. Quien no tenga paciencia puede desactivar su visionado.
La cantidad de facciones –incluidas las no jugables- que hay en Empire hace de algunos espacios entre turno y turno una interminable retahíla de movimientos de otros países. Quien no tenga paciencia puede desactivar su visionado.

Es en definitiva un fallo menor como muchas otras nimiedades que hemos encontrado tras horas y horas de testeo a nuestras espaldas. Son, sin embargo, minúsculas y perdonables pinceladas equivocadas del lienzo descomunal y maravilloso que es Empire: Total War: Una compra obligada para los amantes de la estrategia.

Imprescindible

Obra maestra

Empire: Total War

Por: El equipo de 3DJuegos
Obra maestra

Empire es la nueva joya de la corona Total War. Si alguien desea conocer la definición de la palabra estrategia en los videojuegos debería consultar primero con Creative Assembly para saber lo que este equipo británico tiene que decir al respecto. Mezclando con inusual habilidad estrategia por turnos y táctica en tiempo real, la nueva entrega de la saga aporta suficientes novedades como para tenerlo una vez más como uno de los mejores RTS de los últimos años. Empire es un gigantesco y asombroso monumento a uno de los siglos más convulsos de la historia del ser humano: El XVIII.

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Jugadores: 1 (8 online)
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