Análisis de Yakuza 3

Análisis de Yakuza 3
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Yakuza 3 llega por fin a nuestro país no exento de polémica por no desembarcar traducido, y no sin tampoco un importante retraso. Un esperado debut occidental de la tercera entrega de la saga que por su jugabilidad, contexto e idioma, es probablemente apto para fans de la saga.

Las series Yakuza comenzaron su andadura en 2005 en Japón con su primera entrega para PlayStation 2, con la intención de recrear con diversión y afán Sandbox el sórdido y peligroso distrito Kabukicho de Tokio, llamado en el juego Shinjuku. Dividido en capítulos y protagonizado por Kiryu Kazuma, un antiguo Yakuza, no tardó en atraer la atención masiva del público oriental, y también de un pequeño grupo de aficionados occidentales que veían en él una especie de GTA a la japonesa. Yakuza 2 aparecería sólo un año después en Japón, y no lo haría hasta el año 2008 en Europa, con una propuesta muy similar y un factor sorpresa considerablemente atenuado no sólo por ser prácticamente idéntico al original sino también por los dos años transcurridos desde su lanzamiento.

Contra todo pronóstico Kazuma, nuestro héroe, se ha retirado de la vida en el crimen y ha fundado un orfanato en la isla de Okinawa.
Contra todo pronóstico Kazuma, nuestro héroe, se ha retirado de la vida en el crimen y ha fundado un orfanato en la isla de Okinawa.

La tercera parte de la saga se ha llevado, sin embargo, la palma en cuanto a retrasos y tardanza en llegar a Europa y Norteamérica. No por ser el que más tiempo ha pasado en el limbo de fechas entre oriente y occidente, sino porque se pondrá a la venta en nuestro continente al mismo tiempo que el siguiente videojuego de las series aparece en Japón, Yakuza 4.

Si a esto unimos el hecho de que el videojuego llega sin traducir a nuestro idioma, ni tan siquiera en los textos, nos encontramos con un lanzamiento muy poco accesible. La idoneidad de proceder a este tipo de políticas de localización es decisión de su distribuidora, aunque por poco popular que sea la saga en nuestro país, parece bastante discutible el traer el juego a España sin traducción alguna.

No obstante los problemas con Yakuza 3 van más allá de su idioma, y es que tanto en su faceta jugable, como conceptual y gráfica y tecnológica el videojuego es, por emplear un eufemismo, tremendamente rústico. Lo exótico de sumergirse en el fascinante mundo del crimen organizado oriental es el principal atractivo del título, puesto que en términos de diversión éste no acaba de despegar por lo repetitivo de sus combates y por la torpeza de su planteamiento.

Guerreros de Antaño
La historia de Yakuza 3 nos pone de nuevo en el papel de Kiryu Kazuma, el antiguo Yakuza, que ahora vive con tranquilidad y con la pequeña Haruka en la isla de Okinawa, un pequeño paraíso tropical de poco más de 2.000 kilómetros cuadrados.

El fascinante trabajo de las cinemáticas es lo primero que nos llamará la atención de Yakuza 3 puesto que pasaremos mucho tiempo viéndolas, con una calidad para las CGIs que demuestra tanto brío en lo artístico como ejemplar eficacia en la ejecución técnica.

La historia de Yakuza 3 es ciertamente compleja, en ocasiones innecesariamente, e hila profundamente con entregas anteriores. Para no perdernos tenemos acceso a resúmenes en video de los acontecimientos de Yakuza y Yakuza 2.
La historia de Yakuza 3 es ciertamente compleja, en ocasiones innecesariamente, e hila profundamente con entregas anteriores. Para no perdernos tenemos acceso a resúmenes en video de los acontecimientos de Yakuza y Yakuza 2.

El comienzo del juego puede llevar a equívoco, con un prólogo con huérfanos, macarras de barrio y niñitas desvalidas que haría sonrojar al peor de los guionistas de películas para televisión. La primera secuencia de vídeo, de hecho, roza lo grotesco, con la pequeña Haruka esperando sentada en la paradisíaca playa a que su tío Kiryu surja de las aguas sin camiseta, con un tridente gigantesco en una mano y un descomunal pez recién trinchado con él en la otra. “Ya tenemos cena”, dice el antiguo Yakuza...

Por suerte y tras unas horas de juego llegaremos a la urbanita Tokio, donde la trama se vuelve algo más adulta. Sin embargo el trasfondo del orfanato amenazado como principal pivote del argumento no deja de ser un melodrama de teatrillo de colegio que a estas alturas nos parece sorprendente, especialmente teniendo en cuenta los aspectos más adultos que se exponen en un videojuego destinado a mayores de 18 años.

Las cinemáticas, como decimos, están francamente bien expuestas desde el punto de vista artístico, y muy bien resultas desde el técnico, y los diálogos son francamente interesantes a pesar de la pobreza de algunas situaciones. Y el trabajo de las voces, en japonés, es francamente bueno, aunque su calidad dramática es algo que expondremos más adelante.

Si somos capaces de superar el recelo por el melodramático argumento todavía nos encontraremos con un problema más. Yakuza y Yakuza 2 mostraban la mayor parte de los diálogos con rótulos de texto y sin voces, al más puro estilo de los MMOs que ante la ingente cantidad de líneas de diálogo que deben reproducir ven en este recurso casi una obligación. Esa técnica, bastante arcaica, parecía aceptable para las dos primeras entregas de las series en PlayStation 2, sin embargo con el salto a PlayStation 3 esperábamos un cambio: una adecuación a los tiempos que corren. Nada más lejos de la realidad. Todo diálogo que tengamos fuera de las cinemáticas, es decir la mayor parte de las conversaciones, lo visionaremos leyendo rótulos de texto que surgen bajo primeros planos de personajes que mueven sus bocas pero que no exhalan sonido alguno. Imperdonable en pleno año 2010, e incluso en 2009 cuando el juego vio la luz en Japón.

Yakuza 3 no sólo está  en inglés, sino que la mayoría de sus diálogos se muestran en rótulos de texto sin audio ninguno.
Yakuza 3 no sólo está en inglés, sino que la mayoría de sus diálogos se muestran en rótulos de texto sin audio ninguno.

Sangre Criminal
Jugablemente Yakuza 3 no ofrece grandes novedades con respecto a lo que pudimos ver en las dos entregas anteriores, exceptuando el spin-off del Japón feudal, lo que se traduce en una experiencia de juego que resultará agradablemente familiar a quienes disfrutaran de sus predecesores.

Esto significa que el juego se dividirá en cinemáticas, exploración-minijuegos y peleas. El combate, por ejemplo, cuenta con una ejecución visual fantástica: tremendamente expresionista. Los golpes se suceden con furibundos y vertiginosos encadenados de acciones, y todo tiene un agradable y exagerado tono cómic en el que los oponentes salen volando a cada puñetazo o puntapié, y en el que los ataques especiales están tan llevados al extremo que rozan lo hilarante. Un 10 en este sentido.

¿Y cómo es jugar estos combates? Bueno… Algo menos espectacular. Los controles son muy similares a los de episodios anteriores, sólo que en esta ocasión la interacción con el entorno ha aumentado. Así pues podremos golpear suave, golpear fuerte, agarrar y, cargada la barra de la parte superior izquierda –Heat-, realizar movimientos especiales de especial énfasis.

Además también habrá objetos por el suelo que podremos emplear para atacar a nuestros rivales. Algunos tan clásicos como botellas de cerveza, y otros tan chocantes como bicicletas, banderas y un largo etcétera. Hay pues más armas y objetos que en Yakuza 2, y de hecho podremos equipar hasta tres herramientas en la cruceta; armas que podremos reparar, crear y mejorar con el empleo de dinero.

El combate, como puede verse, tiene los razonables puntos de profundidad para un Beat’em Up en el que la libertad es lo primero, sin embargo resulta anacrónicamente antiguo para un juego en el que las luchas son el factor predominante. Una IA enemiga pobrísima en cualquiera de los tres niveles de dificultad es un problema serio, pero todavía lo son más problemas como el quedarnos atascados en el escenario, el ser derribados y que no nos dejen levantarnos y otras mecánicas que el género del Beat’em Up superó ya hace años.

Lo repetitivo de la lucha tiene la contraprestación positiva de la exploración y los minijuegos. Puede que recorrer las calles de Tokio a pie en Yakuza 3 no sea tan recompensador en términos de diversión como hacerlo en un GTA o en un Saint’s Row, sin embargo probar los minijuegos que se esconden en sus locales sí es divertido.

¿Color azul? El modo Heat está presto para activarse. Gracias a él arrasaremos a nuestros enemigos con enorme facilidad.
¿Color azul? El modo Heat está presto para activarse. Gracias a él arrasaremos a nuestros enemigos con enorme facilidad.

Los arcades, los restaurantes y los ligues repiten casi sin cambios de episodios anteriores, sin embargo debutan el golf, el billar, el karaoke, el póker o incluso la pesca. Todas ellas actividades muy bien resueltas, y sorprendentemente casi más interesantes que cualquier cosa que podamos hacer en la historia principal.

Por otra parte hay casi un centenar de misiones secundarias que llevar a cabo en las que Kiryu deberá hacer recados de lo más variado. Es precisamente en este tipo de actividades secundarias donde el videojuego demuestra que Yakuza es único. Lo sofisticado de los restaurantes, lo profundo de cada comercio y el tipo de actividades deja en pañales lo que podamos ver en, por ejemplo, los comercios de un GTA. Hay incluso algunas misiones secundarias en las que escogemos la ropa, el maquillaje o los peinados de las chicas de un cabaret. Merece la pena reseñar todo ello, a pesar de que el interés jugable de algunas de estas actividades es muy relativo.

Estuario –Gráficos y Tecnología-
Visualmente Yakuza 3 es un videojuego muy discreto en todos los sentidos, y es que a pesar de que los dos primeros capítulos en PlayStation 2 presentaban en este campo un aspecto más que notable, lo cierto es que la tercera parte no ha dado el salto necesario para adaptarse a PlayStation 3 de forma idónea.

Las cinemáticas son francamente buenas, y muy abundantes, eso lo hemos dejado claro. Pero hacen que resulte todavía más doloroso el salto de las secciones CGI a las partes in-game, de un nivel muchísimo más pobre.

Los modelados de los personajes principales en su faceta in-game tienen un aspecto francamente aceptable, y sus animaciones son buenas aunque su encadenado muy discutible. El resto de caracteres que se mueven por las calles de Tokio están a un nivel tremendamente inferior en cada faceta, y el resultado es tremendamente descompensado.

Los minijuegos y actividades secundarias, las chicas, los clubes…  Yakuza 3 consigue un mayor éxito a la hora de hacernos sentir como un gangster oriental que a la hora de divertirnos con todo ello.
Los minijuegos y actividades secundarias, las chicas, los clubes… Yakuza 3 consigue un mayor éxito a la hora de hacernos sentir como un gangster oriental que a la hora de divertirnos con todo ello.

Por si fuera poco la interacción con el entorno es nula. Cierto que hay algunos elementos, más bien pocos, que podemos recoger del escenario para golpear a nuestros enemigos; pero resulta impensable que en un videojuego de PlayStation 3 los caminos por las calles de la ciudad que recorremos estén tan definidos y dejen tan poca libertad al usuario, suponiendo que cada elemento que hay en el mapa no es un objeto, es más bien un obstáculo.

El esfuerzo por captar la vida de los cabarets, de los clubes y de los restaurantes es fantástico, sin embargo se ha prestado demasiada atención en este sentido descuidando otras partes importantes del escenario como la carga poligonal, calidad de texturas, acabado general…

Por otra parte el juego emplea para las distancias un desagradable efecto de emborronado que en lugar de dar la sensación de profundidad de campo parece que lo que se encuentra a cierta distancia sencillamente está a baja resolución. Una decisión de diseño incomprensible con un hardware de la talla de PlayStation 3.

En este mismo sentido cabe destacar las actividades de la gente que nos rodea. De acuerdo en que no podemos exigir siempre la misma altura que en otros títulos, por ejemplo, GTA IV. Sin embargo sí hay que dejar claro que en el juego de Rockstar, de 2008 recordemos, los habitantes de Liberty City van de compras, hablan por el móvil, interactúan entre ellos, leen el periódico, corren a resguardarse cuando llueve… Muy poco de eso hay en Yakuza 3, donde nuestros conciudadanos responden todavía a rutinas de IA y trazados de rutas muy simples que les obligan a andar sin dirección aparente por el escenario hasta que tropiezan con algún elemento de éste y dan la vuelta de 180º.

Gráficamente la distancia que separa las cinemáticas de la parte in-game es abrumadora. Algunos elementos del juego dan la impresión de haber sido recogidos directamente del motor que emplearon para los Yakuza de PlayStation 2.
Gráficamente la distancia que separa las cinemáticas de la parte in-game es abrumadora. Algunos elementos del juego dan la impresión de haber sido recogidos directamente del motor que emplearon para los Yakuza de PlayStation 2.

Es fácil de comprobar, podemos sencillamente esperar al lado de una de las vallas que limitan las zonas por las que movernos de la ciudad, hasta en esto tenemos restricciones, y ver cómo los civiles caminan hacia cercados hasta chocar contra ellos y entonces dan media vuelta y vuelven por donde han venido. Como este tipo de ejemplos de apartado tecnológico discreto hay decenas en Yakuza 3. Y no son admisibles. No en 2010.

Cabe destacar en última instancia que el videojuego nos obliga a realizar una instalación de más de 5 gigas en nuestro disco duro y que nos llevará unos minutos completar antes de poder jugar. Por otra parte en la edición europea de Yakuza 3 tenemos como incentivo el código para acceder a un contenido descargable que nos proporcionará de forma gratuita el Challenge Pack con minijuegos para dos jugadores, así como una guía de los personajes de Yakuza y la banda sonora del juego.

Por lo que respecta al audio es más que obvio que lo que más llamará la atención del aficionado son las voces en japonés y los textos en inglés. Una vez sorteada esta deficiencia, debemos dejar claro que la interpretación por parte de los actores nipones es extraordinaria, muy alejada de las clásicas sobreactuaciones que algunos productos de corte oriental traen consigo en su doblaje. La música también es francamente buena y los efectos cumplen con su cometido con lo cual el apartado sonoro debe ser calificado como notable.

Interesante

Sin sello

Yakuza 3

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Es difícil valorar un título como Yakuza 3, puesto que su percepción cambiará mucho en función del público que se acerque a él. A pesar de que no es en absoluto un mal videojuego –mitad Sandbox, mitad Beat’em Up-, su anacrónico concepto y particulares condiciones lo hacen recomendable para un tipo de usuario concreto: El interesado en la cultura japonesa que sepa pasar por alto algunas decisiones conceptuales discutibles, y premie por encima de ellas la oportunidad única de sumergirse en el fascinante mundo del crimen organizado oriental.

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