La epopeya de la diosa Amaterasu llega por petición popular a Wii para demostrar que al pincel mágico no sólo no se le ha acabado la tinta, sino que ha encontrado en el wiimote a un aliado perfecto con el que contar una de las más bellas e innovadoras ideas que hayan pasado por esta forma de entretenimiento conocida como videojuego. ¿Es Okami una obra de arte?
Los usuarios lo pedían a gritos. El poder de Okami y de su pincel celestial tenían que llegar también a Wii. Año y medio después del estreno de la obra póstuma de la extinta Clover Studio, Capcom retoma el proyecto para dárselo a una nueva compañía y borrar cualquier relación del juego con los artistas que en su día crearon God Hand y Viewtiful Joe. De hecho, los desarrolladores de Clover Studio no aparecen en ningún lado en los títulos de crédito. Curioso final para uno de los videojuegos más bellos que jamás hayan existido.
Ready at Dawn lo tenía bien fácil para trasladar el esfuerzo realizado por Clover en una plataforma como Wii, y la verdad es que han resuelto su trabajo de una manera muy satisfactoria, convirtiendo el wiimote en un pincel e implementando algunas novedades visuales que pasan por el uso de colores más vivos, una mayor resolución (480 en progresivo) y la incorporación del formato panorámico. Por lo demás, todo sigue igual, lo cual no es precisamente malo, salvo que los difíciles textos en inglés seguirán ahí para demostrar que todavía tenemos mucho que hacer en nuestro país para ser tenidos en cuenta.
Un lienzo interactivo con forma de videojuego
Mezcla de mitología japonesa y el folclore más típico de la región oriental, Okami es el mejor acercamiento a lo que sería un lienzo interactivo. Una obra de arte que hace un homenaje a la pintura con pincel nipona (cuya variante se conoce como “sumi-e”) para darnos una aventura donde nos ponemos en el papel de una diosa con forma de lobo a la que se le ha encomendado la siempre difícil misión de salvar al mundo de la oscuridad. En definitiva, una historia de bien contra mal donde cogeremos wiimote y nunchuk a fin de experimentar uno de los mejores RPG de los últimos años.
De juego obligado para todos aquellos que les gusten los videojuegos, Okami es una aventura que rescata muchos elementos de obras tan significativas como Zelda para darnos exploración, puzles y muchas batallas que superar. Controlamos a Amaterasu, un lobo blanco destinado a acabar con Orochi a través de una serie de habilidades especiales que van mucho más allá de recorrer las praderas, las montañas y los caminos en “cel-shading” que nutren el Japón Antiguo en que se basa el título. Y es que jugar con Okami es la experiencia más cercana a estar dentro de un cuadro interactivo que podemos cambiar con la acción de nuestro wiimote.
Arte, wiimote y el poder de la tinta
Mientras que el nunchuk se destina en su totalidad a controlar el movimiento de Amaterasu, el wiimote cumple otra función no menos importante (y no nos referimos solamente a las embestidas y los saltos que podemos dar pulsando los botones correspondientes). Gracias a los hasta trece poderes desbloqueables que Amaterasu recibe de las estrellas, nuestro lobo es capaz de trazar diversas formas sobre la pantalla cuando detenga la acción con el botón B. Sólo en ese momento podremos dibujar líneas, soles e incluso ráfagas de viento que tienen efecto sobre el entorno en el que nos encontremos.
Es posible cortar los árboles que nos encontremos, dotar de vegetación a cualquier zona o realizar ataques sobre los adversarios en medio de una pelea. La única limitación es la tinta que tengamos en nuestro recipiente. No obstante, la dinámica más importante del pincel no tendrá que ver con el entretenimiento individual o las batallas, sino con la resolución de unos puzles tan frecuentes como bien elaborados. De hecho, sólo hay que fijarse que este título tiene una duración media de 40 horas para llegar a la conclusión de que estamos ante una obra que tiene que ser realmente buena para que nos mantenga a los mandos durante tanto tiempo.
Una obra de arte con nombre de diosa
Y la verdad es que lo es a pesar de su aparente linealidad. Existe gran cantidad de tareas secundarias a realizar y de personajes con los que dialogar. La narrativa del videojuego está magníficamente hilada y los toques de humor llegan con tanto acierto como los momentos para ponerse más serios. Okami logra sorprender a todos sus niveles, algo que a día de hoy pocos juegos pueden conseguir. Y es que, además de maravillarnos en términos argumentales, logra hacer lo mismo en el plano visual y sonoro, apartados donde Okami hace su particular apología de la cultura oriental.
Por una parte, tenemos una música que refleja la cultura clásica japonesa con unos acordes y melodías en perfecta armonía con el filtro visual de pergamino que emplea todo el juego. Con respecto al Okami de PS2, el título ha ganado en colorido, representando entornos de colores más vivos que hace cerca de un año. No obstante, los cambios realizados (entre ellos, la posibilidad de saltar las escenas) no justifican que los que probaron el videojuego en la negra de Sony tengan alguna excusa realmente interesante para jugar a Okami en Wii. Todo lo contrario que aquellos que desconozcan el arte de la diosa Amaterasu, los cuales deberían acercarse al que desde hoy es uno de los mejores títulos de la consola de sobremesa de Nintendo.
El eterno debate para calificar a los videojuegos como obra de arte acaba cuando se presentan al mundo obras como Okami, una auténtica demostración de valía y de talento por la que siempre será recordada Clover Studio. Los que no disfrutaron de la versión de PlayStation 2, harían muy bien en jugar con este título, una obra que da colores más vivos a un lienzo interactivo donde el wiimote se convierte en el pincel creativo capaz de dibujar una de las más bellas historias que haya conocido esta forma de entretenimiento.
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