Game Republic nos invita a buscar las bolas del dragón en una Nintendo DS que transforma su lápiz táctil en un bastón que se alarga para llevar a Goku hasta un nivel de jugabilidad y fidelidad inédito hasta la fecha. Así que súbete a la nube Kinton, porque vas a descubrir el videojuego que todo fan de Dragon Ball estaba esperando. ¿Preparado para una onda vital de fidelidad a doble pantalla?
La leyenda de las bolas del dragón vuelve a cobrar vida una vez más con forma de videojuego, aunque creednos si os decimos que esta ocasión es especial. Game Republic, desarrolladores de la serie Genji y del más que notable Folklore (PS3), han creado una de las mejores aventuras del pequeño Goku tanto si nos referimos a la diversión que ofrece como a la gran fidelidad que mantiene con respecto al manganime que en 1984 comenzaría a maquinar Akira Toriyama.
Dragon Ball: Origins es el producto del trabajo bien hecho, un materializado torrente de ilusión que no empieza y acaba en una buena licencia, sino que va más allá para ofrecer a los fans aventura, puzles y acción dentro de un videojuego que trasciende de su categoría convirtiéndose en una de las grandes sorpresas de finales de año. Y es que el viaje digital del pequeño niño con rabo supera las nubes de su propia saga para erigirse como un digno heredero de la magia “miyamotense” de títulos como The Legend of Zelda: Phantom Hourglass, convirtiéndose así en una de las mejores obras de acción RPG para Nintendo DS.
Para los seguidores de Goku es un sueño hecho realidad. Un sueño que abarca, exactamente, los primeros 28 capítulos de la serie de TV, representando desde el encontronazo con Bulma hasta el primer torneo de artes marciales. Por el camino, personajes como Ulong, el maestro tortuga, Yamcha, Puar, el jefe Conejo, Chichi, el dragón mágico, Krilin o el malvado Pilaf, todos ellos reunidos aquí en ocho capítulos –con sus respectivas fases– que van a mantenernos delante de la “dual screen” unas diez horas (en las que es posible salvar partida gracias a las tres ranuras de guardado habilitadas).
Los primeros años de vida de Goku
Diez horas en las que interactuamos directa y continuamente con el joven aprendiz de artes marciales, redescubriendo grandes pasajes de la serie desde un punto de vista diferente al de mero espectador. La irrupción de Bulma en la vida de nuestro pequeño héroe, nuestro primer vuelo sobre la nube Kinton, el encuentro con Ulong, la aparición de Yamcha y Puar en escena, el descubrimiento de la onda vital, los duros entrenamientos junto a Krilin, la invocación del dragón Shenron, el torneo de artes marciales… Todos los eventos pertenecientes a los primeros años de vida de Goku se concentran en un cartucho cuyo principal objetivo es, al igual que la serie, ponernos en marcha para encontrar las bolas del dragón.
El planteamiento escogido para conseguirlo ha sido el de ponernos en la mano un lápiz táctil que va a guiar al joven Goku a través de escenarios laberínticos y no muy abiertos (aunque en ocasiones con varios caminos) en pos de llegar desde un punto A hasta otro punto B acabando, por supuesto, con todo aquello que se interponga en nuestro camino, que no será poco… Para auxiliarnos en nuestra tarea, tenemos a Bulma que, controlada por una rutina de inteligencia artificial, nos acompaña allá donde vayamos, disparando automáticamente con su arma a todo lo que se mueva.
Es una ayuda que se agradece, aunque anecdótica y con responsabilidades para el pobre Goku, ya que deberá de evitar que su amiga pierda la vida y acabe así la partida. Por supuesto, hay muchas garantías para prevenirlo, pero para ponerlas en marcha debemos de sacar los puños o, si lo deseamos, equiparnos con el bastón mágico, un arma de largo alcance que además de servirnos para golpear a enemigos desde la distancia, también nos va a permitir accionar interruptores o romper rocas que de otra forma nunca podríamos.
¡Estírate, stylus!
Goku apoya absolutamente todas sus acciones sobre la “dual screen” de los de Kyoto. Corre, lucha, rueda por el suelo, salta, levanta objetos y desencadena ondas vitales –entre otras muchas acciones– gracias a un stylus polivalente que ha sido excelentemente aprovechado por Game Republic. Tanto es así, que gran parte del secreto del éxito de Dragon Ball: Origins descansa en lo acertado de su control, el cual parece haberse fortalecido después de realizar una lectura y reescritura de las mecánicas de juego de uno de los grandes de esta plataforma: Phantom Hourglass.
Su semejante perspectiva isométrica y su afín diseño de niveles sientan las bases de un título que, por desgracia, no adquiere tanta lucidez cuando llega la hora de resolver unos puzles simples y, en ocasiones, algo repetitivos. En la mayor parte de situaciones todo se limita a pulsar un interruptor, aunque eso no quiere decir que no presenciemos destellos de ingenio (que nos hubiera gustado ver con más frecuencia) como el referente a una fase desértica en la que debemos de buscar a Puar gracias al radar de las bolas de dragón que siempre llevamos equipado.
Y ya que hablamos del radar –habrá incluso un mapa para orientarnos– no podemos olvidarnos de otros elementos como los variados ítems que encontraremos durante la aventura, ya sea luchando, rompiendo rocas, abriendo cofres o gastando el dinero en la tienda. Fideos para rellenar vida, un nuevo arma para Bulma, inmunidad temporal… Las posibilidades de equiparnos son altas, aunque más importante para nosotros es que Goku va a poder evolucionar potenciando sus habilidades. Así, a medida que progresemos, iremos ganando poderes (remolino con el bastón o combos cada vez más poderosos) que podrán mejorarse en varios niveles siempre que tengamos los puntos de experiencia necesarios.
Una onda vital fiel a la original
Por tanto, ante nosotros tenemos una aventura de concepto RPG donde es posible también hacer algo de coleccionismo gracias a los 200 modelos 3D escondidos en los variados escenarios (praderas, mazmorras, desiertos…) del videojuego. Resultará esta una ocasión ideal para apreciar en mayor detalle el trabajo de modelado realizado, el cual lleva hasta sus últimas consecuencias el poder de Nintendo DS. Tanto es así, que el gran acabado de Goku y sus amigos se traduce en unas habituales ralentizaciones que, sin embargo, no han impedido que recalemos en el enorme esfuerzo por conseguir que todos los personajes sean exactamente iguales a los de la serie.
Hasta tal punto llega el parentesco que se han aprovechado los modelos y el propio motor del juego para presentarnos unas secuencias de introducción que imitan en una relación exacta a las del manganime. Los momentos más importantes de la serie están reflejados en esta obra, incluidos los diálogos (traducidos al castellano) y unas voces en inglés no demasiado frecuentes.
Durante el resto del videojuego, y de la acción en sí, podemos disfrutar de un gran colorido, de animaciones suaves y de un espíritu manga que se refleja en la representación de onomatopeyas para acompañar a los golpes. Sólo hubieran faltado las melodías originales de la serie (está presente la del “opening”, en japonés) para poner un broche de oro al impresionante acabado audiovisual de un videojuego que, rompiendo la tradición de los títulos de Dragon Ball, bien podría entusiasmar a los que nunca se han subido con Goku a la nube Kinton.
Mezclando un excelente ejercicio de fidelidad con el intento por calcar las bases jugables de éxitos como Phantom Hourglass, lo nuevo de Dragon Ball para Nintendo DS sólo se puede calificar como imprescindible para los fans de la serie manganime. Pero no sólo eso, ya que Origins bien podría entusiasmar igualmente al resto de jugadores de la portátil de doble pantalla, haciéndoles esperar a su segunda entrega o incluso enganchándoles definitivamente a un fenómeno por el que parece no pasar el tiempo.
Comprar Dragon Ball: Origins