Análisis de Sonic y el Caballero Oscuro

Análisis de Sonic y el Caballero Oscuro
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Transportado al reino de Camelot, el inconfundible erizo azul se convierte en caballero andante o, mejor dicho, en caballero veloz para devolver la paz al mundo y, de paso, recuperar su mancillado honor. Lo primero lo conseguirá. Lo segundo, queda a juicio de cada jugador en una aventura donde el wiimote se convierte en una poderosa y legendaria espada.

Sonic, el erizo azul diseñado por Naoto Oshima y auspiciado por Yuji Naka, cumple 18 años. Su gran velocidad ha dejado atrás grandes títulos y su inmaculado azul ha desbordado entusiasmo y agradables sentimientos -algunos indescriptibles- entre sus seguidores dentro del sector del ocio electrónico.

Desde su nacimiento en 1991, nadie ha dudado del diseño del puercoespín ni de su idoneidad para el género al que tradicionalmente se ha circunscrito: el de los plataformas. No obstante, siempre hay excepciones que confirman la regla, y el Sonic Team por supuesto las ha puesto de manifiesto en alguna que otra ocasión. Ya sea convirtiendo al erizo en bola (Sonic Spinball), en piloto de karts (Sonic Drift) o incluso en un terrible lobo (Sonic Unleashed), los japoneses han experimentado la manera de sacar al carismático personaje de su hábitat natural, y no siempre con los mejores resultados.

Sonic combina velocidad y uso de la espada en un plataformas cuya concepción se basa en el planteamiento de Sonic y los Anillos Secretos. La diferencia es que ahora el escenario serán los prados y castillos de Camelot.
Sonic combina velocidad y uso de la espada en un plataformas cuya concepción se basa en el planteamiento de Sonic y los Anillos Secretos. La diferencia es que ahora el escenario serán los prados y castillos de Camelot.

Así, cuando durante el pasado E3 se anunció la idea de llevar a Sonic al legendario mundo del Rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda, la ilusión por un nuevo videojuego del veloz puercoespín se mezcló con el escepticismo de sacar una vez más al erizo de su entorno habitual. Nadie ponía en tela de juicio que el planteamiento pudiera funcionar, pero apreciando el estado actual del Sonic Team, nadie tampoco dudaba que el proyecto pudiera quedarse a medio camino.

Sonic convierte al wiimote en espada
Eso es precisamente lo que le ha ocurrido a Sonic y el Caballero Negro, un videojuego que aunque cuente con la dirección de Tetsu Katano (involucrado en la programación de Sonic Adventure), aún adolece la retirada de Yuji Naka del Sonic Team. Y es que la principal sensación que nos deja este producto es que en el equipo todavía existe mucho talento, pero carente de un líder que diga: "hemos acabado el título, pero aún se puede mejorar".

No hay orden, no hay autoexigencia, no hay inconformidad, pero aún así tenemos una obra correcta que transporta dimensionalmente a Sonic en el espacio y en el tiempo, llevándole hasta el misterioso reino de Camelot, lugar donde una descendiente del mago Merlín le suplica liberar a su gente del yugo de un malvado tirano: el Caballero Negro.

Junto a Sonic, vuelven Knuckles, Shadow, Tails, Blaze the Cate e incluso Amy Rose, todos ellos convertidos en los personajes de un cuento narrado tanto a través de escenas estáticas como de vídeos CGI (con imágenes producidas por ordenador). El resultado es una trama que, sorprendentemente, no es lo peor del videojuego. Y es una desgracia, puesto que la hubiéramos cambiado por una mejor jugabilidad, cuyo tradicional planteamiento ha sido retocado para añadir a la velocidad y a los plataformas una extraña espada parlanchina -llamada Caliburn- como forma de ataque.

La versión sónica del caballero andante
Lo último del Sonic Team calca el estilo jugable de Sonic y los Anillos Secretos, planteándonos un videojuego basado en una perspectiva tridimensional situada justo detrás de las púas del protagonista. Correr, saltar, defendernos, trepar muros y atacar con Caliburn son las principales acciones en fases que nos proponen tareas que van desde recorrer un nivel a toda velocidad hasta acabar con un número determinados de enemigos, eso sin contar algunos niveles dedicados exclusivamente a terminar con el jefe final de turno.

El wiimote se convierte en la poderosa espada Caliburn, con la cual interectuaremos a través del movimiento continuado del mando, desarrollando ataques especiales cuando un indicador especial se rellene.
El wiimote se convierte en la poderosa espada Caliburn, con la cual interectuaremos a través del movimiento continuado del mando, desarrollando ataques especiales cuando un indicador especial se rellene.

El planteamiento, en este sentido, es variado desde un punto de vista conceptual, pero demasiado lineal en la realidad. No hay diferentes caminos entre los que escoger dentro de las fases y las sacudidas del wiimote para desenvainar la espada son demasiado frecuentes. El ingenio en el diseño de niveles y la focalización en la tremenda velocidad del puercoespín se han perdido. No obstante, y a pesar de todo, lo curioso es que Sonic y el Caballero Negro puede llegar a hacerse entretenido, con más de seis horas de juego si se tiene en cuenta su gran rejugabilidad.

Una rejugabilidad que descansa en la posibilidad de jugar el Modo Aventura junto a los caballeros de la Tabla Redonda (Knuckles, Shadow y Blaze the Cat), pero además en el desbloqueo de nuevas misiones y en la adictiva posibilidad de repetir niveles para obtener una mejor calificación. Precisamente, para que esta última característica sea aún más atrayente, se incorporan opciones de personalización de personaje. Así, desde la pantalla del herrero, gestionada por el agradable zorro Tails, podremos escoger un determinado estilo para nuestro puoso protagonista, desde uno más centrado en la velocidad (caballero) hasta uno más orientado hacia la fuerza (hidalgo).

Las posibilidades del reino de Camelot
Parte de la jugabilidad pueden considerarse también los objetos que identifiquemos a la conclusión de cada fase. Armas y armaduras para obtener nuevos elementos de ataque, medicinas para hacernos invulnerables, collares con curiosos efectos y más de 200 ítems se ponen a nuestra disposición en un juego que nos invita a afianzar amistades -son necesarias las claves de amigo- compartiendo todos los tesoros obtenidos a través de la Conexión Wi-Fi de Nintendo.

Transportados a un auténtico cuento de fantasía, aquí Sonic y sus amigos no encontrarán los típicos "rings" dispersos por el escenario, sino hadas amarillas (anillos), azules (propulsadores) y rojas (para el ataque furia).
Transportados a un auténtico cuento de fantasía, aquí Sonic y sus amigos no encontrarán los típicos "rings" dispersos por el escenario, sino hadas amarillas (anillos), azules (propulsadores) y rojas (para el ataque furia).

Esto da lugar a un interesante concepto de coleccionismo, pero las opciones de interconexión no se quedan aquí. Si bien no disponemos de juego online, sí que tenemos el Modo Clasificación, ideal para comparar destrezas con jugadores de todo el mundo (y podemos asegurar que en este momento hay miles). Fases específicamente diseñadas para esta modalidad han sido añadidas a una propuesta bastante acertada y que nos plantea conseguir el mejor tiempo a nivel mundial.

Pero si lo que queremos es acción hasta para cuatro jugadores simultáneos (a pantalla partida), entonces el Modo Batalla se nos presenta como la mejor solución. 12 personajes a seleccionar y distintas modalidades de juego se juntan en un concepto multijugador que nos propone sobrevivir a los distintos enfrentamientos, ser los más rápidos en conseguir anillos o cooperar para derrotar a gigantescos enemigos. En definitiva, otra alternativa para ampliar el número de horas de juego. Resulta funcional, no especialmente brillante, pero puede llegar a convertirse en entretenida.

Contraste de sensaciones
En resumen, podríamos sentenciar que el Modo Aventura vive en simbiosis con todos los elementos accesorios mencionados. A medida que avanzamos, vamos descubriendo nuevos secretos como vídeos, ilustraciones, voces o las melodías recogidas en el Modo Galería. Especial reseña se merece la incorporación de "fanarts" procedentes de aficionados de todo el mundo, los cuales han sido tratados con un eterno mimo por SEGA, dotándolos de una música de fondo y de una presentación "slideshow" que realmente resultará emocionante para los acérrimos seguidores del puercoespín.

Es un gran detalle que, a pesar de estar correctamente adornado por todos los elementos accesorios mencionados, no debe de alejarnos del verdadero problema de Sonic y el Caballero Negro: su Modo Aventura y, concretamente, su jugabilidad. Los altibajos se suceden en un título que mezcla momentos de genialidad con otros que causan frustración en el usuario. Es algo parecido a lo que ocurrió en Sonic Unleashed, sólo que aquí el error no reside en un lobo, sino en una espada.

Aunque la mayor parte de las misiones se basarán en el equilibrio entre velocidad y golpes de espada, también habrá lugar para subirnos a un carruaje, vivir una experiencia de cámara en 2D y hasta aprovechar vías de tren.
Aunque la mayor parte de las misiones se basarán en el equilibrio entre velocidad y golpes de espada, también habrá lugar para subirnos a un carruaje, vivir una experiencia de cámara en 2D y hasta aprovechar vías de tren.

Curioso es que el título vaya a mejor según avancemos en la historia, pero aún lo es más el hecho de que el diseño artístico pertenezca a esos que causan época. Da incluso la sensación de que se ha desaprovechado mucho talento con escenarios para el recuerdo que, aunque seguramente hayan costado días y semanas en modelarse, pasan ante nuestros ojos en apenas unos segundos para no volver jamás. Tremendo el trabajo del Sonic Team en el apartado gráfico, uno de los mejores que ha visto un título de Wii.

Talento con necesidad de orden
Otra de cal se merece la reunión sonora de artistas antológicos en la franquicia y en la propia SEGA, como el genial Richard Jacques (conocido por la fantástica BSO de Headhunter) o el grupo japonés-estadounidense Crush 40. Especial atención merece el vocalista de la banda, Johnny Gioeli, que ya se ha convertido en seña de identidad del apartado musical de cualquier videojuego de Sonic que se precie. Su inconfundible timbre de voz vuelve en esta ocasión para poner de manifiesto que, en su faceta sonora, el Sonic Team también se encuentra en un excelente estado de forma.

Gráficos y sonido conforman un tándem sobresaliente en Sonic y el Caballero Negro, pero ya se sabe que sin una jugabilidad a la altura, el producto termina por decepcionar. Tal vez esta conclusión sea demasiado dura, pero el usuario no debe de conformarse con las últimas representaciones que el Sonic Team está realizando sobre su personaje insignia.

Se puede hacer mucho mejor. Sólo se necesita reflexión, una buena idea y alguien que ponga orden en este actual caos de grandes artistas que es el Sonic Team. Desde luego, SEGA tiene capacidad para ello y no hay más que echar la vista unos meses atrás para ver el acuerdo con Platinum Games. Si se ha logrado atraer a tales artistas, los responsables de la compañía no deberían de tener demasiados problemas para reencauzar la carrera de su veloz erizo.

Discreto

Sin sello

Sonic y el Caballero Oscuro

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Sonic visita el reino de Camelot espada en mano para convencernos de que puede compaginar su velocidad natural con la de la hoja del metal. El resultado es un contraste de sensaciones donde el Sonic Team demuestra talento sin orden, pero que puede llegar a resultar entretenido e incluso atractivo para aquellos fans que no esperen algo con la calidad jugable de antaño.

Comprar Sonic y el Caballero Oscuro
Jugadores: 1-4
Idioma: Manual en español y textos en español
Duración:
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