Análisis de Eat Lead

Análisis de Eat Lead
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Siempre se agradece que los videojuegos apuesten por enfoques nuevos, originales y hasta divertidos, pero deben acompañarlos de una propuesta jugable a la altura. Eat Lead precisamente falla en la parte más importante, y acaba convertido en un discreto título de acción al que únicamente rescata del olvido su sentido del humor.

En nuestros calendarios del primer trimestre del 2009 estaba marcado el lanzamiento de Eat Lead: The Return of Matt Hazard por su condición de vehículo de acción para el lucimiento humorístico de una compañía como Vicious Cycle –Puzzle Quest, Robotech-, poco habituada a estas lides.

El resultado, sin embargo, ha acabado siendo tremendamente irregular. Eat Lead únicamente funciona en su faceta innovadora y humorística, en cambio en la vertiente jugable ofrece serias dudas fundamentalmente debidas a un desarrollo excesivamente repetitivo y frustrante.

Es la Hora Hazard
De acuerdo, eres Matt Hazard, una antigua gloria de los videojuegos que hace ya años que no protagoniza ningún título de éxito y al que las compañías parecen haber condenado al olvido. Lo mejor de Eat Lead es, de hecho, esta informal y desenfadada fórmula de presentarnos a personajes de videojuegos fuera de éstos como si formaran parte de un mundo real.

Parodias de Wolfenstein, Bionic Commando, Mario… La carrera de Matt Hazard nos permite dar un rápido repaso a algunos de los más grandes videojuegos de la historia.
Parodias de Wolfenstein, Bionic Commando, Mario… La carrera de Matt Hazard nos permite dar un rápido repaso a algunos de los más grandes videojuegos de la historia.

Así pues Matt, nuestro protagonista, se encuentra en una situación límite, y la compañía que posee los derechos de los juegos que protagoniza también se enfrenta a duros cambios. Un tal Wally, que a la postre odia al protagonista, se hace con el mando del estudio y encarga a sus diseñadores crear el videojuego en el que el héroe muera por fin. Lógicamente el personaje se revela contra esta situación y se enfrenta al nuevo dueño con la intención de sobrevivir.

Hazard hace un buen trabajo como protagonista de Eat Lead, y nos deja algunas situaciones divertidas basadas en la explotación cómica de algunos clichés de los videojuegos –burlas hacia Mario Kart incluidas-. Por lo tanto, y sin hacer grandes alardes, las cinemáticas se resuelven en su gran mayoría con habilidad y algunos gags interesantes, más por lo poco habitual del argumento que por ser divertidas en sí mismas. Algunas frases de Matt Hazard a lo largo de la aventura siguen precisamente esta línea, y son un buen alivio cómico para las escenas de acción.

Uno de los escasos aditivos de Eat Lead en el campo de las coberturas es la posibilidad de saltar de un parapeto a otro más adelantado sin necesidad de guiar manualmente nuestros pasos.
Uno de los escasos aditivos de Eat Lead en el campo de las coberturas es la posibilidad de saltar de un parapeto a otro más adelantado sin necesidad de guiar manualmente nuestros pasos.

Por lo demás el videojuego es un shooter en tercera persona tremendamente convencional, que no posee ni un sólo elemento que lo diferencie de la vasta oferta del género. Si el videojuego, al menos, tuviera unas cotas de calidad respetables no nos importaría enfrentarnos a la enésima reedición de los patrones del género de la acción reciente, sin embargo en Eat Lead lo que nos encontramos es un título que en su faceta jugable resulta excesivamente reiterativo y mediocre como para poder tenerlo en cuenta.

Sólo se Muere 1317 Veces
En Eat Lead damos con un juego de acción basado única y exclusivamente en el avanzar a través de los escenarios y limpiarlos de enemigos, y para potenciar su propuesta se apoya en algunos elementos de otros videojuegos recientes.

El más obvio resulta Gears of War, con el que Matt Hazard comparte idéntica propuesta en cuanto a coberturas tras los elementos del escenario. El videojuego de Vicious Cycle, sin embargo, resulta mucho más tosco en todos los sentidos que el de Epic, y pese a que en términos de control y posibilidades andan más o menos parejos, lo cierto es que en Eat Lead todo da una impresión más áspera e imprecisa.

Si andamos justos de munición los golpeos cuerpo a cuerpo son una de las mejores formas de resolver los combates. Su ejecución en Eat Lead es, sin embargo, algo más zafia de lo que cabría esperar.
Si andamos justos de munición los golpeos cuerpo a cuerpo son una de las mejores formas de resolver los combates. Su ejecución en Eat Lead es, sin embargo, algo más zafia de lo que cabría esperar.

Matt Hazard sólo puede cargar con un par de armas de forma simultánea, de modo que la mayor vertiente táctica y estratégica del videojuego se derivará directamente de su administración. No obstante el videojuego tampoco requerirá de grandes quebraderos de cabeza por nuestra parte en este sentido, puesto que el programa no exhibe una IA precisamente brillante.

Los enemigos son muy conservadores, por decirlo suavemente, y en su gran mayoría se limitan a esperar nuestros movimientos desde posiciones seguras y a disparar a ráfagas más o menos predecibles. De este modo es tremendamente sencillo acabar con ellos, puesto que al no avanzar ni tomar riesgos podemos esperar pacientemente desde nuestro parapeto a que asomen la cabeza para abatirlos con comodidad.

Por lo demás los jefes de final de nivel tampoco ofrecen retos especialmente interesantes, aunque algunos de ello cuentan con una dificultad muy respetable en cualquiera de los tres niveles de dificultad que ofrece el videojuego. Ya sea por arrojar sobre nosotros hordas y horas de enemigos sin sentido, o por contar con una certeza y precisión apabullantes, estos desafíos no son precisamente la parte más agradable del videojuego.

Lejos de salpicar sangre, la muerte de nuestros virtuales enemigos los dejará reducidos a un atajo de pixels.
Lejos de salpicar sangre, la muerte de nuestros virtuales enemigos los dejará reducidos a un atajo de pixels.

Los niveles tienen aspectos muy diferentes a nivel artístico, y algunos de ellos son francamente ingeniosos en términos de diseño. Sin embargo el conjunto acaba siendo increíblemente derivativo y plano, lo que se debe principalmente a su torpe mapeado y a la equivocada elección de los puntos de respawning de los oponentes.

La campaña individual de Eat Lead puede ser superada en unas 8 horas, lo cual lo sitúa entre los bagajes estándar del género de la acción. El problema es que el título no incluye ningún tipo de multijugador, ya sea competitivo o cooperativo, lo cual dado lo blando de su Modo Historia nos obliga a tenerlo por un lanzamiento bastante pobre.

Divergencias Artístico-Tecnológicas
Una de las facetas más complicadas de valorar en Eat Lead es la de su faceta visual y de audio, puesto que al tratar de homenajear a grandes clásicos del pasado se mezclan peligrosamente las concesiones en materia visual con los guiños a los 8 Bits.

En el videojuego encontraremos algunos ítems que potenciarán nuestras habilidades y resistencia. Uno de los mejores será este escudo que nos protegerá del fuego enemigo.
En el videojuego encontraremos algunos ítems que potenciarán nuestras habilidades y resistencia. Uno de los mejores será este escudo que nos protegerá del fuego enemigo.

Sus pretensiones artísticas no deben distraernos, sin embargo, de lo que es un hecho: The Return of Matt Hazard es un discretísimo videojuego en todas y cada una de sus facetas visuales, y algunas deliciosas miradas atrás como determinados enemigos y escenarios–no los comentaremos para no romper la experiencia de nadie- son los únicos titulares de cierto calado que nos deja el programa en este campo.

En la faceta tecnológica el título oferta unas tasas de imágenes por segundo estables aunque no tan altas como cabía esperarse, y todo ello a pesar de que en términos de animaciones, texturas y carga poligonal su propuesta es ciertamente pobre.

En lo tocante al audio poco que destacar que no vaya hilado directamente a lo ya comentado sobre los parámetros gráficos. Eat Lead trata de homenajear a menudo a los videojuegos a los que reverencia también en lo musical, pero lo hace con partituras cortas y poco inspiradas, que sufren de una repetición abusiva.

El antialiasing es uno de los mayores problemas a nivel tecnológico de Eat Lead. Los dientes de sierra de la práctica totalidad de elementos del escenario parecen en todo momento a punto de cortar a nuestro protagonista.
El antialiasing es uno de los mayores problemas a nivel tecnológico de Eat Lead. Los dientes de sierra de la práctica totalidad de elementos del escenario parecen en todo momento a punto de cortar a nuestro protagonista.

El título, por si fuera poco, llega a nuestro país completamente traducido en textos y voces, aunque con un nivel en el doblaje a nuestro idioma francamente flojo. Una verdadera lástima, especialmente teniendo en cuenta que algunas voces de la versión norteamericana son fantásticas, por ejemplo la del propio Wally, interpretada por Neil Patrick Harris –Barney en la serie de humor Cómo Conocí a Vuestra Madre-.

Flojo

Sin sello

Eat Lead: The Return of Matt Hazard

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Eat Lead: The Return of Matt Hazard es una oportunidad perdida para lograr un buen juego de acción con una propuesta original y deliciosa. El triste espectáculo de acción aburrido y sin sentido estropea por completo lo que podría haber sido un lanzamiento a tener en cuenta en los circuitos más minoritarios y de culto de los videojuegos.

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