La mejor saga de submarinos de la historia de los videojuegos va ya por su quinta entrega, y vuelve a Europa tras el descanso oriental del cuarto capítulo. Debuta la posibilidad de desplazarnos con libertad por dentro del sumergible en la que es una de las más sonadas incorporaciones que esta brillante saga ha realizado hasta la fecha.
Desde el comienzo de su andadura submarina la saga Silent Hunter se ha coronado como una de las más brillantes simulaciones del mercado, precisamente por su capacidad de llegar por igual a expertos en realismo y a amantes de lo arcade. ¿Cómo conseguirlo? Con la que es probablemente la dificultad mejor calibrada del género, con infinidad de opciones con las que personalizarla hasta el más mínimo detalle para que cada tipo de jugador encuentre en esta franquicia el tipo de experiencia deseada.
En el preciso instante en que la saga tiene 14 años recién cumplidos aparece el quinto capítulo de las series, bajo el nombre de Silent Hunter 5: Battle of the Atlantic. El videojuego hace gala de las mismas características que han encumbrado a la franquicia, sólo que las apoya además con algunas notables incorporaciones: ¿La más sonada? La posibilidad de caminar por el submarino con entera libertad en nuestro papel favorito, el del capitán.
Das Boot
Tras el intermedio de la guerra en el Pacífico que supuso Silent Hunter IV, la quinta entrega de las series vuelve al telón de fondo de la Segunda Guerra Mundial, donde el videojuego ha ofrecido sus mejores réditos en cuanto a ambientación.
Así pues tendremos la posibilidad de disputar un único modo historia dividido en diferentes misiones y escenarios, en el pellejo por defecto de Oscar Entwickler, un comandante de sumergible alemán durante la Segunda Guerra Mundial, patrullando las aguas del Atlántico. Hasta aquí pocas diferencias con respecto a lo visto en entregas precedentes de las series. El videojuego, por lo tanto, se fragmenta hábilmente entre la Campaña, la parte que más tiempo nos consumirá, así como en Misiones Históricas y Multijugador.
El Modo Historia comienza con una pequeña introducción a modo de tutorial imposible de saltar, y que vendrá bien tanto a los que se acerquen a esta saga por primera vez como a los que son habituales de las series, puesto que los cambios son de una importancia francamente notable.
El progresivo desbloqueo nos permitirá avanzar desde la primera misión en 1939, al comienzo del conflicto, hasta 1943, momento en que dejaremos de participar en la guerra. Todo ello a través de 10 misiones, en las que tenemos cierta capacidad de elección para optar por un camino muy claro en estos diferentes objetivos que se disgregan en forma de diagrama.
El desarrollo continúa siendo idéntico a lo visto en entregas anteriores. Se nos facilita un objetivo y a partir de ahí tenemos libertad total para alcanzarlo como deseemos, y llevar a cabo todas las maniobras que estimemos pertinentes para cumplirlo y regresar a casa con vida. Somos el capitán, de modo que nuestro deber no sólo es cumplir las metas que se nos aportan -la mayoría de ellas torpedear objetivos, escoltar aliados o acabar con convoys enemigos-, sino también con la obligación de regresar a puerto con nuestros hombres sanos y salvos.
Por otra parte las Misiones Históricas responden al ansia de Ubisoft de ofrecer un soporte al jugador que le permita también disfrutar de espectaculares situaciones más fuertemente scriptadas, en contraposición al carácter más libre del videojuego en su campaña. Hay siete alternativas en forma de escenarios en este campo, y no hace falta desbloquearlos, estando todas ellas disponibles desde el primer instante.
Lo positivo de esta parte del juego no sólo es su apuesta por una vía totalmente diferente a la de la campaña, sino el hecho de contar con situaciones históricas y contextos realistas que ayudan a que seamos nosotros mismos los que reescribamos la lo que sucedió en realidad. Mención especial a la denominada El Gigante Acorralado, que hace referencia al Bismarck y su hundimiento, ya explorado en algún episodio anterior. No sólo resulta de enorme atractivo por el fantástico resultado de su fastuoso conflicto y la majestuosa tormenta que lo envuelve, sino también por el cuidadoso modelado del navío y lo épico de la misión.
El multijugador, por su parte, resulta igualmente interesante, y se consolida como una de las partes más útiles y divertidas de la experiencia Silent Hunter desde su debut hace ya unos años. La práctica se divide entre las partidas LAN y las que se llevan a cabo a través de los servidores de UBI.com. En cualquier caso el resultado es fantástico. Sin mayores problemas de Lag hemos disfrutado de sensacionales partidas para hasta 8 jugadores a través de internet, pudiendo cooperar con amigos para superar las ocho misiones de “Manada de Lobos”, y pudiendo escoger entre el nivel de realismo/dificultad y el resto de opciones como si de una partida off-line se tratara.
La Caza Ha Comenzado
Como puede verse poco ha cambiado en cuanto a modalidades de juego en Silent Hunter 5, donde sí hay suculentas incorporaciones es en la faceta jugable: Es ahí donde el videojuego da un valiente y audaz salto hacia delante para consolidar una nueva forma de ver la simulación.
El modo de movimiento en primera persona es el principal aditivo. Gracias a él podemos desplazarnos con un esquema de control de shooter en primera persona a través de los angostos pasillos de nuestro sumergible, e incluso salir a cubierta para explorar el horizonte con los binoculares, charlar con nuestros tripulantes y un largo etcétera de acciones destinadas a aumentar la sensación de ambientación y a disparar la calidad de la faceta jugable.
El control, como decimos, resultará muy familiar a los aficionados a los shooters en primera persona, puesto que es idéntico con el empleo de las teclas W,A,S,D, para los desplazamientos y con la única salvedad del ratón que, pulsando el botón derecho, nos permite alternar entre la posibilidad de rotar la cámara, o la de manejar el ratón dentro con ésta fija para acceder a los diferentes paneles, interacción con marinos, etcétera.
Puede dar la sensación de que esta incorporación es meramente ornamental, de hecho podemos obviarla por completo y acceder a las diferentes acciones con los atajos de teclado, sin embargo el grado de inmersión que se consigue haciendo uso de ella es fenomenal. El ambiente de los pasillos es formidable, y detalles como la audición de los sonares enemigos rebotando en nuestro casco o el tratamiento de los daños vistos desde el interior son sencillamente prodigiosos.
Por otra parte también siguen presentes otros elementos que harán las delicias de los fans del realismo y que vuelven a dejar clara la apuesta de Ubisoft en Silent Hunter, la que consigue que el videojuego sea una experiencia tan profunda en simulación o ligera de arcade como el usuario desee que sea.
Así pues podemos alterar las opciones de limitaciones para baterías, combustible, oxígeno, aire comprimido, vistas externas, estabilizaciones de perspectiva o indicadores de daño de los buques de forma manual; accediendo también a un sin fin de otros parámetros como el respeto por las recargas realistas, la calidad de los sensores de la época, la presencia de los habituales torpedos defectuosos, etcétera. El grado de realismo que estemos consiguiendo con estas decisiones aparecerá representado en la parte inferior de la pantalla con un descriptivo porcentaje.
Un juego, en definitiva, muy divertido y a un precio ridículamente bajo. La experiencia de entregas anteriores sigue siendo muy similar, pero la presencia de algunas adiciones como la del desplazamiento libre por las entrañas del navío, así como la mayor variedad de las misiones y la mejora de la IA enemiga no hacen sino acrecentar el interés del videojuego.
Lobos del Atlántico
Gráficamente volvemos a estar ante uno de los simuladores más cuidados y formidables que se pueden visualizar en la actualidad. El modelado de los buques, el tratamiento del agua –muy mejorado-, los efectos de la luz… Todo raya a extraordinaria altura, suponiendo un apasionante salto adelante con respecto a Silent Hunter 4, lanzado ahora hace exactamente dos años.
El tratamiento del buque en su interior de manos del visionado en primera persona es sencillamente sensacional. Las estancias ya habían sido retratadas en entregas anteriores, con especial mimo en la cuarta, sin embargo nunca con la atención al detalle ni la sensación de vida en una lata de sardinas que transmite la que nos ocupa.
Por lo demás, y sin perder demasiado tiempo en una experiencia que el propio usuario descubrirá con mayor eficacia que lo que nuestras palabras puedan retratarle, debemos destacar también la mejoría en los modelados de los seres humanos, el aumento de polígonos en los navíos, el tratamiento superior del agua –realmente impactante- y el efecto de los recursos de iluminación. Todo ello nos deja algunas estampas verdaderamente sobresalientes como, por ejemplo, los buques luchando por mantenerse a flote en descomunales tormentas, o el efecto de los rayos de luz al atravesar el agua cuando visionamos nuestro submarino bajo el mar.
El juego está bien optimizado, y con las opciones gráficas maximizadas a excepción del antialiasing, y una resolución de 1680x1050 pixels hemos obtenido unas tasas de imágenes por segundo que rondan los 40 frames y se mantienen con estabilidad con el equipo de pruebas medio de la redacción –AMD X2 4200+, 8800 GT y 2Gb de RAM-.
En los ajustes gráficos para establecer la experiencia visual a nuestro gusto podemos alterar no sólo la resolución de pantalla, sino también la densidad de las partículas, la de los objetos de terreno, la de las sombras y el antialiasing con cómodas barras, así como marcar como afirmativas o negativas las presencias de la calidad alta de texturas, los efectos ambientales, los haces de luz, los efectos cáusticos en los buques, la calidad alta del agua –fundamental-, así como la presencia de Sincronía vertical, nubes 3D y la representación de daños.
Lamentablemente, y continuando con el apartado tecnológico, hemos sufrido abundantes bugs durante la experiencia de juego que, a pesar de lo brillante que resulta el título en términos de optimización, físicas, IA… nos han obligado a reducir su nota en ese baremo. Algunas partidas se han colgado o han sido imposibles de terminar, e incluso en un momento determinado se ha corrompido uno de los savegames. No tenemos duda alguna de que todos estos problemas se solventarán con el lanzamiento de actualizaciones puesto que la saga siempre ha sido muy propensa a sufrir problemas de este tipo, aunque quizá nunca tan exagerados como en esta ocasión, y de hecho el videojuego nada más arrancarlo descarga automáticamente el último parche y se actualiza con él a la nueva versión: la 1.01 en el momento de realizar el análisis. Sin embargo nuestro deber es juzgar el juego que hay en las tiendas, puesto que es el que el aficionado acabará disfrutando y nos resulta imposible predecir el futuro a pesar de que Ubisoft Romania siempre ha sido un estudio serio en cuanto a parches y actualizaciones se refiere.
Por último, el sonido vuelve a ser uno de los puntos fuertes del título. A pesar de que la banda sonora recicla algunos temas de la primera parte, ésta continúa siendo portentosa, y los efectos de audio y las voces –en inglés o alemán- son formidables. El juego llega traducido a nuestro idioma únicamente en sus textos.
Con un mayor pulido y testeo estaríamos hablando del mejor título de las series hasta la fecha, pero hay algunos problemas que impiden que el videojuego esté a la altura de sus predecesores. Sin embargo esto no debe distraernos del hecho de que Silent Hunter 5 continúa siendo un notabilísimo producto de la saga, y que sus incorporaciones jugables lo reafirman como uno de los mejores simuladores del mercado.
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