Los creadores de la saga Gothic vuelven a la carga, aunque en esta ocasión con un videojuego mucho menos inspirado que sus predecesores. Risen no sólo acusa un deficiente acabado gráfico que, honestamente, es lo de menos en un juego de estas características; sino que es algo pobre en todos sus aspectos jugables y tiene algunos problemas técnicos de seria consideración.
Con ganas recibíamos la versión final de Risen en la redacción de 3DJuegos, y es que un título de Piranha Bytes –creadores de Gothic- con la promesa de crear un universo en el que cada decisión tenga sus consecuencias, parecía un bocado de irresistible atractivo para cualquier fan de rol de corte occidental.
Sin embargo Risen queda a medio camino en casi todas sus facetas. El combate no es particularmente profundo, las opciones de personalización son muy escasas y al videojuego le falta el gancho que habitualmente reportan una historia atractiva, unos enemigos con carisma y un sentido de la progresión del personaje más acusado.
¿Es Risen un mal juego? No, en absoluto. Pero queda tan lejos de lo que en la redacción consideramos como un lanzamiento notable por su manifiesta medianía en la mayoría de sus apartados. Lo nuevo de Piranha Bytes no destaca en nada, y pese a que la oferta del rol de corte occidental ha resultado particularmente exigua en los últimos meses no hay demasiados motivos para recomendarlo.
Rise and Fall
Risen da comienzo con una majestuosa cinemática en la que se nos presenta una situación a la que deberemos acostumbrarnos rápidamente. Un barco cargado de marineros carga en su cubierta con un miembro de La Inquisición, que deberá enfrentarse a una temible fuerza oscura con forma de gigantesca criatura que emerge de los mares.
El poder del humano no tiene suficiente fuerza como para plantar cara a este ser demoníaco, y el combate acaba cerrándose con el naufragio del navío en mitad de una despiadada tormenta generada por la propia lucha. Nosotros no somos el Inquisidor, sino un mero héroe anónimo que formaba parte de la tripulación y que da con sus maltrechos huesos en una playa cercana. Ahí despertaremos entre los cadáveres de algunos compañeros de periplo muertos, y nuestro primer acompañante en el camino, una bella joven tan desconcertada por los acontecimientos como nosotros mismos. Así comenzará nuestra aventura, y así empezarán también nuestros primeros combates en la isla contra algunas criaturas de pesadilla que habitan sus senderos.
La muchacha servirá como toma de contacto para descubrir en qué consiste el sistema de conversaciones de Risen y, pese a que su importancia para la campaña es ínfima, también para darnos cuenta de que en Risen las decisiones que tomemos pueden ser éticamente buenas o malas, pero no resultan blancas o negras para el transcurso de la aventura.
El mayor problema que se deriva de este formato de decisiones es que no es particularmente divertido de llevar a cabo. La idea es fantástica y, en efecto, la mayoría de decisiones que tomamos tienen efectos en lo que sucederá más adelante y en la forma que toma el mundo a nuestro alrededor; pero a menudo las cosas que acaban sucediendo por mediación nuestra no son demasiado importantes y, por si fuera poco, el sistema de diálogos es muy poco amigable. Además el desarrollo de las misiones y el escaso interés de las historias que se nos cuentan acaba generando en el jugador una cierta sensación de hastío, pese a la influencia de lo que hacemos en el universo Risen.
Animal Social
En el universo Risen hay tres grandes facciones humanas. La primera es la de La Inquisición, ya mencionada con anterioridad, y que supone la auténtica autoridad de la isla de Faranga y con la que, según el camino escogido, tendremos mucho trato e incluso posibilidad de recibir instrucción.
Los Magos, por otra parte, son otro de los bandos con los que podemos relacionarnos y tienen por hogar la Fortaleza del Volcán, siendo la facción más apreciada por los habitantes de la isla.
Los Bandidos, por último, están formados por Don Esteban, el antiguo gobernante de Ciudad Puerto la capital de la isla que, como no deseaba doblegarse a la nueva autoridad, La Inquisición, decidió retirarse a un campamento perdido desde donde trata de recuperar el control de la región.
Cada una de estas facciones se enfrenta a la onda oscura que amenaza la gigantesca isla de una forma, con peculiares intrigas entre unos y otros. Esta es la parte más interesante del videojuego la que, como en cualquier título del género, nos permite lidiar con todos los bandos. Sin embargo el videojuego deja la sensación de poder haber explotado en mucha mayor medida la relación de causas y consecuencias que se genera en todo momento.
Y es que en general las relaciones sociales son importantes en la medida de que alguien puede dejar de querer tratar con nosotros por, por ejemplo, habernos descubierto robándole. Sin embargo el castigo por intentarlo es tan escaso que en la mayoría de ocasiones merece la pena ser torpe y apresurado, puesto que con una paliza que no tendrá mayores repercusiones en nuestra salud, el civil dará el incidente por zanjado. Si, por casualidad, decidiéramos intentar acabar con alguno de los personajes que el videojuego necesita vivos para proseguir la aventura no dará simplemente sus misiones por zanjadas, sino que no nos permitirá acabar con él, constriñendo una vez más nuestra interacción en este mundo.
El Filo de la Espada
Idéntica sensación de falta de empaque transmiten los combates, que vuelven a acusar problemas que ya vimos en la tercera parte de Gothic. Para empezar el sistema es demasiado simple para poder considerarlo profundo, y es que el pasar horas y horas con un videojuego en el que apenas tenemos un botón de ataque, uno de bloqueo y otro de hechizos puede resultar muy poco satisfactorio para el jugador.
Estamos de acuerdo en que mantener el género del rol enfocado hacia un público hardcore no tiene ningún sentido en términos comerciales para un estudio de la actualidad, y estamos siempre a favor de suavizar términos y trabajar en pos una accesibilidad que permita acercarse a estos videojuegos a un mayor público. Risen, sin embargo, cruza demasiado a menudo la fina línea que separa lo sencillo y accesible de lo simple y poco profundo, y esto acaba pesando sensiblemente en su contra. No sólo no es un juego para todo el mundo, sino que es complicado en áreas donde no debería serlo y ofrece muy pocas alternativas en otras facetas que deberían haber recibido un trato más complejo.
El bastón, la espada y el hacha serán las principales del cuerpo a cuerpo, mientras que el arco y la ballesta las de la larga distancia. Las posibilidades que tenemos a nuestra disposición a la hora de progresar son las de aprender habilidades de uno de los tres bandos anteriormente mencionados, puesto que éstas tratan de ser lo más equilibradas posibles.
En lo referente a los hechizos nuestro personaje podrá progresar a través de 10 niveles para cada hechizo que deseemos cultivar. La magia de cristales nos permitirá dominar el cristal de magia, de fuego y de escarcha, la artesanía nos facilitará el control de la alquimia, la herrería, la búsqueda de animales y el desollamiento de animales. Por otra parte también contaremos con otras disciplinas como la creación de pergaminos mágicos o las derivadas del robo.
Isla Faranga
Para comenzar hay que señalar que Risen no es precisamente un dispendio de poderío gráfico en ninguna de las dos versiones para las que se ha puesto a la venta, PC y Xbox 360. El trabajo de Piranha Bytes tradicionalmente ha estado más asociado a la jugabilidad que a la vertiente tecnológica, y su catálogo apenas brilla en lo visual.
En Risen veremos texturas muy pobres, animaciones ortopédicas y un diseño artístico en líneas generales no demasiado imaginativo y tampoco particularmente acertado. Los rostros de los personajes son de una pobreza asombrosa, y los movimientos de todos los seres que habitan este mundo son torpes y robóticos, elemento que se hace especialmente notorio en el protagonista, al que veremos en pantalla todo el tiempo.
La versión de PC no es precisamente un prodigio de optimización, pero la de Xbox 360 también presenta algunos problemas. La tasa de imágenes por segundo se mantiene estable cuando no hay demasiada acción en pantalla, pero en algunos combates masivos se resiente más de lo debido.
Por otra parte las diferencias entre la versión de PC y la de Xbox 360 son más que notables, siendo la de compatibles la que más se beneficia del hardware de la plataforma. Así pues edición de la consola de Microsoft es la más pobre de las dos, con una imagen no demasiado nítida, unos escenarios bastante pobres y un modelado de personajes muy justo en cuanto a polígonos.
Lo peor del apartado técnico, sin embargo, no está relacionado con su discutible optimización o su ausencia prácticamente total de físicas o interacción con el entorno, sino más bien con los bugs. Los productos de Piranha Bytes tradicionalmente son irregulares en este sentido, y Risen no podía ser una excepción. El nuevo videojuego del estudio europeo no llega a los límites de algunas entregas de Gothic, pero sí tiene algunos problemas ocasionales imperdonables que pueden incluso impedirnos continuar la aventura.
Para finalizar con el apartado del audio la banda sonora hace su trabajo ofreciendo la clásica mezcla de temas épicos e intimistas que se suceden con mayor o menor acierto durante toda la aventura. Los efectos son algo pobres, y el doblaje en inglés mediocre. El título llega a nuestro país con una insuficiente traducción en sus textos, puesto que algunas frases de nuestro protagonista quedan sin cubrir con subtítulos.
Risen es un discreto videojuego de rol que tenía mimbres para convertirse en una notable incorporación a los catálogos de PC y Xbox 360. La progresión del personaje y su forma de combatir son demasiado elementales, y la historia y el desarrollo de las misiones no acaban de convencer. ¿Lo bueno? Una isla gigantesca que explorar y una aventura larguísima y francamente rejugable.
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