Merchants of Brooklyn, o cómo desvirtuar el concepto de un engine gráfico. Paleo Entertainment debuta con un videojuego para olvidar, un shooter en primera persona inacabado y soporífero al que sólo salva su corta duración.
Merchants of Brookyln ha creado cierta expectación en los circuitos de los aficionados a los first person shooters por ser uno de los primeros videojuegos ajenos a CryTek en emplear el poderoso CryEngine 2.0. Cierto que cuando una empresa se hace con los derechos para explotar un motor visual, ésta tiene libertad para hacer lo que quiera con él. Sin embargo este engine, responsable del aspecto visual de Crysis, no es una herramienta barata, y para hacer un videojuego tan lamentable como el que nos ocupa bien podrían haber usado cualquier otra mucho más económica con resultados idénticos: El engine de Quake III, por ejemplo.
No obstante lo que si que es cierto es el hecho de que licenciando este motor, los chicos de Paleo Entertainment –responsables únicamente de un mod de Half Life 2- han conseguido que se hable de un videojuego que, de otro modo, seguramente ni siquiera hubiera encontrado acomodo en Steam. En la plataforma de Valve se puede obtener el título a cambio de 15,99 euros (19,99 a partir del 24 de marzo), un precio que puede parecer barato a simple vista, pero que resulta bastante caro teniendo en cuenta la calidad del programa.
El Mercader de Brooklyn
Quien espere encontrar en Merchants of Brookyln una revisión en clave futurista y neoyorquina de la obra de Shakespeare se va a llevar un disgusto, puesto que el videojuego de Paleo Entertainment es mucho más básico que todo eso. En el título que nos ocupa viviremos en el año 3100 en un lejano y deshumanizador futuro en el que las grandes compañías de construcción erigen las ciudades en las alturas debido a la imposibilidad de hacerlo sobre la tierra firme, ya desaparecida.
Encarnaremos a un obrero genéticamente alterado en este mundo futurista, que ha sido creado por el BIT –Brooklyn Institute of Technology- para hacer las veces de constructores de estos gigantescos rascacielos que conectan entre sí a través de las alturas. Estos seres transgénicos se llaman Neandertales, su aspecto invita a ello en verdad, y son el pilar sobre el que pivotará la construcción de estas gigantescas urbes.
Llegado un punto la mayor parte de estos Neandertales comienza a sobrar de la ecuación, y las grandes constructoras comienzan a deshacerse de ellos. Aquí entran en juego los Merchants of Brooklyn –MOB, Gangsters en inglés-, el crimen organizado de este mundo imposible que se hacen con estos obreros sobrantes y los convierte en formidables máquinas de lucha a las que enfrentan entre sí en rings.
Nuestro personaje, como ya hemos señalado, es uno de estos neandertales y, como no podía ser de otro modo, cuenta con un brazo mecánico puesto que perdió el suyo en un accidente. Comenzaremos en uno de estos combates a muerte convertidos en espectáculo por la mafia, y no tardaremos en encaminarnos a más altas metas: Escapar de los suburbios a ras de suelo para tratar de llegar a las partes altas de la ciudad, un mundo utópico, limpio y seguro en el cual poder huir de nuestro pasado.
Por apasionante que suene el argumento de Merchants of Brooklyn que, sobre el papel, tiene un contexto con muchas posibilidades; la única verdad es que su guión se diluye rápidamente en torpezas narrativas, diálogos estúpidos y un tratamiento general del todo insuficiente.
Este es, en realidad, el problema mayoritario que persigue a toda la experiencia del videojuego. Un título que por premisa argumental, engine gráfico y posibilidades jugables podía ofertar un conjunto divertido y apasionante y que, sin embargo, fracasa inmisericordemente en todos y cada uno de sus apartados.
A Tiro Limpio
Las irregularidades de Merchants of Brooklyn no tardan demasiado en aparecer, y es que nada más arrancarlo ya comienzan los problemas. Para empezar la primera versión que compramos a través de Steam era la Alpha, por un impresentable error de Paleo Entertainment a la hora de distribuir su copia que hizo que lo que el usuario compraba en primera instancia no fuera la versión final. Esto explicaba el insufrible espectáculo de bugs y nefasta optimización que tuvimos que sufrir en primera instancia.
Horas más tarde sus creadores pusieron a disposición del aficionado un parche para actualizar el título, y mediante el cual se solucionan algunas de estas deficiencias, pero en esencia el videojuego continúa siendo un desastre de programación de gigantescas proporciones.
La IA del enemigo está a la altura de lo que podríamos esperar de un videojuego de la primera PlayStation. Si bien los primeros enemigos podrían pasar por estúpidos puesto que al fin y al cabo se llaman Neandertales; sin embargo los de los siguientes minutos de juego son igualmente incompetentes vayan vestidos con traje, mono de trabajo o armadura de combate.
Al inicio de la aventura sólo dispondremos de nuestros puños –el de carne y hueso y el metálico-, pero al superar la exasperante fase del ring donde deberemos medirnos a varios rivales usando nuestras manos desnudas, rápidamente se nos incorporará el primer implante para el brazo mecánico. Ésta será la primera de las modificaciones que recibiremos, pero no la última, y es que estos cambios que se suceden sin explicación ni motivo a aparente serán la mejor forma de progresar con nuestro arsenal.
El funcionamiento del combate es tan sencillo como poco satisfactorio, y se limita a ofertarnos la posibilidad de accionar el ataque principal con el botón izquierdo y el secundario con el derecho. Esto, por ejemplo, supondrá golpear con el puño izquierdo con uno y con el derecho con el otro, y en las armas de fuego nos permitirá acceder al disparo rápido con el primero y al disparo de precarga con el segundo.
Todo el proceso, como decimos, es tremendamente sencillo aunque no llega a ser cómodo en ningún momento, más bien lo contrario. Como hemos señalado la IA es nefasta, pero los enemigos se mueven a velocidad vertiginosa y sin ningún tipo de rigor, con lo cual acabar con ellos es difícil no por sus virtudes, sino por la imprevisibilidad de sus maniobras.
El único aspecto que nos ha parecido interesante de todo el penoso conjunto de los combates ha sido la posibilidad de recoger objetos y emplearlos como arma. Los escenarios son muy rígidos, pero algunos elementos sí pueden ser recogidos y usados para golpear a los rivales. No tiene precio volar en pedazos a un enemigo, coger uno de sus pies mutilados y utilizarlo para golpear a otro. Si semejante barbaridad es de lo poco que rescatamos como válido del videojuego, sólo le queda al lector imaginarse cómo será el resto del título.
CryEn… ¿Qué?
Pues sí. Quien lo diría, pero al comenzar Merchants of Brooklyn un rótulo nos informará de que el videojuego cuenta con CryEngine como motor gráfico, una broma de mal gusto que no hará sino empeorar en el momento en que comencemos a dar nuestros primeros pasos en el título.
Con todas las opciones visuales maximizadas y la resolución a 1680x1050, Merchants of Brooklyn roza lo bochornoso. Texturas ridículas, animaciones y movimientos insoportables, efectos visuales de fuegos artificiales de barrio… El apartado gráfico del videojuego de Paleo Entertainment es una afrenta personal a CryTek, y la peor publicidad para un motor gráfico que es capaz de alcanzar las cotas de fotorealismo que pudimos disfrutar en Crysis.
No se trata únicamente de la infame dirección artística y el mal gusto que denota el tratamiento de personajes y escenarios, es que incluso su ejecución técnica es aciaga. El videojuego emplea un estilo de Cel-Shading bastante torpe pero que, en principio, debería liberar de mucha carga a los recursos del sistema. Sin embargo tras unos primeros minutos de fluidez en la tasa de imágenes por segundo, a los pocos instantes de juego experimentaremos unos bajones tales, que en ocasiones harán parecer a Merchants of Brooklyn una horripilante exposición de diapositivas.
Así pues la nota en tecnología debe reflejar dos aspectos fundamentales. En primer lugar el emplear un motor visual tan potente como CryEngine y obtener unos resultados tan tristes, conocida sobradamente la calidad que esta herramienta es capaz de ofrecer. En segundo lugar la calificación debe dejar meridianamente claro el aspecto que hace referencia a su nefasta optimización. No sólo porque haciendo gala de un aspecto gráfico tan pobre, ésta debería ser brillante, sino porque con un equipo que supera ampliamente los requisitos mínimos mover Merchants of Brooklyn es un auténtico suplicio.
La faceta sonora también es francamente mala, pero aún con todo es la mejor de todas las características técnicas del título. El doblaje es malísimo, la banda sonora pobre y de muy pocos recursos, y los efectos de sonido están constantemente dando problemas por su ausencia, su sobreexposición o su falta de sincronía. Por si fuera poco el videojuego en Steam, de momento, está disponible únicamente en inglés.
En 3DJuegos siempre recibimos con los brazos abiertos los proyectos de estudios pequeños, puesto que consideramos que el futuro de la industria les está dejando de lado. Sin embargo para apoyarlos necesitan contar con títulos de calidad a sus espaldas, y Merchants of Brooklyn no encuentra redención ni tan siquiera en su precio, ridículamente bajo.
