Análisis de World of Warcraft Cataclysm

Análisis de World of Warcraft Cataclysm
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El gran cataclismo que ha asolado Azeroth ha otorgado energías renovadas al exitoso universo online de World of Warcraft. Nuevas zonas por explorar, territorios en los que combatir contra otros jugadores y la posibilidad de recorrer por aire todo el mundo, vuelven a encumbrar a lo más alto al juego de Blizzard.

Tras acabar con el Rey Lich en la anterior expansión de World of Warcraft, y poner fin por tanto al maravilloso arco argumental que Blizzard abrió con Warcraft III en 2002, los creadores de este éxito de masas vuelven a la carga de la mejor forma posible: recuperando a uno de los grandes villanos del universo Warcraft, el temible dragón Neltharion, conocido por todos como Alamuerte. Este diabólico ser, antaño un guardián del mundo, se ha propuesto arrasar con todo, y la primera gran sacudida ha provocado tal cataclismo que todo el mundo de Azeroth se ha visto afectado. ¿Mero contexto argumental? Para nada, y esto es precisamente lo que hace grande a esta nueva expansión de World of Warcraft; un juego que tras seis años en activo, se renueva de tal modo que tanto novatos como veteranos van a disfrutar como nunca del trabajo realizado por Blizzard.

El ataque de Alamuerte ha modificado el mundo de Azeroth y despertado al culto de los dragones crepusculares, que han iniciado la conquista de los cielos.
El ataque de Alamuerte ha modificado el mundo de Azeroth y despertado al culto de los dragones crepusculares, que han iniciado la conquista de los cielos.

El mundo ha cambiado
Regiones enteras anegadas por el agua, territorios separados entre sí por enormes fallas y ríos de lava, ruinas milenarias que han salido a la luz tras los movimientos de tierra… La gran sacudida provocada por el dragón Alamuerte ha alterado todo el mundo de Azeroth llevándolo al borde del abismo, mientras que las dos grandes facciones en liza, Horda y Alianza, se encuentran en el momento de mayor tensión de los últimos años. ¡Cuando Blizzard dijo que todo iba a cambiar no mentían! Principalmente, porque todos estos cambios no se han quedado en lo meramente estético. Por un lado, la posibilidad de recorrer toda Azeroth sobre una montura voladora ha obligado al estudio a rediseñar todo el mundo teniendo en cuenta que ahora los usuarios pueden verlo todo desde el cielo y posarse sobre lugares, hasta entonces, impensables. Así pues, ahora tenemos la oportunidad de sobrevolar las grandes capitales como Orgrimar o Stormwind sin problemas, o avanzar por ejemplo de un extremo de Kalimdor a otro mientras contemplamos, sin interrupciones, toda la orografía de este mágico universo.

De paso, Blizzard ha aprovechado todos estos cambios para acometer el esperado lavado de cara para el contenido del juego original, asemejándolo al nivel alcanzado en las expansiones de WOW. El resultado, si bien no llega al nivel de espectacularidad visto en otros exponentes del género, es cuanto menos satisfactorio, y más que nunca dará gusto perderse por los conflictivos territorios de Azeroth (a nivel artístico sigue siendo increíble). Pero más que centrarnos en lo visual, en este punto queremos destacar el sobresaliente trabajo que ha desempeñado Blizzard reconstruyendo desde el principio, y a nivel jugable, todo el juego.

Blizzard apuesta con Cataclysm por una “suavidad” con los jugadores noveles, de hecho es más sencillo subir de nivel, evolucionar y descubrir nuevas habilidades.
Blizzard apuesta con Cataclysm por una “suavidad” con los jugadores noveles, de hecho es más sencillo subir de nivel, evolucionar y descubrir nuevas habilidades.

¿Qué significa esto? Que los nuevos usuarios van a encontrarse con una serie de misiones mucho más variadas, entretenidas e interesantes que las del original, haciendo muchísimo más llevadero el camino del nivel 1 al 60. Por supuesto, las clásicas tareas de matar a X criaturas y recoger diferentes objetos siguen estando ahí, pero también habrá aventuras que nos pondrán al mando de vehículos o monturas, enfrentamientos contra jefazos, y misiones en las que intervendrán junto a nosotros personajes controlados por la inteligencia artificial del juego.

También queremos resaltar lo bien hilvanadas que están todas estas misiones, que no nos van a tener dando vueltas por enormes páramos sin saber muy bien qué hacer. Y es que ahora, Blizzard nos lleva de la mano desde el principio planteándonos una serie de retos muy bien conectados entre sí, que nos harán avanzar poco a poco por cada territorio de forma natural, corrigiéndose una de las principales lacras del original.

Los nuevos desafíos
Los veteranos en WOW también encontrarán suculentas novedades en esta catastrófica expansión, empezando por la posibilidad de alcanzar el nivel 85; un reto que puede llevar no demasiado tiempo pero que, sin embargo, resulta francamente divertido. Básicamente porque los nuevos territorios que se incluyen son muy distintos entre sí, pasando por una zona submarina, un entorno que inevitablemente nos evocará al Egipto faraónico, una gran zona cavernosa, llanuras con zonas montañosas coronadas por imponentes construcciones… No estamos ante una expansión rompedora en lo que respecta a ofrecer entornos únicos, pero sí resulta encomiable el esfuerzo de Blizzard por dotar de personalidad propia a cada una de estas regiones.

Las zonas de inicio de Huargen y Goblins son espectaculares tanto a nivel visual como en lo que se refiere al diseño de las misiones y desarrollo de la acción.
Las zonas de inicio de Huargen y Goblins son espectaculares tanto a nivel visual como en lo que se refiere al diseño de las misiones y desarrollo de la acción.

Y de igual modo, las misiones vuelven a resultar más divertidas que nunca, con algunas realmente hilarantes que nos presentarán a personajes “inspirados” en grandes conocidos como Indiana Jones, que deberá medirse a un goblin con un cierto aire a Hitler (ese “nein nein nein” es impagable). Pero una parte vital de la experiencia World of Warcraft se encuentra en sus ya míticas mazmorras y raids, y en este punto, Cataclysm cumple con nota. Sobre todo, porque no solo estamos hablando de un diseño muy inspirado para las siete zonas de combate y las tres raids para grandes grupos que se han creado (más la adaptación al entorno heroico de dos mazmorras clásicas como Deadmines y Shadowfang Keep), sino por el creciente nivel de dificultad con el que se ha dotado a las mismas y que vuelve a trasladarnos a los orígenes del juego, cuando parece que primaba mucho más la estrategia y la cooperación entre jugadores.

Algo que como decimos, se ha retomado con fuerza en esta expansión, con detalles como la mayor importancia que adquieren los jugadores “tanque”, que ahora tienen que preocuparse mucho más de que los enemigos se centren exclusivamente en ellos a la hora de golpear (son los que más resisten los golpes); o los sanadores, que tendrán que pensar mucho a quién curan para no quedarse sin maná en el momento más inoportuno.

Para los amantes del PvP (Jugador contra Jugador), Blizzard también ha incluido dos nuevos campos de batalla que se suman a los creados con la anterior expansión de WOW, ampliando las posibilidades de juego en este frenético apartado que nos enfrentará a los jugadores de la facción contraria en épicas batallas campales. En definitiva, los suficientes añadidos como para mantenernos horas y horas guerreando contra otros jugadores.

El rediseño de ciudades como Orgrimar o escenarios de batalla resulta espectacular, dotando al juego de un toque más épico si cabe.
El rediseño de ciudades como Orgrimar o escenarios de batalla resulta espectacular, dotando al juego de un toque más épico si cabe.

Las nuevas incorporaciones
Los Huargen (hombres lobo) y Goblin son también uno de los principales atractivos de Cataclysm. Ambas especies se unen a la Alianza y la Horda respectivamente como nuevos personajes jugables, creándose de paso nuevas combinaciones de clase y raza para el resto de arquetipos del juego. Lo destacable de esta incorporación, aparte del atractivo visual que suponen y que por desgracia deja en evidencia a muchas de las otras especies del juego, es que cuentan con habilidades raciales propias de su especie de lo más interesantes, como la posibilidad de correr a gran velocidad por parte de los Huargen (que avanzan a cuatro patas), o los reactores que llevan equipados los Goblin a sus espaldas para saltar grandes distancias o, también, lanzar un súper misil sobre un objetivo fijado.

Sus capítulos iniciales, en los que aprenderemos a jugar mientras conocemos las motivaciones de ambas especies, también son dignos de elogio puesto que muestran un desarrollo sobresaliente a todos los niveles. Misiones de lo más variadas y divertidas, argumentos bien desarrollados… ¡no falta de nada! Además, ofrecen un estilo visual y jugable tan distinto entre sí, que de verdad merece la pena completar estos capítulos, aunque después vayamos a seguir con nuestros otros personajes.

Tan distintas entre sí, las nuevas regiones para los usuarios de nivel 85 nos permitirán encontrar nuevos desafíos mientras exploramos la profesión de arqueólogo.
Tan distintas entre sí, las nuevas regiones para los usuarios de nivel 85 nos permitirán encontrar nuevos desafíos mientras exploramos la profesión de arqueólogo.

El resto de especies también modifican, en algunos casos más que otros, sus capítulos iniciales para dar más coherencia al conjunto final, destacando sobre todo el empeño de Blizzard por hacer lo más amigable posible el juego. Esto queda reflejado en detalles como el ver qué nuevas habilidades podemos aprender tras cada subida de nivel, o conocer las opciones que se nos abren al alcanzar determinados puntos del juego. Igualmente, se ha simplificado el sistema de subida de niveles de tal modo que ahora, al alcanzar el nivel 10, tendremos que decidir por qué rama de habilidad nos decantamos, quedando descartadas las otras dos hasta que invirtamos 31 puntos de habilidad en la seleccionada inicialmente. De este modo, el camino de la personalización de personajes queda más encorsetado en unos parámetros concretos, lo que por un lado facilita mucho las cosas para los novatos (que pueden potenciar mejor los aspectos básicos de su héroe), pero también limita en cierto grado la libertad de personalización de nuestros avatares virtuales.

Por último, hay que destacar la inclusión de la profesión secundaria de arqueología, con la cual se nos invitará a recorrer toda Azeroth en busca de artefactos antiguos que, uniéndolos entre sí, pueden brindarnos ítems de lo más interesantes, aparte de ampliar considerablemente la historia y el contexto del universo Warcraft. No es que sea la profesión más divertida de todas, pero sí supone un cierto desafío en los niveles más avanzados y como decimos, es una forma perfecta de conocer más sobre Azeroth y su mitología.

Como apunte final, el nuevo sistema de hermandades que se ha establecido en WOW resulta muy interesante, con una serie de logros que podemos desbloquear en común junto al resto de miembros del clan, logrando así diversas recompensas que beneficiarán a todo el grupo. En este sentido, las pruebas que se plantean son de lo más variadas: desde crear un número determinado de objetos o pociones, a exterminar a X número de enemigos.

Las nuevas mazmorras y raids ofrecen un nivel de dificultad mayor, asemejándolo a las exigencias de cooperación del juego original.
Las nuevas mazmorras y raids ofrecen un nivel de dificultad mayor, asemejándolo a las exigencias de cooperación del juego original.

Seis años dando guerra
Sorprende después de tanto tiempo que World of Warcraft siga siendo un título muy vistoso a nivel audiovisual. Sí, está claro que hay otros juegos de rol masivos en línea como Age of Conan que superan a la obra de Blizzard en potencia gráfica, pero el trabajo artístico llevado a cabo por el estudio es tan bueno que pese a ello, sigue siendo un título que continúa dando la talla de forma sobresaliente. Por supuesto, se agradecen mucho las mejoras aplicadas a todos los niveles, como el agua interactiva, los efectos de luces, las texturas con mejor definición, la mayor carga poligonal en los escenarios del original y los nuevos territorios… Y también se echa en falta un mayor nivel de detalle para los personajes, mayor definición en la distancia de dibujado y demás; pero son defectos que una vez te metes en Azeroth, pasan a un segundo plano. Sobre todo porque en lo estético y musicalmente hablando, World of Warcraft es una obra magnífica, más ahora que Blizzard ha introducido una serie de vídeos que dotan de mayor vistosidad al conjunto.

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No es nada rompedora en cuanto a ideas originales, pero la nueva expansión de World of Warcraft cumple con lo esperado y consigue atraparnos una vez más en el épico mundo de Azeroth. Las nuevas misiones, razas, mazmorras, raids, campos de batalla, el completo rediseño que ha sufrido el juego y el titánico trabajo llevado a cabo por Blizzard para hacer más ameno el camino a los usuarios de bajo nivel, siguen dejando claro que WOW es uno de los mejores juegos del género y la forma perfecta de adentrarse en los MMO antes de dar el salto, si se quiere, a otras apuestas de corte similar.

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