Análisis de Medal of Honor

Análisis de Medal of Honor
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Paso en falso. Pese a que el nuevo Medal of Honor es un videojuego de acción moderadamente interesante, lo cierto es que hay que ser sensiblemente más exigente con una franquicia tan legendaria como esta. El anticipado nuevo shooter bélico de Electronic Arts queda como un buen título, pero también como un quiero y no puedo que estaba destinado a ser algo mucho más grande, y que se ve lastrado en términos de personalidad por un copia-pega de conceptos Modern Warfare.

El prometido reseteo de las series Medal of Honor en clave de guerra contemporánea ya está entre nosotros. Electronic Arts a buen seguro recuperará el pulso comercial de una saga en franco retroceso como era esta, pero en términos jugables estamos ante una de las peores entregas de la franquicia. Serios problemas de pulido, una campaña del todo insuficiente y una sensación de falta de innovación manifiesta son los principales puntos en contra de un videojuego que encuentra en su notable apartado multijugador la principal redención de un modo off-line decepcionante.

Como comienzo de una nueva IP, lo que pese al nombre no deja de ser este Medal of Honor, el videojuego de Electronic Arts es un estimable primer paso. Sin embargo como perteneciente a una franquicia de la talla de la que nos ocupa estamos ante un producto meramente pasable, probablemente incluso de los peores de las series. El título es un shooter interesante, pero que no pasa de ahí. Intercambiable con decenas de videojuegos de acción que han salido en los últimos tiempos y que, ni este ni aquellos, tienen elementos diferenciadores que los acrediten.

Online Killed the Offline Star
El estigma que atenaza a los aficionados de los shooters bélicos no ha pasado desapercibido para los chicos de Danger Close, y es que si se ha acusado constantemente a las campañas individuales de las series Call of Duty de ser excesivamente breves, especialmente las del binomio Modern Warfare, el videojuego de este estudio interno de Electronic Arts peca de las mismas deficiencias; incluso en este caso todavía más acusadas.

4 horas. La campaña de Medal of Honor puede ser superada en escasamente cuatro horas, e incluso en un tiempo algo menor si somos expertos en el género de la acción en primera persona en la que este título se encuadra. Lógicamente la cifra puede aumentar también sensiblemente si optamos por el nivel de dificultad más alto, pero como incluso en éste la IA enemiga sigue mostrando molestas irregularidades que describiremos más adelante, lo cierto es que la experiencia resulta igualmente poco satisfactoria.

Hemos sido tremendamente indulgentes, sin embargo, con los modos historia de las series Modern Warfare de Call of Duty por estimar que, pese a ser breves, muestran una intensidad, una épica y un nivel tan altos como en ningún otro shooter bélico puede verse en la actualidad -incluso superior al de las entregas impares que tiene por costumbre desarrollar Treyarch para la misma saga-. Con Medal of Honor, sin embargo, no podemos medirlo por el mismo rasero, y es que su modo off-line no sólo es inusitadamente breve sino que lejos de la intensidad de la franquicia de Activision éste resulta repetitivo y carente de chispa.

A pesar de que durante el desarrollo se insistió mucho en la posibilidad de improvisar y adaptarse a situaciones del equipo Tier 1 (Nivel 1), los escenarios de Medal of Honor no dejan lugar a este tipo de tácticas.
A pesar de que durante el desarrollo se insistió mucho en la posibilidad de improvisar y adaptarse a situaciones del equipo Tier 1 (Nivel 1), los escenarios de Medal of Honor no dejan lugar a este tipo de tácticas.

El argumento se mueve dentro de lo que podríamos esperar en el género. Las cinemáticas están tremendamente cuidadas a nivel estético como es tradicional en cualquier producción de Electronic Arts, y nos narran la historia con majestuosas secuencias al principio de cada nivel. Lamentablemente ni la historia tiene gancho, ni los personajes carisma ni los diálogos cuentan con el más mínimo interés... Si nos encontráramos con objetivos variados, escenarios novedosos o volubles y misiones con una sensación de diversidad, todo esto sería pasable por alto puesto que el género de la acción no nos ha acostumbrado en los últimos tiempos a buenos guiones. Sin embargo el Modo Historia de Medal of Honor se desarrolla torpemente a través de yermos pasillos naturales a través de desiertos, idénticas estructuras para zonas nevadas en cumbres de montañas, o misiones nocturnas donde, sin las técnicas de iluminación, el videojuego ni tan siquiera tiene el gancho visual que se le presupone a una superproducción de estas características.

Así pues resulta chocante la franca desatención que muestra el videojuego en su campaña individual, y no sólo por su duración o monotonía, sino también por problemas de pulido que detallaremos a continuación y que contribuyen todavía más a enturbiar la sensación general que ésta transmite. Con un reparto de tareas para el desarrollo de Medal of Honor entre Danger Close -Campaña- y DICE -Multijugador- confiábamos en que no se pecara de primar una parte sobre otra durante la producción, sin embargo parece que los primeros por un motivo u otro han cuajado sus secciones con mucha menos habilidad de la que se les presuponía.

Medal of Honor gusta mucho de los niveles nocturnos. A menudo deberemos utilizar nuestras gafas de visión nocturna para abrirnos paso a través de ciertas secciones.
Medal of Honor gusta mucho de los niveles nocturnos. A menudo deberemos utilizar nuestras gafas de visión nocturna para abrirnos paso a través de ciertas secciones.

Bastardos de Pelo Corto y Queroseno en vez de Sangre
El problema fundamental que tiene el videojuego en su faceta jugable es tan intangible, pero a la vez tan importante como el gancho. Se juega unos minutos a Medal of Honor y no encontramos demasiadas razones para seguir haciéndolo tras acribillar a un puñado de insurgentes afganos.

¿Los motivos? Principalmente que todo lo que destila el videojuego nos transmite una sensación de tosquedad alarmante. Desde los controles, al diseño de escenarios pasando por unos problemas con la inteligencia artificial que rondan lo imperdonable en un shooter que cuenta con la amplitud de medios de la que hacen gala todas las producciones de Electronic Arts.

Los niveles son lineales en el peor sentido de la palabra. Los shooters de la actualidad, especialmente en el género de la primera persona, son tremendamente rígidos en cuanto a sus posibilidades; lamentablemente Medal of Honor, y siempre hablando de su experiencia de juego off-line, lleva esta severidad en el formato de los niveles demasiado lejos. Hasta tal punto es así que en ocasiones se inventa barreras invisibles en el decorado en ciertas partes que no están acotadas por las ya de por sí abundantes barreras arquitectónicas que nos circundarán en todo momento.

En determinados momentos de la campaña sentiremos que la sensación de estar deslizándonos por constantes pasillos a través de desiertos, montañas o zonas urbanas es de lo más asfixiante; con lo que el componente jugable y de posibilidades se reduce severamente. No hay oportunidades para salirse del estricto marco que han dibujado los chicos de Danger Close en la campaña individual, y esto se traduce en que la posibilidad de plantearse tácticas alternativas, rodeos de posiciones enemigas o vías secundarias se reduce a la mínima expresión, incluso en las escasas arenas de mayor tamaño que ocasionalmente recorreremos.

A esto hay que sumar otros aspectos que plagan la campaña individual y que hacen referencia principalmente a una IA con severas deficiencias en su funcionamiento. A menudo los talibanes nos darán la espalda para huir en circunstancias completamente incomprensibles, convirtiéndose en fallos que nos permitirán abatirlos con excesiva facilidad. Por otra parte los enemigos también son bastante cortos de vista y todavía en mayor medida lentos de reflejos: Será habitual que nos situemos al lado de un oponente que está situado tras su parapeto y dentro de su campo de visión, y que éste no perciba nuestra presencia hasta que comience a recibir balazos de nuestra arma.

La escasa interacción con el entorno es bastante llamativa. Resulta chocante que muchos de los clásicos elementos explosivos -tanques de propano- no reaccionen.
La escasa interacción con el entorno es bastante llamativa. Resulta chocante que muchos de los clásicos elementos explosivos -tanques de propano- no reaccionen.

Los desarrolladores, por otra parte, han buscado introducir la variedad de la que carece la experiencia jugable a pie con algunas secciones que se salen del patrón del sota-caballo-rey del que se compone el resto. Estas partes constan de secciones a bordo de vehículos -conducción de quads o a bordo de torretas ametralladores en jeeps, por ejemplo-, así como algunas de marcado de objetivos -estáticos o móviles- con miras láser. El problema es que ni son los suficientes como para inyectar frescura a la fórmula, ni tampoco están tan bien implementados como para resultar divertidos... cayendo rápidamente estas secciones también en lo repetitivo por ser excesivamente largas.

Guerra en la Red -Multijugador-
En primer lugar, y comenzando por lo más "light", debemos señalar que el videojuego trae consigo una modalidad alternativa a la campaña que nos permite superar las diferentes misiones que hayamos terminado para superar diferentes retos, y compararnos en rankings de marcadores con jugadores de todo el mundo o con nuestros propios amigos.

Tras reseñar esta funcionalidad on-line hay que centrarse en el apartado más puramente multijugador de competencia directa. Si de la irregular campaña individual se ha encargado Danger Close, del multijugador se ha ocupado DICE, un experimentado estudio con créditos en sagas de tanta enjundia on-line como puede ser la maravillosa Battlefield, que con su reciente spin-off Bad Company está teniendo enorme éxito tanto en lo comercial como ante la crítica.

La floja IA del título provoca que podamos utilizar tácticas muy arriesgadas incluso en el nivel de dificultad más alto. A menudo acribillar a un enemigo a escasos centímetros será habitual.
La floja IA del título provoca que podamos utilizar tácticas muy arriesgadas incluso en el nivel de dificultad más alto. A menudo acribillar a un enemigo a escasos centímetros será habitual.

La experiencia multiplayer de Medal of Honor, para ser honestos, está sensiblemente por debajo de Battlefield; pero constituye el único interés de un videojuego que de otro modo sería tremendamente olvidable. La vertiente está tan separada de la faceta individual que al comienzo se nos pide que escojamos entre una y otra, y ambas se dividen con tiempos de carga y menús diferentes.

En el videojuego habrá dos equipos de doce jugadores, para un lógico total de 24 usuarios simultáneos en cada partida, para los bandos de los insurgentes y los aliados. Como es costumbre en este tipo de videojuegos las clases acaban marcando las especificaciones de cada tipo de soldado, pudiendo escoger entre fusileros, francotiradores o miembro de operaciones especiales.

Los primeros son la clase más básica, con armas de asalto, ametralladores, granadas de humo, etcétera. Los segundos, son el tipo de soldado más alejado del frente puro y duro de combate, con sus disparos a distancia y la posibilidad de situar explosivos. Por último los miembros de operaciones especiales están específicamente equipados para el cuerpo a cuerpo, armados con subfusiles y escopetas de corto alcance.

No obstante, y al más puro estilo de progresión en base a rankings de experiencia, podremos ir mejorando y alterando nuestras características para que éstas se adapten en mayor medida a nuestras necesidades, pudiendo acoplar elementos como miras, silenciadores, sujeciones de estabilidad. Cada uno de los tipos de unidad llega a un máximo de quince niveles con sus respectivos desbloqueables por cada uno de ellos, e estando el tope de puntos para su liberación en los 4.800 puntos en todos los casos.

El multijugador es la parte más importante del videojuego, y el verdadero motivo por el que podamos sentir mayor interés. Mucho más pulido que la campaña, y con cotas de diversión también más altas.
El multijugador es la parte más importante del videojuego, y el verdadero motivo por el que podamos sentir mayor interés. Mucho más pulido que la campaña, y con cotas de diversión también más altas.

Por lo que respecta a la experiencia jugable más propiamente dicha, el multijugador de Medal of Honor es mucho más parecido al de Call of Duty: Modern Warfare que al de Bad Company. Y no lo decimos únicamente por los perks, las recompensas directas por encadenar muertes o por el sistema de desbloqueo, que resultan virtualmente idénticos, sino también por cuestiones menos tangibles a primera vista como el ritmo, el estilo más accesible o el diseño de los escenarios.

Hay algunas pegas que interpelarle a la experiencia multijugador, como su caprichoso sistema de respawning, por ejemplo, sin embargo las conclusiones en líneas generales son ciertamente positivas. Los diferentes escenarios contribuyen con su diseño a que el juego tenga un tempo muy adecuado, y podemos hablar de un título con un balance francamente cuidado entre unos y otros tipos de jugadores.

Además las modalidades de juego, sin ser demasiado variadas u originales, hacen su trabajo con mucha eficacia. Misión de Combate tiene la habilidad de alternar bandos aliados e insurgentes como atacantes y defensores en un modo muy similar al del primer Bad Company, mientras que Asalto al Objetivo también tiene ciertas similitudes con el Fiebre del Oro del videojuego mencionado. Asalto en Equipo es más parecido a un Combate a Muerte por Equipos sin muchas complicaciones, mientras que Control del Sector planta a los dos bandos enfrentándose por la posesión de tres objetivos, y debiendo mantener el control de estos puntos representados con banderas durante un determinado tiempo.

Siempre en Guardia -Gráficos y Tecnología-
A nivel visual Medal of Honor es un videojuego con algunos puntos que denotan un notable acabado, y otros algo más irregulares que parecen atestiguar un desarrollo algo atropellado.

Entre lo positivo destacan especialmente el modelado de nuestros compañeros de equipo, ciertamente cuidado, así como determinados aspectos puramente tecnológicos como la iluminación: Verdaderamente sorprendente en los escasos niveles que la explotan como es debido.

Por otra parte a nivel artístico el videojuego destaca, desgraciadamente, por no ser tan ingenioso. Es casi constante el reciclaje de zonas para la campaña/multijugador, y los niveles no son particularmente variados entre sí, quizá derivados por la obligación de enmarcarlo todo en una única localización. Asimismo también destaca el hecho de haber recogido escenarios directamente de otros videojuegos como los de la propia saga Modern Warfare: Huelga decir que la base aérea de Bagram fue un objetivo de importancia durante el conflicto, pero habiendo sido utilizado de una forma tan característica y extraordinaria por la saga de Infinity Ward, quizá hubiera convenido haber buscado otras localizaciones del país igualmente relevantes y algo más frescas.

El sistema de mejoras y desbloqueos de Medal of Honor bebe directamente de las series Modern Warfare, uno de los más adecuados y adictivos para este tipo de experiencia.
El sistema de mejoras y desbloqueos de Medal of Honor bebe directamente de las series Modern Warfare, uno de los más adecuados y adictivos para este tipo de experiencia.

Asimismo también hay severos aspectos que conviene resaltar. En primer lugar el apartado de físicas es muy irregular, con aterradoras mutilaciones para ciertas acciones de armas, y con unas físicas muy descuidadas para otras. Esta desconcertante forma de proceder es aplicable también a la errática tasa de imágenes por segundo de algunas secciones y a un sin fin de bugs que plagan la experiencia individual. Mientras que algunos de estos fallos de programación no pasan de lo cómico -armas que quedan flotando en el aire al morir su portador-, otros sí tienen severas connotaciones en la jugabilidad como aliados que deben abrir puertas y que se atascan en determinados puntos del escenario arruinando partes que ya hayamos superado, y obligándonos a resetear al último punto de control.

En otro orden de cosas, y ya entrando en el sonido, estamos ante la parte más potente del videojuego, y una de las marcas de Electronic Arts en cuanto a sello de calidad. Aquí el doblaje es tan bueno como cabría esperar, y la banda sonora denota abundantes medios. No obstante lo que eleva la calificación de audio hasta el sobresaliente son los efectos de las armas, explosiones, etcétera... quizá un peldaño por debajo de las asombrosas grabaciones de las series Bad Company, pero casi igual de extraordinarias.

Las Capas del Pastel -Conclusiones-
¿Que Modern Warfare 2 comienza con una secuencia de créditos en la que somos transportados como pasajero de un coche por las calles de una ciudad de Oriente Medio? Medal of Honor también. ¿Que Modern Warfare 2 tiene un nivel en un cementerio de aviones? Medal of Honor también. ¿Que en Modern Warfare 2 hay algunas secuencias de liberación de rehenes a cámara lenta tras patear una puerta y asaltar una estancia? En Medal of Honor también. ¿Que el multijugador de Modern Warfare nos premia por rachas de muertes con bombardeos o apoyos de diferente tipo? Medal of Honor también. ¿Hace falta seguir?

Algunas zonas de los mapeados están tremendamente cuidadas, con un diseño muy trabajado y buen apartado artístico. Otras en cambio son mucho más genéricas.
Algunas zonas de los mapeados están tremendamente cuidadas, con un diseño muy trabajado y buen apartado artístico. Otras en cambio son mucho más genéricas.

Los chicos de Danger Close -debutantes- pecan de muchas cosas en este Medal of Honor, pero una de las más dolorosas es el saqueo de conceptos de Modern Warfare del que hacen gala. Una actitud que los chicos de DICE demostraron en su momento como completamente innecesaria en el género del shooter bélico con las dos entregas de Battlefield: Bad Company. Electronic Arts pretendía competir con las series Modern Warfare con esta entrega, pero ya resultaba sospechoso que hablaran de un proyecto a largo plazo que no se conseguiría este año.

Hacen bien los responsables del videojuego que nos ocupa en fijarse en la franquicia de Activision, puesto que es el referente del género, pero se equivocan al repetir una fórmula de la que es poseedora por méritos propios Infinity Ward; y no en términos de copyright, puesto que obviamente no hay propiedad intelectual que valga para experiencias jugables, pero sí en el sentido de ser unos auténticos maestros de su elaboración.

Danger Close debe escalar las capas del pastel desde abajo como estudio neófito que es, sin embargo da la sensación de que la forma de medrar en la industria no es esta. En lugar de buscar carácter en una franquicia que, dado su carácter de reseteo, no tenía más límites que los que ellos mismos pusieran; han optado por la vía más fácil directa, copiando conscientemente todos los elementos característicos de la saga de Infinity Ward que la hacen única y genuina. No tendríamos problema alguno con ello, más allá de suspender su apartado de innovación, si el videojuego tuviera pulso, ritmo o chispa. Sin embargo no lo hay en este Modo Historia, que recoge punto por punto el esqueleto de las series Modern Warfare sin rellenar los huesos de carne, órganos, articulaciones... en definitiva todo lo que le confiere vida a un videojuego.

El rifle de francotirador será nuestro mejor aliado en determinadas secciones de algunos niveles. Lástima que el escenario no ofrezca más variables a la hora de escoger cuándo usarlo.
El rifle de francotirador será nuestro mejor aliado en determinadas secciones de algunos niveles. Lástima que el escenario no ofrezca más variables a la hora de escoger cuándo usarlo.

En estas condiciones el videojuego no podría pasar del 6,0 en su valoración general de 3DJuegos. Sin embargo cuenta con un elemento que sí funciona y que ayuda a escalar peldaños a lo que, de otro modo, no sería sino un título definitivamente mediocre e impropio de la saga a la que pertenece: Su multijugador. Los suecos de DICE, creadores de las series Battlefield, vuelven a demostrar su maestría en las disciplinas on-line y conforman una experiencia de juego colectivo lo suficientemente interesante como para elevar varios enteros las sensaciones generales que transmite este Medal of Honor.

Sin embargo el legado de Call of Duty, su más directo competidor, se ha erigido con muchos años de duro trabajo, e incluso la propia Electronic Arts, como acabamos de comentar, ya había manifestado en ocasiones que no se veían capaces de competir directamente este mismo año por la corona. "No les superaremos este año, pero quedaremos peligrosamente cerca", comentó recientemente Jens Uwe. "Este va a ser un viaje largo, como lo fue para la franquicia FIFA el superar a Pro Evolution Soccer". Y es cierto que si para algo sirve este Medal of Honor de cara a la industria del videojuego en general es para demostrar una vez más lo difícil que resulta cuajar un lanzamiento de la calidad de las dos entregas de las series Modern Warfare, por mucho que esté de moda denostar la saga de Activision entre ciertos sectores por su desproporcionada popularidad y por ciertas decisiones muy poco afortunadas por parte de sus distribuidores.

Bueno

Sin sello

Medal of Honor

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Medal of Honor queda en tierra de nadie: Ni acaba de ser el gran videojuego que parece garantizar el nombre de la franquicia a la que pertenece ni acaba de ser un mal título que resulte desechable. Los aficionados a los shooters en primera persona encontrarán en él un producto moderadamente estimable si consiguen pasar por alto sus abundantes fallos, aunque para esperar a un digno competidor de la saga Call of Duty todavía hace falta un duro trabajo por delante.

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