Análisis de Operation Flashpoint 2

Operation Flashpoint presenta de nuevo sus credenciales con su segunda parte tras varios años de silencio desde su debut. Con la secuela la saga de acción bélica vuelve a ofrecer una simulación seria, quizá no tanto como la del original, pero lo suficiente como para desmarcarse de la mayor parte de los shooters en compatibles.

Codemasters lo ha vuelto a hacer. En los actuales tiempos en los que las compañías apuestan por “casualizar” los videojuegos de acción lo más posible para llegar a un público mayoritario, los chicos de Codemasters vuelven a apostar por el realismo y la complejidad.

Para los neófitos dejar claro que Operation Flashpoint no tiene nada que ver con Call of Duty, Medal of Honor u otros arcades bélicos, y que sigue más bien la línea de Armed Assault en el escaso universo de los shooters-simuladores. En este mundo cada bala es una muerte potencial, cada decisión equivocada –por pequeña que sea- puede dar al traste con una partida entera, y los jugadores disfrutan tanto planificando y preparando cada maniobra como ejecutándola.

Dragon Business
Operation Flashpoint 2 da comienzo con una majestuosa cinemática al más puro estilo estético de Codemasters en la que, con una mezcla de imágenes estáticas, diagramas y un estilo insuperable, se nos narra el contexto histórico-ficticio que viviremos.

Y decimos histórico-ficticio porque el videojuego hace todo lo posible porque nos tomemos en serio su propuesta. Para ello nos plantea, a modo de documental, una narración históricamente veraz sobre lo sucedido con los afanes expansionistas de China desde hace siglos, mezclados con una isla ficticia. Así pues se nos da una rápida pincelada de lo acaecido en el pasado con especial énfasis en la Segunda Guerra Mundial y su conflictiva relación con Japón.

Sin embargo llegados al año 2009, el videojuego comienza a crear su fantasía, convenientemente apoyada en los rocosos y realistas pilares labrados con la precisa y rigurosa visión del pasado. 2009, 2010, 2011… asistiremos a maniobras ofensivas de China sobre Rusia, y a la desesperada petición de ayuda por parte de la principal república de la extinta Unión Soviética.

¿Quién se erige en principal defensor del pueblo ruso? En efecto, los Estados Unidos. En Operation Flashpoint 2 encarnaremos a un escuadrón de soldados norteamericanos que se infiltra en la isla de Skira, una gigantesca masa de tierra ficticia que deberemos liberar del Ejército de Liberación Chino.

Así pues la campaña individual del videojuego tiene una estructura bastante clásica que se prolonga durante un número de horas verdaderamente abrumador. Dentro de ella nos vamos enfrentando a la típica sucesión de misiones en las que las principales características son una libertad y unas zonas de juego que resultan gigantescas en ambos casos.

Nuestro primer objetivo, de hecho, actúa a modo de tutorial, pero como todo en Operation Flashpoint 2 dista mucho de resultar fácil o accesible. Se nos plantará en mitad de una zona con nuestros tres compañeros y un objetivo a varios kilómetros de distancia, y progresivamente se nos irán explicando algunos de los patrones que serán de imprescindible ayuda para sobrevivir.

Desde luego no será nada que no podamos descubrir con echar un vistazo a la pantalla de los controles, pero siempre viene bien tener una dosis práctica de lo que vamos a experimentar, y esta primera misión es de obligado cumplimiento. Aprenderemos conceptos tan básicos como el de esprintar, pero también otros vitales y algo más complejos como la forma de dar órdenes al escuadrón, la de movernos por nuestro inventario o la de curarnos. Términos con los que deberemos familiarizarnos, puesto que si tenemos que pararnos a pensar en mitad del campo de batalla estaremos oficialmente muertos.

Fuego Cruzado
Como ya hemos adelantado Operation Flashpoint puede que no sea la más seria de las simulaciones, pero aún así está un trecho por delante en cuanto a veracidad con respecto a los Call of Duty, Ghost Recon o Medal of Honor.

La isla de Skira es ciertamente gigantesca, y ofrece las dosis de variedad en cuanto a fauna y orografía que necesita un videojuego como este. Así pues las situaciones con las que nos encontraremos serán de lo más diverso lo que, unido al tamaño del mapa, hará que pocas situaciones que podamos experimentar se parezcan entre sí.

Eso sí, va a haber una serie de situaciones que se van a repetir y que nos van a deparar la esencia del videojuego. Por ejemplo una de ellas es la importancia radical que tiene el trabajo en equipo. Para dar órdenes tenemos un sistema radial que parece claramente pensado para consola y que parece algo tosco en su traslación directa para compatibles, y que no termina de hacer las funciones tan bien como con el pad por su torpe adecuación.

Por lo demás todo el proceso de asignar las instrucciones es francamente sencillo y funciona bien de no ser por algunos matizables problemas de IA. Hay algunos bugs y algunos problemas de diversa consideración con nuestros aliados, que en ocasiones no escogen la ruta correcta o que no se percatan de la presencia enemiga hasta demasiado tarde. Estos fallos tienen una importancia moderada en los niveles intermedios de dificultad, sin embargo en el denominado Hardcore pueden ser dramáticos, puesto que en este nivel es en el único en el que nuestros compañeros no reviven tras cada checkpoint. Por lo demás el videojuego está mucho más pulido que otros títulos similares como Armed Assault, y la jugabilidad se beneficia notablemente de ello.

Dragon Rising funciona con un sistema de Checkpoints que se desmarca de lo que pudimos ver en la primera parte. Éstos están muy separados entre sí, y en su mayoría se sitúan únicamente detrás del cumplimiento de cada objetivo con lo cual nos dejan un tiempo enorme entre unos y otros. Así pues la intriga de la fórmula no se pierde en ningún momento, y tampoco la tensión de tener sobre la espalda en todo momento el miedo a morir, puesto que con un despiste podemos perder todos los progresos llevados a cabo.

Reglas de Enfrentamiento
Y es que morir es tremendamente sencillo en un juego como Operation Flashpoint 2. Una sola bala puede acabar con nosotros en determinadas circunstancias, y el videojuego cuando recibimos un impacto nos informa rápidamente de dónde se ha producido y la sangre que nos queda. Nuestro “nivel de desangramiento” será algo así como nuestra barra de energía en otros juegos, midiendo el tiempo que nos queda para morir si el impacto no ha sido letal.

Una vez heridos nos quedan dos soluciones, tratar de reparar el daño por nosotros mismos o recurrir a los servicios de uno de los auxiliares de medicina que viajan con nosotros en el grupo. Si éste se encuentra demasiado lejos de nuestra posición deberíamos optar, como decimos, por acceder al inventario por nosotros mismos con el botón del teclado o el control de pad dispuesto para ello, y administrar nuestras soluciones de emergencia con la menor ligereza posible.

¿Para luchar contra los temibles impactos de bala qué es lo más recomendable? Una mezcla entre sigilo, eficacia en equipo y precisión con las armas de fuego. Si estamos haciendo bien las cosas pasaremos el mayor tiempo del juego con coberturas óptimas y con un combate a distancias de decenas de metros de nuestros enemigos, puesto que el rango cercano será poco menos que un suicidio en especial si hacemos frente a más de uno.

Y es que Operation Flashpoint 2 es un videojuego para usuarios pacientes. Es lógico pensar que en determinados puntos donde el reto es máximo moriremos unas cuantas veces independientemente del acierto con el que planteemos la maniobra, ya que el factor de lo impredecible es fundamental, sin embargo la libertad que otorga el videojuego a la hora de hacer frente a cada objetivo hará que en lugar de obcecarnos con una sola vía para resolver el problema optemos por diferentes alternativas.

Lo único que rompe con este estilo tan libre de juego es la presencia de vehículos en algunas de las últimas misiones. Su presencia en el multijugador que abordaremos a continuación es francamente interesante, y ayuda a lidiar con las enormes distancias que éste genera; sin embargo su presencia en la campaña es menos comprensible, e introduce un componente algo frenético que no encaja bien con una jugabilidad que es netamente distinta a la de la experiencia on-line.

Otro elemento que no acaba de funcionar es el de las misiones nocturnas o las de infiltración. De acuerdo en que contribuyen a dar algo más de variedad a un conjunto de objetivos ya de por sí bastante diverso, pero lo caprichoso de la IA enemiga hace que tengamos más disgustos de los deseables.

Así pues la campaña Dragon Rising es la única forma de entretenimiento off-line que, de momento, incluye Operation Flashpoint 2, y es que la disposición del menú y los rótulos que saltan en el interface invitan a creer que los próximos contenidos descargables serán nuevos packs de misiones. Sin embargo la duración de este Modo Historia es descomunal, no sólo porque los objetivos están muy separados unos de otros, sino porque moriremos infinidad de veces independientemente de nuestra pericia, y es que el explorar y buscar nuevas rutas alternativas y tácticas es el principal encanto de Operation Flashpoint 2. Puede que no sea tan profundo como ArmA II, de hecho no lo es ni remotamente aunque ambos apuestan por el realismo, pero es definitivamente más divertido.

Isla de Skira –Multijugador-
La vertiente multijugador no puede faltar en ningún shooter que se precie en pleno siglo XXI, y Operation Flashpoint 2 ha prestado muchísima atención a esta parte de su experiencia jugable que ya era uno de los auténticos triunfos de su predecesor.

La parte estrella del on-line es, sin lugar a dudas, el cooperativo para cuatro jugadores, con el que podemos superar la campaña al completo o las misiones por separado que hayamos ido desbloqueando.

El multijugador competitivo sigue más a rajatabla la experiencia de la primera parte con las modalidades de Aniquilación e Infiltración para hasta 32 jugadores en PC, y 8 en Xbox 360 y PlayStation 3; escogiendo siempre entre las dificultades Normal, Curtido y Difícil.

Estas dos modalidades, como decimos, son de corte competitivo, y en ambas nos enfrentaremos entre dos equipos humanos. En la primera, Aniquilación, lucharemos los dos bandos cerca de una ubicación estratégica clave, partiendo cada uno de ellos de un extremo del mapa escogido por el anfitrión. Tenemos un tiempo límite y un número de puntos que alcanzar como premisa fundamental para vencer. Habrá abundantes pertrechos del juego singleplayer, y también la posibilidad de contar con algunos acólitos encarnados por la IA.

En Infiltración damos con un estilo de juego al más sofisticado en el que también se ven las caras dos grupos de unidades, aunque esta vez de corte asimétrico. ¿Qué significa esto? Que el bando que debe infiltrarse en las instalaciones que el rival humano defiende tiene menor número de hombres pero mejor equipo. Los atacantes tienen como primordial meta el acabar con un objetivo dentro de la base enemiga, mientras que el resto debe defenderla de éstos.

El editor de misiones, exclusivo de la versión de PC, tampoco queda atrás, y será una herramienta bastante accesible con la que disparar todavía más el número de horas que dejará consigo nuestra experiencia con Operation Flashpoint 2. Con esta utilidad podemos salpicar el mapa completo de la isla de Skira de emplazamientos de armas montadas, unidades de infantería aliadas y enemigas, objetivos principales y secundarios, checkpoints o vehículos de tierra, mar y aire.

También hay infinidad de otros objetos que podemos situar para enriquecer el mapeado como hogueras, puertas, cajas, vallas, cadáveres de civiles, tiendas de campaña y un largo etcétera de objetos de repetición que podemos situar.

En líneas generales el editor se trata de una herramienta tremendamente sencilla, accesible y fácil de emplear, que nos permite en unos minutos llevar a cabo una misión que podemos testear sobre el campo para comprobar hipotéticos errores y corregirlos antes de disfrutar de ella en solitario o compartirla con otros usuarios.

Tropas de Asalto –Gráficos y Tecnología-
Cuando tenemos entre manos un videojuego con unos entornos tan gigantescos como los de Operation Flashpoint, por ejemplo, siempre tenemos un problema a la hora de valorarlos. El equilibrio entre el consumo de recursos de sus descomunales superficies y la necesidad de ofrecer un aspecto gráfico igualmente bueno en el detalle y las distancias cortas se ha convertido en el caballo de batalla de la actual generación de shooters con entornos masivos.

Por estos motivos un videojuego como GTA IV, por ejemplo, puede tener la misma puntuación gráfica que uno como Gears of War o Uncharted 2, cuando es más que obvio que estos dos últimos tienen un acabado muy superior. Con Operation Flashpoint 2 tenemos en cuenta, como en todos esos títulos, la densidad de lo que se ofrece y también las posibilidades de cada equipo en el que funciona, y ahí el videojuego de Codemasters demuestra tener una optimización verdaderamente notable en todas las plataformas.

Con el ejemplo de Armed Assault II tan cercano es más que obvio que Dragon Rising es superior tanto en sus gráficos como en su acabado técnico, tecnológico y de optimización, deparándonos un resultado visual superior al título de Bohemia Interactive.

No sólo es mejor en términos de iluminación, modelados y efectos visuales, sino que en líneas generales es un videojuego francamente cumplidor en lo estético. Lógicamente esperábamos un trabajo superior en algunos elementos como los personajes y sus animaciones, o las texturas generales –francamente flojas-, pero el conjunto es muy resultón.

Quizá en este sentido Dragon Rising se beneficia de una dirección artística muy acertada. No se trata únicamente de resaltar el hecho de que con parajes naturales y selváticos es, quizá, más fácil conseguir un aspecto visual más llamativo, sino que todo lo que respecta al diseño de los escenarios, uniformes y vehículos llevan consigo un gran trabajo detrás. Cabe mencionar también que el videojuego hace gala de la elegante estética de menús que Codemasters lleva ya unos años trabajando, y el programa tiene unos menús tan fantásticos como los de DiRT o Grid, con estadísticas que salpican las pantallas de carga y unas cinemáticas muy escasas pero de impecable acabado.

En la edición para compatibles Operation Flashpoint 2 tiene un buen número de opciones gráficas con las que personalizar la experiencia, que van más allá de las clásicas de resolución, sincronía vertical o antialiasing para proporcionar también la posibilidad de editar el tamaño del sombreado y su calidad, el aspecto de las texturas, la distancia de dibujado para árboles y elementos, las partículas, la calidad de las animaciones y las de los filtrados anisotrópicos.

Con el equipo de pruebas habitual de redacción –AMD X2 4200+, 8800GT, 2GB de RAM- hemos conseguido unos resultados muy interesantes maximizando las opciones visuales, lo que ha deparado un rendimiento en términos de imágenes por segundo siempre por encima de unos más que aceptables 30 frames por segundo. Con nuestra habitual prueba con un equipo inferior y más cercano a los requisitos mínimos los resultados han sido similares sacrificando, lógicamente, un buen puñado de parámetros gráficos; y sufriendo algunas caídas en los FPS en los momentos de más acción, lógicamente debidos a la menor memoria RAM.

De la faceta tecnológica hay que rescatar, esta vez en lo negativo, la escasa interacción con el entorno. Todos los decorados son demasiado rígidos, y nuestra relación con lo que nos rodea en términos de lo que podemos hacer y lo que no es nula. Por último, como ya hemos señalado con anterioridad, hay algunos bugs de diversa consideración y también algunos problemas con la IA, pero en términos generales es un producto muy terminado. Por último los tiempos de carga de la versión para compatibles son mucho más breves que en consolas, con una diferencia en los tiempos abismal.

Para cerrar el análisis hay que mencionar la parte del audio, con un trabajo formidable para todo lo que se refiere al sonido de armas y explosiones, de una autenticidad digna de mención. El videojuego llega a nuestro país con un doblaje aceptable, y la música hace su trabajo con rotundidad y excelente acabado.