Un periodista americano intenta desentramar una supuesta conspiración contra el gobierno soviético. ¿Preparado para un título de acción al más puro estilo de espionaje?
Cold War nos pone en la piel de Matt Carter, un periodista americano con una misión casi suicida, donde se las tendrá que ver con los mismísimos agentes de la KGB para desentramar una supuesta conspiración contra el gobierno instaurado en ese momento en la Unión Soviética. Matt se ve implicado en la trama en el momento en el que está a punto de fotografiar al artífice de la conspiración. Es detenido por los agentes de la KGB, pero gracias a un tal Grushkov escapan ambos de la cárcel. A partir de este momento Carter se convierte en un proscrito que deberá salvar su vida de la policía rusa y escapar con éxito de sus verdugos.
Parece ser que no es Splinter Cell todo lo que reluce; bajo el amparo de esta gran serie aparece este digno sucesor del sigilo/infiltración, Cold Ward, sin más pretensiones que las de entretener a todos aquellos jugadores ávidos de emociones fuertes pero con una gran historia detrás. El estudio Checo Mindware ha sabido hilar una perfecta trama que nos atrapa desde el primer momento. Las antiguas rencillas entre los gobiernos ruso y estadounidense son el telón de fondo de este thriller de acción al más puro estilo de película de espionaje. Para ello se ha provisto al juego de una ambientación fílmica de lo más notoria, contribuyendo a ello los gráficos que acompañan a esta producción.
Habilidades ingeniosas
En esta ocasión nuestro protagonista, además de usar ciertas habilidades, también nos deleita con una serie de “gadgets” que nos sorprenderán por lo ingenioso de su propuesta. Todo el entorno que rodea los escenarios del juego están provistos de objetos que nos ayudarán en nuestras pesquisas, podremos usarlos para unirlos y crear nuevos inventos que serán de gran utilidad para la misión. Aquí radica uno de los grandes atractivos del juego editado por Dreamcatcher Games, la variedad de artilugios que podemos tener a nuestra disposición, haciendo que la acción no se quede solo en eso, sino que esté provista de variedad e ingenio. Por ejemplo en nuestro camino encontraremos gran diversidad de guardias que entorpecerán la misión, pero si logramos distraerlos (ruido) y acercarlos a una trampa mortal (bomba de éter), todo será mucho más fácil. Incluso podemos utilizar botellas de plástico con las que crearemos balas que no causen la muerte, sino tan solo aturdimiento, o para rematar la jugada, tirachinas usados como arma y detector de fisgones (si, como lo lees). Todo es cuestión de poner a trabajar nuestra mente y verás todo lo que puede surgir (os animo a descubrirlo).
Para conseguir todos estos artefactos, nos vamos a convertir en una especie de McGiver al uso, poniendo toda nuestra habilidad mental en el asador. Sin embargo no sería posible el uso de toda esta parafernalia sin las carpetas que iremos encontrando diseminadas por el mapa. Estas nos proporcionan “puntos de investigación”, y gracias a ellos nuestro inventario podrá ser provisto de estas “armas de destrucción” que brotan de nuestra imaginación. Los puntos no son más que la excusa perfecta para utilizar créditos que faciliten nuestra entrada al mundo de los inventores.
Pluralidad de situaciones
Y no sólo la jugabilidad es atractiva, también la forma en la que se han creado los escenarios y su distribución son bastante dignos de elogio. Se nota que no se han escatimado esfuerzos en crear un buen nivel de estructuración en las distintas etapas del juego. En este sentido nos encontramos con una estupenda pluralidad de situaciones para no hacer decaer el ritmo de Cold War. La pluralidad a la que apunto es, ni más ni menos, el vaivén de unas situaciones y otras, me explico: si nos vemos atrapados en un laberinto debemos encontrar la salida pero a la vez burlar al enemigo; si vamos en compañía de otro personaje debemos interactuar con él para salir airosos de situaciones embarazosas; podemos trepar y saltar (cuando la interfaz del juego nos lo indique) por intrincados y peligrosos lugares; en ciertas zonas apostadas por el mapeado podremos escondernos y no ser vistos (taquillas, mesas, etc.), para después salir y sorprender al enemigo.
Movimientos y enemigos
La evaluación del apartado de los movimientos de los personajes no obtiene tan buenas críticas. Nuestro protagonista está un tanto anquilosado y posee una movilidad un poco “ortopédica”, ya que su agilidad no es que sea su mayor fuerte. Observamos como existe una cierta rigidez en la forma de andar y se echa en falta mayor fluidez de movimientos. También es cierto que si pensamos en su profesión (es un periodista), este apartado estaría justificado, pero en un juego de acción/sigilo es bastante necesario un personaje en “buena forma”.
En el apartado de la I.A. de los agentes rusos, se observa como se ha pretendido dotar a estos de un sentido de defensa bastante marcado. Así bien podemos observar como cuando somos sorprendidos por nuestros perseguidores son capaces de esconderse, trazar rutas alternativas o bien huir. Además si somos vistos puede dar lugar a que nuestros captores den la voz de alarma o puede que activen cualquier dispositivo sonoro dispuesto a tal fin.
Ambientación efectiva
A un gran nivel se encuentra el sonido y la música de los que hace gala este videojuego. La incorporación de los “nuevos” sistemas Eax Enhaced o X-fi, soportados por algunas de las más importantes compañías del sector, se convierten en el paradigma de la exquisitez. Al escuchar los sonidos de ambiente, los rebotes de balas, el repicar de la lluvia, el chirriar de las puertas, el choque de cuerpos contra el suelo, el rompimiento de cristales o el aire traspasando las paredes, nos vemos transportados a la misma acción. No solo parece que el sonido es real, sino que es capaz de envolverte para recrear la ambientación como si fuera completamente perceptible. Todo el envoltorio sonoro del juego está muy bien, las voces de los personajes correctas y con una entonación en la que se advierte el acento ruso al hablar inglés. Y ahí es donde voy, el juego está en el idioma de Shakespeare, aunque podremos ver los subtítulos en perfecto castellano. Un pequeño tirón de orejas para Virgin España por no haber aportado las voces en nuestro idioma materno, hoy en día es lo que reivindicamos a pies juntillas los jugadores, un doblaje digno para las producciones que nos van llegando.
Gráficamente este Cold War me recuerda bastante a un juego adoptado de las consolas y bastante bien resuelto, estoy hablando de Cold Fear. Al contrario que la referencia a la que he aludido, Cold War no se trata de un “survival horror”, sino que nos sitúa en la tesitura de la acción unida al sigilo. Nos encontraremos con unos reflejos de luz bastante verosímiles, con un tratamiento exquisito de la iluminación dinámica. Las texturas de los edificios y los escenarios han sido tratadas con un cierto regusto por lo antiguo, con modelados que resultan perfectos y efectivos. También los efectos atmosféricos se han recreado a la perfección, sobre todo el que simula la lluvia, el viento y relámpagos de tormenta. Con este conjunto tenemos una ambientación efectista, que funciona para proporcionar una experiencia apasionante.
De todo lo contado y más, se compone Cold War. Un videojuego que aunque no pasará a la historia como una gran obra de arte, si logrará mantenerte pegado a la pantalla de tu ordenador sin que puedas pestañear. Todo esto se consigue gracias a la bien urdida historia que han desarrollado los chicos de Mindware. Cuando un juego de estas características ha logrado engancharnos como lo hace Cold War, es lógico preguntarse por si habrá continuidad en forma de secuela.
