Si, atendiendo a su calidad, tuviéramos que rescatar una pequeña cantidad de juegos que fueron editados durante la pasada generación de consolas, es muy probable que Metal Gear: Snake Eater fuera uno de ellos. Bien, pues ese mismo título ha sido trasladado con acierto a 3DS.
Hideo Kojima y su equipo de Kojima Productions se marcaron un clasicazo con Metal Gear Solid 3: Snake Eater, título que hizo disfrutar mucho a los usuarios de PS2. Eso fue en el 2004 y, casi una década después, Konami ha decidido lanzar un “remake” del mismo destinado a Nintendo 3DS. Y a pesar del tiempo transcurrido, la aventura sigue conservando gran parte de su encanto.
Fría trama
Como es propio de la saga (y de las producciones de Hideo Kojima en general), el argumento de esta aventura es una parte realmente importante de la misma. El título nos sitúa en plena Guerra Fría entre los Estados Unidos y la antigua Unión Soviética. Este segundo país mantiene retenido a un ingeniero que, según la información de la que dispone el gobierno estadounidense, es capaz de crear un arma definitiva (un nuevo Metal Gear) que supondría el fin a esta Guerra Fría… para que comenzara una de verdad y en la que la URSS tendría una gran ventaja militar frente a su archienemigo político.
Con este sugerente telón de fondo, uno de los mejores jamás creados en esta serie, nos encontramos con un soldado de elite llamado Jack… cuyo nombre en clave es Snake. Conviene diferenciar entre este Snake y el que muchos tienen en mente, Solid Snake, ya que en realidad el que protagoniza esta aventura es el padre de éste último, también conocido como Big Boss. Este personaje cuenta con el respaldo de su jefe, el mayor Zero, más la inestimable ayuda de Para-Medic, a lo que se añade el reencuentro con su mentora y algo más que amiga: The Boss. A partir de aquí se irá complicando más y más dicha trama, entrando en juego un componente dramático y varias líneas argumentales paralelas que proporcionan a la aventura una profundidad emocional pocas veces vivida en otro título.
¿Y qué hay de nuestros enemigos? Básicamente, y sin querer revelar nada fuera de lugar, debemos medirnos al Mayor Ocelot y al Coronel Volgin, ambiciosos y siniestros personajes que cuentan con el apoyo del ejército… y de un cuerpo de elite llamado COBRA, formado por cinco personajes (The Fear, The Sorrow, The Fury, The End y The Pain) que nos darán bastantes quebraderos de cabeza.
Infiltración y CQC
La mecánica de juego de Metal Gear siempre ha sido la misma, algo que vuelve a repetirse en esta tercera entrega “remasterizada”. Por lo tanto, la base de esta aventura se basa una vez más en la infiltración y en el sigilo, teniendo que llevar a cabo una amplísima cantidad de misiones.
Avanzar sin ser detectados es nuestra tarea principal en Snake Eater (y en toda la serie Metal Gear). Para ello es necesario emplear casi permanentemente los objetos y construcciones que se dan cita en cada localización para usarlos como cobertura, así como las habilidades del protagonista para camuflarse. De esta forma es posible cambiar el aspecto de Snake en cualquier momento para adecuarlo al fondo en el que nos encontremos, función que fue toda una novedad hace casi una década pero que hoy en día quizá no sorprende tanto.
Sin embargo, durante el transcurso de la aventura nos topamos con bastantes ocasiones en las que es casi obligatorio pasar a la acción. Y cuando eso sucede, tenemos dos posibilidades: o bien emplear armas de fuego para defendernos, o bien usar nuestras técnicas de lucha CQC para reducir a nuestros adversarios en peleas cuerpo a cuerpo. Tanto unas como otras secuencias resultan bastante gratificantes en general, gracias a las múltiples acciones y movimientos que es capaz de desempeñar Snake en pleno combate y a la elevada inteligencia artificial que muestran los adversarios.
Otra tarea fundamental es la exploración y la supervivencia. A diferencia de otras aventuras, en esta es necesario ir alimentando al protagonista, así como curar sus heridas siempre que sea menester. Y para eso es vital investigar a fondo cada escenario en busca de vendas y raciones de comida entre otros muchos útiles. Y cuando la necesidad sea imperativa, también será preciso cazar pequeños animales para alimentarnos.
Y para añadir más variedad a la aventura, también es necesario afrontar varios duelos contra jefes finales, que vienen a ser principalmente los miembros de COBRA más alguno que otro más. Y dichas contiendas son muy especiales, siendo muy diferentes unas de otras. En este caso y como casi siempre es todo cuestión de gustos, pero para muchos jugadores el duelo entre francotiradores Snake-Vs-The End es uno de los más recordados de toda la serie.
El control se ha implementado con gran acierto… siempre y cuando hagamos uso del Botón Deslizante Pro. Con este periférico acoplado a la consola es posible desplazar a Snake, apuntar a los enemigos, controlar la cámara y realizar el resto de las acciones principales con una sencillez total. Sin embargo, la cosa se complica bastante cuando no disponemos de dicho periférico, dado que los cuatro botones frontales de la consola quedan relegados para el uso de la cámara, lo cual complica el desempeño del resto de las acciones principales.
¿Y qué hay de las innovaciones? Porque todo esto que os acabamos de comentar ya lo habíamos disfrutado en el original. Pues debemos afirmar que no hay mucho que explicar al respecto, dado que se trata de una adaptación casi clónica. Lo único que merece la pena reseñar es la posibilidad de utilizar una de las cámaras de Nintendo 3DS para realizar fotografías de lo que nos venga en gana para luego adaptar sus texturas y efectos al camuflaje que puede usar el protagonista durante la aventura. Poca cosa, y además parece una función integrada de cara a la galería porque no es que sea muy útil. Desde luego (y a nuestro entender) pensamos que Konami podría haberse esforzado más en este sentido…
Serpientes y junglas
Gráficamente el título es de lo mejorcito que ha aparecido en esta portátil hasta el día de hoy, si bien no llega a la calidad mostrada en el reciente Resident Evil: Revelations.
A pesar del tiempo transcurrido desde la salida del original de PS2, el modelado y la expresividad de todos los personajes que se dejan ver en esta aventura es sensacional. Desde Snake a The Boss pasando por los enemigos principales y aliados, todos ellos presentan una gama de animaciones excepcional, una de las especialidades de Kojima Productions.
Y los decorados no se quedan atrás, ni mucho menos. La concepción de las frondosas junglas que recorremos a lo largo de la aventura es soberbia, y ésta sensación se acentúa cuando activamos el efecto 3D de la consola, ofreciéndonos una sensación de profundidad excelsa. El precio a pagar por este despliegue visual es una tasa de cuadros de animación algo inconsistente, defecto heredado directamente del título genuino en el que se basa esta adaptación. Aún así, y a pesar de restar algo de calidad al conjunto, este problema técnico leve no echa por tierra el magnífico acabado visual que nos ofrece esta aventura.
Tampoco podemos pasar por alto las escenas de vídeo. Como en todo Metal Gear, y más en las últimas entregas de la serie, dichas secuencias son bastante frecuentes y sirven para ir desentrañando el complejo argumento. En ocasiones dichas escenas rompen el ritmo del juego en demasía y terminan por afectar negativamente a la experiencia de juego, eso es cierto, pero lo que nadie puede negar es su intachable calidad.
Además, dichas escenas están apoyadas por unos diálogos en inglés con subtítulos realmente buenos. Y si a esto le sumamos efectos de sonido variados y que se escuchan con nitidez y una banda sonora memorable, da como resultado un acabado sonoro sobresaliente.
Por lo tanto y a pesar de los años que han pasado ya desde su lanzamiento original, Metal Gear: Snake Eater sigue siendo una aventura de infiltración y acción realmente extraordinaria y que ningún usuario de Nintendo 3DS debería dejar pasar. Su único gran problema en nuestra opinión tiene nombre y apellidos, la ausencia de novedades y mejoras relevantes al margen de las 3D y el sistema de control, que merman un tanto su valoración y jugabilidad, especialmente para todos aquellos que jugaran al clásico de PS2. Eso por un lado, mientras que por otro la comparación directa con Metal Gear: Peace Walker de PSP tampoco beneficia a este cartucho, cuya jugabilidad deja entrever en ocasiones su antigüedad. Pero aún así es menester felicitar tanto a Konami como a Kojima Productions por haber trasladado de forma tan fiel a Nintendo 3DS un clásico de la índole de Metal Gear Solid 3: Snake Eater.
Konami ha realizado un trabajo encomiable trasladando a Nintendo 3DS una de las aventuras más interesantes y profundas que nos dejó la pasada generación de máquinas. Metal Gear Solid: Snake Eater 3D es una aventura majestuosa, muy absorbente y que presenta unos valores de producción "top-notch", por lo que se trata de un cartucho imprescindible… para aquellos que no jugaran al original. Y es que la ausencia de novedades realmente reseñables pueden echar para atrás a los jugadores que ya jugaran al original de PS2.
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