La aventura está a punto de comenzar, y Kinect, el nuevo periférico de Microsoft, no quiere perderse la extraordinaria oportunidad de mostrar al mundo cómo se juega cuando el controlador de un videojuego es tu propio cuerpo. Os descubrimos lo que ofrece el videojuego incluido de serie con Kinect.
Kinect ya está aquí y, como nuevo dispositivo que es, merece un buen recibimiento. Microsoft ha pensado en ello, y seguramente ese sea el motivo por el que Kinect Adventures se ofrece a los usuarios del periférico como título de lanzamiento y sin ningún coste añadido, puesto que viene incluido junto a la cámara de detección de movimiento.
Esa supone su mayor virtud, aunque no la única, ya que además ha permitido que una compañía desconocida y recién creada como Good Science Studio se estrene en esto de crear videojuegos, y no con malos resultados. De hecho, su primera obra es interesante, con un correcto aprovechamiento de la tecnología de Kinect, aparte de una jugabilidad que, aunque algo repetitiva, logra hacer pasar un rato agradable y divertido a todos aquellos que decidan levantarse del sofá para moverse y saltar delante de la pantalla.
Todo en base a una serie de minijuegos concentrados a modo de aventura en un DVD que sólo nos pide -como todos los títulos basados en Kinect- despejar la zona de juego y contar con un espacio de entre 2 metros (ideal para un jugador) y 2,5 metros (necesario si queremos jugar al mismo tiempo con una segunda persona). Este es el primer paso para disfrutar de una obra perfecta para las tardes junto a amigos o para sudar un poco... que a veces no viene nada mal. Eso sí, os recomendamos encarecidamente calentar si no queréis sufrir algún tirón. El esfuerzo aplicado en Wii no es nada comparado con esto.
A rasgos generales, podríamos decir que Kinect Adventures comprende cinco pruebas diferentes que se repiten a lo largo de varios modos de juego con ligeras variaciones en aspectos como la dificultad o el tiempo ofrecido. Una buena solución para aprovechar al máximo la jugabilidad neta del producto, pero aún así insuficiente como para que el usuario no se dé cuenta, a las pocas partidas, de que el título es, tal vez, excesivamente monótono.
En cualquier caso, cabe destacar que el modo Aventuras es la piedra angular de la obra, y como tal nos plantea el reto de superar una serie de pruebas divididas en cuatro grados de dificultad (básico, intermedio, avanzado y definitivo). El orden de minijuegos y el nivel en su reto varía, no así como las cinco pruebas existentes: Carambola, Río abajo, Cubre de reflejos, Cosmoburbujas y Tapagrietas.
Sea como fuere, el caso es que aunque los tengamos que jugar hasta la saciedad, se trata de minijuegos entretenidos y bien construidos que aprovechan el potencial de Kinect. Así, nos tocará saltar, desplazar los brazos, las piernas e incluso mover la cabeza para completar con el mayor de los éxitos posible los ejercicios propuestos, los cuales no tendrán ningún reparo en hacernos descender un río o incluso en meternos en el interior una nave con gravedad cero. La aventura es aquí un instrumento ideal para darnos a conocer Kinect.
Las cinco pruebas
Carambola, por ejemplo, es un Arkanoid humano donde debemos golpear una bola -para destrozar unas dianas- a la vez que evitamos que salga por detrás de la pantalla. Una tarea que nos invita a mover brazos y pies a toda velocidad, poniendo en práctica nuestros reflejos y también precisión. Jugándolo en compañía es mucho más adictivo, aunque hay que darse espacio para no sufrir accidentes indeseados.
Río abajo, por su parte, es un descenso donde controlamos con nuestro cuerpo el movimiento de una balsa sobre la que también podemos saltar para alcanzar lugares insospechados. ¿El objetivo? Pasar entre los marcadores de puntuación al mismo tiempo que intentamos recoger "pines" dispersos por el decorado. Con dos jugadores, es necesario hablar y ponerse de acuerdo a la hora de girar y saltar.
Todo lo contrario que Cumbre de reflejos, donde (en caso de jugar en compañía) la pantalla se divide en dos. Aquí, subidos en un vagón que va sobre raíles, nuestro cometido es el de esquivar los obstáculos mientras seguimos recogiendo "pines", muy necesarios -por otra parte- para completar el modo Aventuras. Esta prueba supone, sin lugar a dudas, la que más nos hará sudar.
Pero Tapagrietas tampoco se queda atrás. Metidos en el interior de una pecera sumergida en el mar, esta prueba nos plantea reparar las grietas creadas por la fauna marina con solamente desplazar nuestras manos, piernas o incluso cabeza hasta los lugares indicados. Habrá ocasiones en las que debamos cubrir con varias extremidades a la vez las grietas existentes, las cuales se multiplicarán si somos dos jugadores los que estamos interactuando. En este último caso, habrá además que ponerse de acuerdo para que los desperfectos de la pecera terminen arreglándose. Sinceramente divertido.
Desgraciadamente, no tanto como Cosmoburbujas, que nos plantea visitar una estación especial privada para experimentar la gravedad cero. Sólo tendremos que desplazarnos hacia los lados, hacia adelante y hacia atrás para recoger una serie de burbujas. Tarea sencilla en un primer momento, aunque no cuando nos demos cuenta de que aparecen por diferentes partes, obligándonos a aletear los brazos para, además, desplazarnos en el aire.
Algo más que una aventura
Todos los minijuegos de Kinect Adventures desbordan una dedicación absoluta, y siempre podremos seleccionarlos individualmente mediante la opción Juego libre, incluida también en el DVD del juego. No obstante, se echan de menos más alternativas, puesto que Cronojuegos no es más que una variante de las pruebas ya citadas, con el único añadido de límites de tiempo.
Por otra parte, el contar con una modalidad dedicada al online, Juego en línea, siempre ayuda, y mucho más cuando somos conscientes de que se nos permite compartir mucho más que partidas. Por ejemplo, uno de los rasgos diferenciadores que más nos han gustado de Kinect Adventures es que nos haga fotos en los "peores" (sustitúyase por "más humillantes") momentos de juego. Pillados por sorpresa por la siempre avispada cámara de Kinect, seremos objeto de risas tanto propias como ajenas tanto si esperamos al final de una prueba (las fotos se nos mostrarán siempre al acabar) como si decidimos compartirlas a través de nuestra conexión con Xbox LIVE, subiendo el contenido a www.kinectshare.com.
Aunque no sólo se pueden subir fotos. Otro de los aspectos más divertidos de Kinect Adventures es que -en determinados momentos del juego- se nos regalan estatuas vivientes a las que poner voz y dar movimiento. Podéis creernos si os contamos que ver el resultado no tiene precio...
Junto a los modos propuestos y todo el valor que posee el videojuego en sí, no podemos obviar el hecho de que se incorporan tres demos jugables (Dance Central, Kinect Joy Ride y Your Shape). Un buen detalle, sobre todo si consideramos que Kinect Adventures es un título incluido junto al lanzamiento de Kinect y, por tanto, un buen vehículo para dar a conocer las novedades de este periférico.
Pero hay otro detalle que tampoco hemos dejado escapar. Nada más poner en marcha el título, uno de los primeros logos que aparecen es el de Unreal Technology, y esto es algo de lo que quiere sentirse orgulloso el producto. Desde luego, es para estarlo, y es que para la función que tienen los gráficos en Kinect Adventures, los estadounidenses de Good Science Studio han cumplido a la perfección, representando con detalle preciosos descensos en río o brillantes recorridos sobre vías de tren.
En otras pruebas el resultado es más minimalista, pero no se pueden sacar muchos defectos a un videojuego que cumple su función de entretener a los compradores del dispositivo Kinect, al menos, hasta que decidan que quieren expandir sus horizontes de detección de movimiento con otro título.
Kinect Adventures hace del movimiento con el cuerpo una curiosa y divertida aventura que, aunque algo repetitiva, supone la mejor manera de introducirse en el mundo sin mandos del nuevo periférico de Microsoft. Incluido de serie con el periférico, significa un primer acercamiento a las poderosas posibilidades de detección de movimiento de un dispositivo capaz de hacer que nos movamos y que saltemos usando -literalmente- hasta la cabeza cuando se haga necesario.
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