Análisis de Crusader Kings II

Análisis de Crusader Kings II
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Conspiraciones palaciegas, traiciones, conflictos dinásticos… Paradox vuelve a sorprendernos con un impresionante juego estrategia ambientado en la Baja Edad Media que más allá de números, estadísticas y decisiones militares, logra coronarse como uno de los mejores del género gracias al enorme realismo que atesora recreando las disputas políticas y dinásticas de la época.

Casi ocho años después de disfrutar del primer Crusader Kings, y tras explorar otros períodos históricos con títulos como Europa Universalis, Victoria o Hearts of Iron, la alta estrategia de Paradox se traslada una vez más a la Baja Edad Media en el que es, a día de hoy, uno de los referentes del género más completos, realistas y sorprendentes que hemos visto en muchísimos años.

Y las razones son las mismas por las que la mayoría de juegos del estudio han alcanzado el estatus de clásico para los seguidores de la estrategia más profunda: sus vastísimas opciones de juego y su enorme grado de fidelidad con la historia.

El poder de las dinastías
Más allá del poder militar y alcance del tesoro de una corona, las grandes dinastías del pasado se forjaron a través de alianzas estratégicas, matrimonios concertados, un sinfín de conspiraciones palaciegas y audaces acciones políticas que tuvieron repercusión durante los siglos posteriores. El tiempo suficiente para que la descendencia de estos monarcas obtuviera el poder necesario para mantener intacto su legado. Y esto es precisamente lo que ofrece Crusader Kings II.

Un título que se diferencia de otras propuestas de Paradox otorgando una importancia capital a la familia frente al concepto de nación, llevando sus opciones de juego a un nivel de complejidad pocas veces visto en un videojuego. Y es que aquí, más que la prosperidad de un país como tal, lo que importa es que nuestra familia obtenga el mayor peso político posible; y para ello contamos con una amplia variedad de acciones que irán desde las clásicas opciones militares con poco peso dentro del juego, a otras menos ortodoxas como los enlaces matrimoniales concertados, la concesión de títulos nobiliarios, o las tramas políticas y el espionaje desde las sombras.

Opciones vistas en otros títulos de estrategia aunque nunca con el nivel de realismo y profundidad que presenta Crusader Kings II. Tanto es así que resultaría dificilísimo abarcarlas todas en estas líneas sin aburrir al personal, aunque se nota el esfuerzo de la desarrolladora por facilitar mucho las cosas con una interfaz más clara e intuitiva que nunca.

Las tensiones políticas en el viejo continente y el norte de África nos obligarán a estar muy atentos a todo lo que suceda a nuestro alrededor. ¡No te fíes de nadie!
Las tensiones políticas en el viejo continente y el norte de África nos obligarán a estar muy atentos a todo lo que suceda a nuestro alrededor. ¡No te fíes de nadie!

Gestión y diplomacia
Ambientado entre el 1066 y el 1453, estamos ante un juego enmarcado dentro del género de la alta estrategia en tiempo real que se desarrolla sobre un vasto mapa tridimensional que comprende enorme cantidad de provincias ubicadas en Europa y el norte de África, sobre el que podremos mover libremente nuestras tropas y consejeros.

Para gestionar este imperio contamos con tres recursos base como son la riqueza, el prestigio y la piedad; que nos permitirán ampliar nuestro poder económico, material, político y espiritual de forma progresiva mediante el establecimiento de leyes, con alianzas estratégicas o, por qué no, con el saqueo de otras naciones. Algo que aquí describimos de forma simple pero que una vez en práctica sorprende por la ingente cantidad de variables que existen en todos estos campos.

No en vano, aparte de los propios atributos personales de cada monarca, noble y religioso bajo nuestro mando, debemos sumar los beneficios que otorgan otros personajes como las esposas, los hijos y sus tutores –que durante su instrucción condicionarán su futuro-, o el séquito de consejeros que acompañará al líder de la dinastía, que podremos usar para realizar labores únicas que marcarán el rumbo de los acontecimientos.

Así, por ejemplo, si queremos declarar la guerra a un país vecino no bastará con enviar a las tropas a la región y ya está, sino que antes será necesario justificar la invasión mediante el casus belli, que obtendrá nuestro consejero personal ya sea localizando resquicios legales que apoyen nuestra iniciativa o, directamente, falseándolos. Somos nosotros los que decidimos cómo y cuándo realizar este tipo de acciones que pueden granjearnos grandes beneficios y, por supuesto, también muchísimos quebraderos de cabeza si se destapa el complot.

El realismo es un santo y seña de esta serie, que tiene muy en cuenta a todos y cada uno de los miembros de una familia. Un hijo puede sublevarse y un hermano cometer regicidio, por ejemplo.
El realismo es un santo y seña de esta serie, que tiene muy en cuenta a todos y cada uno de los miembros de una familia. Un hijo puede sublevarse y un hermano cometer regicidio, por ejemplo.

Por eso decimos que todas y cada uno de nuestros actos tendrá consecuencias en el juego, aunque estas no tienen por qué mostrarse o producirse de forma inmediata. No por nada, podemos arrebatar poder territorial a uno de nuestros nobles más fuertes y luego descubrir varias décadas después como uno de sus hijos se venga de nosotros alzándose en armas contra la corona. Un tipo de situaciones que solo podemos catalogar como sorprendentes y tremendamente realistas, porque llegan al nivel de recrear de forma auténtica las tensiones familiares entre hermanos, hijos bastardos, vasallos con ansias de poder, etc.

Y tal vez este sea uno de los aspectos que más nos han sorprendido de Crusader Kings II. Un juego que no solo se conforma con presentar infinitas opciones de gestión para dirigir a nuestra dinastía, sino que además lo hace con un realismo absolutamente magistral que consigue que nos sintamos implicados en todos y cada uno de los problemas de la Corte, hasta tal punto que ha habido momentos en los que nos hemos vuelto locos de alegría al ver cómo convertían a uno de nuestros hijos en el Papa tras años de enseñanza, movimientos estratégicos y algún que otro complot para eliminar a sus rivales.

Complots que nunca debemos descuidar, porque del mismo modo que nosotros podemos confabular para beneficiarnos a costa de los demás, los enemigos y personas más cercanas al líder de la dinastía pueden conspirar en nuestra contra.

La guerra también es una solución
A diferencia de otros títulos de gestión de imperios como la saga Total War, Crusader Kings 2 no cuenta con un sistema de combate en tiempo real que nos permita disputar directamente las batallas. Aun así, el título ha incrementado sus opciones estratégicas dándonos la oportunidad de dividir a los contingentes de tropas en tres flancos distintos que pueden estar liderados por figuras ilustres de nuestro reino, como el propio monarca, obteniendo así ventajas únicas que pueden decantar las contiendas hacia uno u otro lado.

Además, gracias a este sistema se consigue que al disputar una batalla automática el juego no tenga únicamente en cuenta aspectos como el número de tropas en liza. No en vano, primero combatirán las unidades de un flanco y, al terminar esa batalla, las supervivientes se sumarán al siguiente, logrando así que el jugador adquiera un mayor protagonismo al poder plantear mejores estrategias.

Por otro lado, y ante lo caro que resulta mantener un ejército, Paradox nos da la oportunidad de recurrir a opciones como solicitar que sean los nobles los que cubran los gastos del conflicto enviando a sus propias tropas, que los espías y consejeros saboteen a las filas enemigas para que aumente la disidencia y las opciones de ganar con mayor presteza, e incluso recurrir a mercenarios.

Las batallas han adquirido algo más de protagonismo en el juego, pero siguen siendo una parte muy secundaria en Crusader Kings.
Las batallas han adquirido algo más de protagonismo en el juego, pero siguen siendo una parte muy secundaria en Crusader Kings.

Un tipo de unidades tremendamente caras y difíciles de mantener pero muy efectivas en el campo de batalla. Eso sí, deja de pagarles y verás lo peligrosos que son. Y es que a ellos no les importa la gloria de tu reino ni cuestiones dinásticas; solo quieren dinero.

Tampoco podemos olvidarnos de las unidades navales, que únicamente cumplen una función de transporte de tropas –que es un aspecto bastante tedioso cuando las revueltas no dejan de sucederse durante la partida-, y de las santas hermandades, que son los soldados que se unirán a nuestra causa durante conflictos religiosos como las cruzadas, y únicamente alzarán sus armas contra enemigos de fe.

Hacer fácil lo complejo
Con este enorme número de opciones disponibles queda claro que Crusader Kings II no es un juego de estrategia para cualquiera. Y es que la densidad de acciones disponibles queda reflejada perfectamente en el estilo visual por el que se ha apostado, dejando a un lado cualquier alarde gráfico para centrarse, únicamente, en crear una interfaz de usuario lo suficientemente clara e intuitiva como para no volver locos a los usuarios, sin perder por el camino la ingente cantidad de información que los amantes de la estrategia histórica buscan en este tipo de juegos.

Los musulmanes están presentes en el juego, pero por desgracia no son una facción seleccionable.
Los musulmanes están presentes en el juego, pero por desgracia no son una facción seleccionable.

Y nada de esto falta en lo nuevo de Paradox. Un título que cuenta con un muy bello mapa estratégico sobre el que actuar, pero que destaca sobremanera gracias al acertado diseño de sus menús, que cumplen a rajatabla con los requisitos citados líneas más atrás.

En este sentido, no podemos olvidarnos tampoco de la brillante inteligencia artificial con la que se ha dotado al juego, que sin duda está unos pasos muy por delante de la mayoría de referentes del género. ¿Por qué? Simple y llanamente porque estamos ante un juego que captura, de forma brillante, las tensiones políticas y familiares de la época con un realismo que asusta por momentos.

Si hablamos de lo negativo, echamos en falta un tutorial mucho más completo y claro que el que presenta el juego, porque los novatos pueden pasar muchos apuros antes de hacerse con las mecánicas de Crusader Kings II; pero una vez se da este paso, adentrarse en la Europa de principios del siglo XI es una gozada.

Más si cabe gracias a la fenomenal banda sonora, que presenta un estilo medieval muy acertado gracias a temas más pausados y místicos, y otros más cañeros con tintes épicos. Y a esto hay que sumar que el juego ha sido traducido al castellano, lo que es muy de agradecer dada la enorme cantidad de textos y datos estratégicos que se deben gestionar.

Se nos da libertad para crear normas tan importantes como la Ley de Sucesión e incluso crear un anti Papa que se oponga al Vaticano, pero no es nada fácil.
Se nos da libertad para crear normas tan importantes como la Ley de Sucesión e incluso crear un anti Papa que se oponga al Vaticano, pero no es nada fácil.

¿Y los musulmanes?
No queremos terminar este análisis sin mencionar la decepción que supone no poder controlar a las facciones musulmanas pese a que estas están presentes en el juego. Un añadido que imaginamos podría estar disponible más adelante a modo de pack de contenidos descargables extra, pero que sin duda habría aumentado todavía más las posibilidades de juego de este Crusader Kings II. Sobre todo porque el estilo de juego habría sido muy distinto generando situaciones más variadas.

Aun así, es innegable que estamos ante uno de los mejores juegos de estrategia del momento. Y es que pocos títulos pueden competir contra esta obra de Paradox a nivel de opciones y realismo.

Además, ofrece un potente modo multijugador para hasta 32 jugadores que podrán compartir experiencias de forma simultánea en el mapa estratégico, ampliando considerablemente la tensión política de la zona.

Excelente

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Crusader Kings II

Por: El equipo de 3DJuegos
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Estamos ante uno de los mejores, sino el mejor, juegos de estrategia de Paradox. Y esto, teniendo en cuenta el impecable currículum del estudio, debería bastar para hacerse una idea de lo sorprendentemente completo y realista que es. Un título que además ofrece una perspectiva distinta al género con una recreación perfecta de las intrigas políticas y familiares de la baja edad media. En definitiva, un imprescindible que no debería faltar en tu colección estratégica.

Jugadores: 1-32
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración:
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