Acción y rol con esencia al clásico Diablo. ¡Y además gratuito! ¿Cómo resistirse a algo así? Path of Exile inicia con éxito su andadura en el mercado, con una intensa y tenebrosa aventura hack & slash que os mantendrá horas y horas frente al PC. No es original, vale, pero es adictivo como el que más.
Bienvenido a Wraeclast, exiliado. Bienvenido al infierno. Pero también al paraíso de los apasionados a las aventuras de acción y rol de estilo Diablo. Porque Path of Exile cumple con lo prometido, que no era poca cosa, dando forma a una emocionante, intensa y muy adictiva aventura hack & slash de esas que tanto nos gustan, a la que no se le pueden poner muchas pegas. Al contrario. El resultado obtenido por el equipo de Grinding Gear Games solo puede ser catalogado de admirable.
Y no solo por tratarse de una obra sorprendentemente completa a nivel de contenidos aun a pesar de su carácter free-to-play, que ya de por sí resulta digno de mención. Con miles de muertos a nuestras espaldas, tras completar Path of Exile solo podemos decir una cosa: Bendita la hora en la que este estudio de desarrollo independiente decidió crear una obra de estas características. Porque su pasión por el género, y en especial por las dos primeras entregas de la serie Diablo, les ha llevado a dar forma a un título al que no le falta de nada, y además, por calidad, perfectamente puede medirse de tú a tú a los más grandes del género. Que ya es todo un logro.
Héroes a medida
Fiel a las señas de identidad propias del género, Path of Exile parte de una premisa bien sencilla. Masacrar a todo aquel enemigo que se cruce en tu camino mientras mejoras tus habilidades de combate y localizas nuevo equipo de batalla para ser, poco a poco, el guerrero más destructivo y mortífero de Wraeclast. Nada original, pensaréis. Y lo cierto es que no lo es. Para nada. Pero es justo reconocer también las interesantes novedades que aporta el título, que las tiene, relacionadas todas ellas con el sistema de personalización de nuestro héroe.
Una apuesta algo arriesgada, cierto es; pero visto el resultado final, y aun a pesar de sus fallos, es innegable que cumple sobradamente con lo esperado. Y es que Path of Exile es un título repleto de posibilidades de juego que destaca por concedernos total libertad para diseñar al guerrero de nuestros sueños, sin importar en demasía la clase de combatiente por la que hayamos optado al inicio de la partida. ¿Cómo es posible esto? Las culpables de ello son las gemas de poder.
Unas piedras preciosas de tres colores distintos, correspondientes a los atributos de fuerza, inteligencia y destreza, que deberemos engarzar en armas y equipo defensivo para adquirir nuevas habilidades de combate, sin que existan restricciones de ningún tipo a la hora de usarlas con cualquier clase de personaje. ¿Somos un espadachín que desea lanzar bolas de fuego a diestro y siniestro? No hay problema. Si damos con la gema adecuada y la engarzamos, podremos hacerlo. ¿Deseamos que nuestra bruja pueda asestar golpes letales a los enemigos que se acerquen a su posición? ¿O qué nuestro maraduer convoque muertos vivientes para que le acompañen? Pues exactamente lo mismo.
Lo único que debe preocuparnos, una vez las tengamos en nuestro poder, es que el equipo de batalla que llevemos puesto tenga los huecos correspondientes, y del color correcto, para engarzar estas joyas. Gemas de poder que como nuestro héroe, también aumentarán su potencial desbloqueando mejoras cada vez más destructivas y llamativas.
¡Pero ojo! Ciertas gemas funcionarán mejor con un tipo de héroe que otro, ya que al desarrollar su poder, exigirán de nosotros ciertos atributos físicos más elevados que podrían no ser el punto fuerte de nuestro protagonista. Y es aquí donde entra en juego la otra gran novedad de Path of Exile, que en cierto modo a muchos de vosotros os recordará al clásico Final Fantasy X: su árbol de habilidades pasivas.
Un imponente entramado de mejoras con hasta 1.350 opciones a nuestra disposición, a las que accederemos con los puntos de experiencia que obtendremos al subir de nivel o completar ciertas misiones, y que serán las que marquen los rasgos innatos que nos definirán. Fuerza, destreza, habilidad con el uso de ciertas armas, inteligencia, resistencia a los elementos –frio, fuego, electricidad…-, capacidad para evadir golpes, regeneración de salud, maná…. Las opciones a nuestro alcance son impresionantes. Más teniendo en cuenta el grado de libertad que se nos da para avanzar por este mapa siguiendo el camino que prefiramos, e incluso rectificando ciertos avances con unos puntos de “regresión” especiales.
Recorrido que variará dependiendo del tipo de héroe al que encarnemos, ya que cada uno de los siete héroes disponibles iniciará su camino en un punto concreto de este mapa. Sin embargo, como todas estas mejoras estarán unidas entre sí, dependiendo de nuestros avances podremos incluso aprovecharnos de ciertas ventajas dedicadas a otros personajes ¿El problema? Que es inevitable no sentir que hay demasiadas mejoras innecesarias, puestas ahí más para hacer bulto que para mejorar la experiencia de juego, ralentizando en ocasiones en exceso la progresión de nuestro héroe. Nada grave, eso es cierto, pero tal vez habría estado mejor incluir menos de estas mejoras, pero más útiles.
Los siete exiliados
Como buen juego de acción y rol que es, Path of Exile concede una importancia capital a la figura de los héroes que encarnaremos. Y en este caso, si bien el programa se muestra bastante conservador, las opciones disponibles son más que buenas. Contamos con hasta siete tipos de guerrero diferentes con opciones para todos los gustos que van desde las clases puras, especializadas en fuerza, destreza o magia, es decir, marauder, arqueros o brujas; a las híbridas, que combinan al menos dos de estas vías como son los duelistas, paladines, las sombras, y los novedosos Scion.
Guerreros que mejorarán su potencial de combate con nuevo equipo de batalla, las citadas gemas de poder y las mejoras pasivas, siguiendo en este caso un esquema jugable muy conservador. En ocasiones, demasiado. Porque una de las mayores pegas con la que nos hemos encontrado es que Path of Exile resulta en exceso repetitivo por momentos, al presentar una y otra vez el mismo tipo de objetivos sin grandes diferencias entre sí. Algo muy habitual en el género, es verdad, pero visto el trabajo realizado con obras más recientes como Torchlight II, tal vez esperábamos más al respecto del equipo de Grinding Gears Games.
Exterminar a cientos de enemigos, explorar oscuras mazmorras hasta dar con un tesoro o acabar con el jefazo de turno, charlar con ciertos personajes… a excepción de los combates contra los enemigos finales, que de verdad son todo un desafío y un espectáculo digno de mención, el resto misiones de esta extensa aventura hack & slash no sorprende en exceso, y eso es algo que puede pasarle factura a la larga, cuando una vez completada la aventura principal vuelvas a comenzar la partida en el siguiente nivel de dificultad.
En este sentido, creemos que el diseño de escenarios resulta demasiado pobre en los dos primeros actos de los tres que componen la aventura, con entornos al aire libre no muy inspirados en contraposición con la mayoría de mazmorras, que en este caso sí destilan esencia Diablo por todos sus poros. Oscuras, tenebrosas, extremadamente sangrientas, de enormes proporciones y con un magnífico diseño laberíntico, en estos entornos disfrutaremos de intensas y emocionante batallas contra decenas de enemigos que nos pondrán las cosas verdaderamente difíciles, con una curva de dificultad bien ajustada, aunque por momentos de un nivel de fiereza descomunal.
Y es que pese a lo que pueda parecer a simple vista, este no es el típico machaca ratones en el que acabar con los enemigos sin ton ni son. Hay que hacerlo con cabeza, golpeando siempre a los enemigos más peligrosos, ya sea porque invocan a nuevas criaturas o porque causan daños de zona demoledores, para evitar morir de la forma más cruel. Algo que, en ocasiones, puede suponer tener que recorrer largas extensiones de terreno si no hemos abierto un portal a la ciudad en la zona. Con el gravamen de que si tardamos demasiado, la zona se regenerará automáticamente modificando la distribución de sus puntos de interés y los enemigos.
Detalles que denotan la pasión de este estudio de desarrollo por las oscuras aventuras de acción y rol de antaño, de las que han tomado prestadas la mayoría de sus bases jugables con mucho tino. Sin embargo, como decimos, un diseño de niveles algo irregular y cierta escasez de enemigos –que pecan de lo mismo-, restan algo de atractivo al conjunto final, que sí es cierto gana muchísimos enteros en el tercer acto de la aventura, absolutamente espectacular por la dureza de sus enfrentamientos y el diseño de las mazmorras.
En buena compañía
Otra de las grandes virtudes de Path of Exile es que nos permite afrontar la partida junto a cinco amigos más gracias a su vertiente cooperativa, que funciona francamente bien en la mayoría de situaciones de combate. Por supuesto, cuantos más jugadores haya más difícil será derrotar a los enemigos, pero también mucho más divertido y espectacular por la posibilidad de combinar tantísimos estilos de combate en un mismo escenario de juego.
En este sentido, el programa de Grinding Gear Games nos da la oportunidad de crear nuestra propia lista de amigos para acudir a ellos cada vez que lo necesitemos, o acceder a un utilísimo tablón de anuncios en el que tendremos acceso directo a todas las partidas en curso en ese momento. Incluso, contamos con la opción de crear nuestro propio clan –previo pago de una pequeña cantidad de dinero real-, que es la opción ideal para probar las también divertidas batallas competitivas para hasta seis jugadores, que se desbloquearán una vez se ha avanzado lo suficiente en la aventura.
Dicho esto, en relación a las temidas microtransacciones, de verdad que no podemos sino quitarnos el sombrero ante el trabajo realizado por el equipo de desarrollo, que nos ofrece un videojuego gratuito que se puede disfrutar de principio a fin sin invertir ni un solo euro en él. Lo que resulta todavía más admirable teniendo en cuenta que estamos ante una aventura que puede llevarnos cerca de 20 horas completar en una primera partida, a la que debemos sumar la presencia de otros personajes, su vertiente multijugador, o la posibilidad de repetir las misiones en un nivel de dificultad más elevado.
En este último caso, sí es cierto que la progresión de habilidades se ralentiza una vez alcanzas el nivel 40 más o menos, haciendo cada vez más trabajoso y en ocasiones pesado alcanzar el máximo nivel posible, que es el 100. También la gestión del inventario nos parece un tanto arcaica, al mantener intacto el viejo estilo de “puzles” en el que nos toca ingeniárnoslas para emparejar constantemente un montón de objetos con formas muy dispares en un espacio muy reducido. En este caso, se nos da la opción de ampliar estas opciones, así como adquirir diversas mejoras estéticas, pagando dinero; pero lo cierto es que esto es algo que podría haberse trabajado con más acierto.
También nos hemos topado con ciertos errores de latencia en la conexión, que en ocasiones pueden entorpecer notablemente la part[/b]ida provocando incluso la muerte de nuestro protagonista, que sin quererlo ni beberlo puede verse rodeado de enemigos que antes no estaban ahí. Obviamente, siendo este un título que requiere de una conexión permanente a Internet, entendemos que es un error que debería ser subsanado lo antes posible; pero también es verdad que estos fallos son algo esporádicos –tal vez provocados por los momentos de mayor afluencia de jugadores-, y sin duda serán solventados en breve, por lo que tampoco deberían preocuparos mucho.
Cuanto más oscuro, mejor
Para terminar, no podemos sino aplaudir el gran trabajo realizado por Grinding Gear Games al dar forma al universo de fantasía Wraeclast, que a los más veteranos recordará indudablemente al clásico Diablo y su secuela directa. ¿La razón? Estamos ante un título que hace de la oscuridad y lo tenebroso una de sus señas de identidad, planteándonos recorrer una gran variedad de templos malditos, oscuras y laberínticas cavernas, desoladas ruinas ancestrales e incluso campos de extermino plagados de cadáveres y ríos de sangre, todo con un estilo realista que se aleja bastante de la apariencia algo más cartoon y colorista que hemos visto en producciones recientes.
Destacan igualmente unos efectos de luces y sombras verdaderamente trabajados que ayudan a conformar una ambientación excepcional, que tan solo se ve algo empañada por unas animaciones para los personajes y enemigos no demasiado trabajadas, y el ya citado diseño de niveles exteriores, que es demasiado irregular. En cuanto al rendimiento del juego, este funciona bastante bien en una amplia variedad de equipos, con una tasa de imágenes por segundo que no suele bajar de los 60 fps ni tan siquiera cuanto mayor es la cantidad de enemigos en pantalla; salvo en las partidas cooperativas, que en este caso sí hemos notado alguna que otra ralentización.
Si hablamos del acompañamiento musical, tampoco se le pueden poner muchas pegas a Path of Exile, ya que la banda sonora, con claros tintes lúgubres y algo más épicos en el tramo final de la aventura, casa perfectamente con el tono oscuro y deprimente del mundo de Wraeclast. La mayor pega, al menos de momento, es que el juego no ha sido traducido al castellano, por lo que aquellos usuarios con escasas nociones del idioma, se perderán el interesante trasfondo argumental que da forma a este universo de fantasía. Eso sí. Completar la aventura se puede lograr sin entender nada de la historia, ya que el juego sabe cómo guiarnos de un lado a otro.
Con la desafiante esencia de la vieja escuela por bandera, y un modelo de negocio free-to-play, Path of Exile es una gran aventura de acción y rol de vista isométrica que os hará pasar muy buenos momentos. La gran libertad de personalización que nos brinda, lo intenso y frenético de su acción, el oscurantismo de su ambientación y, claro está, su vertiente de juego cooperativa son solo parte del atractivo de esta joyita, que aun a pesar de no ser perfecta, merece la pena probar. Más teniendo en cuenta que es completamente gratuita.
- Su ambientación. Tan oscura y macabra como los grandes clásicos del género.
- Gran libertad para personalizar a nuestros héroes gracias al uso de las gemas de poder.
- Es una aventura extensa, con una acción muy adictiva y un cooperativo muy divertido.
- Diseño de niveles algo irregular y cierta falta de variedad en sus enemigos.
- Leves errores de latencia en la conexión durante algunas partidas.
