Análisis de Dungeon Defenders

Análisis de Dungeon Defenders
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Mago, escudero, cazadora o monje. Tú decides el camino que escoges y a quién eliges para que te acompañe en las duras batallas de este fantástico juego de defensa de torres. Completamente volcado en el cooperativo, pocas veces resultó tan atractivo combatir en equipo.

Mejor en compañía. Nunca este dicho había resultado tan acertado como en el caso de Dungeon Defenders, una nueva apuesta dentro del cada vez más prolífico género de los juegos de defensa de torres en el que se han combinado perfectamente los elementos estratégicos habituales en el género con la acción más directa y el rol, para ofrecer una experiencia de juego cooperativa altamente satisfactoria. Opción multijugador que se convierte en la reina absoluta de este título que, en su vertiente para un solo jugador, pierde gran parte de su atractivo en detrimento de otros exponentes del género publicados recientemente.

Equilibrio de poder
Cada vez son más los juegos de defensa de torres que apuestan por un desarrollo de la acción más directo en el que el jugador se mete de lleno en los combates mientras gestiona las defensas del bastión. Éste es el caso de Dungeon Defenders, que se mantiene dentro de estos parámetros jugables pero con una gran diferencia: la inclusión de cuatro héroes distintos, cada uno con habilidades y sistemas defensivos propios, que deberemos combinar entre sí para conseguir los mejores resultados posibles ante unas tropas enemigas que nos abrumarán por su fortaleza y número. De ahí que no nos cansemos de repetir una y otra vez que éste es un juego para disfrutar casi exclusivamente en su vertiente cooperativa, porque de otro modo, el tedio y la dificultad de las misiones pueden convertirse en una auténtica pesadilla.

Mago, escudero, monje y cazadora serán, por tanto, las cuatro opciones con las que nos encontraremos, ofreciendo cada uno estilos de juego tan distintos como profundos una vez los dominas. No en vano, clases como la de la cazadora con sus trampas y ataques a distancia, o los monjes, con sus auras defensivas y ofensivas, actuarán más como piezas de apoyo que como auténticos soldados. Todo lo contrario a lo que ocurre con los escuderos, que destacarán sobre todo por su fortaleza física y fuerza, o los magos, que serán la clase más tradicional en el sentido de poder establecer torres que dispararán a todos los enemigos que se pongan en su camino.

El juego en equipo resulta fundamental para sobrevivir en los niveles de dificultad avanzados, aunque también se puede optar por partidas más asequibles.
El juego en equipo resulta fundamental para sobrevivir en los niveles de dificultad avanzados, aunque también se puede optar por partidas más asequibles.

En total habrá cinco tipos de trampas distintas para cada personaje, que se irán desbloqueando conforme subamos de nivel, algo que nos permitirá también mejorar los atributos de ataque, salud, defensa y demás del héroe, o aprovechar esos puntos de habilidad para mejorar el empleo de trampas y sistemas de seguridad con unos patrones similares a los citados anteriormente. Además, contamos con la opción de equipar a nuestros héroes con diversos ítems que mejorarán sus habilidades, ensalzando todavía más ese componente rolero que le diferencia tanto de otros grandes del género. Y es precisamente este enfoque el que lo encumbra como uno de los mejores juegos de este estilo, sobre todo por esa sensación de progresión tan bien lograda. ¿Nuestras minas hacen poco daño? Ya veréis lo potentes que pueden volverse cuando subamos lo suficiente de nivel.

Por eso, cada jugador debe desempeñar correctamente su papel en cada batalla para sobrevivir, y esto implica colaborar activamente con los otros jugadores para dar forma a sistemas defensivos tremendamente eficaces. Además, entre jugadores se puede comerciar para intercambiar los objetos que se hayan recogido durante las batallas, o simplemente compartir experiencias en las tabernas, que actuarán como centros neurálgicos a través de los que se accederá a nuevos niveles o los temibles desafíos. Estos últimos, se irán desbloqueando conforme superemos las misiones del modo campaña, presentando las mismas pantallas pero con diversos condicionantes que nos pondrán las cosas mucho más difíciles.

Aparte de combatir tendremos que reparar las defensas dañadas, comprar otras nuevas o mejorarlas directamente con el maná.
Aparte de combatir tendremos que reparar las defensas dañadas, comprar otras nuevas o mejorarlas directamente con el maná.

A éstas debemos sumar las misiones de Supervivencia o las de Estrategia Pura, que consistirán en defender los cristales haciendo uso únicamente de los sistemas defensivos y las trampas de nuestros héroes. Por eso insistimos una y otra vez que ésta es una experiencia que debe vivirse junto a otros jugadores, porque de otro modo no tendrá la misma gracia. Y es la dureza de las batallas, incluso en los niveles de dificultad más bajos, la principal culpable. Pero no nos entendáis mal; no queremos decir que el juego sea peor por ser difícil, sino simplemente que no está pensado para ser jugado en solitario. Sí es cierto que se ha incluido la opción de cambiar de héroe entre oleadas cuando jugamos solos para permitirnos conformar las defensas que crearíamos junto a otros usuarios, sin embargo, como os podéis imaginar, ésta puede ser una tarea tediosa, máxime si tenemos en cuenta que antes deberemos subir de nivel a cada tipo de héroe para poder contar con las opciones más eficaces.

También echamos en falta una mayor cantidad de niveles de juego, ya que en comparación con otros títulos de corte similar su número es algo escaso. Lo bueno es que los distintos niveles de dificultad y, sobre todo, la enorme cantidad de objetos que pueden recogerse entre batallas fomenta mucho la rejugabilidad.

La estética colorista y el diseño simpático de los héroes y enemigos lucen fantásticamente bien, aunque echamos en falta una mayor variedad de escenarios.
La estética colorista y el diseño simpático de los héroes y enemigos lucen fantásticamente bien, aunque echamos en falta una mayor variedad de escenarios.

A todo esto debemos sumar un atractivo apartado gráfico que nos presentará emocionantes batallas con una estética de dibujos animados muy simpática, aunque como decíamos, falta de variedad. Sin embargo, las animaciones, el diseño y la recreación de las trampas –todo muy colorista- logran dotar de personalidad propia a este título que funciona muy fluido tanto en PCs de gama media como en consolas.

En cuanto al control, éste resulta muy intuitivo y práctico, ya que se ha optado por una vista en tercera persona que adopta una perspectiva aérea cada vez que entramos en la fase de construcción. Por tanto, ubicar las trampas así como dirigir su radio de acción resulta muy sencillo y rápido. Eso sí, se podría haber optado por un tutorial más amigable de cara a los usuarios menos duchos en el género, que además se encontrarán con una traducción al castellano –que se agradece- con abundantes faltas ortográficas.

Muy Bueno

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Dungeon Defenders

Por: El equipo de 3DJuegos
Recomendado

Sorprendentemente complejo, con un fantástico componente cooperativo y unas misiones tan desafiantes como adictivas. Pocas pegas se le pueden poner a este título con personalidad propia que destaca por encima de sus competidores gracias al multijugador, aunque en su faceta single resulta algo pobre y desequilibrado entre héroes. Aun así, una compra más que recomendable.

Jugadores: 1-4
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en inglés
Duración:
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