Análisis de Homefront The Revolution. Ciudad en Guerra: Resistencia

Análisis de Homefront The Revolution. Ciudad en Guerra: Resistencia
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El caso de la saga Homefront es de lo más sorprendente. Con mimbres y promoción de producción Triple-A, por unas cosas o por otras no terminan de ser los videojuegos sobresalientes que parecían destinados a ser. Hoy presentamos el análisis de un Homefront: The Revolution que nos devuelve su angustiosa sensación de “la guerra en casa”, y la de ser un rebelde. Aunque lo hace con un título en el que el jugador debe tener cierta paciencia para disfrutar.

Hubo varios motivos por los que Homefront no caló tan hondo como sus responsables esperaban. Tanto prensa como aficionados coincidieron en que se trataba de una propuesta muy interesante y con potencial para ser algo muy grande, sin embargo indicaron con el dedo algunos elementos algo genéricos y unos tiroteos no demasiado memorables como motivos para que no acabara de convertirse en el imprescindible que muchos auguraron. A nosotros sí nos gustó mucho, y destacamos tanto su potente multijugador como su áspera campaña, que nos llevó de la mano a una forma de ver los conflictos bélicos tan cruda como nada que hubiéramos visto hasta la fecha. Fue por ello que el anuncio de una segunda parte sí nos puso de acuerdo a unos y otros en cuanto a levantar las expectativas, aunque la desaparición de THQ fue un duro jarro de agua fría y tras un desarrollo muy accidentado tuvimos a CryTek haciéndose cargo y después abandonando el barco para dejarlo en manos de un debutante equipo británico.

¿Qué queda de todo aquello? Para empezar una sensación de inestabilidad que no abandona jugando a este Homefront: The Revolution, y para continuar una cierta incógnita sobre cómo habría resultado el proyecto de haber contado con una producción más calmada y menos tormentosa. También nos queda el empleo de un CryEngine como legado de los creadores de Far Cry que, contra todo pronóstico, acaba siendo uno de los mayores lastres de este The Revolution. Sin embargo no todo es negativo, ni mucho menos, y hay buenas ideas en el debut de Dambuster Studios, y quien sabe si con más tiempo y menos turbulencias es una compañía que pueda ofrecernos obras más redondas que este segundo Homefront.


De Regreso al Frente

¿Te acuerdas del Homefront de 2011? El videojuego de Kaos Studios nos presentaba unos Estados Unidos invadidos por las tropas coreanas pero que, lejos de apostar por una visión épica y poco plausible del desarrollo de los acontecimientos, se inclinaba por ofrecer un acercamiento más realista en cuanto a cómo se podría producir el conflicto. El espíritu con The Revolution es similar. En lugar de ofrecernos un flamígero pero estomagante inicio con una guerra que se pierde con dignidad para dejar paso a las tropas norcoreanas dentro de las fronteras de Norteamérica, en esta ocasión se nos presenta una potencia asiática inigualable en términos de músculo financiero y tecnológico, que termina subyugando primero económicamente y después militarmente a los habitualmente omnipotentes EEUU. Podrá ser más o menos factible, pero es agradable que se propongan cosas diferentes en este campo. Cuando nosotros entramos en juego en la campaña ya está “todo el pescado vendido”, y en pleno año 2027 la organización EPC y las tropas del lejano país enemigo dominan las grandes ciudades como, por ejemplo, la Filadelfia en la que se ambienta el programa.

The Revolution, como secuela de Homefront, respeta las bases del original en cuanto a ambientación, pero apuesta por un mundo abierto.
The Revolution, como secuela de Homefront, respeta las bases del original en cuanto a ambientación, pero apuesta por un mundo abierto.


En este contexto tan demoledor, y en el que no tardamos en ver todos los tipos de desmanes que llevan a cabo las tropas de ocupación sobre los civiles, nosotros formamos parte de un grupo revolucionario que trata de llevar a cabo pequeños actos de sublevación un par de años después. En un momento determinado el líder de la cédula de resistencia de la que formamos parte es capturado por nuestros militarizados adversarios, y ahí comienza nuestra epopeya como líderes de este maltrecho e improvisado ejército de supervivientes que nos acompañará durante las 20 horas que nos llevará superar una campaña donde los objetivos son los predecibles en un contexto de estas características. Sabotajes, rescates y misiones de limpieza de enemigos o de desocupación de instalaciones o edificios serán el pan nuestro de cada día, poco imaginativo pero también de escasa objeción dadas las circunstancias límite que viven sus protagonistas.

Ciudad en Guerra: Resistencia


La observación y el planteamiento táctico de cada paso que vamos a dar es muy necesario

Planteado como un mundo abierto, casi cada manzana de Filadelfia tiene un objetivo que cumplir de carácter secundario y que se adhiere a las misiones de perfil principal que suelen tener un interés mayor. El Corazones y Mentes es el indicador porcentual de cuánto hemos hecho por el pueblo oprimido en cada zona, y de cuánto nos queda para generar un estado de rebelión en ésta, y es una distracción en sí misma que tendrá tanto interés para nosotros en la medida de lo que empaticemos con las penurias que pasan los NPCs, y que a veces veremos con nuestros ojos, especialmente en algunas áreas. En las que la militarización es más débil podremos movernos con precaución pero con algo más de flexibilidad, mientras que en las más complejas, donde más se disfruta el videojuego de hecho, estaremos casi obligados a llevar a cabo estrategias de golpear y huir. Nuestro desplazamiento se produce con motocicletas para acelerar nuestra velocidad, y aunque su comportamiento no es medianamente realista sí parece claro que su función y presencia es un mal necesario, puesto que las calles están llenas de basura y escombros y con un coche sería francamente difícil movernos con cierta efectividad. También sirve para relacionarnos con el videojuego otra herramienta aún más importante, el teléfono móvil. En nuestro celular tenemos seis aplicaciones que emplearemos ya sea para comprobar el registro de misiones, echar un vistazo al mapa, llevar a cabo pirateos con sencillos minijuegos o hacer uso de su cámara integrada, que hace las veces de los prismáticos en la serie Far Cry y mediante la cual podemos estudiar las bases de los enemigos y marcar sus posiciones.

El teléfono es uno de los centros neurálgicos del juego en cuanto a menús e interfaces. Es fundamental familiarizarse con él.
El teléfono es uno de los centros neurálgicos del juego en cuanto a menús e interfaces. Es fundamental familiarizarse con él.


La observación y el planteamiento táctico de cada paso que vamos a dar es muy necesario, especialmente si optamos por los niveles de dificultad más altos y también más recomendables. El más bajo es el llamado Normal, y por lo que hemos podido comprobar es bastante sencillo y no saca las mejores sensaciones de angustia y necesidad que el videojuego sí es capaz de proporcionar y donde se hace más fuerte. Los dos más altos sí lo logran, pero si bien Suicida es tan duro que se convierte en injusto, con Duro (el intermedio) sí seremos capaces de sentirnos algo más cómodos mientras extraemos todo lo que el título tiene en sus entrañas en cuanto a su faceta de supervivencia. Y es que el buscar elementos por el escenario para equiparnos con ellos o para después venderlos es fundamental para salir adelante dentro del sistema económico que propone este Homefront. No se hacen demasiadas separaciones entre todo lo que recogemos, sencillamente se llena el hueco que tengamos en el inventario destinado a ello y se vende en las tiendas a cambio de dinero.

Ciudad en Guerra: Resistencia


Ya lo juguemos en consola o en PC, el frame-rate es muy caprichoso

Mucho más suculento es lo que tiene que ver con el armamento, que se gestiona con una importante dosis de profundidad en el que es uno de los mayores aciertos del videojuego. Podemos comprar diferentes accesorios para unas armas que también adquirimos en las tiendas ubicadas en las zonas seguras, y en cualquier momento de la partida podemos proceder a alterar cada una de las que portamos ya sea agregándole esas piezas nuevas, cambiándolas por otras con las que también carguemos para alterar sus prestaciones en función de lo que necesitemos en un momento determinado, o incluso modificarlas por completo para convertir una ametralladora en un lanzagranadas o una pistola estándar en una automática, y eso se hace con un cómodo menú in-game que no detiene la acción a nuestro alrededor. En este mismo sentido, y para invertir la ventaja que los enemigos tienen, podemos emplear algunos hackeos ya sea para encontrar los siempre bienvenidos arsenales (vamos a ir muy cortos de munición habitualmente) o para echar un vistazo a través de sus circuitos de cámaras. Al final con todos esos trucos y recursos conseguimos que la sensación de guerra de guerrillas se traslade a la faceta jugable de forma inmejorable merced, además, al extraordinario diseño arquitectónico de los decorados, convirtiéndose en el principal elemento de redención del título.

Ciudad en Guerra: Resistencia


Tira del Gatillo

Definido pues cuál es nuestro rol en todo esto, y que la angustia ante la fuerza del enemigo, la debilidad de nuestra existencia y la necesidad de explorar el escenario en busca de pertrechos son las mejores sensaciones de Homefront, toca el turno de hablar sobre cómo nos sentimos a los mandos de su propuesta y, precisamente, es ahí donde extrañamente más problemas da este lanzamiento. Siendo un shooter lo primero que esperamos es que los tiroteos en sí mismos sean divertidos, y precisamente es ahí donde menos alegrías depara The Revolution debido a algunas decisiones muy cuestionables y a una ejecución que deja bastante que desear.

La motocicleta es el método de desplazamiento en el mundo de The Revolution. Nos permite movernos con flexibilidad por Filadelfia.
La motocicleta es el método de desplazamiento en el mundo de The Revolution. Nos permite movernos con flexibilidad por Filadelfia.


En primer lugar, ya lo juguemos en consola o en PC, el frame-rate es muy caprichoso y si bien en ordenador podemos enredar con las opciones visuales hasta lograr un resultado más aceptable aun a costa de sacrificar su discreto apartado gráfico, en consola apenas podemos modificar el Suavizado de Bordes Temporal que viene desactivado de serie y que empeora su incómoda y baja tasa de imágenes por segundo. Cómo afecta esto visualmente al producto es algo que definiremos más adelante, pero ahora nos interesa mencionar que, como es obvio, una tasa de cuadros por segundo tan exigua produce desagradables efectos en lo precisos que podamos ser apuntando y disparando. Con un funcionamiento tan pobre en todas las plataformas es siempre más difícil el averiguar si el problema estriba en el control propiamente dicho o en el comportamiento de éstas, pero lo cierto es que cuando hay mucha acción en pantalla, disparar y acertar en los blancos se torna algo que ocasionalmente es muy difícil.

Ciudad en Guerra: Resistencia


La elección de Filadelfia tiene un fuerte sentido conceptual al ser la cuna de la historia norteamericana

A nuestra supervivencia en este sentido ayuda la cierta inoperancia de la inteligencia artificial. Su trazado de rutas a veces lleva a cabo sorprendentemente inteligentes maniobras introduciéndose en casas para parapetarse, o buscando rutas alternativas a través de construcciones para tratar de rodearnos. Eso sucede en ocasiones, sin embargo lo que más a menudo veremos es que los adversarios son un pequeño desastre. Demuestran un nivel de audición digno de salida de discoteca, problemas de visión que harían recomendable una visita a un oftalmólogo y una puntería digna de octogenario. Así cuesta asimilar que este hatajo fuera capaz de someter al ejército estadounidense… y es difícil de creer hasta que vemos a nuestros aliados, claro, y conocemos quiénes fueron los que les plantaron cara. Un pequeño e improvisado ejército de hombres y mujeres, de diferentes etnias y edades, y es que ahí Dambuster Studios no ha hecho diferencias, todos son un cero a la izquierda por igual. Podemos reclutarlos en las zonas seguras para que nos acompañen, pero ayudan en mayor medida por distraer a los enemigos ofreciéndoles más blancos a los que disparar que no seamos nosotros, que por resultar de ayuda alguna.

El multijugador nos permite formar un equipo de cuatro jugadores, incluyéndonos nosotros, para llevar a cabo misiones contra la IA.
El multijugador nos permite formar un equipo de cuatro jugadores, incluyéndonos nosotros, para llevar a cabo misiones contra la IA.


Si nos ponemos puntillosos este tipo de cosas pueden ser demoledoras para una experiencia jugable seria. Es muy molesto disparar a un enemigo y que el que tiene al lado a menudo no se entere de la fiesta, así que el que busca algo completamente realista o serio en este sentido se va a dar de bruces con una realidad que le va a desagradar. Sin embargo, si tenemos la paciencia que mencionábamos al comienzo del análisis y nos centramos en saborear las buenas ideas que propone la campaña, sí hay elementos de redención. El sentirse angustiado y al límite en todo momento está logrado de forma inmejorable, y el tener que usar técnicas de guerra de guerrillas como el golpear y esconder la mano, el llevar a cabo las acciones y huir a contrarreloj con nuestra moto de los refuerzos y todos esos elementos salvan a la propuesta y pueden darnos algunas alegrías que salven el conjunto.

El modo Resistencia es la única oferta multijugador que ofrece The Revolution, lo cual no deja de ser una lástima viendo el extraordinario on-line que ofreció el primer Homefront con una propuesta algo más extensa y profunda. Quienes probaran la beta estarán ya familiarizados. Escogemos un personaje, le dotamos de una personalidad que marcará su Habilidad de Trasfondo entre algo más de veinte opciones, y tratamos de mejorarlo a través de los puntos de experiencia que vayamos obteniendo en base a las misiones de ataque o defensa que vayamos completando. En lo más positivo podemos decir que esta modalidad se hace fuerte en algunos de los momentos más espectaculares del modo historia, con asaltos a convoyes, vehículos blindados y otros objetivos de interés. En este sentido lo bien diseñados que están los escenarios y las enormes posibilidades que ofrecen para una guerra de guerrillas permitiéndonos crear emboscadas u ocultarnos en todos los edificios que hay presentes siguen siendo una garantía, tanto en el off-line como en este modo cooperativo. En lo negativo hay que dejar claro que la modalidad adolece de los mismos problemas que el resto del videojuego en cuanto a sus tiroteos, si bien muestra algo más de fluidez, posiblemente debido a hacer gala de escenarios más reducidos.

Ciudad en Guerra: Resistencia


Streets of Philadelphia

Y el abrir el apartado audiovisual nos lleva de vuelta a hablar de cómo afecta una ejecución técnica no apropiada, al apartado jugable… Aunque esta vez con más detalle. Por un lado está claro que la ejecución puramente gráfica en cuanto al uso de CryEngine es más que notable en algunas partes, aunque la irregularidad que demuestra en su conjunto y la falta de inspiración de su apartado artístico le acaban restando muchos enteros. Los escenarios, la luz y el resto de elementos que componen el decorado son, sin duda, la mejor parte de Homefront: The Revolution, especialmente por unos efectos realmente conseguidos y por una iluminación tanto natural como artificial muy logradas. Lamentablemente no todo acompaña. Algunas texturas son muy cortas de detalle, especialmente en las versiones de consola, y los modelados están bien tratados en el caso de los protagonistas principales y de las unidades enemigas, pero dejan bastante que desear en los secundarios.

Ciudad en Guerra: Resistencia


La elección de Filadelfia tiene un fuerte sentido a nivel conceptual puesto que es la cuna de la historia norteamericana y donde no sólo se fundaron los Estados Unidos, sino también donde se erigen varios monumentos a la libertad como El Salón de la Independencia o la propia Campana de la Libertad. Eso sí, es una ciudad con muchas limitaciones a la hora de lograr algo llamativo a nivel estético. Construcciones de perfil similar, infinidad de edificios de ladrillo visto y una climatología marcada por las nubes y la lluvia, de modo que no debemos esperar una gran belleza o una urbe particularmente hermosa, sino muchos barrios de perfil obrero y un panorama algo plano merced al empleo de la luz de los habituales días nublados. Muy natural, eso sí, pero no especialmente pensado para dotar a los escenarios de cierto volumen. ¿Lo positivo? En la mayoría de edificios y casas podemos entrar, buscar objetos en sus apartamentos o, sencillamente, subir hasta la azotea para tener una visión de mayor perspectiva de un posible objetivo o de un combate. Como ya hemos dejado claro es la mejor parte de la acción.

La ciudad está dividida en zonas en función del estado de militarización que sufren, lo que sirve a Dambuster Studios para fragmentar las zonas en función de cómo son para el jugador y también para separarlas y ocultar así los tiempos de carga, ya que en realidad éste es un mundo abierto que no está exento de ellos. Éstos no son molestos porque al fin y al cabo abarcan una superficie generosa, los que sí son más incómodos son los de guardado que, en consolas, detienen por completo el proceder del videojuego unos dos o tres segundos. De hecho, algunos bugs pueden bloquear nuestro movimiento o incluso congelar nuestro progreso en determinadas misiones. Eso en PC. En consola no hemos tenido incidencias tan graves, pero no nos hemos librado de atascos tratando de escalar que nos han obligado a reiniciar punto de control, de personajes que desaparecen, ni de otras tantas incidencias técnicas.

En cuanto a lo tocante al audio, el resultado es sin duda el más redondo de Homefront: The Revolution al completo. La música no es para tirar cohetes, pero cumple su cometido con partituras de combate efectivas y unos valores de producción muy cuidados. Los efectos de audio no están nada mal y el título llega, eso sí, traducido y doblado a nuestro idioma con el buen nivel habitual del que hacen gala las obras de Deep Silver.

Discreto

Sin sello
Ciudad en Guerra: Resistencia

Homefront: The Revolution

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Posiblemente demasiado ambicioso para las posibilidades de sus creadores, The Revolution no es la secuela de la más alta calidad que esperábamos. Demostrando lo difícil que es a día de hoy hacer bien un juego "estilo Far Cry", Dambuster Studios pone muy buenas ideas sobre la mesa de este segundo Homefront pero no acaba de llevarlas todas a buen puerto por una ejecución que, sin duda, se hubiera beneficiado de unos meses más de desarrollo.

Comprar Homefront: The Revolution
  • En los niveles de dificultad altos la sensación de angustia y exigencia está muy bien lograda
  • Algunas ideas como las de la modificación de armas son interesantes y están muy bien ejecutadas
  • Los escenarios ofrecen un sinfín de posibilidades para explorar y combatir
  • La inteligencia artificial de aliados y enemigos es un cero a la izquierda
  • La tasa de imágenes por segundo incomoda a menudo los tiroteos
  • Técnicamente y en términos de pulido deja bastante que desear
  • Artística y gráficamente es genérico y poco inspirado
Jugadores: 1-4
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración: 20 horas (mínimo)
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